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Capítulo 03


Acacia


Estaba nerviosa, faltaban solo dos horas para su llegada y no estaba tomándolo bien. La brocha en mi mano se movia levemente debido a los temblores de mi mano, estar ansiosa nunca era bueno en mi y en serio no quería que eso afectara mi trabajo, hoy había llegado tarde.

Desde que supe que Luciano volvería, había estado preparando cada detalle para darle una grata reunión de bienvenida, sí, el muy cínico tenía razón.

Por más herida que estuviera con él, nunca desearía dejarlo solo. Nunca dejaría que algo de él no fuera tomado en serio.

También habia adelantado lo más que habia podido para la inauguración del restaurante, había ido a visitar algunos lugares lindos de la ciudad, estuve cazando locales.

Logré obtener algunas citas que esperarían solo hasta mañana que Luciano estuviera para que él mismo eligiera el mejor. No había mucho más que pudiera hacer hasta que él decidiera decorar el lugar.

—Abre los ojos. —le pedí, mirando como cumplía mi petición.— Mira hacia allá. —señalé un jarrón con flores naturales en la esquina de la habitación. Ella así lo hizo, la detallé desde varios puntos más y habiendo asegurado que todo estaba perfecto, automáticamente me relajé y sonreí sintiéndome muy satisfecha con mi trabajo.— Está listo. ¡Cali, trae el vestido!—llamé a mi compañera.

—¡Aquí estoy, aquí estoy! Nos quedan quince minutos, Daphne está afuera preparando los últimos detalles de las niñas.—Cali entró a la habitación con el vestido en la mano, era un vestido precioso.—Toma, Diosa.—me lo entregó con delicadeza.

—Gracias.—Le dije y miré a la novia frente a mi una vez más, confirmando que en efecto lucía preciosa con el maquillaje que le había hecho. Ella se quitó la bata cuando se lo pedí y luego yo la ayude a ponerse el vestido. Para cuando se miró al espejo ya estaba apunto de dañar lo que yo había hecho en su rostro.

—¡Por Dios!, aún no puedo creer lo bello que es el vestido y mirenme.—dijo viendo su reflejo, se tapó la boca con ambas manos, su mirada conectó con la mía.—¡Acacia eres un ángel!—me abrazó de repente, soltando unas cuantas lágrimas y haciendo un pequeño puchero.

Podía sentir a Cali rodar los ojos a mi espalda.

—Ay no, no llores, arruinarás el maquillaje y estas muy hermosa.—la calmé con palabras suaves mientras pasaba varias veces mi mano de arriba hacia abajo por su espalda desnuda debido al escote que tenía el vestido ahí.—Además todo es precioso solo porque a ti te gustó, es mi trabajo y estas bellísima.

—Gracias, no habría podido con esto yo sola. Ustedes son geniales, chicas.—se separó de mi, fue a abrazar a Cali y nos regaló una sonrisa espléndida, la cual devolvimos enseguida.

—Es un placer.—le dijo Cali guiñandole un ojo. Le dijo algo más que no alcancé a escuchar, ambas rieron y afuera de la habitación donde preparamos a la futura esposa, se escuchó el revuelo.

—¡Ya es hora, han llegado por la novia!—gritaron afuera, Daphne entró de forma calmada con una sonrisa diciendo que todo estaba listo, ella guío a la novia a la salida donde el auto la esperaba mientras nosotras la seguíamos para ayudarla con el velo.

—¡Felicidades!—gritamos las tres mientras ella subía al auto, se despedía feliz y se iba.

Suspiramos. Esperaba que no dañara el maquillaje, pero era un deseo perdido.

—Y yo que quería esto para sentir la magia de la moda, lo único que siento es un cansancio horrible.—dijo Cali y las tres reímos.

—Recojamos nuestras herramientas, es hora de irnos. ¿Alguna novedad con este caso?—preguntó Daphne mientras caminabamos a la habitación nuevamente. Una vez que llegamos empezamos a guardar nuestras cosas.

—Me llamó ángel.—informé, a sabiendas de que ambas amaban cuchichear sobre eso.

—Una de esas niñas limpió sus mocos en mis jeans.—Caliope arrugó la naríz.—Le pregunté por qué lo hizo y solo respondió que no quería ensuciar su vestido.—hizo comillas con sus dedos en la última oración.—No pude decirle nada más, yo haría lo mismo.—se encogió de hombros.

Me reí, si no fuera porque estas cosas eran comunes con Calíope probablemente hubiera estado tirada en el piso ahogándome con mis carcajadas, la pobre le había declarado la guerra a la suerte y siempre existía una anécdota donde ella decía ser la guerrera favorita de Dios.

—Acacia se ganó un nuevo elogio y Calíope se ganó unos nuevos adornos para sus jeans, además de otra aventura desdichada. Casi increíble—asintió como si estuviera diciendo algo muy sabio.—, de no ser porque en cada contratación pasa algo así, estaría impresionada.—asentí estando de acuerdo.—Trabajar con ustedes es tener en cada caso un capítulo nuevo de algún reality show escandaloso. Si hacen una película de ustedes dos, par de torpes; se llamaría: Las griegas aventuras de Calíope y Acacia en Italia. ¿En qué pensaban sus padres poniéndoles nombres de origen griego?, Son horribles.—divagó mientras terminaba de recoger sus cosas.

—¡Oye!—le reclamé.

—Algun día investigaré de donde viene tu nombre y también haré chistes con él. Déjanos en paz.— le respondió Calíope y Daphne se carcajeó.

En realidad Daphne tenía razón en algo, fue una locura conocer a Calliope cuando empecé a trabajar porque usualmente yo era la de nombre raro.

Nos conocimos hace dos años y medio, cuando empecé a trabajar como maquilladora y asesora personal en la empresa contratista Scintille D'angelo. Daphne tenía más tiempo en la empresa que nosotras porque prácticamente Cali y yo llegamos al mismo tiempo.

Aun recordaba a la primera novia que atendimos, ir a escoger su vestido, el vómito de colores que ella quería por todas partes y el como me sentí cuando miré mi trabajo terminado. Se veía perfecta y me sentí tan orgullosa de mí.

Mi madre tuvo mucha influencia a la hora de explicar cómo terminé trabajando para una de las mejores empresas en el área de elegancia y belleza del país.

La que es mi progenitora hace años, a sus palabras: La época del retoño de su melocotón. Era vecina y amiga de Romano D'angelo, quién años más tarde por pasión de su esposa que es una de las mejores amigas de mi madre, fundó una empresa contratista de asesores personales, expertos en moda y estética.

Jamás tuve contacto con ellos, habían buscado nuevos mercados cuando era pequeña y se habían mudado, a mis veintiun años con muchas técnicas en moda y maquille, mi madre entró un día a casa con la mejor noticia de su vida: Tenía una entrevista en Stincille D'angelo, con su actual jefe Franco D'angelo: el único hijo de sus adorados amigos.

El tema de la moda era importante para mí, me apasionaba la belleza desde que tengo memoria. Y se reforzó desde que cada pretendiente de mi madre me regalaba esos típicos maquillajes para niñas con temáticas de princesas y mariposas, que para mi no pintaban nada y debía usarlos en grandes cantidades para que se viera mi arte; sí, había sido una exagerada toda mi vida. Recuerdo cuando salía orgullosa a mostrarle mi maquillaje y mi mamá lloraba de la risa, alegando que era el payaso más lindo que había visto en su vida.

Aún recuerdo cuánto me ofendía.

Mí madre me apoyó mucho en mis estudios de belleza. Y no nos detuvimos, hasta que fui la mejor.

—Suerte con eso, hasta mañana, debo volver. Me despido de ustedes por hoy, nos vemos mañana en la empresa. Éxitos con tu encuentro, Acacia. Siento no poder acompañarte.—Daphne me miró con preocupación en sus ojos, preocupación que no se fue por más que la calmé. Al final se despidió de nosotras, nos dió un beso a cada una y salió por la puerta.

Siempre que teníamos un caso y debíamos salir, una vez acabábamos podíamos dar nuestra jornada por terminada, pero Daphne usualmente tenía el doble de responsabilidades que nosotras.

Ella jamás lo admitiría pero sospechaba que era una adicta al trabajo, a veces simplemente no descansaba.

—¿Quieres que te acompañe al aeropuerto?—Calíope se acomodó el bolso en el hombro y me miró.—Sé que estas nerviosa a mi no me engañas, Diosa.

—No, estoy bien.—le dije tomando mi bolso también.— Por cierto, en serio gracias por cubrirme el tiempo que no estaré. No quiero que Daph se quede sola con todo.—la abracé como pude y ella hizo un gesto con la mano restándole importancia.—Tengo que ver unas cosas con Luciano. Una vez que hoy terminemos con la celebración que planeamos, mañana estaremos a primera hora viendo locales; sé que Luciano ya tiene muchas cosas listas, como algunos empleados, el menú y... Sí, estoy nerviosa.— solté de golpe. Ella me miró con una ceja alzada y una sonrisa desganada, bufó antes de responder.

—Todo estará bien, eres una genia. Me alegra que estés tan entusiasmada con eso, te hace feliz y por eso te ayudo. Solo...—pensó un poco.— Pienso que debes saber hasta dónde llegar y recordar que por más que yo te cubra estos días sabes que Franco no dejará que te ausentes más, tienes suerte de que te quiera mucho pero sigue siendo nuestro jefe.

—Lo sé, te prometo que tengo todo bajo control, Cali. Se los compensaré el día de la inauguración, invita  la casa para ustedes.—le guiñé un ojo pero nada de eso menguo la preocupación que sentía.

Estaba consciente de que no podía perder tanto tiempo en mis cosas personales, tenía un trabajo que cuidar y un montón de cosas por hacer. Tenía suerte de tener la opción de sacar algunos días libres, aún así no quería dejarlos solos por más de lo necesario. Eran mis amigos pero él también lo era, y así fuera por poco tiempo, no pensaba defraudarlo.

Sabía que él no quería que lo ayudara a hacer nada, lo conocía tan bien como él a mí. Lo que realmente él quería, era que no lo dejara solo en esta nueva etapa. Él solo me estaba pidiendo mi presencia. Y por alguna razón, a él le gustaba tener mi aprobación para todo.

Mis pensamientos se volvian melancólicos cada vez que me perdía en los recuerdos, como cuando me hacía ese tipo de preguntas: ¿Cuál te gusta más?, ¿La camisa roja o la azul?, ¿De este estilo o del otro?

—Más te vale y no quiero ser la amiga aburrida de los regaños, solo me preocupa. Cuando se trata de personas a las que amas, usualmente, no sabes cuándo es buen momento para detenerte.—le aseguré que estaría todo bien, ella solo asintió con la cabeza y sonrió.—En fin, basta de cosas serias. Aquí pensando... Seguro a Franco le alegrará mucho esa noticia de la inauguración, aprovecha cualquier oportunidad para verte en un lindo vestido.—me miró de forma pícara y yo rodé los ojos. Ella miró su teléfono y suspiró.— Bueno, nos vemos; Carlo llegó por mí, ¿Segura estás bien?

—Sí, pesada.

Salimos del hotel, buscamos el auto de su novio con la mirada; una vez que lo encontramos se despidió de mi, me dió dos besos y se fue. Me giré en dirección a donde dejé mi auto estacionado.

Miré la hora en el reloj de mi muñeca mientras caminaba por el estacionamiento: 8:15 a.m. asentí, no tenia mucho tiempo.

Saqué mi teléfono del bolsillo trasero de mis jeans, busqué en la lista de contactos hasta que lo encontré y presioné la opción de llamada.

Cinco largos repiques después por fin contestó.

—¿Federico?—hablé primero.

—¿Amore?—escuché su voz imitandome junto con ruidos muy al fondo. Sonreí, sería un día largo.


Editado

•••

¡HOLAAAAA! Muchas gracias por llegar hasta aquí ❤️❤️❤️

Ya que anteriormente no hice ninguna nota...

Quería aclarar varias cosas, seré lo más breve posible:

1- No soy profesional, ni tengo experiencia. Me hace feliz escribir y quiero compartir esa felicidad.

2- Puede que los primeros capítulos sean aburridos pero prometo muchas cosas cuando vaya entrando en calor.

3- Los objetivos de esta novela: Mostrar la realidad del amor, de las relaciones y el miedo. Quiero representar nuestros propios complejos internos, esas cosas que nos pasan por la cabeza pero nunca salen de ahí y al mismo tiempo quiero resolver muchos de esos complejos. Quiero agregar una bonita realidad entre tanta ficción.

Esta no es una historia que te eleva al cielo, es una historia que te hace admirar las nubes... Desde tierra.

-E☄️

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