Bajó hacía la planta baja. Allí estaba la señora Jenkins preparando unos bocadillos, mientras la niña jugaba con sus peluches y muñecas. Él caminó hacia la mujer, tratando de parecer tranquilo.
Después de esa repentina llamada, estaba angustiado.
—Señora Jenkins... —la mujer lo miró, dispuesta a hacer todo lo que él le pidiera— Debemos regresar a la ciudad ya mismo.
—Claro, señor Evan. Pero... ¿Pasó algo? —preguntó curiosa— Parece un poco inquieto.
—Lo estoy... —se apoyó en el mesón y pasó las manos por su cabello, desordenandolo— El padre de Rachel falleció.
La mujer palideció.
—Dios Santo... —la mujer se compadeció.
—Necesito estar con ella.
—Por supuesto —terminó de amar los bocadillos y se limpió las manos—. Iré a preparar la maleta de la niña.
—Muchas gracias...
Él, por su parte, subió a su habitación y armó su maleta, totalmente apresurado. Cuando ya estuvo listo, el chófer ayudo a bajar las maletas de la niña, de la empleada y las suyas.
Ya todo estaba en el auto, y la niña estaba algo confundida, ella creía que se quedarían por más tiempo.
—¿Por qué nos vamos antes, papi? —preguntó somnolienta.
—Tengo cosas que atender, hija...
Eran las 8 de la mañana, y Evan esperaba llegar por la tarde a la ciudad. Quería tratar de llegar aún que sea para el entierro.
...
El sol brillaba débilmente en el cielo gris, como si también estuviera de luto. El cementerio estaba lleno de personas que habían ido a rendir homenaje a Simon Smith.
Rachel se mantenía erguida, con su abuela Mary a su lado, mientras el pastor pronunciaba sus últimas palabras. La voz del pastor se escuchaba lejana, como si estuviera hablando desde otra dimensión.
Grace estaba detrás de la castaña, con un brazo sobre su hombro, ofreciendo apoyo silencioso.
El ataúd de madera oscura descendió lentamente hacia la tierra, y Rachel sintió como si una parte de ella se estuviera enterrando con él.
Un sollozo irreprimible escapó de su garganta, y la anciana la abrazó con fuerza.
—Lo siento mucho, Rachel. — susurró.
Los demás comenzaron a acercarse para ofrecer sus condolencias. Ella los recibió con una sonrisa débil y ojos llorosos.
Poco a poco las personas que la acompañaron, fueron retirandose del lugar. Pero ella permaneció allí, mirando la lápida de su padre, aún sin poder creerlo. Estaba en un limbo. Nada a su alrededor existía.
Y a unos cuantos metros, estaba Rachel y la anciana, viendo a la chica, completamente destrozada.
—Es mejor dejarla sola... —dijo la abuela Mary.
—La esperemos en el auto. —planteó la teñida y la mujer mayor asintió.
Ambas mujeres caminaban a la par hacía la salida, y mientras miraban todo a su alrededor, una figura conocida por Grace, estaba corriendo hacia su dirección. Y se detuvo frente a ella, agitado.
—Señor Evan... —formuló.
—¿Donde está Rachel? —preguntó preocupado y ansioso.
—Por allá. —señaló el lugar y éste continuó corriendo.
Él corrió hasta por fin llegar y la vió sola frente a la tumba de su padre. Se detuvo un momento, observándola. Su figura delicada se recortaba contra el cielo gris, y su cabello castaño parecía casi negro bajo la luz tenue.
Rachel no se dio cuenta de su presencia, ella estaba sumida en su dolor. Su rostro estaba pálido y ojeroso, y sus ojos llorosos reflejaban el vacío que sentía.
El Rubio se acercó a ella con cuidado, no queriendo perturbar su momento de duelo. Su corazón latía con fuerza en su pecho, y su respiración era lenta y controlada.
Se detuvo a su lado, mirando la tumba de Simon Smith. El nombre y las fechas de nacimiento y muerte estaban grabados en la lápida, un recordatorio cruel de la realidad.
Rachel seguía sin moverse, perdida en su mundo de dolor. Evan podía sentir su tristeza, y su propio corazón se entristeció.
Con movimientos lentos, Evan se acercó un poco más a Rachel, hasta que su hombro casi tocó el suyo. Aún no la había tocado, pero su presencia era una declaración silenciosa de apoyo.
Cuando ella se dió cuenta de su presencia, su mirada vagó hasta encontrar la suya, y por un momento, solo hubo silencio. Sus ojos se encontraron, y el dolor y la tristeza que los habían separado parecieron desvanecerse. La conexión entre ellos era instantánea, como si el tiempo no hubiera pasado.
Rachel se volvió hacia él, y éste vió el reflejo de su propio dolor en sus ojos. Ella se acercó, y él abrió los brazos, recibiendo su cuerpo tembloroso. Se abrazaron fuertemente, como si quisieran fundirse en uno. La tensión y la tristeza se deshicieron en ese abrazo, y solo quedó la certeza de que estaban juntos de nuevo.
Rachel enterró su rostro en el hombro de el rubio, y sollozó sin control. Él la sostuvo con fuerza, dejando que su dolor se derramara sobre él.
— Lo siento mucho, Rachel — susurró, su voz estaba quebrada por la emoción.
Su abrazo era un refugio, un lugar donde ella podía dejar que su dolor la consumiera sin temor a ser juzgada. Él la sostuvo, ofreciendo su fuerza y su apoyo.
El mundo a su alrededor desapareció, y solo quedaron ellos dos, unidos en su dolor y su amor. Evan la sostuvo un momento más, sintiendo su calor y su cercanía. Luego, con movimientos suaves, la separó un poco y miró su rostro bañado en lágrimas.
Con dedos delicados, limpió las lágrimas de sus mejillas y luego, con una ternura infinita, la besó suavemente en la frente. Rachel cerró los ojos, dejando que la calidez de su beso la envolviera. Fue un gesto simple, pero lleno de significado. Él estaba allí, con ella.
—Siempre estaré para ti... — susurró Evan, con su voz baja y emotiva.
Su mirada se encontró con la de él. En ese momento, supo que todo iba a estar bien. Lo tenía a su lado, y juntos podrían enfrentar cualquier cosa.
—Gracias... — respondió Rachel, con su voz apenas audible.
Evan sonrió, y la besó de nuevo, esta vez en los labios. Fue un beso suave, pero lleno de pasión y amor.
La abuela Mary y Grace, que habían estado observando desde la distancia, sonrieron y se alejaron, dejando a la pareja sola.
No encuentro el banner de Evan JAJAJ DIOSSS, ya luego lo pongo, pero bueno acá está capp, espero les gustee y voten. Muak
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