Rachel llegó a la casa de los Peters para despedirse de Maggie y Evan antes de su viaje a la casa de campo. La señora Jenkins, la empleada doméstica, estaba lista con las maletas y la ropa de la niña.

Maggie corrió a abrazar a Rachel, emocionada.

—Rachel, no te olvides de mí. —ella sonrió y abrazó a la menor.

—Claro que no, Maggie. Te extrañaré mucho.

Evan se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—Contesta mis llamadas... —le pidió y ella asintió.

La señora Jenkins intervino.

—Vamos, Maggie, es hora de irnos.

Maggie se despidió de Rachel con un abrazo y un beso, y Evan la siguió con una sonrisa. La señora Jenkins los acompañó, cargando una de las maletas.

Rachel se quedó en la puerta, viendo cómo se alejaban en el auto. Se sintió un poco sola y melancólica al pensar que Evan y Maggie se iban por un tiempo.

Evan, por su lado, mientras manejaba, se sumergió en sus pensamientos. Rachel había llegado a su vida de manera inesperada, pero había logrado conquistar un lugar especial en su corazón. Se preguntó qué era exactamente lo que lo atraía hacia ella. ¿Era su belleza, su inteligencia, su bondad?

Recordó la primera vez que la vio en el club, cómo su sonrisa iluminó la habitación. Luego, cómo su conexión creció con cada encuentro, cómo se sentía cómodo compartiendo sus pensamientos y sentimientos con ella.

Pero también estaba la culpa. La culpa por su matrimonio fallido, por la distancia emocional con su esposa. Se preguntó si estaba siendo justo con Rachel, si estaba utilizando su relación como una forma de escapar de sus problemas.

Evan suspiró, sabiendo que necesitaba tomar una decisión. ¿Qué quería realmente de Rachel? ¿Una aventura, una relación, algo más?

La voz de Maggie interrumpió sus pensamientos.

—Papá, ¿estás bien?

Él sonrió y miró a su hija.

—Sí, cariño. Estoy bien.

Pero en su interior, sabía que todavía tenía mucho que resolver.

Después de un largo viaje, Evan llegó a la casa de campo con Maggie y la señora Jenkins. La casa estaba rodeada de árboles y un jardín bien cuidado, y el aire fresco y limpio era un cambio refrescante después del bullicio de la ciudad.

Maggie corrió hacia la casa, emocionada de explorar su nuevo entorno. La señora Jenkins se apresuró a seguirle, mientras Evan se quedó un momento en el porche, disfrutando del silencio y la tranquilidad.

Pero pronto, su mente volvió a Rachel. Se preguntó qué estaría haciendo en ese momento, si estaría pensando en él. Se sintió un poco solo sin ella, y se dio cuenta de que la distancia física no hacía más que aumentar su deseo de estar cerca de ella.

Él entró en la casa y se dirigió a la habitación principal, donde encontró una vista impresionante del jardín. Se sentó en el sillón y miró hacia afuera, perdido en sus pensamientos.

La señora Jenkins interrumpió su reverie.

—Señor Evan, ¿desea algo para cenar?

Evan sonrió.

—Gracias, señora Jenkins. Creo que solo necesito un poco de tranquilidad esta noche.

La señora Jenkins asintió y se acercó un poco más al rubio. Éste la miró confundido.

—¿Que pasa?

—Queria hablar con usted... —él asintió.

—Dime.

—Verá, no quiero ser entrometida y después de todo, es su vida —dijo un poco tímida—. Pero he notado que... Tanto usted cómo Maggie están más animados desde la llegada da la señorita Rachel...

Evan la miró con curiosidad, intrigado por lo que la señora Jenkins quería decir.

—Continúa. —le pidió, asintiendo.

La señora Jenkins respiró profundamente antes de seguir.

—Bueno, señor Evan, he trabajado para usted durante muchos años y he visto cómo ha cambiado desde... desde que su matrimonio no funcionó. Usted se cerró, se volvió más reservado. Pero desde que la señorita Rachel llegó, he visto una luz en usted que no había visto en mucho tiempo.

Evan se sintió conmovido por las palabras de la señora . Nadie había notado ese cambio en él, o al menos nadie lo había mencionado.

—Y Maggie... —continuó la señora Jenkins— Ella empezó a ver a Rachel como una figura materna. La manera en que la mira, la manera en que se acerca a ella... Es como si hubiera encontrado una parte de su madre que había perdido.

Él se sintió emocionado al escuchar esas palabras. Nunca había pensado en cómo Maggie podría sentirse hacia Rachel, pero ahora que lo pensaba, tenía sentido.

—Quiero que sepa, señor Evan —dijo la señora Jenkins—, que me alegra verlo feliz. Me alegra ver que Maggie tiene alguien que la ama y la cuida de esa manera.

Evan sonrió, agradecido por la honestidad de la señora Jenkins.

—Gracias, señora Jenkins. Significa mucho para mí escuchar eso.

La mujer sonrió y se acercó un poco más a Evan.

—Señor, como alguien que ha visto crecer a Maggie y ha trabajado para usted durante muchos años, quiero darle un consejo.

Éste asintió, intrigado.

—Por favor, señora Jenkins.

—Señor, no deje que el miedo o la duda lo detengan. La señorita Rachel es una joven maravillosa y genuina. Puede ver el amor que tiene por Maggie y por usted. No permita que su pasado lo defina. Usted merece ser feliz, y si Rachel es la persona que lo hace sentir así, no la deje ir.

Evan se sintió conmovido por las palabras de la señora Jenkins. Nadie había hablado con tanta sinceridad y sabiduría sobre su situación.

—Gracias, señora Jenkins —dijo Evan, su voz llena de emoción—. Sus palabras significan mucho para mí.

Ella sonrió y puso una mano en el brazo de el rubio.

—Recuerde, señor Evan, la vida es corta. No permita que el miedo o la indecisión lo impidan vivir el amor que merece.

Él asintió, sintiendo una renovada determinación. Sabía que la señora Jenkins tenía razón.

Finalmente, después de 1 año y medio, llegamos al capítulo 30!! HAHHA! estoy muy feliz, además también llegamos a los 6k :')
GRACIAS POR TODOO
Espero les gusteee