06
-Rachel...yo puedo darte ese dinero que tanto necesitas.
"¿Qué acaba de decir?"
Me giré lentamente hasta estar a unos dos metros frente a él. Esté caminó a pasos lentos quedando a solo unos centímetros de mi. Yo por inercia me aleje.
-¿Acaso usted...estuvo espiando? -finalmente hablé, yo estaba enfadada pero él se mostraba tranquilo-Eso es muy descortés de su parte. No puede estar escuchando conversaciones ajenas...
-Solo fue casualidad. La puerta estaba abierta y se podía escuchar absolutamente todo.
-¿Y qué? Mis asuntos personales no le incumbe. Es mejor que olvidé todo lo que escuchó y siga con su trabajo, Señor.
—Me interesa lo que te ocurre.
—¿A un hombre como usted como podría interesarle?
-¿Los hombres como yo? ¿Y como son los hombres como yo? -preguntó para luego darle una calada a su cigarrillo.
-Engreídos, orgullosos... -Él sólo esbozó una sonrisa en forma de burla- Dígame, Señor ¿Qué tengo que darle a cambio por ese dinero? —pregunté de forma sarcástica.
-Una noche...-expulsó todo el humo y se acercó mas a mí. Yo solo estaba allí, inmóvil- Así de fácil es.
-No entiendo-dije y este puso mi flequillo detrás de mi oreja.
Cuando acercó su rostro a mi oido, podía sentir su respiración, haciendo que la mía se acelere y empiece a sudar.
-Sabes bien a lo que me refiero -susurró en mi oído.
Mi corazón latía a mil. Pero rápidamente lo aparte.
-Esta loco si piensa que aceptaría tal estupidez.
Tomé mi bolso y salí de allí para ir finalmente a casa.
Aquellas palabras del Señor Evan rondaban en mí cabeza, su pedido descarado me revolvía el estómago. Jamás pensé que llegaría a pedirme tal cosa. Era simplemente horroroso.
Cuando llegué a casa, me di un baño para relajarme. Luego acomodé mí cama y puse en mí parlante pequeño un ambientador. Ahora solo con eso podía lograr dormir. Era muy relajante.
Finalmente, después de un largo y agotar día; pude dormir.
...
Estaba en la habitación de Susan, quien me había pedido mi ayuda para empacar sus cosas. Y si, Su y su madre se iban por la tarde hacía el aeropuerto.
En estas epocas del año hacía frío, el invierno se acerca y con ello, navidad y año nuevo.
Pensaba en como será pasar estas fechas en el hospital, debe ser extraño, aunque espero no las pasemos allí.
Sinceramente nunca me ha gustado los hospitales. El dolor, la tristeza y desesperación que despoja ese lugar es horroroso.
Los hospitales huelen a muerte...
—¿En qué tanto piensas, Rachel? —su dulce voz me sacó de mis pensamientos.
—Yo...en nada, mí niña.
—¿Y por qué lloras?
"¿Estoy llorando?"
Toqué mis mejillas y las pude sentir humedas, rápidamente limpié mí rostro y sonreí para tranquilizarla.
—Es por que te voy a extrañar —le dije.
Susan me abrazó, ese abrazo era cálido, podía sentir su fragancia a flores, muy rico.
—¿Realmente estas llorando por eso? —preguntó otra vez.
Era increíble que apesar de ser pequeña se daba cuenta absolutamente de todo, es una niña muy inteligente.
—Sí, Su...
Las dos nos giramos cuando la puerta se abrió. La señora Anderson entraba muy apurada y preocupada.
—Hija ¿Ya tienes todo listo?
—Sí, mamá.
Unas dos mujeres entraron a la habitación tomando todo el equipaje de la niña. Las dos estábamos confundidas, se supone que se harían por la tarde.
—Lleven todo al coche.
—Señora ¿Qué ocurre?
—Cambié nuestro vuelo para dentro de 2 horas —tomó la mochila de Susan e hizo que se la pusiera— Tenemos que irnos ahora mismo.
Las tres bajamos hacía el primer piso y fuimos a la salida, donde había un auto y un hombre cargando las maletas en la parte trasera.
—Susan, despídete de Rachel —mandó la señora Anderson.
Ella rápidamente me dió un calido abrazo. Nos apartamos un poco y le dí un beso en su frente.
—Disfruta de tus vacaciones, preciosa.
—Tú no llores, por favor, eres muy bonita para hacerlo.
—Trataré de no hacerlo.
La mayor se acercó a mi y me tomó de las manos, acariciando el dorso de mí mano.
—Estoy segura que te irá genial con los Peters. Mucha suerte.
—Gracias, Señora.
Luego de aquella rápida despedida, tomé camino hacía el hospital.
Estos días han estado muy frios. Los días mas nublados y grises. Me gustaba el invierno, pero éste, me parece un invierno muy triste. Me parece increible como lo que ocurre en tu vida influye mucho a tu entorno.
Una brisa muy fuerte me golpeó, haciendo que me estremezca. Metí mis manos a los bolsillos de mí abrigo. Y ahí, pude sentir algo entre mis dedos. Agarré lo que parecía ser un papel y lo exploré con mí tacto, no recordaba haber metido un papel ahí. Finalmente lo saqué y pude ver una fila de números y un nombre abajo.
"Evan"
No podía ser cierto. Aquel descarado había metido ese papel con su número de teléfono en mí bolsillo. En ese momento recordé su propuesta de la noche anterior y mí ceño se frunció.
—Es un maldito —dije por lo bajo.
Este cap es algo corto pero necesario.
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Gracias por llegar hasta acá.
Espero les siga gustando esta obra!!
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