05
Me encontraba sentada en el patio de los Anderson, Susan estaba jugando con sus juguetes, preparaba algo de comida para que yo lo pruebe.
De pronto mí teléfono empezó a vibrar, lo tome y el número no estaba registrado, acepté la llamada, dirigiendo el teléfono a mi oido.
—Hola ¿Quien habla? —hablé primero.
—Hola, señorita Rachel. Soy Paul, el dueño del edificio— este me hablaba de muy buena manera, pero sabía que me llamaba por algo importante.
Finalmente, luego de unos segundos, respondí.
—Sí ¿Hay algo de lo que quiera hablar? —pregunté.
—Sí, verás...es muy serio, por eso prefiero que lo hablemos en persona. Pásate por mí oficina cuanto antes.
—Bien...yo iré.
Él fue quien cortó primero.
Siendo sincera, me parecía raro que me llame. En todos los años que viví en aquel edificio, tal vez, solo hablamos unas cuantas veces. Con quien sí hablaba casi a diario, era con mí padre. Aquel tema del que quería hablar, parecía ser de suma importancia.
—¡Rachel! Ven a tomar el té conmigo —gritó Susan mientras ordenaba la mesita.
Guardé el teléfono en uno de mis bolsillos, mientras me sentaba en aquella silla pequeña.
En su pava de plástico, que portaba agua, me sirvió té en un vaso, luego lo acerque a mis labios y fingí tomar de ella
—Te voy a extrañar —dijo ella. Podía ver un brillo en sus ojos.
—Pero solo serán unas cuantas semanas —le dije.
—No importa ¿De verdad no puedes venir con nosotras? —me acerqué a ella y le acaricié su cabello rubio.
—No, no puedo. Pero te prometo algo —ella rápidamente me prestó atención y yo reí— Cuando vuelvas pasaré días completos contigo ¿Bien?
Ella solo asintió y me abrazó. Los niños son tan inocentes, para ellos todo es juegos y risas. No existen los problemas para ellos. Eso quisiera ser yo, un niño.
Recuerdo que, cuando tenía diez años, ansiaba cumplir dieciocho y convertirme por fin en una adulta. Quería vivir por mi cuenta, sin necesitar a los demás, tener un trabajo, ganar mucho dinero y tener un novio que me ame. Pero luego de cumplir la mayoría de edad, me di cuenta de como realmente es el mundo. Tienes que sacrificar todo para vivir bien.
Ahora con veintiún años, quisiera volver a ser una niña, quiero que papá me lleve al parque, quiero que papá me busque todos los dias en la escuela, ir a jugar con amigas. Todo eso quiero. Pero ya no es posible.
Tengo que hacer todo lo posible para continuar y ayudar a papá.
...
Me encontraba esperando al dueño del edificio en su oficina, era rústica y la verdad me gustaba mucho, se sentía acojedor.
De pronto la puerta se abrió y entró un hombre de mediana edad, puesto un traje lujoso.
—Hola ¿Que tal? —estrechó su mano y la acepté, soltando una sonrisa y devolviéndole el saludo— Siéntate, por favor.
Me senté y puse el bolso en mi regazo.
—Supongo que, es muy importante lo que tiene que decirme para que me haya citado en su oficina ¿No es así?
—Exacto. Verás, no he podido comunicarme con tu padre hace varias semanas y hace unos dias me enteré que está internado. ¿Cómo esta él?
—Encontraron una célula anormal cerca de su cerebro, aún no sabemos si es cáncer pero es lo más posible —dije desanimada.
—Lo siento tanto... Bueno, lo que quería decirte es que...tu padre hace ya varios meses no me ha pagado el alquiler del departamento y como ya sabes, al no ser pagadas a tienpo, estas tienen intereses y aumenta el pago.
Comence a sudar. No podía creer lo que me decía, era lo que menos me esperaba. No sabia que papá no pagaba el alquiler, es más, siempre me decía que pagaba y que no debía preocuparme por el dinero. Si papá, con el dinero que trabajaba no pagaba el alquiler ¿En que derrochaba tanta plata?
Es más ¿pagaba los impuestos?
—¿Hace cuánto...no paga? —pregunté mientras jugaba con mis manos.
—Hace como cinco meses...
—¿Por qué espero hasta ahora para decirme? Debió haberlo hecho antes.
—Le informaba a tu padre cada mes. Él decía que no tenía el dinero y que luego me pagaría. Yo le creía porque sé que es un buen hombre y que cumpliría su palabra. Estaba por hablar seriamente con Simon, pero me enteré de que está en el hospital...—justificó el—Lo lamento, pero solo tienes dos semanas para pagar, de no hacerlo, tendrás que irte del edificio.
—Yo...le pagaré cada centavo de la deuda. Y no se preocupe que lo haré rápidamente.
Me levanté y me retiré de allí, sintiendo que mi corazón iba a explotar. Mis ojos los sentía llorosos, mi garganta dolía.
¿Qué más me tenía que pasar? ¿No es esto suficiente?
De camino a casa, recordé las veces que papá no llegaba a casa o lo hacía tarde.
Cada vez que le preguntaba donde se iba, me decía que estaba con sus amigos. Pero sabía que mentía. También sospeché que salía con alguna mujer pero este siempre lo negaba. Asi que me rendí y dejé de tomarle importancia.
...
Esta vez, no la estaba pasando bien en el trabajo, pensaba en como pagar aquella deuda. Era una suma de dinero que tardaría mucho en conseguir y yo abrí mi bocota diciendo que le pagaría cuanto antes. A veces tengo que aprender a callarme.
Cuando terminó nuestro turno, estaba cambiándome para irme. Grace estaba a mi lado ordenando su bolso.
—Oye, Rach ¿Estás bien? —preguntó después de poner su mano en mi hombro.
Apenas después de terminar de decir aquello, comencé a negar y solté un gemido para después, romper a llorar. Rápidamente ella me abrazo, acariciando mi espalda.
Estuvimos asi unos minutos sin decir nada, hasta que calmé mi llanto y me separé del abrazo.
—Dime que ocurre. Aqui estaré para consolarte.
Grace me guió hasta unas sillas y nos sentamos. Ella me tomaba de la mano mientras acariciaba el dorso de esta. Realmente podía sentir su apoyo.
—Yo...resulta que mi padre no pagó el alquiler del departamento hace meses y es una gran suma de dinero y, no se si pueda reunir ese dinero en poco tiempo. Me encuentro en un callejón sin salida. No se que hacer.
Y otra vez lloré. Sin parar
—Oh, Rachel. Me siento triste por ti. Si yo pudiera hacer algo...
—No. —la interrumpí— No tienes que hacer nada. Tu tienes tus cosas. Y...no quiero que cargues con esto, es muchísimo.
—¿Y cargaras con todo esto tu sola? Rachel...
—No te preocupes, me las arreglaré. —le mostré una sonrisa para convencerla. Está tomo su bolso para irse.
—Si necesitas algo, aqui me tienes. Adios. —y se fue.
Puse mi uniforme en mi mochila y verifiqué para no olvidarme nada.
Prendí mi teléfono para ver la hora, pero me distraje viendo el fondo de pantalla que tenía. Era papá de unos treinta años y yo de siete. Los dos estábamos parados y detras la estatua de la libertad. Un muy bonito recuerdo.
"¿Que más me ocultas, papá?"
De pronto sentí unos pasos detrás mio, me giré y alli estaba el señor Evan. Parado, viéndome de pies a cabeza.
Portaba un fino traje, con su cabello bien peinado.
—Señor. Yo estoy por irme. Espero que pase buena noche —le dije antes de tomar el picaporte de la puerta.
Cuando estuve por salir, su voz me llamó.
—Rachel...yo puedo darte ese dinero que tanto necesitas.
"¿Qué acabo de escuchar?"
Buenooooo
Acá empieza todoo.
Como ya entré a 🐄ciones
voy a tratar de actualizar
más seguido.
Votennn, gracias por leer <33
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