Encantadores
☆*:.。Viktor.。.:*☆
Tener hijos envejece más que fumar o beber.
Esa fue la excusa que me dio en su momento Yakov cuando le pregunte porque no había tenido hijos.
Luego supe por Lilia, que ambos estaban tan concentrados en sus carreras que simplemente el tener un niño no estaba realmente en sus planes. En estos momentos siento miedo. Pavor en realidad.
Porque la sonrisa boba es sus caras me dice que va haber otras dos personas más invadiendo mi casa.
—Psss Yuuri. —le hago señas desde la cocina en donde he estado escondido con Makkachin casi desde que llegaron. Mi amado esposo no espera ni la segunda llamada para venir huyen hacia nosotros a nuestro refugio cerca del refrigerador y la alacena llena de snacks— Yuuri, mi Yuuri, por favor. Dime por lo que más quieras que no soy el única al que esos dos le dan repelús
Yuuri mira de mi a Makkachin por un momento y gira un momento hacia la puerta de la cocina, su cuerpo estremeciéndose con un escalofría.
—Si, en definitiva esos dos junto con mis padres son los que dan más miedo hasta ahora. — Los tres asomamos nuestras cabezas a través de la puerta y lo que vemos nos hace retroceder asustados— ¿Acabas de ver lo mismo que yo?
—A Yakov haciendo la sonrisa mas escalofriante que has visto en tu vida. —Yuuri asiente lentamente— Definitivamente si. Cielos, nunca lo había visto sonreír así, incluso creí que el hombre no sabía cómo hacerlo.
—Tampoco exageres, Vitya. —Yuuri negó mientras se acercaba a la nevera por un vaso de agua— Es obvio que sabe, pero no lo hace mucho.
—Y gracias al cielo que no. ¿Acaso lo viste bien Yuuri? ¡Da miedo! Ni siquiera sé como nuestros hijos no se han echado a llorar aun. Yo realmente quiero hacerlo en este momento —Hago una pausa para asomarme de nuevo un momento— ¡Oh dios! Y ahora está haciendo muecas, el pobre Yuuki va a terminar traumado y tendremos que pagarle una terapia.
—Son bebes, si tenemos suerte y rezo porque así sea, no lo recordaran. —Sus manos se posan en mi cintura mientras se asoma sobre mi hombro— Pero pensándolo mejor. Creo que podemos pagar la terapia para nosotros.
— ¿Crees que deba preocuparnos el poder de enganche de nuestros hijos? —cierro la puerta de nuestro refugio provisional con suavidad y envuelvo mis brazos al cuerpo de mi esposo, suspiro pesadamente frotando mi mejilla con la de Yuuri, mis hijos están bien y yo tengo suficientes imágenes para mis pesadillas. —Mila, Georgi, Yuri, Otabek, incluso Phichit que ni siquiera lo ha visto en persona. Todos han caído rendidos ante Vika y Yuu. Esos dos van a tener a todos colgados de sus pequeños dedos meñiques
—Mejor preocupémonos realmente por eso cuando tengan edad para darse cuenta y lo usen en nuestra contra. —Hace una pequeña y sus ojos van hacia la puerta a nuestras espaldas— ¿Café?
—Seguro, yo a esa sala no vuelvo por el momento.
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