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7. ALLEGRA/MELODIE


Eran las siete treinta de mañana y el despertador comenzaba a repiquetear anunciando la hora de levantarse y comenzar el día. Después de unos segundos sonando, Allegra salió del baño aun acomodando la trenza en su larga cabellera rubia, llegó junto al reloj y detuvo su agitado aviso.


Siempre marcaba las siete treinta en el despertador pero ella por costumbre se levantaba automáticamente a las siete, así que cuando el reloj sonaba ella estaba ya prácticamente arreglada para salir al colegio.


Al igual que todos los días desayunó junto a sus padres y a la hora de siempre tomó el autobús que como era habitual venia a reventar con toda la gente que comenzaba su jornada. Cinco paradas más y llegaría a su colegio pero por lo mientras se colocaba sus auriculares y se perdía en un alegre concierto de Mozart para flauta, rememorando así los eventos que como heroína tuvo que vivir la pasada noche junto con los Quantic Kids.


Se podría decir que era una chica alegre y madura para su edad, pero su mejor don era su capacidad para crear empatía con casi todo el mundo, era comedida y franca en su trató hacía las demás personas lo que le permitía abrir puertas, incluso las más insospechadas.


Al llegar a clase quien primero se acercó a ella con gran velocidad fue Claude.


- ¡Allegra!, ¿tienes el trabajo de matemáticas? - preguntó apresurado y agitado.


- Si, ¿por qué?.


- Necesito que me lo dejes, ¡es una emergencia!...por favor. - las últimas dos palabras las pronunció con excesiva suavidad y mostrando una infantil sonrisa.


La rubia solo rodó los ojos y buscó en su cartera.


- Ten, pero es la última vez que te los dejo, ¿está claro? - sentenció con severidad, mientras su compañero tomaba con ansia los papeles y regresaba corriendo a su lugar.


Al finalizar la segunda clase se acercó hasta ella Alan, sosteniendo su libro de historia entre sus manos.


- ¿Allegra?, ¿que te parece si hacemos juntos el trabajó sobre el medieval?, tú eres buena en historia y a mi... ya sabes. - le mostraba una tímida sonrisa mientras hacia un movimiento semigiratorio con la mano.


Volvió a rodar los ojos ante la petición de su compañero, sabiendo de sobra que la historia no era su fuerte.


- Esta bien, quedamos mañana a las cuatro en la biblioteca. - ofreció sin poner ningún reparó.


Ya en receso estaba sentada en una de las tantas bancas que había en el patio, acompañada de Bridgette.


- De verdad que lo he intentado todo, ir a por un helado, al cine, tomar un café y nada no consigo que Félix acepte salir conmigo. - la azabache contaba sus pequeños tropiezos en el amor mostrando una expresión afligida - ¿Que puedo hacer?.


Una vez más rodó sus bígaros ojos, ante la cómica angustia de su amiga.


- ¿Has pensado en invitarlo a algo que a él le guste? o mejor aun ¿sabes lo que le gusta? - inquirió con cierta suficiencia.


- Yo...supongo que lo mismo que a todos. - dijo ahora pensativa la azabache.


- Solo te diré una cosa "concierto de piano" - al instante vio como se iluminaba el rostro de Bridgette y sus ojos recobraban su brillo mostrando una gran sonrisa.


La última clase al fin había terminado y estaba al pie de las escaleras conversando con sus amigos antes de tomar el autobús de regreso a su casa.


- ¿Allegra? - sonó la seria voz a sus espaldas.


Sus ojos rodaron una vez más antes de girarse, mostrando su afable sonrisa de siempre


- ¿Dime Félix?.


- Había pensado en practicar esta tarde con el piano y ¿me preguntaba si....? - a pesar de llevar ya algún tiempo conviviendo con todos ellos había algunas cosas que aun le costaban como lo era la interacción directa con sus compañeros.


- ¿Acompañarte haciendo la parte de flauta? - vio como su rubio compañero sola asentía con un movimiento de cabeza - no hay problema, te veo a las cinco en la sala de música.


Se despidió de sus amigos y colocándose de nuevo sus auriculares se dirigió a su casa. Una vez más la jovial Allegra había sido ese elemento conciliador y tranquilizante que en ocasiones sus amigos necesitaban.


FIN

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