21. SORPRESA
El sol despuntaba radiante en lo alto, la temperatura fresca del manso invierno contrastaba con la calidez que emanaba de la emoción que la gente sentía ante aquel singular día.
Los escaparates de las tiendas engalanados para la ocasión, diversos quioscos de flores se preparaban mostrando su mejor genero a los ilusionados transeúntes.
Por la puerta del colegio Françoise Dupont poco a poco iban entrando sus alumnos mostrando la emoción en sus rostros y la alegría en su mirada, unos más esperanzados que otros y alguno que aun no se desperezaban del todo soltaba algún furtivo bostezo al aire.
Pero aquella tranquilidad de la mañana se vio inesperadamente alterada por la rápida carrera de una chica, por casi todos conocida, que rauda atravesaba el patio del colegio hasta llegar al pie de la escalera. Con la aprensión en su azul mirada y sus dos coletas bailando al viento, miraba de vez en vez hacia atrás.
Cierto era que no todos los días se podía ver a Bridgette correr despavorida sin una razón aparente, pero lo aun más improbable era ver a Félix Agreste ir tras de ella en rauda carrera, dejando a todos con la sorpresa en su cara ante aquella insólita persecución.
Presurosa subió de dos en dos los escalones, al llegar al siguiente piso emprendió de nuevo su frenética huida, siempre mirando hacia atrás para ver si había conseguido alejarse de su perseguidor. Pero no, ahí seguía él acortando con cada zancada la distancia, sin dejar de mostrar esa encantadora sonrisa ladina y la determinación en su acérrima mirada gris.
Si no podía correr más rápido que él tendría que buscar otra opción, y ante su limitada situación su única posibilidad era entrar en una de las aulas y encerrarse ahí hasta que todos los demás alumnos entraran a clase.
Llegó al final del pasillo y giro bruscamente a la derecha encontrándose de frente con la puerta del laboratorio de química, rápidamente llevo su mano hasta el picaporte y tiro de él con la sorpresa de que estaba cerrada.
- ¿Necesitas ayuda? - se escuchó a su espalda la grave e hipnótica voz.
Muy despacio se giro y una tímida sonrisa se mostró en sus labios, mientras que sus manos jugaban inquietas entre sí.
- ¿Ho...Hola? - alcanzó a decir en un nervioso murmullo.
Félix avanzó un paso sin dejar de mirarla embelesado y ella cohibida se apegó más a la puerta, conteniendo levemente la respiración.
- Ya no hay a donde correr, ¿cierto? - remarcó lo obvio acercándose un paso más a ella y sin ocultar la traviesa expresión complaciente en su rostro.
Con la vista al suelo Bridgette negó con un sencillo ademan de su cabeza y sin dejar de apretar sus ahora levemente enrojecidos labios.
Si hace unos días alguien le hubiera dicho que Félix Agreste estaría frente a ella reclamando su atención le hubiera tachado de loco, pero ahora la realidad superaba cualquier conjetura...¿y ahora que debía hacer?.
En su cabeza se mostraban una vez más los recuerdos de hace dos días, de cómo su realidad, aquella que separaba a la heroína de la chica enamorada, cambió en un segundo.
- Tonto gato. - mascullaba entre el enfado y la preocupación.
Finalmente había podido derrotar ella sola al akumatizado valiéndose de su amuleto de la suerte, había sido un duro rival que en más de una ocasión los había puesto en serios aprietos.
Ella misma se vio acorralada sin nada que hacer para evadir el fuerte ataque de su enemigo, con los ojos entrecerrados, preparándose para el doloroso impacto, solo alcanzó a ver como una sombra oscura se interponía entre ella y el potente proyectil.
El corazón se le encogió cuando su compañero aturdido por el golpe era despedido fuera del tejado y caía libre, cual un muñeco de trapo, hacia la calle. Intentó saltar tras de él para frenar su caída pero su rival volvía a lanzar otro proyectil obstruyéndole el paso.
Con el enemigo vencido y el akuma purificado corría angustiada por ver como estaba Chat Noir. Llegó hasta la calle y sobresaltada vio una mancha de sangre que dispersa se alargaba hasta un callejón.
Rápidamente entró por el pasadizo esperando encontrarlo bien, su carrera se vio interrumpida por el pequeño ser negro que apareció flotando frente a ella.
- Lo siento, pero no deberías pasar. Ya sabes...por lo de guardar las identidades y todo eso... - advirtió con aire desenfadado el pequeño kwami - Además con el golpe ha quedado un poco más feo de lo que ya era. - agregó con sorna, mostrando una sonrisa socarrona.
Llevó su mano hasta sus aretes en cuanto escuchó el tercer pitido que le advertía que su transformación estaba a escasos minutos de terminar. El kwami de Chat Noir tenía razón había sido ella quien desde un principio dejo claro la importancia de mantener sus identidades en secreto aun entre ellos pero por otro lado estaba preocupada por él.
- Aaaaaah - sus ojos se abrieron de más al escuchar el débil lamento, dejando atrás cualquier duda tomó en su mano al kwami y se adentró rápidamente en el callejón.
Se quedó de piedra al ver a "Chat Noir" tirado en el suelo, recargando la espalda contra la pared, con la mayor de las sorpresas incrustada en su semblante miraba atónita a su "compañero". Ni en un millón de años hubiera imaginado lo que ahora se descubría ante ella y mucho menos hubiera estado preparada para asimilarlo de golpe.
- ¿Lo ves?, esta horrible. - se refirió a su portador con tono socarrón.
El adolorido héroe levantó la vista hacia su compañera y con dificultad le mostró su mejor sonrisa al verla tan callada.
- No...aay...no te preocupes...mi lady, solo...solo ha sido un rasguño. - sin abandonar su sentido del humor se señalaba la pequeña brecha en su frente.
- ¿Fé...Félix? - alcanzó a pronunciar aun asombrada por descubrir que el chico por el que estaba profundamente enamorada era su compañero de batallas.
- Sor...sorpresa...aah...mi lady. - bromeó adolorido.
El último aviso sonó y en su ensimismamiento no se dio cuenta de que su transformación había terminado hasta que un resplandor rojo inundo el callejón.
- ¿Bridgette? - ahora era Félix quien miraba con ojos desmesurados a la heroína.
- Yo...yo...- nerviosa buscaba algo convincente que decir, pero llegados a ese punto realmente las palabras eran lo de menos - ¿sorpresa? - con timidez dijo lo primero que paso por su cabeza, mostrando una infantil sonrisa antes de salir despavorida dejando al héroe boquiabierto.
Dos días pasaron evitándolo, llegando incluso a faltar a sus clases por no encontrarse con él, rogando porque no hubiera akumas para evitar verlo. ¿Por que como podía enfrentarlo ahora que sabía que Félix era Chat Noir y lo que era peor que él sabía que era ella Ladybug?.
Finalmente armándose de valor y porque su tía la obligó a asistir al colegio, ahí estaba ella en medio de esa embarazosa situación.
- ¿No vas a decir nada Bridgette? - ella solo movió en negación su cabeza - No me puedo creer que la chica más elocuente del colegio se haya quedado sin palabras.
- Félix, solo déjame ir. - dijo con voz apocada y sin levantar la vista.
- ¿Que te deje ir?...- inquirió con falsa sorpresa - ¿No eras acaso tú quien siempre iba insistente tras de mí? - con agrado veía como sus níveas mejillas se cubrían de un lindo rubor.
- Eso...eso era antes. - indicó cohibida.
- ¿Antes?...¿y qué ha cambiado ahora?...¿no será porque soy...tu compañero? - susurró lo último, acercándose a ella - Porque si es por eso ya sabes que te quiero.
-¡No!, la quieres a ella, a Ladybug. - exclamó levantando la vista para verlo directamente a los ojos - A mi...a mí me rehúyes. - volvió a bajar la mirada desencantada.
Félix enderezó ligeramente su posición ya que no se esperaba esa respuesta, pero de nuevo la sonrisa ladina volvió a aparecer en sus labios y recorto aun más las distancia con ella.
- No estás siendo justa, ¿o acaso le hubieras dado una oportunidad a Chat Noir? - Bridgette se tenso levemente al caer en cuenta de ese detalle - Y tienes razón te rehuía porque estoy enamorado de ti, jeje, hasta hace dos días me he dado cuenta de lo hermosa que eres sin el antifaz.
El rubor en las mejillas de la azabache se incrementaba aun más y por primera vez una tenue sonrisa comenzaba a dibujarse en sus perfilados labios.
- Te quiero, no preguntes porque o porque no solo acéptalo bichito. - con delicado movimiento tomó su mentón y muy despacio levantó su cara hasta tener sus relumbrantes ojos azules frente a los suyos.
Su respiración se volvió lenta ante la cercanía de Félix, ahora en sus ojos se apreciaba la ilusión del primer día que lo conoció con la pequeña diferencia de que ya no había ninguna incógnita, ni un quizás, solo un sentimiento correspondido.
Se apegó más a él colocando sus manos sobre el embarnecido pecho. El cerró sus brazos sobre su cintura sintiendo su calidez y esa suave fragancia a jazmín y rosas que poco a poco iba capturando sus sentidos.
- Lo ves bichito, no puedes resistirte a mis encantos. - destacó jocoso, rompiendo el dulce momento.
- Ooh, cierra la boca gato tonto. - reprendió alegre, tomándolo por las solapas del chaleco para tirar de él y besarlo con toda la pasión del momento.
- ¡Vaya sorpresa! - exclamó Claude hacia Allegra y Alan.
Los tres amigos no habían perdido ni un detalle de todo lo ocurrido desde que Bridgette y Félix entraran al colegio en frenética carrera. Y ahora contemplaban con asombro como sus amigos seguían fundidos en aquel beso que a cada segundo se volvía más demandante.
- Al parecer Agreste finalmente cedió a los encantos de Bridgette. - volvía a comentar Claude con cierta picardía.
Allegra levantó la vista de su revista de moda, que desde hacía unos minutos ocupaba toda su atención dejando la efusiva actividad de sus amigos en un segundo plano.
- Yo no veo la sorpresa, es san Valentín, todo puede ocurrir. - cerrando la revista se dio media vuelta y se encaminó a su salón.
Pasaron unos segundos cuando Claude pensativo abría los ojos con ilusión.
- ¡Allegra, espera!...¿has dicho que todo puede ocurrir? - con paso ligero fue tras su compañera.
- Jajaja, eso sí que sería una sorpresa que Allegra saliera con Claude.
Alan se retiró al salón dejando a sus dos amigos absortos con su nueva realidad.
FIN
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