15. ALAN/MERCURY
Un vertiginoso destello azul se movía ágil entre los vehículos, esquivando todo a su paso apuraba más su carrera haciendo cimbrar con intensidad los cristales de los escaparates que dejaba atrás. Fulgurantes destellos salían de su cuerpo y a cuanto mayor era su velocidad más distancia abarcaban los azules rayos provocando que las alarmas de los coches y los establecimientos se activaran incesantes.
Una única palabra que ocupaba toda la atención de su mente era la responsable de aquella loca carrera, "LENTO", su mejor amigo le había llamado lento...a él.
Bien era cierto que su día no había comenzado todo lo bien que él hubiera querido, el que la alarma de su teléfono no lo hubiera despertado había sido toda una faena que le había costado veinte minutos de retraso, el que su apresurado desayuno se hubiera quemado había sido un desafortunado despiste que le había restado otros diez minutos a su ya escaso tiempo para llegar al colegio, pero que el neumático del autobús reventara durante su trayecto eso ya era mala suerte.
Bajó del autobús y miró el neumático delantero completamente en el suelo, rodó los ojos en resignación y afianzando su cartera comenzó a correr. Cuando llegó al colegio ya pasaba de veinte minutos la hora de entrada, apresurado subió de dos en dos los escalones.
Al llegar frente a la puerta de su clase se apoyó en sus rodillas falto de aire, respirando en rápidas sucesiones para tratar de recuperarse lo antes posible del sobreesfuerzo realizado.
Toc...toc...toc, avergonzado abrió la puerta, notándose como aun resbalaban por su frente las gotas de sudor. Incomodo veía como toda la clase lo miraba extrañada ya que era de lo más raro que él llegara tarde. Siempre puntual y estricto con los horarios era impensable que se hubiera retrasado casi media hora. Lo peor de aquello fue ver la gran sonrisa de mofa en la cara de Claude.
- Buenos días señorita... ¿podría pasar?. - preguntó cohibido a su profesora.
- Adelante Alan, pero procura llegar puntual la próxima vez. - advirtió afable la joven mujer, permitiéndole entrar.
- Gracias. - aun abochornado entró en silencio.
Al pasar junto a Claude, este le tendió un papel que él tomo inocentemente. Al llegar a su lugar, sacó las cosas de su cartera y tomando el papel de su amigo lo abrió, al instante un rubor cubrió sus mejillas mientras volvía a leer con el ceño fruncido aquel texto. En el centro de papel solo había una palabra en mayúsculas y ocupando todo lo largo de la hoja..."LENTO".
¿Su amigo le estaba llamando lento a él?, al que era la persona más rápida de Paris. Arrugando sin cuidado ni aprecio aquel papel hasta hacerlo una bola clavó sus ojos en su amigo, quien solo lo miraba burlón. Soltando un bufido abrió su libro y decidió poner atención a su clase, olvidándose de la burla del castaño.
Finalmente la clase había terminado y todos se aprestaban a bajar hasta el patio, el sentía como su estomago rugía de hambre ante la falta de su desayuno, tomó la pequeña bolsa donde guardaba su almuerzo y se dispuso a acompañar a sus compañeros.
- ¿Alan? - sonó la apacible voz de su profesora antes de que pudiera salir del aula.
- ¿Podrías llevar por favor el proyector a la sala de audiovisuales? - pidió de manera amable.
Sus pupilas se contrajeron en una imperceptible mirada de aflicción, soltando el aire en un bufido de resignación caminó hasta la mesa y tomó el aparato.
- ¿Alan, no piensas bajar?, Bridgette ha traído para todos unos croissants que ha preparado esta mañana su tío. - informó Félix antes de salir al receso.
Las pupilas del moreno ahora se dilataban ante la idea de probar una de las exquisiteces que preparaba el señor Dupain. Sintió rugir de nuevo su estomago al imaginarse saborear el suave y dulce bollo.
Apretó sus agarre sobre el proyector y con paso rápido pasó junto a su amigo quien lo miraba extrañado.
- Dile que bajo en un momento, que me guarde uno. - gritó al rubio mientras se alejaba a toda prisa.
Había dejado el proyector en su sitio, se frotaba las manos mientras en su cabeza ya saboreaba el delicioso croissant. Su sorpresa fue mayúscula al girar el picaporte y ver que la puerta no se abría, se había quedado encerrado y para colmo de males había dejado la bolsa de su almuerzo sobre la mesa de su profesora al tomar el dispositivo.
Después de un par de minutos tratando infructuosamente de abrir la puerta quedó sentado en el suelo a la espera de que alguien viniera a sacarlo de ahí.
- ¿Y Alan? - inquiría Bridgette.
- Ha dicho que bajaba en un momento, me parece que iba a audiovisuales. - respondió Félix.
- En ese caso le guardare su croissant. - dijo Bridgette mostrando una sonrisa.
- Espera, espera, - la detenía Claude tomándola del brazo que sostenía el bollo - sería una pena desperdiciar ese delicioso croissant ahora que todavía que está fresco. - una sonrisa ladina se dibuja en todo el rostro del castaño.
- Pero es para él y ... ¡Aaah! - Bridgette sorprendida no pudo terminar la frase cuando Claude en un rápido movimiento le arrebato el croissant y sin pensarlo le dio un enorme bocado llevándose más de la mitad del bollo con él.
- ¡Claude! - exclamó molesta la azabache.
Desde su encierro escuchó como sonaba el timbre que daba aviso de que el receso había terminado, se puso de pie al escuchar frente a la puerta los pasos de los estudiantes que se dirigían a sus respectivas clases.
- ¡ABRAN, ABRAN! - gritaba golpeando la puerta.
Pasados unos segundos dio un paso atrás al ver como la claridad entraba por la puerta al abrirse. Frente a él estaba el conserje del colegio mirándolo confundido.
- ¿Que haces aquí? - preguntó curioso el hombre.
- Me quede encerrado...gracias. - dijo avergonzado, sin darle oportunidad a decir nada más se fue a toda prisa a su clase.
Una vez más en ese día llegaba jadeante a su aula, recomponiendo un poco su postura tocó tímidamente la puerta. Al entrar dirigió su vista a Bridgette, quien lo miraba con semblante compungido.
- Lo siento. - apenada murmuró la azabache - Te había guardado un croissant pero Claude me lo arrebato.
La mirada del moreno se posó incrédula a la vez que acusadora sobre el culpable de que él no pudiera degustar de aquella delicatesen.
Su mirada se volvió severa cuando su castaño compañero deletreaba con exagerados movimientos de su boca la palabra "LENTO".
Ofuscado volteó la cara ante aquella infantil provocación y con el ceño fruncido se encaminó molestó a su asiento.
Un suspiro de alivio escapó de sus labios al escuchar el timbre que avisaba el final de la última clase. Con calma recogía sus cosas y las guardaba en su cartera, cuando un llamado desde la puerta atrajo su atención.
- ¡Alan!, te esperamos abajo...no vayas a llegar tarde. - con un último guiño Claude se alejaba entre carcajadas.
Movió la cabeza en negación, resignándose a las bromas de su amigo. Terminó de guardar sus cosas y salió de clase.
- ¡Alan! - sonó una jovial voz a su espalda.
Alya se acercaba sonriente a su amigo, quien alegre le correspondía el gesto.
- Hola, - saludó risueña - quería pedirte si me podrías dejar tus apuntes de historia, los míos están incompletos por los días que falte la semana pasada.
Con gesto amable abrió su cartera y sacó la libreta en cuestión, entregándosela a la chica.
- ¡Gracias!, mañana te la devuelvo. - dejando un beso en su ruborizada mejilla la morena se despidió alegre.
Al llegar a la entrada del colegio solo se encontró con Allegra que estaba entretenida revisando su teléfono.
- Hola, ¿donde están los demás? - preguntó curioso.
- Félix tenía algo importante que hacer con su padre, a Bridgette la esperaban sus tíos al parecer tenía que ayudarlos y Claude no se a donde tenía que ir. - explicaba mientras seguía atenta al dispositivo.
- Ya veo, yo también me voy. - avisó pensativo en lo complicado que se había tornado su día.
- ¡Espera!, - exclamó la rubia apartando el teléfono y sacando un papel de su cartera - me lo ha dado Claude para ti.
Intrigado tomó aquella hoja doblada en cuatro. La desdobló con cuidado y sus ojos comenzaron a recorrer con curiosidad el mensaje. A cada palabra su ceño se fruncía más y más y sus dientes se apretaban entre sí con fuerza. Al terminar estrujo con saña aquel papel ante la mirada sorprendida de Allegra, que desconocía que su tranquilo amigo tuviera aquellos prontos.
- ¡Hasta mañana! - exclamó ofuscado hacía su amiga, lanzando sin ningún reparo la ruinosa bola de papel al suelo.
Allegra miro extrañada como su amigo se retiraba farfullando algún tipo de improperio, se agacho y recogió el maltrecho papel y lo extendió para leer el mensaje:
"Al final he conseguido las dos entradas para el estreno de la nueva película de Marvel para esta tarde. Te he esperado y como no has llegado e invitado a Alya. Ya será la próxima vez...LENTO"
Y después de su caótico día se veía ahí, en su frenética carrera por las calles de París hacia el punto de encuentro habitual.
- ¡AYUDA! - llegó a sus oídos el apurado grito de socorro, sin pensarlo dos veces dio un quiebro de noventa grados y apuro el paso hacia el origen de la voz.
Cuando llegó al punto de donde él creía que había salido la llamada de auxilio rápidamente buscó con la vista cualquier indicio de posible peligro. En la siguiente esquina vio como una niña de unos nueve años lloraba desconsolada.
- Hola, ¿que te ha pasado? - inquirió preocupado.
- Mi...mi...globo. - la pequeña rompía a llorar frente la cara de estupor del héroe.
Rodando lo ojos se giro para ver lo que la temblorosa mano de la niña señalaba. En lo alto de un edificio de viviendas un pequeño globo amarillo se había quedado enganchado de la cornisa.
- Espera aquí. - en menos de un segundo ya estaba corriendo a toda velocidad por la fachada del edificio, tomó el globo y un grácil giró volvió junto a la niña.
- Aquí tienes. - le entregaba el globo mostrando una sonrisa de satisfacción.
- Gracias. - dijo la pequeña antes de tomarlo y salir corriendo hacia su casa.
De nuevo emprendía a gran velocidad su carrera hacía la cita con sus compañeros.
En lo más alto de la torre Eiffel cuatro héroes esperaban a Mercury que ya llevaba algo más de veinte minutos de retraso.
Junto con una suave ráfaga de viento de improvisto apareció ante ellos el veloz héroe.
- Lo siento, he tenido que... - su explicación fue interrumpida.
- Ya, ya, ya no lo contaras después, has llegado tarde y tenemos que irnos. - dando unas palmadas en su hombro Kid Mime se lanzaba al vacio junto con Ladybug y Chat Noir.
- ¿Ultimamente estas un poco lento, no? - inquirió risueña Melodie y dedicándole una cálida sonrisa siguió a sus compañeros.
Mercury veía con un tic en el ojo derecho como sus amigos se alejaban y la palabra lento volvía a repetirse en su cabeza una vez más ese día.
FIN
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