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13. INTERÉS (4 de 4)




- ¿Félix?


Se giró despacio y sus ojos se posaron con sorpresa sobre la azabache. Frente a él estaba Bridgette con la mirada puesta al suelo y sus manos entrelazadas al frente jugando nerviosas entre sí.


Recelosa se acercó a él, con una ligera presión jugaba con su labio inferior, esto era un claro indicador de como se mantenían sus nervios a flor de piel.


A un metro escaso del rubio, tímida subió su mano derecha sosteniendo en ella las dos entradas.


- Yo...yo que...que...quería sa...¡ains! - frustrada dejo escapar un suspiro, las palabras se atoraban en su garganta y no era capaz de dejarlas fluir con soltura. 


Félix solo la veía confundido, una fina línea se dibujo en sus labios dejando ver lo que parecía ser una modesta sonrisa. Ver así a Bridgette le causaba una cierta gracia a la vez que...¿ternura?.


Respirando profundo hinchó los pulmones y levantó levemente la mirada, sostuvo con su mano libre a la titilante portadora de las entradas.


- Yo...yo...queríasabersitegustaríairconmigoalconciertodepiano. - pronunció de corrido con ágil rapidez sin respirar siquiera, y alargando más sus brazos puso las entradas frente a los grisáceos ojos del rubio.


Pestañeo un par de veces intentando comprender lo que había dicho su compañera. Con cuidado tomó los dos pequeños trozos acartonados de la aun temblorosa mano.


Al terminar de leer lo que en ellos decía sus ojos se abrieron en amplia sorpresa y de inmediato con una expresión de incredulidad se giro hacía la puerta buscando con la vista a Claude.


Lo que en un principio no había entendido de su castaño amigo ahora cobraba sentido, solo quedaba por dilucidar ¿por qué él tenía suerte como así se lo había repetido Claude?.


Volvió a girarse hacía Bridgette para comprobar que la pobre chica no se había movido ni un ápice de su posición. Leyó una vez más el contenido de la entrada y cerrando los ojos jugaba entre sus dedos con ellas, pensando donde estaba esa suerte que se repetía tantas veces en su cabeza.


- ¿Un concierto de piano? - preguntó con su habitual seriedad y sin hacer notar que realmente le apetecía ir a ese evento.


Bridgette por su parte dio un respingo en su lugar al escuchar la severa voz, levantó la vista mostrando sus azules ojos en todo su esplendor hacía él. Aun presa de los nervios solo asintió con un tímido movimiento de cabeza.


- ¿El próximo día veinticuatro? - inquirió revisando de nuevo la entrada.


Ella volvió a responder en un solo movimiento de cabeza.


- ¿El jueves?


Bridgette pasó la saliva con dificultad para volver a asentir con un simple ademan.


- ¿A las ocho? - al igual que un ordenado tablero de ajedrez sus preguntas iban conformado el escenario que él pretendía. Aun en su áspero trató hacía todo el esfuerzo posible por no mostrar una sonrisa ante la ternura de la azabache.


Bridgette no entendía el porqué de aquella rebuscada serie de preguntas, cuando toda esa información estaba ya expuesta en las mismas entradas, volvió a dar un profundo suspiro antes de decidirse a hablar, estaba más que claro que Félix no iría con ella y no tenía la necesidad de alargar más esa tortura. Bien sabía cuál era su posición y así actuaria.


- Fé...Félix de verdad si tú no quie.... - no pudo terminar de completar la frase cuando fue interrumpida.


- ¿Vives cerca de aquí, cierto? - el semblante del rubio se había suavizado pero su trato mantenía su seriedad.


La azabache entreabrió ligeramente los labios e instintivamente señalo en dirección de su casa.


-Vi...vivo donde está la panadería de Tom y Sabine, es en la siguiente esquina. - respondió en automático al igual que lo haría una niña pequeña.


Por fin una tenue sonrisa apareció en los labios de Félix y sus ojos se mostraron cálidos hacía ella. No sabía lo que había pretendido su amigo pero lo que estaba más que claro es que había conseguido avivar su interés sobre su alegre compañera.


- Te recogeré a las siete - sentencio devolviéndole las entradas.


- Hasta mañana. - se despidió sin más y dándole la espalda se retiró dejándola sola.


Unos segundos pasaron con la mirada fija en las dos entradas hasta que lentamente una sonrisa fue asomándose en sus labios pronunciando sus comisuras en rápida carrera hacia arriba. Comenzó a dar saltos de alegría en el mismo lugar que estaba con la brillante ilusión reflejada en sus ojos, tomando su cartera salió a toda prisa.


- ¡¡¡SIIIIII!!! - exclamó por todo lo alto ante la atenta y sorpresiva mirada de todos los que salían del colegio en ese momento, pero ella continuaba en su fugaz carrera hacía su casa sin importarle nada más que tenía una cita con Félix Agreste.


Era el día veinticuatro, el reloj marcaba las seis cincuenta y cinco de la tarde, la brillante falda negra de vuelo se movía sinuosa de un lado a otro de la panadería.


- Bridgette deberías sentarte llevas veinte minutos dando vueltas. - sonreía Sabine ante la actitud de su sobrina.


- ¿Eh? - respondió por inercia saliendo de su ensimismamiento - Lo...lo siento tía, pero estoy nerviosa. ¿Que tal si se ha arrepentido y no viene? - inquirió nerviosa más para ella que hacía su tía.


- Ji, ji, no seas impaciente, estoy convencida de que vendrá. Has dicho que es un joven muy serio así que no creo que falte a su compromiso. - con suaves palabras Sabine quería tranquilizar a su sobrina, quien en ese momento era un manojo de nervios.


- ¿Pero y si no viene? - volvía a repetir con gesto angustiado.


Sabine solo pudo sonreír señalándole con un gesto de su mano la puerta, al girarse sus ojos brillaron y una amplia sonrisa se dibujo en sus tersos labios.


Félix entraba al establecimiento ataviado en un impecable traje con línea diplomática en azul marino. Su primera reacción no se hizo esperar, miraba con agrado y sin perder detalle de su compañera de clase, aquella grácil falda de vuelo casaba a la perfección con la sencilla pero elegante camisa blanca dándole un aspecto más interesante a su efusiva amiga. Sus ojos no ocultaron su sorpresa cuando bajo la mirada y vio aquellas finas sandalias de medio tacón atadas al tobillo, estilizando unas bien torneadas piernas que hasta ese día habían pasado desapercibidas para él.


- Buenas tardes. - saludó afable Sabine conteniendo la risa ante la reacción del chico.


- Bu...buenas tardes - miró por un instante a la alegre mujer para de inmediato volver a posar su mirada en Bridgette.


- Soy Sabine, la tía de Bridgette. - saliendo de detrás del mostrador se acercó al rubio.


- Lo...lo siento, soy Félix. - saludó afable y algo ruborizado.


- Mucho gusto en conocerte por fin Félix. - miró de soslayo a su sobrina quien comenzaba a ruborizarse también.


- Igualmente señora Dupain-Cheng. - dijo de manera cordial, recuperando su aplomo pero sin dejar de ver a la azabache.


- Debemos irnos si queremos llegar a tiempo. - indicó dirigiéndose a Bridgette.


- Si, no querrán llegar tarde. - coincidió Sabine.


Félix abrió la puerta y colocando su mano en la espalda de Bridgette la invito a salir. Ella quien se había mantenido en silencio se estremeció al tenue contacto del rubio.


- Ha sido un placer conocerla señora Dupain-Cheng, hasta luego.


- Lo mismo digo Félix, que disfruten del concierto. - correspondió a las palabras de rubio mostrándole una cálida sonrisa la cual y por extraño que pareciera él correspondió.


Al cerrarse la puerta, la sonrisa de Sabine se amplio y un suspiro escapo de sus labios mientras regresaba a su puesto tras el mostrador.


Después de un trayecto en completo silencio, mas allá de una que otra mirada furtiva o alguna sonrisa entrecortada, estaban ya en sus asientos a la espera de que la concertista hiciera su aparición. Bridgette jugaba nerviosa con sus manos y Félix miraba estático el escenario.


- Gracias, la verdad quería venir a este concierto. - habló con suavidad y calidez, lejos de su habitual rigidez. Con mirada alegre y un sonrisa le agradecía el detalle a su compañera.


Bridgette lo miró incrédula hasta que su sonrisa se hizo presente en sus finos labios.


- Me alegró que hayas querido venir conmigo. - dijo sin ocultar ya su alegría.


El concierto dio inicio, al ser algo nuevo para ella se dejó envolver con agrado ante las magistrales notas que la pianista extraía con maestría al piano. Félix al darse cuenta de ello se acercaba a ella para explicarle al oído los determinados movimientos o entonaciones en cada segmento de la representación.


Al terminar el concierto salieron entre el cumulo de gente, él le brindo su brazo junto con una sonrisa y ella con un brillo en la mirada lo aceptó. Saliendo del teatro como si de una pareja más se tratase.


Desde los tejados y bajo la seguridad que le confería la obscuridad de la noche una figura miraba con detalle todo aquello que se sucedía a sus pies.


- ¿Kid?, ¿que haces aquí? - sonó a sus espaldas la voz de Melodie.


La heroína se acercó a él y miró a la calle para saber que tenía tan concentrado a su compañero.


- ¿Que es lo que ves?, ¿ha ocurrido algo? - inquirió curiosa.


- No te preocupes todo está bien, es solo algo que despertó mi interés. - respondió el héroe mostrando una sonrisa de satisfacción.


FIN

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