12. ENEMIGO (3 de 4)
Se había desplomado cuan largo era sobre su cama por el agotamiento que cargaba en el cuerpo o más bien en su conciencia. El cansancio de esa noche no venía de su labor de héroe sino de lo apesadumbrado de su sentir, la agobiante sensación de haberle fallado a su mejor amiga lo abatía en una incipiente migraña.
Vuelta tras vuelta no era capaz de descansar hasta que exhausto dejo escapar el último aliento de resistencia que le perturbaba la razón, no había motivo para querer engañar más a la realidad. Ella lo había elegido así y él no tendría más remedio que enterrar sus celos en lo más profundo de su ser, todo por preservar su amistad.
Ya de mañana las oscuras ojeras y la sensación de letargo advertían de sus pocas horas de sueño, como pudo llegó hasta la ducha y apretando con fuerza los labios abrió de golpe la llave de agua fría.
Un angustioso grito inundo la vivienda, sorprendiendo a su madre en la cocina quien por la impresión del alarido dejo caer el plato con las tostadas. Fue una medida drástica pero necesaria para sacar a sus sentidos del embotamiento en el que estaban inmersos.
Una hora después entraba por la puerta del colegio completamente despejado y con una sola idea en la cabeza. Pudo ver a Bridgette sentada sola en una de la bancas del patio, sintió una punzada en el pecho al verla aun decaída sosteniendo las dos entradas entre sus manos. Cuando se disponía a ir hasta ella vio como Allegra y Alya se sentaban a su lado, consiguiendo arrancarle aunque fuera una pequeña sonrisa.
- Buenos días Claude. - saludó Alan.
- ¿Eh? - respondió aun abstraído en las chicas.
- Jajaja, al parecer aun no has despertado. Venga, vamos a subir.. - y tomándolo por el brazo tiró de él hacía su clase.
Ya sentado en su lugar se sentía incómodo, se movía inquieto sobre el asiento reprochándose por la aflicción ocasionada a su amiga. Levantó la vista hacia la puerta al escuchar las risas de Allegra y Alya, allí entre ellas venía Bridgette que con una sonrisa forzada correspondía a los comentarios de las chicas.
Tragó pesado sintiendo la amargura en su pecho cuando la azabache ocupó su lugar y en ese momento su máscara de sosiego cayó dejando a la vista su desconsuelo.
Y aún fue peor su mal sentir al ser testigo de cuando Félix entró al aula y ver a Bridgette bajar la vista avergonzada y dolida. Apretó los puños con fuerza hasta que su dedos quedaron blanquecinos, en ese momento toda su ira era canalizada hacia él mismo por su torpeza, por no saber ver lo evidente y sobre todo por no comprender a su amiga de la infancia.
En el receso intentó acercarse para hablar, pero Alya y Allegra no se separaban de ella, manteniendo siempre una conversación a la que al parecer la azabache no quería prestar mucha atención.
Con disimuló se acercó a ellas tratando de pasar inadvertido, queriendo saber lo que se hablaba en el pequeño grupo. Con la mayor discreción que pudo se colocó a escasos metros de ellas, lo suficiente para escucharlas sin ser notado.
- Yo pienso que deberías volver a intentarlo, no pierdes nada con ello. - animaba Allegra evitando la mirada incrédula de su amiga.
- Coincido con Allegra, puedes intentarlo al salir, hoy puede ser distinto. - concordaba Alya con su rubia amiga.
- No creo que deba, él no querrá venir. - su expresión se torno sería y decaída - Ustedes no lo vieron, no...no quiso escucharme, se fue corriendo sin...sin.... - las palabras se agolpaban en su garganta sin poder salir, dando paso a un único suspiro de resignación mientras que una solitaria lagrima de sentimientos rotos recorría libre su mejilla.
Entendía lo que sus amigas pretendían y lo agradecía pero tenía que dejar de engañarse con un imposible, Félix Agreste jamás tendría ojos para ella y debería ser consecuente con ello, que por mucho que le doliera lo mejor era dejar de soñar y apartarse de ese cruce al que él nunca llegaría. Antes de que cualquiera de sus amigas pudiera decir algo más se puso en pie y mostrándoles una deslucida sonrisa se alejo en silencio.
Compungidas veían como su amiga se retiraba cabizbaja, lamentándose por su fallido intento por animarla. Unos metros más atrás un chico de cabello castaño y semblante decaído daba con el puño un fuerte golpe sobre la pared mientras apretaba los dientes irritado.
Las horas de clase se hacían interminables y más teniendo en primera línea de visión la imagen desangelada de Bridgette. Por fin el timbre daba el aviso de que la última clase había terminado, todos recogían sus cosas dispuestos a retirarse a sus hogares, todos menos él quien paciente esperaba su señal.
Félix colocó su cartera al hombro y se despidió de sus compañeros, al pasar junto a Bridgette, esta agachó de inmediato la cabeza evitando así verlo a la cara. En cuanto el rubio salió del aula Claude se levantó rápidamente para ir junto a Bridgette.
- ¿Bridgette? - la llamó con cierta timidez.
Ella levantó pausada la vista y sonrió tenuemente al ver a su amigo.
- Hola Claude.
- Quería hablar contigo sobre lo de ayer. - prosiguió con cierto reparó tratando de escoger las palabras.
- No te preocupes, ya me aclaraste que era una broma. - respondió afable - ¿Aunque si tu quieres podríamos salir? - dijo de pronto mostrando una tenue sonrisa lastimera ante la cara de sorpresa del castaño - Te...tengo dos entradas.... - antes de que pudiera continuar sintió la mano de Claude que envolvía con suavidad la suya donde sostenía las entradas del concierto.
- Tú no quieres esto...¿verdad?. - ambos guardaron silencio por unos segundos - Sé...sé que pensabas invitar a Félix y sé también que sería un error que no lo hicieras ahora. - el castaño paso pesadamente la saliva antes de poder continuar - Ayer...ejem...ayer cuando hablaste con él, Félix no estaba bien, - los ojos de la azabache se abrieron de más - te...tenía una reacción alérgica...por...por eso fue que salió corriendo.
- Pero... - antes de que pudiera decir algo más Claude volvió a interrumpirla.
- Soy tú amigo desde hace mucho tiempo y te digo que es un error desperdiciar estas entradas conmigo, ve e invítalo....es lo que debes hacer. - dijo en un murmullo.
Soltó la mano de su amiga y regalándole una cálida sonrisa abandono el aula ante la atenta mirada de Bridgette.
- ¡FELIX! - se escuchó el grito desde la escalera antes de que el rubio cruzara la puerta para salir del recinto.
Jadeante Claude llegó junto a su amigo, quien lo miraba curioso.
- ¿Dime? - inquirió neutro.
- ¿Te gustaría asistir a un concierto de piano? - preguntó recomponiendo su pose.
Félix lo miro dubitativo, conociendo la fama de bromista del castaño prefirió ser prudente.
- Me gusta el piano y sí, me apetecería ir a un concierto. - respondió con cautela mostrándose amable.
- Pues estas de suerte. - dijo dando pequeños golpes con su índice sobre el pecho del rubio quien se veía confuso.
- ¿Sabes?, estas tan aislado en tu pedestal que no eres capaz de ver lo bueno que te da la vida. Eres un tipo con suerte, no lo estropees. - espetó sin reparo viendo como los ojos de su amigo se abrían sorprendidos.
Tomándolo por los hombros lo acercó a él y con voz pausada y severa le habló al oído.
- Tienes mucha suerte Agreste, pero lastímala y seré tu peor enemigo.
Dándole unas palmadas en el hombro se alejó mostrando una gran sonrisa a un desconcertado Félix que permanecía mudo intentando comprender el mensaje.
Pensativo seguía con la vista como el castaño salía por la puerta hasta que una dulce y tímida voz sonó a su espalda.
- ¿Félix?
FIN (Continuara....)
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