Por recomendación del doctor, Thor había comprado un dichoso cojín de lactancia. Según Strange, esto ayudaba a que Loki no sintiera tanto cansancio y dolor de espalda.
En pocas palabras, facilitaba la vida de una madre.

-Podría casarme con este cojín -comentó feliz mientras su pequeño hijo comía feliz-, a él le encanta.

-Yo quisiera ser ese bebé -se cruza de brazos-, mi vida seria feliz.

-¿No eres feliz?

-Me refiero a que sería muy feliz tocando tu cuerpo mientras me das de comer.

-¡Eres un pervertido!

El menor aventó un cojín pequeño que hizo reír a su marido.

-Lo siento, lo siento -le faltaba el aire a causa de las carcajadas-, pero fue tan gracioso ver tu cara..

-Idiota.

-Oh vamos, Theo se mira feliz en esa situación. ¿Necesito ser un niño bueno para que me amamantes?

-¿Sabes como pudiste ganarte esa dicha?

-¿Cómo?

-Vistiendote de ovejita en el nacimiento de tú hijo.
Teníamos un trato y no lo cumpliste.

-No es mi culpa, no lo tenía a la mano. Había cosas más importantes que un estúpido disfraz.

-Sí, sí.

Thor sonrió y se recostó en las piernas de Loki.

-¿Qué tal el cojín?

-Es una maravilla. Ya no se cansan mis brazos y mi espalda puede descansar un poco mejor.

-Bueno, al menos resolvimos uno de los problemas.
Te comprare más cosas para la comodidad de mis dos grandes amores

-Que cursi sono es.

-Solo para ti amor.