Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

08

Tú tienes la culpa.

X Pan.

—¿Por qué insistes tanto en pasar tiempo conmigo cuando sabes que ya no tengo esperanza?

—Porque quiero estar contigo en cada momento, hasta el último si es posible ¿Por qué te es tan difícil comprender eso? —le pregunté sin quitar mi mirada de sus ojos.

—Porque mira a lo que te ha llevado eso —respondió en un suspiro.

—Me pondré bien, esto fué solo un momento de debilidad.

—No puedo romper más tú corazón, no más de lo que ya está y eso pasará.

—¿Y qué propones?

—Lo lamento, no puedo estar contigo como tu quieres que esté, no en estas condiciones y me harías más fácil esto si lo comprendieras.

—Si es lo que quieres lo comprendo.

—¿De verdad? ¿No vas a insistir más?

—Existe una diferencia entre amar y no poder vivir sin alguien.

—¿Qué quieres decir con eso?

—¿Me dejarías sola? Quiero pensar en algunas cosas.

—Tú mamá está afuera esperando por entrar.

—Está bien, dile que pase —respondí únicamente apartando la mirada, para él mi enojo era muy visible pero en cuánto se dió la vuelta no pude evitar empezar a llorar.

No se dió la vuelta así que no notó como estaba, me permitiré llorar por él en esta ocasión. Cubrí mi rostro con ambas manos sin dejar de sollozar, dicen que el amor es una cuestión mental pero en este momento sentía mi corazón desgarrarse.

Limpié mis lágrimas tratando de calmarme, mi abuelito dijo que tenía que tener paciencia con él y no presionarlo, sé bien que cuando alguien es para tí aunque te quites y cuando no aunque te pongas pero quería que él y yo fuéramos el uno para el otro, así sea por un corto tiempo, quería que tuviéramos un pequeño infinito de tiempo.

No alcancé a calmarme por completo, antes de que mamá entrara a la habitación, fijó su vista en mí y torció sus labios hacia arriba.

—Por esa reacción puedo adivinar que no tuvieron una buena conversación —pronunció llegando hasta mi lado.

—No quiere que estemos juntos —respondí con honestidad.

—Quizás piensa que sufrirás más a su lado que lejos de él.

—También lo pensé, pero ¿Sabes qué? A mí no me importaría, sé que habrían más momentos felices que tristes.

—No todo mundo piensa igual, si tú estuvieras en su lugar ¿Aceptarías estar con él?

—No lo sé, es probable que sí —respondí observando hacia el techo, en ese momento la puerta se volvió a abrir, era papá, se veía muy afectado.

—Que bueno que ya estás consciente mi niña —respondió un poco aliviado acercándose a mi lado.

—Siento haberlos preocupado papá —le dije intentando sonreír. Él se acercó y depósito un beso en mi frente.

—No quiero que vuelvas a hacer algo así —me reprochó.

—No lo pensé, lo lamento...

—Estoy de acuerdo con tu padre —agregó mamá—. No había querido regañarte, he tratado de ser lo más comprensiva posible contigo para que nos tengas la confianza de contarnos todo y que juntos busquemos una solución, no que decidas por tí misma que hacer.

—Lo lamento mamá, sé que quizás no me crean pero les prometo que no volveré a intentar nada así.

—Te creemos —dijo papá en un suspiro—. Pero entenderás que a causa de esto que hiciste necesitas recibir ayuda psicológica, nosotros estamos para orientarte pero al parecer nuestros métodos no han llegado a ser efectivos.

—Se equivocan, son los mejores padres del mundo, este fué solo mi error, pero si los deja tranquilos que vea a algún especialista lo haré.

—Bien Pan, porque pagué varias sesiones de atención psicológica en este hospital, tú decides si te agrada la psicologa de turno en la mañana como ahora o la que está por las tardes, dentro de unos momentos vendrá quién trabaja aquí en las mañanas, la otra está ocupada por ahora según me dijeron...

—Está bien —respondí con una mirada comprensiva—. Necesito esa ayuda psicológica, sé que tengo que mejorar en muchos aspectos de mi vida... Así que quiero que esa psicóloga me atienda.

[...]
X Trunks.

—¿Trunks Briefs? —preguntó una mujer rubia de mediana edad, con enormes anteojos dándo una sonrisa cálida entrando a mi habitación de hospital.

Por su bata médica pensé que era una doctora.

—¿Me harán nuevos exámenes? —pregunté confuso.

—No —dijo riendo divertida—. No conozco tu diagnóstico clínico, soy psicóloga de este hospital y trabajo aquí por las tardes, mi nombre es Iresa.

—Mucho gusto —respondí viéndola con desconfianza, ella se sentó en un aciento lejano a mi camilla.

—Igualmente ahora ¿Por qué no me cuentas porqué estás aquí? Trataré de orientarte lo mejor que pueda.

—¿Me orientará sobre que hay después de la muerte? Porque solo me quedan algunos meses más.

[...]
X Pan.

—¿Son Pan? —preguntó una mujer de ojos azules y cabello negro atado en una coleta, vestida con una bata blanca entrando a mi habitación—. La última paciente de este día —dijo dejándose caer pesadamente sobre un aciento.

No parecía estar vestida con el uniforme de una enfermera así que supuse que sería la psicóloga de la que papá y mamá me hablaron antes de irse a comer.

—¿Usted será mi psicóloga? —le pregunté confusa.

—Por lo visto sí, ya tú decides si quieres que lo sea o cambias, devengo un sueldo igual sin importar si tengo o no más pacientes.

—Entiendo —dije un poco incómoda sentándome en la cama.

—Ahora cuéntame ¿Que te pasa? —cuestionó con seriedad—. ¿Por qué te intentaste suicidar?

—Pues verá... —le expliqué todo el caso desde el principio omitiendo algunos detalles sobre que somos saiyayin ya que no me creería, al principio pareció escucharme con mucha atención, luego se vió un poco molesta.

—¿Te intentaste suicidar para estar con un tipo que ni siquiera te presta la atención que necesitas? —preguntó en tono sarcástico.

—Sé que no fué la mejor opción pero...

—Pero nada, tú tienes la culpa de que todo esto te esté sucediendo porque no te sabes valorar como persona.

—¿De qué habla? —le pregunté incrédula.

—Fácil, debes de quererte más a tí misma, por favor ¿Que es eso de andar rogando atención en donde no te la quieren dar? La atención no se ruega cariño. Si está a punto de morir y aún así se niega ¿No crees que el problema es suyo no tuyo?

—Es que de verdad lo amo...

—¿Y él te ama a tí? Por lo que te ha dicho más parece que solo busca excusas para no estar a tu lado, por favor, eres joven, estás hermosa, tienes toda una vida por delante, hombres sobran en este mundo, yo me he divorciado dos veces, no voy a dejar que ningún hombre me pisotee y tú deberías de hacer lo mismo.

—Es que es más complicado de lo que parece —dije en un suspiro—. No creo poder sentir esto por nadie más.

—No es el fin del mundo, tú lo haces ver cómo si lo fuera por las decisiones que has tomado, todas han sido erróneas, la peor querer morir por una persona así, es hasta gracioso.

—Nadie puede juzgar el dolor ajeno porque no se siente con la misma magnitud verlo desde lejos que vivirlo.

—¿Y cuántos años tienes ah? ¿Dieciocho? ¿Diecinueve? Apenas estás empezando a vivir y te estás ahogando en una pequeña gota de agua, las penas de amor no son nada comparadas con enfrentarte cada día a la situación actual de este país tú sola, mejor usa tu tiempo en estudiar o trabajar en lugar de pensar en decisiones tan fatales.

—¿Piensa que está angustia que siento es mínima?

—Si lo pienso, hay personas que han tenido problemas más graves que tú, que están hundidas en una profunda depresión y ven como sus días cada vez van de mal en peor, esas personas son las que es pasable que tomen una decisión así pero ¿Tú? Si él no te hace caso déjalo, ten orgullo como persona que siempre habrá alguien más dispuesto a hacer por tí lo que alguien no, él se pierde de tí, tú te tienes a tí misma y eso es más que suficiente, estás mal porque tú quieres ¿No te das cuenta de que te ves mal insistiendo donde no te quieren?

—Él puede llegar a cambiar de opinión, sé que solo está confundido, usted no lo conoce, no conoce como es en verdad.

—¿Y tú sí lo conoces? Por lo visto estás dispuesta a esperar un cambio de actitud que quizás nunca llegue, pero bien, ya lo decía mi madre cuando una mujer está enamorada solo ese hombre puede apagar ese amor, sólo espero que como consecuencia a eso no te llenes de odio y rencor, no puedo ayudar a quién no se deja ayudar y esa necedad que tienes la pagarás caro un día.

—Es posible o quizás no —le dí una mirada esperanzada, ella sólo vió su reloj y dijo que ya había pasado la hora de la terapia.

Suspiré y le dije que tomaría también la opinión de la psicologa de la tarde, se marchó sin más dejándome mil preguntas rondándome la cabeza y ningúna respuesta...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro