Sasuke se dio cuenta de tres cosas en su nuevo hogar, a pesar de vivir en un barrio pobre, la gente era algo amable y ese "algo" se respectaba de que no le han robado, al contrario, le brindaban ayuda o le daban algún objeto que necesitaba y por otra parte eran demasiados curiosos, tanto que se metían en la vida personal de uno.

La siguiente cosa, es que la mayoría de los que vivían allí eran mujeres, solo llego a contar a 5 hombres, Sasuke no era curioso ni nada por el estilo, pero esa duda le gano más que su orgullo, por lo cual decidió preguntarle a Nekobaa y la respuesta que obtuvo lo dejo satisfecho, resultaba ser que el edificio antes solía ser una casa hogar para las mujeres, pero hubo muchos problemas con los pagos, por lo que se decidió convertir en un edificio de renta, para generar ingresos y eso estaba bien, ya que no tenía a donde más ir.

La última cosa, es que su vecino de a lado, no salía a ningún lado, siempre mantenía la puerta cerrada y las ventanas cubiertas, aparte de que no hacía ningún ruido, como si no hubiera alguien ahí. Sasuke había pensado que tal vez salía, aunque sea a comer, pero su pregunta había sido contestada cuando vio a la anciana entregar un plato de comida a su puerta.

El azabache había cumplido con su palabra, no había hecho ningún ruido, solo se mantenía acostado en el sillón viendo sus redes sociales o limpiando un poco el departamento, no había recibido ninguna queja y por extraño que suene, se sentía orgulloso.... Orgulloso y aburrido.

No era necesario hacer ruido para quitarte la aburrición, el lugar era demasiado tranquilo, de vez en cuando se escuchaban ruidos de quejas del vecino de arriba, ya que se le iba la luz cada rato, pero el problema no era del edificio, si no de el que no conectaba bien los cables o el maullido de los gatos de la señora del cuarto 22 (todavía no se aprendía su nombre, de hecho no se sabia los nombres de sus vecinos, solo su vecino de a lado y de la dueña).

Ahora se encontraba sentado en el sillón, mirando la cubierta del libro que su hermano le había dado, el titulo era algo peculiar "La historia de una vida acabada", un título demasiado extraño y a la vez misterioso, el nombre del escritor se hacia llamar Kurama N, un nombre bastante extraño, pero no perdía nada en leerlo; abrió el libro y empezó a hojearlo.

La historia no empezaba con "había una vez" empezaba con las palabras "Hola, eres bienvenido de conocer mi historia y de cómo acabo", Sasuke sabia de que iba la cosa.

.-"Esta persona ya murió, pero no sin antes publicar su historia, como una carta de suicidio".- pensó.

Pero se equivocó, la historia era demasiada profunda, el protagonista de la historia vivía en un mundo color de rosa, hasta que el color de su mundo se desgasto y se convirtió en un color gris y blanco, el hombre no lo soporto y se encerró en su habitación, donde el volvió a crear su mundo color rosa.

Sasuke por alguna extraña razón entendía cada palabra que el hombre decía, su mundo se volvió gris por el simple hecho de escuchar lo que los demás decían, por el hecho de dejarse encadenar por las palabras que manejaban su vida.

El ruido de unos golpes, lo sacaron de su lectura, miro arriba del techo y suspiro, de nuevo el vecino de arriba estaba haciendo sus berrinches, tomo su celular que había tirado a su lado y miro la hora eran las 5:30 de la tarde y tenia un mensaje de su hermano.

Hermano tonto:

¿Cómo va todo?, ¿Estas feliz de tu soltería?, ¡Aprovéchala al máximo!, antes de que todo se descubra. Recibido a las 5:15 pm

Ya entendía porque su hermano nunca se casó, cerro el libro y se levantó del sillón, necesitaba un trabajo antes de que todo su dinero se acabara y tal vez matar así su aburrimiento.

Guardo su teléfono en su bolsillo trasero y dejo el libro encima de la mesa, necesitaba salir a tomar aire y buscar un trabajo por el camino.

Abrió la puerta y salió del departamento, miro hacia la puerta de a lado y como siempre esta se mantenía cerrada, alzo la mano y golpeo la puerta que tenía enfrente.

La puerta se abrió, Sasuke suspiro de alivio al ver que la anciana era la que había abierto.

.-Buenas tardes, Sasuke.-

.-Buenas tardes Nekobaa.-

.-¿Necesitas algo?.-

Sasuke se rasco la mejilla.- Me preguntaba si se le ofrecía algo de afuera, estoy a punto de salir a correr.-

La anciana alzo una ceja.- ¿A esta hora?, hay mucho frio allá afuera.-

.- En realidad lo hago para ver si consigo algún trabajo, no todo el tiempo estaré encerrado.-

Nekobaa miro hacia la puerta de a lado.- Me gustaría que cierta persona pensara como tu.-

El azabache miro hacia atrás, donde los ojos de la anciana se dirigían.- ¿Nunca sale del departamento?.-

La anciana negó.- No, es algo que me preocupa.- miro al azabache.- ¿Cuántos años tienes, hijo?

.-Tengo 27.-

Nekobaa no respondió, solo sonrió levemente, tenia tantas ideas en su cabeza que decidió probar con una.- Tal vez yo te pueda conseguir un trabajo.-