El frío invierno se estaba acercando, las hojas de los árboles caían con cada viento que los azotaba y el sol bajaba su brillo por las gruesas nubes que lo tapaban. La gente se sentía más contenta de lo normal, pronto sería navidad y solo faltaba un mes para que se cumpliera la unión familiar y también la fecha de los regalos.

Sasuke se despertó cuando sintió el frío viento chocar en su espalda, la sábana se había resbalado de su cuerpo desnudo y el calor corporal que le era ofrecido no lo ayudaba en nada. Echo un vistazo hacia la ventana abierta. Tal vez para el resto del mundo la navidad era algo bueno, pero para él es como terminar la felicidad que había creado. 

Se levantó de la cama en silencio para no despertar al rubio y se vistió con las mismas ropas de ayer y salió de la habitación. 

Durante el camino hacia el restaurante, se topó con Nekobaa en la entrada, tenía una cara de preocupación y desánimo.

.-¿Qué sucede?.-

Nekobaa apartó la mirada de la calle y miro al azabache.- Oh querido, Deidara no ha llegado desde anoche ¿No sabes dónde está?.-

Sasuke tenía la sospecha de saber dónde estaba, pero aun así nego.

.-Estoy preocupada, ultimamente no pasa tanto tiempo en la casa o a veces llega hasta la madrugada.-

.-Tal vez esté saliendo con alguien.-

Nekobaa nego.

.-El no esta estable para tener una relación.-

Tenía ganas de preguntar el ¿Por qué?, pero sabía que quedaría como un metiche, así que decidió no decir nada.

.-Oh por cierto querido, ¿Deseas algo en particular?.-

Sasuke asintió.- Me gustaría dos órdenes de Ramen.-

La anciana relajo su semblante y sonrió.-Te lo preparo en unos momentos.-le echó una última ojeada a la carretera antes de entrar al establecimiento.

El azabache no entro, solo se quedo ahí parado en la puerta, pensando en lo que iba a hacer de ahora en adelante. Una parte ya estaba decidido y en la otra tenía que pensar muy bien en el futuro. Rechazaría los bienes de su padre y se iría lejos a otra ciudad con el rubio. Pero primero hablaría con su familia y después le contaría toda la verdad a Naruto, sabía que sería complicado "Si tan solo le hubiera contado la verdad desde el principio.." pensó, "pero el hubiera no existe".

Un rato después, Nekobaa salió con una bolsa y se lo dio al Uchiha.

.-¿Cuanto es?.-

.-Oh no es nada querido, escuche que ayudaste a Naruto la otra vez.-

.-¿Mmm?.-

.-No lo creí desde el principio, pero cuando ayer los vi juntos, me quedé sorprendida, ¡Naruto salió por primera vez!.- dijo muy animada.- Ah, necesito buscar a mi nieto.- la anciana sonrió por última vez y salió de su presencia.

Ya se había acostumbrado a que las noticias volaran tan rápido, después de todo era un lugar pequeño y todos casi se conocían.

Sasuke suspiro y decidió regresar al edificio, pero algo le llamó la atención.

Una señora estaba al lado del edificio, vendiendo pequeños objetos hechos a mano al igual que unos anillos.

El azabache se acercó y les echo un vistazo.

Eran anillos de pareja, cada uno tenía un significado grabado dentro, algo que se le hizo curioso.

.-¿Desea comprar algo?.-

Sasuke la miro con duda, no sabía si era buena idea comprarlo o no, sentía que iba demasiado rápido y le recordó que todavía no estaban arregladas las cosas para seguir con su vida.

.-¿Joven?.-

.-Me gustaría comprar este par.- señaló.

No pasaba nada si los compraba.

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A Naruto le estaban pasando cosas enormes. Por fuera y por dentro . Y lo que sentía sobre lo que le estaba pasando también era enorme. Estaba asustado.

Asustado por que el azabache no estaba. Lo había visto en películas y en series y es que cuando una mujer se entrega al hombre, este suele desaparecer al día siguiente. Si eso llegara a suceder no sabía qué es lo que haría, todavía no estaba preparado para salir por sí mismo. Y estaba asustado porque lo amaba. Si. por loco que sonaba estaba perdidamente enamorado y no sabía qué hacer si todo se llegara a derrumbar. Y su ser, su aroma y su nombre quedaron impregnados en su memoria.

Se sentía como si estuviera en las nubes, sabiendo que la caída iba ser muy dura.

La puerta de la habitación se abrió y no supo de donde saco las fuerzas para levantarse, pero lo hizo y corrió hacia el dueño de sus pensamientos y delirios.

.-¿Naruto?.-

La voz sorprendida de Sasuke, era como una melodía para sus oídos. 

.-Regresaste.-

.-Si lo hice... todavía estás desnudo.-

.-Oh si, no me dio tiempo de ponerme la ropa.-

"¿Qué estabas haciendo mientras no estaba?" se preguntó.

.-¿Donde estabas?.-

Sasuke se separo un poco y mostró la bolsa que llevaba.- Traje tu comida favorita.-

Naruto sonrió divertido.- Gracias, no debiste... espera déjame vestirme y comemos juntos.-

.-Mm.-

El rubio rió y caminó hacia la cama, donde había varias mudas de ropa que había dejado la otra vez que se quedó.

El azabache por su parte, caminó hacia la cocina y sacó los dos platos humeantes de ramen. Urgo en sus bolsillos y sacó los dos anillos que había comprado. Eran de oro laminado y tenían grabado una frase que decía "Tú me enseñaste lo que era la vida"  era algo cliché, pero describe lo que siente.

.-¡Listo!.-

Naruto apareció en la cocina vestido de color naranja, aunque esta vez tenía puesto sus pantalones azules.

.-¿Esos son míos?.-

Naruto asintió.-Si.. ¿Esta bien?.-

.-Te queda bien.-

Naruto se sonrojo levemente y se sentó.

.-La comida de Nekobaa siempre se ve deliciosa.- tomo lo palillos que estaban encima de la mesa y empezó a comer.

.-Dame tu mano.-

.-¿Mmm?.-

.-Solo damela.-

El rubio lo miro extrañado, pero aun así obedeció.

Sasuke tomo su mano y le puso el anillo en su dedo índice.

Naruto se quedo sin habla.

.-Antes de que te des una idea equivocada, es un anillo de pareja... fue algo barato y no vale mucho, pero quiero que lo conserves, yo también me puse el mio.- mostró el anillo.- se que es algo raro de mi, pero con esto quiero que sepas que mi corazón te pertenece.-

.-Sasuke... no se que decir.-

Sasuke se sorprendió al ver llorar al rubio.

.-Es..la primera vez que me regalan algo así.- 

El azabache se levantó y lo abrazó fuertemente.-No llores por algo así.- 

.-Hic..lo siento.-

Sasuke beso su cabeza, ya tenía una decisión.