Oscuridad, eso es lo único que veía, una oscuridad que lo consumía. Sentía que poco a poco olvidaba los rostros de sus padres al igual que sus nombres, no sabía el por que estaba aquí o qué era lo que querían esos hombres.

La pequeña reja de la puerta se abrió y como cada día dejaban un plato de comida que no tenía una buena apariencia.

Se arrastró hacia el plato y empezó a comer lentamente, mientras que las lágrimas resbalaban de sus mejillas. Ya estaba acostumbrado a llorar y ya había aceptado que las lágrimas nunca se acabarían.

.El señor Namikaze no ha aceptado la demanda.-

Se detuvo de comer, cuando escuchó el apellido de su padre y también por escuchar una nueva voz.

.-¿Es así?, ¿Quiere que le corte un dedo al niño? Se lo podíamos enviar como advertencia.-

Miró hacia sus manos y las escondió en los bolsillos del pantalón. Se acercó más a la puerta para escuchar la respuesta del hombre.

.-No, ya fue suficiente con las cicatrices que le hicieron, esperaré una semana más.-

.-Como quiera.-

.-No quiero que le hagas daño al niño hasta que te lo pida.-

.-Si, señor.-

Quería ver al hombre que le tenía odio a su padre, quería observar quien era el causante de su secuestro. 

Alzó un poco la reja y lo miro.

Sólo podía ver su espalda ancha y su cabello que tenía hasta el cuello, color castaño . No sabía quién era o qué es lo que quería.

.-¡Ayuda!, ¡Saquenme de aquí!.- gritó.- ¡Quiero ver a mi papá!.-

El hombre no volteó.

.-Encárgate de él.-le ordenó a la persona que lo lastimó.

El hombre sonrió.-Será un placer.-

Se alejó de la puerta y se escondió en una esquina. El secuestrador entró con cinturón en mano, sin quitar la sonrisa de su rostro.

.-Hoy aprenderemos a como tener la boca cerrada.-

Cubrió su cabeza con ambas manos.

El hombre se acercó y  lo golpeó en la espalda. Cada golpe dejaba un ardor en su cuerpo, alzó un poco la mirada y vio cómo el hombre malo lo observaba desde la puerta. Esos ojos negros que sentía como penetraban cada parte de su alma.

Esos ojos negros se le hacían muy familiares, era como un dejavu.

El hombre se acercó un poco más a él y su rostro fue sustituido por el de Sasuke, que se carcajeaba con cada golpe que le daban. 

.-¡Ya basta!.. ¡Ya basta!....¡Sasuke!.-

Abrió los ojos. El sudor resbalaba de su frente y pequeñas lágrimas caían. Acaba de tener una cruel pesadilla, una pesadilla que se combinaba con los recuerdos del pasado.

Se limpió las lágrimas y se levantó. De nuevo los recuerdos de esa noche lo atormentaban, algo que le resultaba extraño, ya habían pasado semanas de que ya no tenía pesadillas.

.-Es porque Sasuke duerme conmigo.-dijo en voz alta, luego se percató de algo.

Sasuke no estaba.

.-¿Sasuke?.- lo llamó, pero no hubo respuesta.

Se bajó de la cama y caminó hacia la cocina, donde no había rastros de él.

Luego se fijó en el plato humeante que estaba encima de la mesa y donde había una nota pegada encima de ella.

Lo tomó y leyó en voz alta.-Fui a buscar algo, no tardó.-

 Arrugó la nota y miró hacia la puerta. "¿Cuánto tardará?" pensó. 

Tenía ganas de salir y buscarlo, si no tuviera su fobia. No aparto la mirada de la puerta, pensando que si era buena idea salir por sí mismo, sin que se lo estén ordenando. 

Tomo el aire necesario y se armó de valor. 

Sasuke entró al pequeño restaurante y saludo a las pocas personas que estaban en el establecimiento.

Deidara como siempre estaba en el mostrador, donde no apartaba su mirada del pequeño aparato.

El azabache se acercó y recargo las manos encima del mostrador.-¿Dónde está Nekobaa?.-

El rubio saltó del susto y miro al azabache.- ¡¿Qué rayos te pasa?!, ¡¿No puedes tocar?!.-

Sasuke alzó una ceja.- ¿Tocar?

Deidara señaló una pequeña campana que estaba cerca de la caja.

.-Oh.-

El rubio sonrió divertido.-Bueno es obvio que no lo viste, ya tiene semanas que ya no trabajas aquí, no entiendo como mi abuela te tiene todavía.-

.-Yo también pienso eso sobre ti, no prestas atención y no entiendo cómo es que no te han robado.-

.-¡¿Qué dijiste, idiota?!.-

.-¿Que es todo ese griterío?.- Nekobaa salió de la cocina y miró hacia su nieto.- Querido, ¿Puedes hablar sin gritar? Por favor, me asustas a los clientes.-

Deidara se cruzó de brazos y refunfuño.

Nekobaa suspiro y miro al azabache.-Bienvenido cariño, ¿Ya vienes a trabajar?.-

Sasuke negó con la cabeza.-Necesito hablar con usted.-

.-Oh está bien ¿Qué necesitas?.-

El Uchiha suspiró.- Quiero renunciar.-

.-¿Por qué?.-

Sasuke no sabía qué contestar, pero sabía la razón "Quiero ayudarlo, quiero que todo mi tiempo esté con él"

 Nekobaa puso una mano en su mejilla y lo acarició.- Bueno querido, si tu quieres renunciar, respeto tu decisión.-

La mano de la anciana era tan suave y tan maternal, que lo hacía sentir cómodo.-Gracias señora.. por todo.- sonrió levemente.

.-¡Espera!, ¿¡Qué?!.-

Los dos se sobresaltaron al escuchar la voz ruidosa de Deidara.

.-¡¿Por qué?!, ¡¿Por qué a él si lo dejas renunciar y a mi no?!.-

.-Querido, baja el volumen de tu voz.-

.-¡Abuela!.-

Nekobaa bajo su mano y palpó la espalda del azabache. Sasuke sabía que era una señal de que era mejor de que se retirara, por lo que bajo su cabeza levemente y salió del restaurante.

Camino hacia el edificio y abrió la puerta. 

Nunca hubiese creído lo que veía. Naruto estaba sentado en uno de los escalones, se abrazaba a sí mismo y se mecía.

Sasuke se acercó sin dudar y tomo sus manos para que se diera cuenta de su presencia.

Naruto alzo la mirada y lo abrazó.-Quería..quería intentarlo por mi mismo.-su respiración estaba agitada.

.-Tranquilo.- acarició su espalda.-Todo está bien, ya estoy aquí.-

El rubio lo abrazo fuertemente y tomó grandes bocanadas de aire "Me siento tan patético".

.-¿Puedes caminar?.-

Naruto lo pensó unos minutos y asintió. Se levantó lentamente sin dejar de abrazar al azabache y se acomodo para empezar a caminar.

.-¡Dios mio!.-

Los dos miraron sorprendidos hacia la puerta. La señora de la habitación 71 los observaba con pánico y horror

"La loca de los gatos" pensó Sasuke.

La situación se le iba a salir de las manos.