2.-Huir no es de cobardes
Tal vez era que no estaba acostumbrado a concurrir en estos lugares, tal vez no estaba acostumbrado el olor a grasa y humo; su cuerpo se encontraba en tensión y cada ruido que escuchaba su corazón brincaba del susto.
Suspiro, no era tiempo de estar asustado y cualquiera que lo conociera de seguro se burlaría de él, miro el reloj de su muñeca para entretenerse con los números, pero decidió esconder su mano, ya que el reloj que tenía era de oro.
Las nubes grises taparon la luz del sol "increíble, solo falta que llueva", pensó, aun no entendía como es que su hermano logro convencerlo en reunirse en tal lugar, citarlo en un restaurante de mala muerte, donde el aseo no estaba 100% asegurado, aunque el fue el que lo llamo.
Miro de nuevo en el local, la gente seguía comiendo y platicando entre sí, personas que tenían ropa de segunda mano, miro su reflejo en la ventana, su cabello negro se encontraba algo desarreglado y su corbata no tenía el nudo perfecto.
.-Buenos días hermano.-
Volteo para encontrarse con el rostro de su hermano mayor .- Itachi, tu desgraciado.-
.- Yo también me alegro de verte, hermanito.- sonrió .- ¿Por qué no has entrado?.-
El azabache alzo una ceja.- No me digas que vamos a comer aquí.-
Itachi abrió la puerta del local.- Oh, lo siento Monsieur, por no traerlo a un restaurante de lujo, pero alguien me dijo que quería un lugar que no sea tan concurrido.- dijo.- además aunque no lo creas este es el lugar más limpio para comer.-
Chasqueo la lengua y entro al restaurante, seguido de su hermano, por un momento la gente se los quedo viendo, para luego seguir en lo que estaban.
.- Buenos días, Nekooba.- dijo itachi, mientras se sentaba en una de las mesas más cercanas.
.- Buenos días Itachi, ahora los atiendo.- dijo la anciana.
El azabache se sentó en la misma mesa que su hermano y lo miro de manera acusatoria.
Itachi alzo una ceja.- ¿Qué?.-
.- ¿Cómo es que conoces este lugar?.- pregunto el azabache con voz profunda.
.- En una noche de loquera y no me preguntes más, no eres mi mamá.-
Sabia a que se refería con una noche de "loquera", Itachi a pesar de ser mayor era muy rebelde, le encantaba salir de noche y perderse por ahí, ya era un milagro de que no lo hubieran asaltado.
La anciana que Itachi había saludado, se acerco a la mesa con libreta en mano .- ¿Qué van a pedir?.-
Itachi miro hacia el pizarrón donde se encontraba el menú de hoy.- Un teppanyaki me vendría bien y ¿Tu Sasuke?.-
La anciana miro hacia al azabache, su piel era algo blanca y sus ojos negros como dos pedazos de carbón.- ¿Es tu hermano menor?.-
Itachi asintió.- Si, no nos parecemos ¿verdad?.-
Nekobaa sonrió.- Si parecen dos gotas de agua, ¿Qué deseas comer querido?.-
Sasuke miro el pizarrón.- Onigiris y una taza de te verde.-
.- ¡Oh, yo quiero beber sake!.- dijo Itachi.- de vez en cuando hay que tomar algo fuerte.-
Nekobaa negó, pero anoto los pedidos.- En un minuto se los traigo.- se retiro de la mesa y fue a la cocina.
Los dos hermanos miraron hacia la ventana, una de las cosas en común era que les gustaba ver a las personas e inventar una historia de ellos, Itachi aparto la mirada y vio a su hermano.
.- ¿Por qué querías verme?.-
Sasuke suspiro y miro hacia esos ojos negros .- Me quiero mudar .-
Si Itachi estuviera bebiendo, de seguro escupiría la bebida de sorpresa.- ¿Por qué?.-
.- No soporto más a Sakura, me quiero ir lejos de ella, pero claro sin irme de la ciudad.-
.-¿Por qué?.-
.- Porque quiero y puedo.-
Itachi rio, le encantaba molestar a su hermano.- Esta bien, ¿A dónde piensas mudarte?.-
Sasuke miro a su alrededor, varias personas ya se estaban retirando.- Un lugar que no sea tan concurrido y que sea difícil de encontrarme.-
Itachi sonrió y alzo la mano.- ¡Nekobaa!.-
La anciana se asomo en la pequeña ventana de la cocina.- ¿Si?.-
.-En el edificio donde vives, ¿Hay algún cuarto libre?.-
Nekobaa sonrió.- Si hay un cuarto libre.-
Itachi miro a su hermano.- ¿Cuándo empiezas a mudarte?.-
Sasuke sonrió.- Que sea mañana mismo.- puede ser que estaba algo desesperado para aceptar tan deprisa, pero no soportaba a su prometida, después de todo no estaba huyendo, solo quería descansar.
Se recargo en la silla, suspiro y se cruzo de brazos; después de todo si necesitaba un nuevo aire, pero no sabia que su vida iba a cambiar drásticamente.
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