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Epílogo

" Lava tus heridas, deja que se seque la sal. Derramate la piel. ¿Nuestro amor es de medio tiempo?. A veces creo que es más, ¿he perdido la vista?. Tan peligroso. ¿Este es el amor temporal que ansío? "
—The Brinks


Jungkook y Jin parecían destinados a encontrarse en las peores situaciones, cuando ambos necesitaban un apoyo la vida los empujaba a coincidir, a verse o a hablar. Había sucedido así en muchas ocasiones después de que Seokjin visitase su estudio. Compartieron unas copas juntos cuando la novia del pintor tomó la decisión de irse a estudiar a Europa, chocaron por casualidad cuando Jin estaba sumido en fiebre pero necesitaba revisar lo más rápido posible la mercancía para su restaurante… No eran pocos los conflictos que envolvieron sus encuentros repentinos, durante un largo tiempo su contacto se resumió a rápidas conversaciones y ahora estaban ahí. Juntos, sin saber qué decir o hacer. Ambos atontados por las cartas que el destino pretendía jugar.

Kim Seokjin había decidido retrasar su entrada todo lo posible al servicio militar obligatorio, con la única intención de dejar su negocio en unas manos responsables. Tenía a su lado a su buen amigo Daehwan, sin embargo este solo trabajaba en el restaurante cuatro veces por semana. Por lo que simplemente lo organizó tan bien como le resultó posible. Lo que en realidad se basó en dejar el control en manos de un encargado que había estado a su lado desde la propia inauguración del local, más tarde se inscribió y entró como soldado raso en la unidad del ejército que le correspondía.

Casi como una casualidad enrevesada Jeon Jungkook decidió adelantar su entrada al servicio militar unos cuantos años, pues se encontraba solo ahora que su ex pareja residía en Europa. No le gustaba la soledad después de lo ocurrido en aquella casa, cuando cerraba los ojos todavía podía recordar al doctor Kim golpeando a ese pobre muchacho hasta la muerte. Y regresar con sus padres parecía dar pasos atrás en su vida de alguna manera.

Ninguno de los dos pensó que se volverían a encontrar encerrados en una misma habitación y sin embargo había sucedido, incluso si estarían rodeados de personas y de gente que jamás aceptaría su sexualidad… Ellos estaban ahí, juntos.

—¿No es demasiado pronto para ti? - el tono de Jin era tranquilo. Agradecía de alguna forma la presencia de Jungkook. Sentía que sería el único apoyo para él en ese lugar dónde ser como realmente eran podría causarles gran cantidad de problemas.

—El estudio empezó a resultarme agobiante así que hablé con mi madre al respecto, ella me sugirió vacaciones y mi padre dijo que el ejército borraría las tonterías de mi cabeza porque estaría lo suficientemente cansado como para no tener tiempo de pensar. - Jungkook sonrió levemente obteniendo la atención de Jin. El cocinero aún no podía dejar de mirar esos preciosos ojos repletos de brillo, incluso en la actualidad llamaban por completo su atención.

—Estamos realmente en un lío. Yo entre porque no podía retrasarlo más y tú debido a que no sabías que hacer con tu vida. Parecen el tipo de razones que nos mantendrán quejándonos de esta mierda a cada instante. Como un niño que debe ir al colegio pero sabe que estará más cómodo en su cama, acude de todas formas porque es parte de sus responsabilidades pero es probable que durante todo el día sienta ganas de volver a su casa para comer algo y tumbarse a vaguear.

Jungkook se sentó sobre una de las camillas que le habían sido adjudicadas y miró por un segundo a su alrededor. Sus compañeros parecían más centrados en hacerse un sitio y elegir las mejores zonas que en descubrir que era lo que pasaba entre ambos. Probablemente creían que eran sencillamente dos amigos que habían tenido la suerte de coincidir en el ejército en la misma unidad.

Y en cierta forma, lo eran. Los años habían pasado para ambos, ya eran lo suficientemente maduros como para poder mantener conversaciones sin sacar a relucir los sentimientos que los dos compartieron en el pasado.

—Al menos nos tenemos como apoyo mutuo. Si alguno quiere correr a casa el otro tendrá la confianza suficiente para pegarle un puñetazo o hacerlo entrar en razón con las palabras correctas.

Jin sonrió levemente sin poder evitarlo y asintió ante la ocurrencia de Jeon Jungkook mientras posaba la mochila sobre la litera superior.

—Me quedaré con la opción del puñetazo. Aún te debo algunos de cuando eras un niñato que exigía atención a todas horas.

Jungkook sonrió también, a pesar de que muchos de aquellos recuerdos de su relación estaban repletos de peleas, todavía sentía gran añoranza hacia esos tiempos en los cuales creyeron que el quererse serviría para mantenerse unidos de por vida. No sabían lo que era el amor en aquellos días, ni siquiera intentaron comprenderlo.

—Jin. - Jungkook estaba tumbado con los ojos cerrados. Los recuerdos fluían por su mente rápidamente. - Siento haber sido tan exigente. Debí comprender a la primera que tu hermano necesitaba más tu cariño que yo, que tenías una vida complicada estudiando mientras tratabas de lidiar con tu madre y estar en Jeju cada fin de semana. Venías siempre hasta que comencé a quejarme, todo lo que hacía era echarte cosas en cara, ahora… Cuando lo pienso con calma, creo que entiendo porque tus ganas de besarme o abrazarme desaparecían. Eres mucho más independiente que yo, aún así reclamaba todo tu espacio.

Incluso si habían pasado años los perdones seguían atorandose en sus cuerdas vocales, negándose a salir incluso si ya no dolía. El orgullo los había separado, por eso ambos sabían que necesitarían desprenderse de esa actitud para lograr convivir a gusto.

—Yo siento haberte gritado tantas veces en lugar de ayudarte con calma, sabía que tu mente aún era débil y no estabas curado del todo pero aún así seguía empujandote y apurandote a avanzar. Yo era el único con prisa, en algún momento creí que simplemente no lo estabas intentando. Se me olvidó lo difícil que era para ti.

Ambos sonrieron, compartiendo una expresión de felicidad sincera mientras se miraban a los ojos sin nada que ocultar. Al fin se habían disculpado por todo aquello que en su momento el orgullo y la falta de confianza les causó.

Ejército de Corea: Enero

El inicio resultó mucho más duro para Jungkook que para Seokjin, los dos estaban realmente perdidos entre todas esas órdenes y normas. Aunque la única verdad era que ninguno se caracterizaba por obedecer ciegamente o con facilidad. Eso los llevó a compartir largas jornadas de castigos en los cuales se dedicaban a limpiar baños o, por suerte para Jin, cocinar para sus compañeros.

Los días pasaban lentos, sin embargo ambos lograron volver a llevarse bien. Como de costumbre las adversidades parecían unir sus vidas.

—¿Te duele todavía? - Jungkook se envolvió la toalla a la cintura y observó como Seokjin movía su cabeza de un lado a otro tratando de calmar la presión de su cuello. Se había lastimado días atrás mientras realizaban una jornada de entrenamiento de resistencia.

—De vez en cuando. - el cocinero suspiró, dejando salir un sonido de frustración de su boca - Es como un pinchazo que se va haciendo más profundo cuanto más ejercicio realizó.

Jeon Jungkook se movió por instinto, sus manos fueron hasta los hombros de Jin y masajeó la zona con cuidado. La piel de estos, así como la parte trasera de la nuca del que años atrás había sido su pareja, estaba afectada debido al estrés al que en muchas ocasiones tenían que exponerse. Todavía sabía dónde y cómo tocar para relajar los martirizados músculos del cocinero.

En esa ocasión nadie les dijo nada, era normal observar a los compañeros de su unidad intercambiando gestos como esos debido al duro entrenamiento que realizaban casi a diario. Sencillamente no podían ir a la enfermería a pedir masajes musculares cada día, por lo que se apoyaban unos a otros.

—¿Mejor? - preguntó Kook presionando levemente la piel de Jin.

—Mucho mejor. Sabes cómo hacerlo.

Jungkook hubiese querido bromear debido a esa frase pero las palabras silenciosas nunca fluyeron. Demasiados compañeros saliendo y entrando de las duchas.



Ejército de Corea : Febrero

En ocasiones Jin se quedaba despierto toda la noche. Lo hacía porque sabía que las pesadillas de Jungkook estaban de regreso y solo él podía calmarlo. A esas alturas todos sabían que se conocían de antes, pero nadie sospechaba acerca de su pasado o tan siquiera de lo que había sucedido en aquella casa. Y si lo recordaban de las noticias que cubrieron televisiones y periódicos, al menos jamás lo mencionaron.

—¿Vendrán vuestros padres a visitaros? - Yoongi era uno de sus compañeros, a pesar de su seriedad durante el trabajo resultaba una persona agradable cada vez que se libraba del uniforme o dejaba el campo de entrenamiento.

—No en esta ocasión, mi madre trabaja hasta tarde por lo que su horario no se ajusta a nuestras horas libres. ¿Vendrán los tuyos?

Yoongi negó ante la respuesta de Seokjin y miró a Jungkook con curiosidad, esperando una respuesta por parte del artista.

—Tampoco vendrán, están centrados en ampliar mi estudio. Ni siquiera me han dicho qué harán, me da miedo pensarlo.

Los tres sonrieron tristemente, nada cambiaba en el ejército. Las cosas eran iguales que en el exterior pero con normas y horarios más estrictos. Su interior, lo que sentían o lo que eran, seguía igual. Las formalidades, los estamentos, los fuertes y los débiles.

—Supongo que podemos volver a salir a algún bar juntos esta noche. - dijo tras un largo silencio Seokjin.

—Supongo. - respondieron los otros dos muchachos.



Ejército de Corea : Marzo


El tiempo frío comenzaba a diluirse poco a poco y los entrenamientos casi parecían ser más fáciles. En ese momento Jin y Jungkook se mantenían felices pues estaban adaptándose al equilibrio rutinario que suponía estar en ese lugar.

Compartían inquietudes, se animaban el uno al otro y eran, probablemente, los únicos entre todos que podían mostrarse lo suficientemente confiados para desahogarse en cada conversación que intercambiaban.

Habían bastado tres meses para que recuperasen aquello que hace mucho los hizo enamorarse. Sus corazones empezaban a recordar, incluso si los dos estaban asustados ante tales hechos. Era inevitable que empezasen a preguntarse si la opción de volver a intentar una relación podría llegar a ser una buena idea o solo un obstáculo más en sus intentos por ser felices.

—Jungkook. - Jin estaba sentado sobre la litera leyendo uno de los muchos libros que el pintor acumulaba. - ¿Realmente tienes que marcar tanto las páginas?

Las esquinas del papel estaban dobladas en gran cantidad de capítulos, señalando las partes preferidas de Jungkook.

—Es la mejor forma de encontrar las zonas buenas para releer. - dijo desde la litera de abajo el pintor. - ¿Te molesta? No me digas que eres una de esas personas que mantiene los libros tan intactos que pierden la personalidad.

Seokjin se encogió de hombros aún sabiendo que Jungkook no podría ver su gesto.

—Los marcas tan a menudo que deja de tener sentido que lo hagas, acabarías antes releyendo todo desde cero. ¿No crees?

—Quizás pero sigue siendo más sencillo para mí, puede que marque muchas partes porque a veces me gusta abrir el libro en una de esas zonas marcadas de forma completamente aleatoria y preguntarme el porqué en ese momento de mi vida decidí marcar cierta frase o parte.

Seokjin asintió leyendo en voz baja una de las muchas zonas marcadas en el libro. Era uno de esos ejemplares que Jungkook solía leer cuando estaban juntos en la casa de Jeju. Antes de que todo el lío con su padre se desatase.

—”Mas cuando la desgracia ha de llegar, elijas el camino que elijas terminas por llegar a tu destino.” - Jin sonrió levemente, había alzado la voz para que el pintor escuchase esa frase subrayada a lápiz en el libro.

—Supongo que estaba algo perdido, me gustaba pensar que hiciese lo que hiciese el destino estaba escrito. ¿No te relaja pensar que incluso si lo haces mal llegarás al mismo lugar que habiéndolo hecho todo bien? Incluso entre la desgracia nuestras decisiones son algo que sencillamente no influye por completo en nuestro futuro.

Seokjin suspiró y dejó el libro a un lado.

—Pero sí influye.

—Quizás no, puedes morir por las drogas o un accidente. Tal vez el destino es la muerte y da igual la forma en la que esta llegue.

—Es un ejemplo vago, todos estamos destinados a morir. - replicó el cocinero.

—Lo es, pero te ha servido para entender el concepto. ¿Cierto?

Jin se mantuvo en silencio durante unos segundos.

—¿Crees que nos está sucediendo eso? Que los caminos que tomamos no influyen en nuestro destino, siempre acabamos juntos de una forma u otra.

Jungkook sonrió.

—Me gusta la idea, sin embargo no creo que sea eso lo que nos sucede a nosotros. Las casualidades también existen.








Ejército de Corea : Abril

Las miradas entre Jungkook y Seokjin habían comenzado a ser más profundas. Se observaban más de lo que dos simples amigos lo harían, disfrutaban del contacto entre sus ojos.

Los gestos también se habían vuelto más íntimos con el tiempo. Cada vez que entrenaban juntos sus manos o brazos se tocaban muchas más veces que las de cualquier otro dúo de soldados.

Las excusas habían empezado a surgir cuando se encontraban perdidos el uno en el otro. Si se miraban era por costumbre, eso decían. Si se rozaban era para ayudarse, siempre hablaban de su buen trabajo en equipo.




Ejército de Corea : Mayo

Los días pasaban más lentos ahora que la primavera había llegado, Jin y Jungkook seguían pasando largas jornadas trabajando juntos por cada una de sus faltas. De alguna manera ambos terminaban rompiendo alguna norma siempre. Casi se había vuelto rutinario el hecho de que ambos cocinasen la cena para todos los miembros de su unidad o se encargaran de realizar la colada.

—Algún día podremos irnos a dormir a una hora normal. - Jin se encontraba apoyado en la pared del aparcamiento, su cabello estaba húmedo debido a que se encontraban limpiando los vehículos usados en el entrenamiento con cubos de agua helada.

—Creo que han empezado a acostumbrarse, actualmente somos más personal de limpieza que soldados. Admítelo, somos unos inútiles en las cuestiones de entrenamiento militar. Y el ejercicio ni siquiera es problema, no se nos da bien seguir órdenes.

Seokjin sonrió captando toda la atención del pintor, últimamente le gustaba obtener la mirada de este de nuevo. Cuando estaban a solas se divertía provocándole sonrojos.

—Estás haciéndolo de nuevo. - Jungkook se acercó a Seokjin. El coqueteo que había surgido de repente entre ambos en las últimas semanas, era algo que lo asustaba y le agradaba por igual. - Me provocas.

—¿Yo? - Seokjin fingió una sonrisa señalandose a sí mismo. - ¿Cuándo lo he hecho?

Ambos estaban tan cerca que sus frentes podrían chocar en cualquier instante.

—Tú eres el único que está provocando. - las manos de Jin se posaron sobre el pecho de Jungkook casi de forma refleja.

Sin embargo aquella noche no sucedió nada. Era como empezar de cero, de nuevo tímidos y confusos acerca de todas las cosas que cubrían sus cabezas de pensamientos. Jugueteaban alrededor del otro durante varios minutos tan solo para retroceder cuando las cosas parecían comenzar a volverse demasiado serias.





Corea del Sur, Seoul : Junio

Su primer beso después de tanto tiempo sucedió por casualidad mientras ambos se cobijaban de las lluvias de inicios de verano bajo los soportales de Seúl.

Ninguno de los dos sabía bien lo que estaba ocurriendo y sin embargo, ambos se concentraron en dejar que sus labios se rozaran con cuidado. Disfrutaron de cada segundo en el que sus bocas se encontraron, tan necesitados de amor y atención. Tan necesitados de ellos mismos, de esa relación que durante un tiempo les pareció el infierno y ahora prometía volver en forma de paraíso.

Se besaron sin que nadie lo supiese, con el cabello húmedo y las gotas de lluvia calmando la calor que emanaban sus cuerpos. Aquella noche lejos de su habitación y del ejército, descubrieron que todavía había sentimientos vivos en sus corazones. Aprendieron rápidamente que no querían estar lejos el uno del otro de nuevo y comprendieron que se convertirían en los mejores actores para poder permanecer juntos.

—Extrañaba esto. - susurró Seokjin todavía con sus labios rozando los de Jungkook.

—Te ha llevado mucho tiempo volver a mí.

—Era necesario para saber que no nos comportaríamos como dos niños egoístas. - reclamó Jin antes de hacer callar a Jeon Jungkook con un nuevo beso.





Ejército de Corea: Julio

Esconderse era su juego favorito. Los besos prohibidos y el miedo a ser descubiertos habían convertido su relación en un rompecabezas que los dos amaban desarmar una vez tras otra para comenzar a montarlo sin ninguna prisa de nuevo. Cada pieza obteniendo su lugar. Cada roce, beso y toque delicadamente pensado.

No querían ir más rápido de lo necesario. No necesitaban matar aquello que estaba volviendo a renacer. Por eso la verdad, sinceridad y confianza eran las únicas características que hallaban presentes en las ocasiones en las cuales lograban escabullirse.




Corea del Sur, Seoul : Agosto

La mano de Jungkook acariciaba agresivamente la musculosa espalda de Seokjin mientras este rozaba su cuerpo contra cada zona de la piel del pintor. Las luces rojas del motor iluminaban sus caras y los llenaban de la lujuria que habían tratado de evitar sin ningún tipo de éxito.

Los dedos de la mano izquierda de Jungkook empujaron con fuerza contra la entrada del cocinero convirtiendo los suspiros de este en una telaraña de gemidos que eran callados con besos franceses. Se quedaban sin respiración, sus corazones vibraban con tanta fuerza que ambos podrían escuchar los fuertes latidos si no estuvieran centrando su atención en cada retazo de placer que experimentaban.

Seokjin volvió a rozar su cintura contra la del pintor mientras mordisqueaba el cuello de este. Nada de marcas, habían mencionado, pero no podían evitarlo.

—¿Qué diremos si preguntan? - dijo Jungkook entre gemidos.

—Todos lo saben, simplemente no quieren creerlo. Estamos unidos, más que cualquier otro par de amigos en nuestra unidad. - las palabras de Jin eran claras y estaban cargadas de honestidad - Nuestro camino.

—Nuestro destino. - siguió Jungkook. - Siempre estará lleno de oscuridad Jinnie.

El cocinero negó y se sentó a horcajadas sobre el pintor, apartó la mano de Kook y en un rápido movimiento alineó la hombría de este con su entrada permitiendo que de solo una estocada el miembro de su pareja lo llenase por completo tras haber sido correctamente preparado durante interminables minutos. Entonces comenzó un suave movimiento que los hizo volver a gemir a ambos.

—Supongo que como en esa canción… - trató de hablar Seokjin. - Tendremos que acostumbrarnos a la oscuridad para ver sin dificultad el camino y la meta.

La mano de Jungkook se posó sobre la nuca de Seokjin y acercó a este hasta sus labios para besarlo con fuerza. Estaban perdidos el uno en el otro, nada salvo ellos mismos tenía importancia en ese preciso instante.





Ejército de Corea : Septiembre

Seokjin observó a Jungkook con una tierna sonrisa mientras llevaba la tarta hasta la mesa del comedor en la que estaba sentado con otros soldados. Sus ojos brillaron al ver su gran sonrisa, los hoyuelos se marcaban en su cara y sus miradas de nuevo demostraban que entre ellos había muchas más cosas que simple amistad.

—Feliz cumpleaños Jungkookie. - Le hubiera gustado poder estrecharlo entre sus brazos. Decirle que ahora, mucho más que en el pasado, estaba enamorado y agradecía tener a alguien tan puro y paciente a su alrededor, pero sabía que aún no podía. No mientras tantas personas dispuestas a juzgar y minarlos a insultos, se encontrasen cerca.

Por eso se limitó a sentarse a su lado. Rió con él, lo abrazó como un compañero de trabajo lo haría, tiró de sus orejas, bromeó con el resto de personas y deslizó su primera carta de amor hacia alguien hasta el bolsillo de la chaqueta de su uniforme.

Entonces Jungkook lo miró confuso y él tan solo logró sonreírle. A veces un simple gesto podría definir miles de sentimientos. Por fin ambos lo sabían.




Ejército de Corea : Octubre

La mano de Jungkook trazaba líneas aleatorias en la espalda desnuda de Jin mientras este lo besaba cariñosamente. El armario de limpieza era pequeño y olía realmente mal, por eso era su refugio. Nadie se acercaba allí a menos que fuese realmente necesario.

—Te quiero. - las palabras de Seokjin sorprendieron a Jungkook. - He crecido y sé que admitir el amor no nos hace débiles Kook. Podemos ser más fuertes juntos. Hoseok me enseñó eso, me habría gustado poder experimentarlo a su lado… Pero supongo que solo fue la perfecta parada en la que sentarme a esperar hasta que mi mente se aclarara.

—Te quiero. - Jungkook no enredó su confesión con palabras vacías por vergüenza como años atrás había hecho. Sonó tremendamente seguro porque realmente estaba seguro de que quería a la persona que en esos instantes se encontraba rodeándolo con sus fuertes brazos.




Ejército de Corea : Noviembre

Dolía ver las heridas del cuerpo de ambos cada vez que tenían la oportunidad de estar juntos. El frío había regresado y con este los entrenamientos más duros, la costumbre ya no servía pues el barro por el  que corrían y se deslizaban estaba mucho más húmedo que antes. Sus piernas se hundían, no hasta el tobillo sino hasta sus rodillas.

—Descansa un poco. - Susurró Jin en mitad de la noche. Estaba sentado en el suelo acariciando las piernas adoloridas de Jungkook en la oscuridad. Dejando besos protectores sobre la frente de este a cada instante.

Su amor crecía con la adversidad. Se hacían más fuertes, al igual que sus músculos y resistencia. Ahora eran mucho más adultos mentalmente de lo que sus edades marcaban.



Corea del Sur, Jeju y Seúl : Diciembre

Era extraño permanecer separados después de tanto tiempo juntos. Habían decidido pasar las vacaciones de Navidad con sus familias, por lo que la felicitación de cumpleaños de Jin llegó tan solo a través del teléfono.

No le bastaba ver a Jungkook a través de una pantalla, ni siquiera si sus juegos aún tenían efecto cuando se desnudaban ante una cámara y cerraban los ojos para fingir que todos esos gemidos se debían al roce de sus pieles y no a sus propias manos. Quizás después de todo necesitasen echarse de menos, como nunca antes había ocurrido. El espacio que antes reclamaban ahora era una tortura. Y quizás la distancia era una prueba perfecta para confirmar que ambos eran ahora mucho más maduros y responsables que en el pasado.

No podían ser libres en el ejército y no podían estar juntos durante esas navidades. En su interior crecía la necesidad de vivir sin miedo, todo un día besándose. Una semana comiendo en la cama. Saliendo a fumar en la ventana de su propia casa. Envueltos en pintura y comida exótica. Soñaban con una vida.

Por fin se atrevían a planear un futuro en sus cabezas.





Ejército de Corea : Enero - Febrero

Seokjin sonrió cuando observó a Jungkook comenzando a recoger sus cosas y se atrevió por primera vez a acariciarle con cariño la mejilla ante la mirada de todos.

Ambos se pusieron las mochilas y tiraron de sus maletas hacia el exterior. El servicio militar había finalizado pero su nueva vida acababa de comenzar.

Jin decidió mudarse a Jeju, incluso si Jungkook le decía que él podría quedarse en Seúl. Lo hizo porque sabía que su restaurante estaba en buenas manos y que en la isla además de poder abrir un pequeño bar con comida marina fresca también podría ver trabajar y avanzar a su novio.

La ampliación que los padres de Jungkook habían hecho en el estudio resultó ser la mejor de las noticias, ya no era solo una galería de arte. El piso de arriba estaba completamente dotado con todo aquello que una casa normal tendría.

—Me gusta esto. - Jin solía cocinar para Jungkook con las olas del mar como única música de fondo. - Realmente estoy feliz.

Una sonrisa cubrió los labios de los dos muchachos mientras Jungkook rodeaba la cintura de Seokjin y comenzaba a besar el cuello de este mimosamente.

—Debería pintarte de nuevo.

—Esta vez no olvides mostrar por completo la cara de tu musa.

Jin se giró y besó los labios de su pareja. Al fin habían encontrado el equilibrio del que durante tanto tiempo habían escapado. La rutina del amor que los arropaba cada noche era lo que los mantenía atados.


Fin.








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Y con esto finaliza Agorafobia. Para mí ha sido una experiencia genial el hecho de haber versionado a Jinkook una fic que escribí hace tantos años.

He cambiado muchas escenas porque mi mente ha madurado un poco desde que hace varios años escribí Agorafobia para el ship Namjin. Espero que esta versión os haya gustado, ha sido un placer por mi parte.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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