Capítulo 4
La lluvia había comenzado a caer con fuerza mientras los dos hermanos se encargaban de cerrar bien todas las ventanas y puertas de la casa. Su padre había mencionado que el muchacho ya no era un peligro, pero sencillamente pensar en que un chico que había acuchillado a toda su clase estaba caminando por zonas cercanas al lugar donde vivían los ponía nerviosos. Porque ni siquiera importaba que en aquella ocasión el susodicho hubiese actuado en medio de un ataque psicótico, el miedo continuaba atravesando sus columnas vertebrales hasta hacerlos temblar por completo.
Jungkook se encontraba sentado sobre la alfombra del salón, sus manos temblaban debido al nerviosismo y la ansiedad, se mantenía lejos de todo lugar que diese al exterior. El problema principal que su mente se empeñaba en mantener como un pensamiento continuo eran las grandes cristaleras. Cualquiera podría romperlas, sobretodo un chico desesperado con problemas psicológicos.
-Indigo - susurró para sí mismo tratando de tranquilizarse - Cobalto... Celeste…
Seokjin acabó de cerrar la puerta que llevaba del salón al jardín trasero y se aseguro de que su hermano mantuviera las llaves en las cerraduras. En caso de que alguien intentase forzar una entrada el trabajo sería más costoso y largo si se encontraba con algo que impedía el paso de lo que sea que úsase para manipular los mecanismos.
-Pero no tiene porque intentarlo con la cerradura, puede romper una ventana o pasar una tarjeta por…
Jin trató de calmar su miedo, a pesar de que cada palabra o frase de Daehyun parecía empeorar su sensación de pánico.
-No creo que ese muchacho lleve una tarjeta de crédito encima Dae, sube arriba y vuelve a revisar todas las ventanas de las habitaciones.
Daehyun asintió y rápidamente subió las escaleras con una pequeña sonrisa. Le gustaba ser útil, otra de las muchas cosas que lo diferenciaba de Jin. A este último le importaba muy poco lo que los demás pensaran o pidiesen después de todas las experiencias agrias que ser amable le había ocasionado a lo largo de la vida. Su hermano siempre sería el único que podría pedirle favores y conseguir su ayuda, porque Dae lo era todo para Seokjin. Era su verdadera familia y en su escala de amor estaba muy por delante de su propia madre.
-¿Por qué estás susurrando colores al azar? - preguntó sentándose al lado de Jungkook y tomando de su bolsillo uno de los cigarrillos que el autobusero le había dado esa mañana. El muchacho a su lado parecía tan nervioso como él mismo, incluso si trataba de ocultarse tras ese flequillo azabache que cubría el brillo de sus brillantes ojos marrones.
-No son colores al azar. - contestó Jungkook mirándose las manos - Son tonos de azul. Se cree que el azul es un color que transmite tranquilidad a la mente y ahora mismo siento que mi mente está a punto de explotar.
-¿Por lo del chico? No creo que suceda nada , la policía está por toda la zona en estos instantes. - trató de sonar tranquilo.
Lo cierto es que Jin estaba igual de asustado que Jungkook pero a su forma de verlo si era el mayor también era el que debía mantener a los pequeños en calma. Solo le llevaba unos años al artista pero aún así si le dejaba saber que tenía miedo nunca lograría calmarlo, en consecuencia tampoco podría mantener a su hermano pequeño a salvo. Por eso tenía que mantener la calma, daba igual que por dentro desease gritar debido al estrés o que de repente la figura de su madre tan sobreprotectora y pesada se le antojase tremendamente necesaria. Nada importaba porque en él residía la virtud de ayudar a todos a llevar la situación con la mayor tranquilidad posible o dejar que entraran en pánico.
-No es eso... Me asusta la posibilidad de que si ese chico se cuela aquí con malas intenciones yo no pueda... Bueno, salir al exterior. Puedo trabarme o quedarme quieto sin saber qué hacer con una facilidad que te parecería absurda. - Jungkook se apartó el flequillo azabache de los ojos con una de sus manos y observó a Seokjin - Estoy atrapado aquí dentro con o sin ese chico suelto por el bosque, si entra no podré escaparme.
Jin asintió, no estaba de humor para soltar un comentario ácido o mostrarle su odio al protegido de su padre mediante alguna frase cargada de crueldad. El chico no tenía la culpa de que su progenitor se concentrase tantísimo en realizar bien su trabajo, olvidando constantemente la existencia de sus dos hijos. Jungkook no tenía la culpa de nada y sin embargo Seokjin no quería ni mirarlo a los ojos. A esa brillante mirada que en ese preciso instante parecía perseguirlo buscando algún comentario de apoyo.
-Si eso llega a ocurrir puedo sacarte a patadas, mientras no te mueras por mi culpa todo irá bien. Mi padre me dejó al cargo y créeme , eso no suele ocurrir, así que estoy dispuesto a hacer las cosas bien. Si estás nervioso puedes subir con mi hermano y conmigo, no estarás solo…
-¿Eso debería cambiar las cosas ?- preguntó Jungkook. - Es decir, ¿crees que podrías realmente sacarme incluso si me niego a salir?
Jin sonrió, jugueteaba con el cigarrillo entre sus dedos sin llegar a encenderlo. A veces ni siquiera necesitaba la nicotina, sino algo que alejase su mente del conflicto que le causaba ansiedad. Había probado esas estúpidas pelotitas antiestrés pero nunca le ayudaban del todo.
-Es como esto Jungkook. - dijo enseñándole el tabaco - No está encendido así que no tendría que cambiar nada pero lo cierto es que calma un poco mi ansiedad y vicio por la nicotina. El solo tenerlo disminuye mis ganas de fumar. El sostenerlo aún sin estar encendido. - Jin observó al chico a su lado - Que estés rodeado de personas que van a ayudarte, o al menos acompañado de alguien, no borrará el peligro o tus miedos pero probablemente te ayude a calmarte. Inténtalo.
El pintor miró con curiosidad al hijo de su psicólogo, su perfil era interesante cuando el fuego de la chimenea le daba tonos dorados a la piel de este. Una piel que no tenía nada que ver con otros hombres… Realmente Jin debía esforzarse en esa piel tan blanca y perfecta, ni una sola marca, ni un solo pelo en la barba, nada que diese señales en este un rostro viril tradicional. Jungkook tenía algunas cicatrices en las mejillas, producto de los juegos brutos con sus amigos durante su infancia e incluso marcas de ese acne que lo había atacado poco después de cumplir los quince años, pero Seokjin tenía el mismo aspecto que vería en una escultura.
Le resultaba curioso, por eso lo observaba. Porque Kim Seokjin era un hombre precioso sin necesidad de mostrar esa virilidad que la sociedad se empeñaba en mantener para los chicos.
Jin en cambio parecía sentirse incómodo ante la escrutadora mirada que Jungkook le proporcionaba sin disimulo. Sus pupilas no abandonaron el jugueteo de sus dedos sujetando el cigarrillo por un par de instantes. No quería mirar al pintor, intercambiar gestos de complicidad jamás había sido lo suyo. Por eso se sentía tan fuera de lugar la gran mayoría del tiempo que compartía espacio con personas que no conocía bien.
Le gustaba cobijarse tras los libros, en su teléfono, leer líneas una vez tras otra nervioso y sin entender nada, o simplemente contestar mensajes de fantasmas, pues nunca nadie le escribía aunque en esos momentos de timidez siempre le quedase algún amigo inexistente al que contestarle.
Seokjin ni siquiera saludaba a la gente por la calle, se volvía incómodo para él ver a conocidos y no saber qué decir, así que con los auriculares en sus oídos y la música sonando con fuerza miraba su teléfono fingiendo estar entretenido. En ocasiones incluso cruzaba la calle esquivando las miradas de quien no deseaba ver.
-No creo que sea lo mismo. A tí te calma porque sabes que tienes tabaco, yo no puedo calmarme ya que no tengo mi seguridad confirmada. - contestó con sinceridad Jungkook - ¿Me equivoco?
Un suspiro se derramó de los labios de Seokjin y miró al muchacho con el ceño fruncido.
-No estás buscando soluciones, te estancas en tu opinión como si fueras el único que está diciendo cosas con sentido. Casi te pareces a mí padre. Pon un gesto de superioridad en tu cara y te juro que todos pensarán que sois padre e hijo.
Jungkook negó, no pretendía resultar sabiondo o incluso pesado. Su miedo era real y como había explicado no podía olvidarse de este sin motivos reales que lo llevasen a creer que estaba seguro. Para él las cosas funcionaban de esa forma y se estaba limitando a dar una opinión tan válida como la de Jin.
-Puede haber varias opiniones correctas, ¿sabes?. A algunas personas le dan pánico los fantasmas, otras dicen que es una tontería ya que no existen. Unos dirán que tienen miedo y eso es real, los demás que no lo tienen y también lo es.
A Jin siempre le dolía la cabeza cuando lo obligaban a pensar demasiado en situaciones hipotéticas. Él prefería vivir en el presente, opinar en función de la realidad que se mostraba ante sus ojos.
-Deja las clases de filosofía y sube a la habitación. - Jin se levantó y llevó la mirada hacia Jungkook - Hay opiniones distintas para cada persona, por eso el problema real se basa en los que no entienden que la diversidad es una muestra de personalidad propia. Puede que me adelantase comparandote con mi padre pero tú juzgaste lo que dije, corregiste mi argumento…
Jungkook sonrió levemente y siguió a Jin, ni siquiera estaban manteniendo una charla con un mínimo de sentido o interés pero debatir con alguien después de tantísimo tiempo conviviendo tan solo con psiquiatras... Bueno, lo cierto es que lo hacía sentirse feliz y repleto de energía. Le gustaba la forma de ser de Seokjin, parecía una persona lo suficientemente confiada en sí misma como para decir sus opiniones sin medias tintas.
-¿Te has enfadado porque no tienes una buena respuesta a mis argumentos? - Jungkook estaba sonriendo, y a Jin le pareció que debía hacerlo más a menudo. Su rostro se llenaba de color y dos preciosos hoyuelos se dibujaban en sus mejillas de una forma tan natural que los dedos le quemaban por las ganas de fotografiarlo. Aquellos ojos tras su flequillo azabache brillaban con intensidad cuando su gesto se iluminaba con la emoción de la felicidad.
-No, me he enfadado porque has dicho que hay muchas opiniones válidas y justo antes de eso estabas corrigiendome. No me gustan las personas que hacen eso, me siento ridiculizado Jeon.
-En realidad sólo quería expresar que nunca podré sentirme seguro, para mí no existe ningún entorno que me quite el miedo. Lo siento si te he ofendido. - Jin negó ante sus palabras - ¿He hecho algo mal?
-No Jungkook, solo... Últimamente todo me molesta. Olvídalo. Quizás he exagerado de más las cosas. - suspiró y volvió a emprender el camino hacia su cuarto.
Entraron juntos en la habitación que pronto se convertiría en suya. Compañeros, ninguno de los dos tenía amigos o tan siquiera conocidos desde años atrás, así que a pesar de que no lo decían en voz alta se encontraban mínimamente ilusionados. Tal vez podrían llevarse bien más adelante, como en todas esas películas americanas que ponían en la televisión los domingos.
Los pensamientos de Jin fueron interrumpidos cuando observó a Daehyun mirando por la ventana corrediza con todas las luces de su habitación encendidas. No se le olvidaba que el sanatorio estaba demasiado cerca de su nuevo hogar y esa podría ser quizás la primera parada del chico que se escapó.
-Dae, ¿qué haces? - Jin apartó a su hermano de la ventana rápidamente - Está cerrada pero no hay malditas persianas, no quiero que enciendas la luz o te acerques a…
-¿Un asesino puede ser una buena persona Jinnie? - preguntó el pequeño.
-No. - contestó rápidamente.
-Sí. - dijo Jungkook a su vez.
Ambos se miraron, esta vez sostuvieron sus miradas durante varios segundos. Ninguno parecía querer cambiar de opinión así que se rindieron, dejaron de mirarse y se acomodaron cada uno en una cama.
-Puede ser bueno si mata para defender o defenderse. - Jungkook casi parecía afectado mientras susurraba esas palabras con los ojos cristalizados de unas lágrimas que nunca salieron de sus ojos.
-Supongo que... Sí. Pueden ser buenos si están protegiendo a alguien o... Bueno, protegiéndose a sí mismos. Pero entonces yo no los llamaría asesinos.
A Jin le hubiera gustado escuchar una nueva respuesta de parte de Jungkook pero este le dio la espalda y escondió su rostro demacrado por el dolor en la oscuridad de las sombras.
-Oye... - trató de hablar una vez más.
-Dae. Quizás tu hermano tiene razón, los asesinos no tienen corazón… - susurró.
Y esas fueron las últimas palabras que Jungkook dijo aquella noche antes de tomarse sus pastillas para dormir y dejarse caer en los brazos de Morfeo. El porqué se encontraba tan mal tras ese corto debate ya era una incógnita para Jin, y la quería resolver. Quería saber porque al pintor le afectaba tanto hablar de algo así .
La noche no fue tranquila, las sirenas de la policía se escuchaban de forma constante y Dae seguía escabulléndose de Jin cada vez que se dormía durante unos minutos. La curiosidad que su hermano pequeño sentía era peligrosa, tanto que se sentía más y más atraído hacia el bosque a cada intento que realizaba de mirar por el cristal del ventanal de su habitación.
Por supuesto Jin se encargó de frenar todas esas ideas suicidas producto de libros y series de misterio. Era difícil controlar a una persona como su hermano, tenía mente científica. Le gustaba preguntar, investigar y obtener estímulos de casi cualquier lado. Incluso Jungkook fue despertado por sus ansias en forma de gritos.
-Dejame ir Jin, solo un poco. Puedo ir con papá, eh Jin, déjame ver qué ha sucedido.
-Duérmete Dae, no irás a ningún sitio hoy. - Seokjin tomó a su hermano de la mano y lo instó a recostarse de nuevo en la cama.
Estaba nervioso, tenía miedo y aunque le resultaba absurdo necesitaba tener a su hermano pequeño al lado. Si algo le ocurriese sería el principio de su fin, por eso se pasó la noche despierto. Vigilando cada movimiento que este hacía e ignorante del chico que lo miraba tan atentamente desde la cama de al lado, escondido en la penumbra de la noche.
Esa noche Jungkook entendió que nunca podría olvidarse de su propio hermano mayor, cuando vió a Jin cuidando al pequeño Dae sintió un dolor tan profundo en el pecho como el que había sentido aquella noche de hace siete años. Las imágenes parecían tan recientes en su mente… era como si todo hubiera ocurrido el día anterior, los gritos, sus padres, la sangre, el accidente, su hermano...
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Hiiii!
Lo prometido es deuda, nuevo capítulo que espero que os haya gustado.
Intentaré actualizar como mínimo una vez a la semana baes.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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