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Capítulo 33

" Te ame como Icaro amó al sol, demasiado cerca, demasiado. "

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El camino del muelle le resultaba familiar ahora, había recorrido esa zona en gran multitud de ocasiones con la intención de comprar las mejores piezas de pescado fresco para su restaurante. Jin caminaba con tranquilidad mientras el viento removía su camisa de un tono azul tan claro como las aguas azules del mar de Jeju, el olor a salitre o las voces de aquellos que paseaban en las zonas cercanas se habían vuelto en una especie de nana para sus oídos. A pesar de los malos recuerdos que Jeju le ofrecía todavía quedaban cosas buenas en aquella isla.

Generalmente Seokjin hubiese tomado un camino contrario al estudio de Jungkook, sabía dónde se encontraba debido a que en más de una ocasión lo había visto desde lejos colgando pinturas y bocetos de temática marina en los expositores de la puerta. Jamás se había acercado o lo había mirado de cerca, una mezcla entre miedo y vergüenza lo atrapaba en cada ocasión que visitaba el hogar de su ex novio. Así que se limitaba a observar desde la distancia y a curiosear las formas y estilos de sus bonitas pinturas.

Con una sonrisa sincera apoyó los brazos sobre la barandilla de metal del paseo marítimo y observó una vez más como las olas chocaban contra las piedras, creando espuma y burbujas a su paso. A pesar de que el día estaba nublado, el agua todavía tenía un color cristalino que atrapaba su mirada al instante.

—Debería saludarlo. - pensó en voz alta.

Sus pies parecían moverse solos mientras caminaba hacia el estudio de Jungkook. Habían pasado ya casi cuatro años y ambos habían crecido lo suficiente como para poder charlar sin poner sentimientos de por medio. Los dos deberían ser maduros de sobra para enfrentarse a esa charla que habían estado retrasando de forma constante.

Sin embargo, Jin no se atrevió a entrar. No pudo dar un paso adelante porque era consciente de que quizás el chico idiota del pasado que solía ser le había causado muchos daños al artista que había trazado cada una de las líneas que conformaban los cuadros de ese lugar. Así que sencillamente se quedó en la entrada disfrutando de los detalles que completaban cada una de las pinturas de Jeon Jungkook. Eran sencillas y tenían precios asequibles, por lo que entendió rápidamente que no se trataba de las mismas obras que se vendían por cifras elevadas en las exposiciones. Aún así con una sonrisa siguió mirando cada una de estas, reconociendo en los trazos al muchacho que tantas veces pudo ver pintando años atrás.

El viento removía su cabello y levantaba su camisa cuando una voz atrajo por completo su atención.

—¿Mi musa ha vuelto? - Jungkook estaba apoyado en la puerta del estudio y lo observaba con curiosidad mientras se limpiaba las manos con un trapo teñido de varios tonos azulados. Llevaba ropa simple, pantalones vaqueros con un par de tirantes que resbalaban sobre sus hombros junto a una camisa blanca recogida hasta sus codos. Eso, de alguna forma, lo hacía parecer un artista despreocupado. Era la perfecta imagen de una película italiana de los ochenta. Un aspecto poco frecuente, especial y diferente a lo que él estaba acostumbrado a observar.

—Yo… He venido por negocios y simplemente me entró la curiosidad. - Jin tomó en sus manos tres pinturas mientras tragaba todo el aire que le resultaba posible. Jungkook definitivamente había madurado, porque aunque sus ojos seguían siendo los mismos luceros brillantes de cuatro años atrás, todo en las facciones de su rostro era ahora mucho más masculino y marcado. Desde su mandíbula hasta la forma de aquellos conocidos labios. - ¿Cuánto por esto?

Jungkook sonrió, una sonrisa bonita que fue un baño de recuerdos para el cocinero. Aquella expresión solía significar multitud de cosas buenas para el Kim Seokjin de hace cuatro años.

—¿E incluso vas a comprar algo pintado por mi? - Jungkook le dedicó una sonrisa sincera y negó con la cabeza mientras se acercaba. - Puedes llevartelas, sin necesidad de pagar. Ha sido un largo tiempo, tómalo como un pequeño regalo de mi parte.

Seokjin estaba levemente incómodo, pues no sabía bien qué debería decir. No quería confundir a Jungkook acerca de sus intenciones al ir ahí y comprar un par de cuadros para su restaurante. Tampoco quería encontrarse sintiendo cosas que creía olvidadas.

—Jungkook, no estoy aquí para volver contigo.

—Lo sé. - contestó el artista sorprendiendo al cocinero. - Estás aquí para comprar pescado. Te he visto otras veces en la lonja. ¿Has progresado en la cocina?

Jin volvió a mirarlo.

—¿Por qué nunca me saludaste? - preguntó, olvidando la cuestión de Jungkook.

—Quizás por el mismo motivo que no venías aquí. ¿Por qué tú nunca saludaste tampoco? El estudio está a solo un par de minutos del puerto.

—No estaba preparado para eso. Mis ideas seguían algo confusas acerca de todo lo que ocurrió entre nosotros y además creí que estarías enfadado por todo lo que hice. A pesar de las invitaciones a tus exposiciones sentía que no podía presentarme aquí como si nada hubiese pasado entre nosotros. Acabamos mal.

—Aplica la misma respuesta a mi entonces. - Jungkook sonrió y sostuvo las pinturas que Jin había elegido. - Entra. Las envolveré para que no se estropeen.

Todavía perdido en los cambios entre el Jungkook que un día conoció y el que ahora estaba ante sus ojos, Jin lo siguió hacia el interior del estudio donde pudo apreciar esas pinturas de las que todos hablaban. Era como verse a sí mismo en un espejo que devolvía un reflejo más colorido y mejorado.

—¿Has madurado, Jungkookie? - su voz era más calmada ahora. Lo cierto es que tenía curiosidad acerca de la vida que estaba viviendo Jeon Jungkook. No sabía nada a parte de que era un pintor reconocido en Corea, principalmente en el terreno del arte erótico.

Jungkook fingió una sonrisa, el apodo que había usado Seokjin lo estaba lanzando a los recuerdos del pasado inesperadamente. Sin embargo no dijo nada, ambos entraron en el estudio y mientras el pintor se dirigía al mostrador para envolver las pinturas elegidas por el cocinero, el último permanecía atontado mirando todo aquello que lo rodeaba. Desde obras abstractas hasta claros dibujos de sus ojos y cuerpo, Jin se estaba viendo reflejado en cada una de las obras. Eso era algo que lo ponía nervioso pero por muy absurdo que sonase también lo ilusionaba. Después de todo era él ese chico misterioso del que todos los seguidores de Jeon Jungkook hablaban.

—Aquí tienes. - Kook posó la mano sobre el hombro de Jin para llamar su atención y sonrió levemente avergonzado al percibir que había notado las pinturas, era imposible no hacerlo.

—Debería pedirte un porcentaje de lo que ganas con esto. - bromeó el cocinero. Su humor era realmente bueno, algo inesperado teniendo en cuenta todo el estrés que implicaba mantener su restaurante vivo en Seúl. Mudarse a una ciudad tan grande implicaba enfrentarse a un mayor número de competidores. Por eso había puesto como reclamo la etiqueta de que su comida de mar era totalmente fresca y procedía en su totalidad de los barcos pesqueros de Jeju. - ¿Crees que podría hacerme de oro?

Jungkook sonrió extendiendo la bolsa con las pinturas hacia Jin, negó.

—Accedo a vender muy pocas, ni siquiera me importan las cifras. Precisamente porque estos dibujos son acerca de alguien real, intento evitar que se extiendan demasiado o que cualquier persona pueda colgarlas en su casa. A veces creo que es como si hubiese publicado una foto tuya desnudo sin consentimiento previo. - sonrió. - Aunque las más explícitas no las envío a exposiciones, esas siguen en mi cuaderno de bocetos.

Seokjin tomó la bolsa y giró sobre sí mismo para seguir observando los cuadros que decoraban el estudio. No solo había cuadros acerca de él, algunos eran simples imágenes en blanco y negro, otras garabatos que los ojos del cocinero no podían llegar a entender y unas cuatro retrataban a una muchacha desnuda en el mar o tocando lo que parecía un violín sin ningún tipo de vergüenza.

—¿Nueva musa? - preguntó Jin sonriente. Era quizás la primera muestra que había percibido del enorme cambio de Jungkook. - Una mujer interesante.

—Quizás, de todas formas sigue en blanco y negro. - el pintor se acercó y miró sus pinturas como si fuera otro aficionado del arte visitando el estudio. - A veces creo que las tuyas son las que más vendo, precisamente por los colores. Aunque me gusta pensar que se debe a ti.

Seokjin trago saliva sin saber qué responder, la actitud de Jungkook lo estaba confundiendo por completo. A pesar de que su tono era distante, sus palabras lo invitaban a pensar que aún había sentimientos presentes en el corazón del pintor.

—¿Qué quieres decir con eso?

—First love story. - Jungkook lo miró con una sonrisa calmada. - El primer amor. La gente suele sentir melancolía cuando alguien cuenta ese tipo de historias, quizás al verte en esos cuadros pueden entender bien el concepto de un primer amor que resulta inspirador e intenso pero aún así tiene fecha de caducidad. Les gusta mirarte en el cuadro e imaginar que historia dramática habrá detrás del pintor que solo usa colores cuando se trata de ese muchacho. Me gusta pensar que ven eso cuando te observan en mis obras.

—¿No es demasiado profundo? - Jin había vuelto a mirarse a sí mismo en los dibujos. Sus expresiones, ojos, cuerpo… todo estaba realmente detallado con colores vivos. - Quizás la mayoría vean algo con erotismo sin ningún tipo de fondo, es como decir que lees literatura erótica por la eminencia de la narrativa. Hay ciertas cosas que… Son lo que son.

Las últimas palabras de Jin sonaron como una pregunta. No sabía qué decir o hacer en una situación así, sencillamente empezaba a sentir algo extraño al estar en ese lugar con Jungkook mirando un dibujo de sí mismo en el que aparecía dormido con las piernas levemente envueltas en una sábana.

—Es por eso que mis obras no son vendidas a cualquiera, si alguien ve en mis pinturas simple erótica entonces no me entienden a mi ni lo que quiero transmitir. Elijo perfectamente bien a cada uno de mis compradores.

Esa mañana Jin se encontró a sí mismo volviendo a charlar con Jungkook como hace años no lo hacía, debatiendo con respeto todos y cada uno de los significados que los cuadros expuestos podrían llegar a tener. La incomodidad inicial había desaparecido, del mismo modo en el que lo hizo hace cuatro años después de que se viesen por primera vez y comenzasen a aprender el uno sobre el otro.

—Ella significa… - se preguntó en voz alta.

—Calma. Ella es calma. - habló Jungkook acercándose al cuadro de su novia. - El mar tranquilo, el viento moviendo su cabello mientras entra poco a poco en el agua. La arena limpia y la playa vacía. Si tuvieras que mirarlo con color probablemente lo verías todo azul, que es el color que uso cuando pinto tus manos. El azul se asocia a la tranquilidad, al igual que el amarillo. Arena y mar. Y ella en el medio de todo.

Seokjin asintió impresionado por la manera en que Jungkook tomaba en cuenta cada detalle a la hora de pintar.

—¿Entonces por qué lo has hecho a blanco y negro? Sin color da la sensación de que está sucediendo algo malo. Siento que ella se ahogará.

El pintor asintió.

—A veces es mejor dejar los sentimientos en el corazón cuando sabes que solo tú puedes entender lo que realmente estás sintiendo. Es como tratar de explicar el amor, resulta imposible si no lo has experimentado antes e incluso puedes sentir dudas. ¿Realmente lo sentí? ¿Fue amor o solo capricho? Haz la pregunta ahora.

Jin se giró hacia el pintor sin saber bien qué hacer, pero finalmente señaló con su dedo una de las pinturas en las que estaba retratado.

—Entonces… ¿por qué usas colores en mí?

—Porque tú mismo lo pediste. No te gusta el negro o la escala de grises. Sería hipócrita de mi parte pintar una historia sobre ti usando algo que no te representa.

Seokjin solo asintió. No podía seguir en ese estudio por mucho más tiempo ya que sus pensamientos comenzaban a tomar de nuevo esos rumbos tan confusos en los que Jungkook siempre terminaba ganando la batalla. Aquel chico siempre lograba envolverlo por completo, sus palabras y el modo en el que lo observaba… había mucho de este que seguía captando su atención.

—Debería irme.

El pintor lo observó curioso, quería preguntar si él también estaba sintiendo la duda recorrerle el cuerpo pero no lo hizo.

—Jin. - así que la pregunta sería otra. - ¿Éramos demasiado jóvenes?

No hacían falta más palabras. Los dos sabían cuál era el mensaje oculto detrás de aquella cuestión.

—Lo éramos. Ni siquiera sabíamos cómo lidiar con nosotros mismos, cuidar y amar a otra persona es imposible cuando no sabes lo que necesitas para ser feliz.

Con una sonrisa melancólica Jungkook acompañó a Jin hasta el muelle, sus ojos podían ver como su novia caminaba en la distancia con un sencillo vestido turquesa que se envolvía en sus piernas y la hacía parecer mucho más bella. El cocinero reconoció a la muchacha al instante.

—No cometas con ella los errores que cometimos ambos en nuestra relación.

—Me has servido para aprender Jinnie, en muchos aspectos.

Ambos sonrieron mirándose, algunos rayos de sol comenzaban a abrirse paso a través de las nubes y hacían brillar sus ojos.

—¿Es un hasta luego o un adiós? - de nuevo era Jungkook quien hacía la pregunta.

—Supongo que es un, “hasta que el destino decida”.

Jungkook sonrió, los hoyuelos se marcaban en su cara y lo hacían ver como aquel adolescente del que una vez se enamoró.

—Cuidate Jungkook.

—Lo haré… Mantente feliz Jin.

—Lo haré.



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Holiiii!!

Solo diré que los epílogos pueden cambiar muchas cosas, así que esperad por ello.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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