Capítulo 31
El mar golpeaba con fuerza el muelle de madera y los ojos de Jungkook no dejaban de seguir la espuma blanca que las olas formaban, en cierto modo se sentía fascinado con cada golpe del oleaje invernal. Le recordaba a su vida, la manera en que el agua podía ser calmada o tremendamente suicida, rompiendo contra las rocas continuamente sin cambiar el rumbo. Tan obcecada en abrirse un camino imposible a través de los muros más altos... El ser humano le había intentado poner límites a la fuerza del mar, robándole su espacio y obligándolo a mantenerse encerrado, pero este siempre sería una fuerza de la naturaleza que ninguna persona podría llegar a frenar por completo. Cuando el océano no lograba encontrar espacio, encontraba la manera de abrirse camino por sí mismo sobre cada uno de los obstáculos.
Una sonrisa se dibujó en su boca mientras recorría con la mirada todo aquello que lo rodeaba. Caminar por las calles le resultaba totalmente diferente ahora que conocía la sensación de temerle al aire, en ocasiones los pensamientos acerca de que podría lastimar a las personas que lo rodeaban todavía atacaban su mente y las pastillas azules siempre convivían con su boca agria de tristeza. Jungkook no podría afirmar a ciencia cierta si la felicidad de sus días y noches se quedaría para siempre o volvería a irse una y otra vez al igual que la marea.
—Dicen que una vez que experimentas ansiedad esta nunca tendrá cura, puedes tratar de olvidarte de ella o controlarla más o menos pero acabará regresando en cada ocasión que se escape un poco de tu control. - la voz de la muchacha a su lado era dulce y el viento fresco le revolvía el largo cabello negro con rebeldía. - Quizás porque tu cuerpo conoce la verdad. El mundo no es un sitio adecuado para los que buscamos consuelo o justicia.
El pintor no se giró hacia la muchacha, en lugar de mirarla a ella observó el cielo azul sobre sus ojos. Las aves volaban con dificultad debido a la brisa fría del invierno y algunas nubes oscuras comenzaban a acercarse al sol causando una falsa sensación de sombra repentina.
—¿Alguien ha demostrado que no tiene cura? Los medicamentos no acaban con ella pero hay muchos más factores que pueden ayudar, Solar. No creas todo lo que lees en un buscador, la gente no deja de decir mentiras constantemente para obtener un poco de atención. - Jungkook sonrió. - Eres demasiado crédula para tu propio bien en ocasiones.
La chica sonrió levemente y siguió al pintor cuando este comenzó a caminar por el muelle. Sí, quizás su error era el de confiar con demasiada facilidad en la gente.
—Te refieres a las personas, ¿cierto? - Jungkook se encogió de hombros ante la pregunta - En la gran mayoría de ocasiones son las personas quienes provocan ansiedad. Venga, no puedes decirme que no es cierto. Si la sociedad con la que convivimos fuese de otra forma, es probable que el número de casos de trastornos de ansiedad disminuyese bastante.
—Solar, no quiero pensar en eso ahora. - Jungkook tomó la mano de la muchacha y entrelazo sus dedos con los de esta. Estaba aprendiendo todavía a vivir y era muy pronto para confirmar que su dolor en el pecho jamás desaparecería. - Vamos a la playa, quizás pueda obtener algunas ideas para tu retrato.
—¿Usarás colores? - la chica sonrió ampliamente, colgándose del brazo de su novio. El segundo amor de Jungkook. El primero para la ingenua fanática del arte que Jungkook creaba. Se había enamorado de una idea y no de una persona, del chico que sonreía cada vez que lo fotografiaban, de aquel que mostraba perfectos hoyuelos ante el mundo exterior.
Porque Jungkook no mentía al decir que Solar era demasiado crédula para su propio bien, sin embargo era quizás aquella característica lo que lo ayudaba a sentirse a gusto alrededor de la chica. Sabía que su novio no tenía un mal corazón, en realidad era todo lo contrario.
—Los colores no me definen demasiado... - Jungkook se revolvió el cabello y dejó escapar de su boca una risa nerviosa. Solar le gustaba, los días a su lado eran mucho más sencillos, no había lugar alguno para el aburrimiento entre las ideas revolucionarias de su pareja y el trabajo. Porque además de ser una persona demasiado crédula, su novia estaba llena de ideas diferentes que hacían sus días más interesantes. - Deja que te pinte a mi forma, preciosa.
La chica asintió y con la mano envolviendo los dedos del pintor caminó por el muelle. No necesitaban demasiadas palabras para entenderse, incluso el silencio se sentía agradable cuando estaban juntos.
Los sonidos del mar formaban parte de la vida de Jungkook ahora pues su galería de arte estaba situada en el muelle, donde todos los turistas se paraban a curiosear con miradas inexpertas y la brisa marina decoraba cada cuadro. Reservaba las obras más exclusivas para las ocasiones especiales, sin embargo en su hogar disfrutaba exponiendo pinturas sencillas que nada se parecían a las tan aclamadas en exposiciones. Esas que cualquiera podría comprar, sabía lo que era tener que observar de lejos lo más ansiado. Su arte era para todos aquellos que deseaban perderse durante unos instantes en los sentimientos que captaban los trazos de sus pinceles.
La exposición de esa tarde no sería tan elaborada como otras debido a que en esta mostraría bocetos descoloridos, garabatos de sus paisajes y cosas favoritas. Desnudos de aquellos que habían pasado por su cama, retocados con cuidado y realizados con los trazos más suaves de los que sus dedos eran capaces. Como acariciar la piel sin prisa.
Tras dedicar la mañana a la pintura Jungkook se dirigió hasta el refugio que le suponía la galería, Solar vestía de forma simple y colorida, obtenía las miradas de cada una de las personas que se habían agolpado a la entrada para observar los cuadros. Incluso si era invierno su novia lucía un sencillo vestido de lana beige que caía recto hasta unos centímetros por encima de sus tobillos.
—¿Tengo tiempo de cambiarme? - el salitre estaba pegado a las piernas de la muchacha así como a las perneras de los pantalones del artista. A pesar del frío se habían atrevido a sumergir sus pies en el agua del mar.
—Todavía podría pintarte de nuevo antes de que la exposición comience, sube, desnudate y date una ducha caliente. - susurró en su oído tras abrir la puerta del local.
Jungkook fingió evitar el nerviosismo esa tarde. Incluso si tenía a alguien más entre sus brazos, su mente no dejaba de volar hasta los recuerdos de su primer amor y cada una de las noches de consuelo que habían vivido juntos. Seokjin seguía en su cabeza al igual que en sus pinturas.
Sin embargo, este no acudió en aquella ocasión. Él no logró encontrarlo entre los invitados a su galería a pesar de que sus ojos lo buscaron durante toda la tarde,
Jin se encontraba sentado en el sofá de la casa que compartía con su pareja, leía los apuntes sin lograr aplicarle sentido a las frases. Su mente estaba completamente distraída y no había nada que pudiera arrancar esa necesidad suya de comprobar que había pasado con Jeon Jungkook en los últimos dos años.
—¿Sucede algo? - la voz de Hoseok calmó su mente por unos instantes y se permitió cerrar los ojos, concentrándose en la forma en que su pareja le masajeaba los hombros en un gesto familiar.
La ruptura con Jungkook le había servido para aprender varias cosas. Uno no siempre tiene la razón y el egocentrismo permanecerá condenado al fracaso si aparece con gran frecuencia para interponerse en una relación amorosa. Por eso intentaba aprender y remediar cada error cometido ahora que Jung Hoseok le aportaba una nueva oportunidad para aprender a amar bien. Sin delirios de adolescencia tardía o sueños inconclusos.
De algún modo los dos muchachos estaban creciendo y conociendo la naturaleza de los errores cometidos con anterioridad. Tanto el pintor como el cocinero vivían unas vidas separadas, marcadas por todas las malas decisiones del pasado que ahora los ayudaban a seguir el camino con un mayor conocimiento.
“—Si no aceptas mi forma de ser puedes dejarme ahora. Sabías desde el inicio que esto no sería fácil Jungkook, eres un imbécil si crees que dejaré toda mi vida por ti. Eso no es amor, si me quisieras podrías entender que tengo objetivos mucho más importantes que mantener una relación con un adolescente que ni siquiera puede salir de casa. “
Las palabras que había dejado escapar de su boca aquel día seguían dando vueltas en su mente. Incluso cuando su relación había terminado, podrían haberlo hecho de otra forma. No importaba si estaban destinados al fracaso o si se querían tanto que se lastimaban tan fácilmente, con solo un par de palabras mal usadas debido al enfado. Si los dos hubieran tenido más experiencia y conciencia podrían haber terminado aquello de forma pacífica. No tenía porqué ser tan doloroso como lo fue en aquel momento.
—Mi cabeza está demasiado repleta de cosas inservibles. - contestó, buscando el abrazo de su pareja. Seokjin era ahora más cariñoso y confiado que antes, Hoseok le había enseñado poco a poco eso.
—Tal vez deberías tomar un descanso, el restaurante y tus exámenes. ¿Cuándo tendrás tiempo para mí? - si bien Jin sabía que su novio estaba bromeando, también comprendía que tenía razón. Pasaban muy poco tiempo juntos últimamente, sin embargo Hoseok nunca exigía la atención que sabía que por falta de tiempo no podría conseguir, tampoco lo forzaba a decidir entre su trabajo o la vida en pareja. Era un chico con el que le resultaba sencillo vivir, no había ni un solo resquicio de pasión enloquecedora pero en ocasiones ambos sentían que era mejor así.
—Este fin de semana Jae se encargará del restaurante así que podremos tomar el fin de semana entero para nosotros. ¿Te parece bien?
Jin solía dedicar los fines de semana a su hermano pequeño desde hace un tiempo, Daehyun había sido la persona más afectada por las decisiones del ser que por un tiempo llamaron “padre”. E incluso teniendo en cuenta eso, Seokjin creía que sería justo usar al menos un sábado para regar su relación amorosa con cariño.
—Me encanta la idea. - Hoseok se sentó al lado de Seokjin en el sofá y reposó la cabeza sobre el hombro de este viéndolo estudiar en silencio. - Es difícil llevarte a cenar pero buscaré un lugar exquisito.
—Prefiero cocinar para ti. - respondió Jin - Sé que te gusta salir pero creo que estoy lo suficientemente cansado como para preferir un fin de semana en casa, aún así podemos pasar la tarde entera fuera. Deberíamos buscar alguna película, me encargaré de hacer pizza con masa gruesa.
Hoseok sonrió amablemente y asintió. Seokjin no era una persona que pudiera ser convencida con facilidad así que en ocasiones era mejor callar.
El pintor se sumió en su arte, rodeado de personas interesadas en las historias detrás de sus dibujos, en el mar que se observaba renacer cada mañana desde su cama compartida, en la cortinas blancas que bailaban con la brisa o la luz naranja del amanecer que bañaba las paredes blancas del estudio. Estaba creciendo lentamente, sus pasos sin duda lo llevaban hacia la madurez y cada vez los errores eran menos. La sinceridad y el esfuerzo se habían convertido en el único lema. Su musa, el universo del que se rodeaba cada día.
Seokjin a su vez había aprendido que las cosas más difíciles de obtener suelen ser a su vez las más preciadas. Es importante cuidar a aquellos que necesitan un poco de atención, al igual que sus plantas su vida brillaba más y más con cada gota de agua fresca. Los sentimientos también necesitaban ser hidratados con total delicadeza. Regados con cuidado.
Aprender, era todo lo que los dos muchachos estaban haciendo. Sus corazones necesitaban repararse antes de funcionar nuevamente, las actualizaciones nunca abandonaban sus vidas. Cada paso que daban marcaba una línea invisible hacia la meta que el difícil destino se empeñaba en escribir para ellos.
—Hoseok. - Jin sonrió levemente acariciando el cabello de su pareja. - ¿Crees que el amor joven es real?
—Mmm supongo que lo es, no creo que el primer amor sea real en todos los aspectos. Cuando somos inexpertos solemos hacer de las cosas más pequeñas los problemas más grandes. - Hoseok miró a su novio, Jin parecía pensativo. - Pero supongo que esa frase acerca de que el primer amor nunca se olvida es cierta, para bien o para mal la primera persona que amamos tiene un lugar en nuestras vidas. Ya sea para ayudarnos a comprender lo que no queremos o para empujarnos a entender lo que nos gustaría tener en un futuro.
—Forma parte de nuestra historia. - susurró Jin, aún perdido en los recuerdos. - Las personas a las que hemos querido... Siempre ha habido un motivo por el cual empezamos a quererlas. Algo que nos llamó la atención y nos hizo llevar la mirada hasta esa determinada persona. La primera vez que sentimos que alguien en el mundo parecía adaptarse a la perfección con nuestras ideas de sublimidad. La manera en que su flequillo resbalaba su frente, su necesidad de parecer educado ante aquellos que no conocía, las manchas coloridas en sus manos, las charlas a media noche… Cualquier cosa. En el primer amor es así. ¿Cierto?
Hoseok sonrió de nuevo y se acurrucó al lado del que por ahora era su pareja, sabía que Jin era inseguro en cuestión de sentimientos. Siempre le costaba entender el amor con simplicidad, como lo que el amor era en realidad, pero seguía aprendiendo acerca de tan precioso sentimiento con cada despertar.
—Supongo. Han pasado muchos años desde mi primer amor pero aún lo recuerdo bien, recuerdo cómo me sentía y la felicidad que me provocaba. ¿Te refieres a eso?
—Sí, a eso me refiero. A los recuerdos bonitos en los que vale la pena pensar.
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Hii!!!
Estaba quedándome dormida cuando recordé que no había subido el capítulo. Siento muchísimo el retraso y la tardanza.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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