Capítulo 26
Jin tomó la mano de Jungkook con fuerza mientras clavaba las uñas en la piel de la muñeca de este sin poder evitar el nerviosismo. Por mucho que tirase de su brazo tratando de hacerlo avanzar, por mucho empeño que pusiera en sacarlo de esa casa, nada estaba funcionando. Dae seguía quieto a su lado.
Su cabeza era un completo lío de pensamientos donde la única cosa que lograba distinguir eran sus ansias por lograr salir de aquella casa. Sin dejar a absolutamente nadie atrás, no se marcharía sin su pareja o su hermano. Al margen de su personalidad egoísta Jin sencillamente no sería capaz de escabullirse sin las personas que mantenían su corazón latiendo a diario.
—Ya estamos en el jardín Jungkook, el resto es más de lo mismo. Por favor corre. No puedes ser débil justo ahora. - Jin pensó de nuevo en sus palabras. - Nunca has sido débil pero hay una debilidad en el exterior que a menudo te atrapa y necesito que hoy la atravieses. Por favor Jungkookie, no vas a dañar a nadie. Yo me mantendré a tu lado, e incluso si en algún momento me quedo atrás quiero que sigas corriendo hasta encontrar una zona segura. No podemos quedarnos aquí después de lo que hemos presenciado.
Pero el pintor no le contestaba, estaba mareado y perdido en sus propios pensamientos. Tan hondamente asustado que sus músculos y extremidades parecían repentinamente paralizadas. Seokjin lo entendía, sabía lo complicado que podría ser para el muchacho tener que luchar en contra de una fobia que lo había acompañado a diario durante los últimos años de su vida.
—Por favor, Kookie. - Jin llevó una de sus manos hasta la mejilla del pintor mientras que se las arreglaba para ayudarle a caminar lentamente. Tenían que apurar sus pasos. Las cámaras de seguridad seguían grabando pero hasta que los policías llegasen podrían suceder muchas cosas. Su padre estaba fuera de control, tanto que ni siquiera le había importado ser captado en vídeo.
Jungkook dejó escapar un sollozo de sus labios, estaba complicandolo todo. Era consciente de eso, sin embargo no podía avanzar con mayor templanza. No lograba pensar con claridad. Tenía miedo de perder a Jin, de hacer que los dos hermanos acabasen mal heridos debido al doctor chiflado que durante tantos años había sido su único punto de apoyo. La tristeza se mezclaba duramente con su inseguridad, temblaba como si estuviera a punto de morir de frío. Sudaba como si llevase horas bajo el sol abrasador.
Su cabeza era un lío de decisiones que no lograba tomar o tan siquiera desarrollar del todo...
—Seokjin, vuelve a casa ahora y trae a tu hermano. - la voz del doctor los congeló por completo a los tres y Jungkook apretó con fuerza la mano de Jin. Podía escuchar la gravilla resonando bajo la suela de los zapatos del psicólogo. Acercándose. Avanzando sin dudas hasta ellos. - Ese chico era peligroso. Os estaba protegiendo, sois mis hijos y os amo.
—No te acerques. - Seokjin soltó repentinamente la mano de Jungkook para evitar que su hermano corriera en ira hasta ese ser humano que clamaba ser su padre.
El pintor miró al suelo y tragó saliva. ¿Cómo se había dado la vuelta todo tan rápido? La noche anterior tenía a Jin entre sus brazos, compartían charlas profundas y besos íntimos. La noche anterior todo era placer y suspiros. Y en solo unas horas su mundo se había convertido en un borroso maleficio de pánico. El hombre que camaninaba hacia su novio era mucho más peligroso que cualquier acción suya en el exterior.
—Jin. - su voz aún sonaba insegura mientras se giraba para tomar con todas sus fuerzas la mano del cocinero, quien alterado también trataba de traer a su hermano de vuelta a la cordura.
A su alrededor reinaba el silencio, solo la gravilla y el viento creando melodía entre las ramas de los árboles se atrevía a tomar ventaja sobre cada paso que el doctor daba.
—Vámonos. - fue un susurro pero bastó para que Seokjin tirase de la mano de Dae con todas sus fuerzas y los tres comenzasen una carrera a contrarreloj.
Miraron hacia atrás sólo un par de veces, el doctor los seguía de cerca sin embargo su edad y los años de encierro en un despacho pasando las horas sentado, jugaban ahora una carta a favor de los tres muchachos. El hombre se movía con dificultad, resbalaba por la tierra húmeda del monte, se perdía de vez en cuando y tenía que alzar la mirada del camino para encontrar a aquellos chicos que escapaban con el pavor delineado en sus pupilas.
—Corre más rápido. - Jin estaba gritando, su hermano era un chico al que jamás le había gustado la prisa y ahora parecía empeñado en dejarse cazar. Por mucho que Jungkook y él lo empujaran seguía frenando su avance cada cierto tiempo.
Y Jungkook, a él también le estaba costando respirar mientras corrían tras tantísimos años de encierro en los que solo se había movido en terrenos planos.
—¡No quiero correr! - Daehyun frenó en seco y miró hacia atrás. - ¡Quiero matarlo!
El pequeño de los Kim se soltó de la mano de Seokjin pero fue rápidamente abatido por un muy afectado Jungkook. El pintor sujetaba con tanta fuerza su brazo que el hermano pequeño de Jin tuvo que encogerse ante el dolor. Nadie mataría a nadie, ya habían tenido suficiente muerte y locura por un día, su objetivo era el de escapar. La venganza no tenía cabida alguna en sus planes.
—Si haces eso no serás mejor que él. - Jungkook logró hablar con calma a pesar de lo asustado que estaba. Ni siquiera sabía de dónde estaba sacando la fuerza para continuar dejando escapar las palabras de su boca. - Tenemos que salir de aquí, después puedes hacer lo que quieras pero no condenes al resto por tus decisiones. No te atrevas a ser egoísta justo ahora.
—No soy egoísta. - protestó el pequeño de los tres.
—Entonces demuéstralo moviendo tus malditos pies Dae. - Jin volvió a tomar la mano de su hermano. Los tres estaban asustados y perdidos ante la idea de que algo malo les pudiese ocurrir.
Su padre estaba más cerca debido al contratiempo ocasionado por Daehyun, cada vez más cerca. Rozaba sus espaldas, sus malas palabras llenaban los oídos de los muchachos, incluso sus pasos torpes eran fácilmente audibles.
Sin embargo, de alguna manera, lograron llegar sin problemas a la carretera. Rodeados de casas el peligro parecía menor, sus pulmones parecían comenzar a respirar incluso cuando sus gargantas y piernas quemaban tras el enorme esfuerzo que habían realizado.
—¿Tienes dinero? - Jungkook sacudió la mano de Jin consciente de que este seguía corriendo sin un rumbo fijo.
El cocinero observó al pintor, sus ojos estaban inyectados en sangre por el pánico y las lágrimas pero aún así lograba mantenerse fuerte. Seguía cuidando de cada movimiento que hacían. Se mantenía a su lado sin dudarlo, incluso en el exterior. Ahora el miedo había dejado paso al ansia de vida. A la necesidad de mantener respirando a esos a quienes ya amaba.
—Tengo. - respondió con la respiración afectada por la carrera. - ¿Qué vamos a hacer Jungkook?
El pintor miró a su alrededor, estaban en su ciudad después de todo. Había vivido allí por un tiempo antes de que toda su vida se tornara en un bucle de dolor. A pesar de los años encerrado en ese sanatorio, todavía recordaba todas y cada una de las zonas de Jeju.
—La estación de autobuses, vamos a mi casa. Ahora. - calmaron sus pasos tras comprobar que el doctor los buscaba de forma confusa entre la gente. - Por el mercado, le será más difícil encontrarnos.
Jin asintió entrelazando los dedos de su mano con los del pintor.
—¿Tu casa? - su voz era suave, sabía que Jungkook seguía debilitado mentalmente. La situación lo superaba, seguía temblando y sudando. - ¿Estaremos bien ahí?
Jungkook frunció el ceño sin saber qué decir mientras caminaban con prisa entre los turistas que cubrían las calles del mercado del puerto. Tenía una mala sensación cuando pensaba en volver a casa, sin embargo le gustaba creer que a sus padres no les gustaría perderlo. Que no lo dejarían en la calle sabiendo que quizás su vida corría peligro.
—Iré a por los billetes. - la estación de autobuses ya se encontraba ante ellos. - Lleva a tu hermano al baño, tiene sangre en la cara. Limpialo y comed algo mientras pago. Dame tu cartera.
Los mandatos salían de la boca de Jungkook con total claridad, incluso si su mente era un completo desastre. Jin lo observó unos instantes, estaba orgulloso de ver la forma en la que su pareja se desenvolvía, admiraba la forma en que dejaba a un lado sus fobias para sacarlos de ese lugar. Los tres tenían que trabajar en equipo.
—¿Vas a estar bien Jungkookie? - acarició su cara sin importarle las miradas de la gente. Su corazón latía con fuerza. Estaba asustado, entre muchas cosas por dejar solo a su novio comprando los billetes de autobús. - Es mejor si nos quedamos juntos.
—Ahorraremos tiempo de esta forma bebe, lleva a tu hermano a limpiarse. Habla con él, consuelalo si hace falta… Pero volved lo antes posible.
—Vamos a salir de aquí. - Jin posó su frente sobre la de Jungkook, sintiendo las lágrimas volver a agolparse en sus ojos mientras sus cuerpos temblaban de forma inevitable. - Aún tengo que llevarte a citas y conquistarte. Es mi momento de protegerte y cuidarte como tú lo has hecho conmigo todo este tiempo.
Ambos se miraron a los ojos durante unos segundos, Dae los observaba con el dolor instalado en su corazón. Las imágenes de aquello que nunca podría hacer con Zelo llegaron al verlos besarse.
—Ten cuidado.
Jungkook apretó delicadamente la mano de Jin antes de dejarlo ir.
—Vosotros también. No os pareis demasiado tiempo en ningún sitio.
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Hiii!!!
Nueva semana y nuevo capítulo que de verás espero que os guste. Personalmente estoy disfrutando mucho de reescribir esta fic a JinKook ya que cuando la escribí por primera vez tenía una forma de ver las cosas y personajes distinta a la de ahora.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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