Capítulo 24
La lluvia se precipitaba con fuerza en el exterior mientras Dae se apresuraba a obtener algunos alimentos para Zelo. Hacía días que la comida que le bajaba al sótano era escasa pues a menudo tan solo lograba darle algunos sándwiches o bocadillos, con suerte podía llevarle refrescos. Jin tenía tan controlados los ingredientes y productos de la nevera que parecía una broma, su hermano mayor se encargaba de hacer la compra y en consecuencia sabía con facilidad qué cosas debían permanecer por varios días. La excusa de que alguien se había pegado un atracón tampoco servía, no al menos después de varias semanas usándola.
DaeHyun se permitió suspirar con pesadez, las manos le temblaban cada vez que tenía que bajar al sótano. Zelo era sencillamente amable, su personalidad no tenía nada que ver con lo que muchos juraban que era. Asesino, la mayoría de gente fácilmente olvida que también se pueden cometer crímenes sin derramar sangre. Durante gran cantidad de años la mente de ese chico había sido atacada con insultos de todo tipo, su nombre había desaparecido pues todos lo recordaban por un apodo que ni siquiera él quería. El día en que mató a sus compañeros durante un brote psicótico también se mató a sí mismo.
Y aunque nada de aquello borraba la marca que el asesinato había dejado, Dae estaba completamente seguro de que no había maldad real tras aquellos ojos que siempre parecían observarlo con necesidad de obtener alguna muestra de afecto o cariño.
—He conseguido algo caliente para ti. - Daehyun cerró la puerta con cuidado y pasó el pestillo. - Estás temblando aún. Deja que te ayude con eso, tengo que sacarte de este lugar. La humedad es menos desde que la primavera ha comenzado pero sigue siendo un ambiente insalubre para cualquier persona.
Preocupado dejó la sopa a un lado y colocó otra manta sobre el cuerpo del muchacho. Sus manos estaban tomando un tono rojizo debido al frío del lugar, todo el cuerpo le temblaba desde hace horas. El sótano tenía solo un par de rejillas de ventilación por lo que la baja temperatura se acumulaba de la misma forma que lo hacían las manchas de humedad que recorrían las paredes.
—Pareces un chico mayor hablando así. - Zelo sonrió con dulzura y se abrazó a DaeHyun, sin duda era la primera persona que lo consideraba humano tras la masacre que ocasionó.
Dae sonrió, al igual que el muchacho que ahora lo abrazaba. Se sentía entendido cuando estaban juntos. A pesar de su leve autismo Zelo no lo trataba diferente cómo lo hacían Jin o sus propios padres, la gente tendía a pensar que era más pequeño de lo que realmente era, debido a la sobreprotección que colocaban sobre sus hombros cada día.
—¿Puedo llamarte por tu nombre? - Dae escondió la frente en el hueco del cuello de Zelo y sonrió levemente al notar como este apretaba el abrazo.
—Sabes que mi nombre ha desaparecido. - sonrió el muchacho disfrutando de la cercanía de DaeHyun. - Pero está bien si tú me recuerdas quién soy.
—Choi JunHong. - mencionó en un susurró el hermano de Jin. - Me gusta más así. El apodo que tienes no es algo que tu quieras, pocos sabrán que habló de ti si menciono tu verdadero nombre.
JunHong sonrió y asintió nuevamente, el frío disminuía cuando tenía los cálidos brazos de Dae alrededor de su cuerpo.
—Me iré. - dijo, captando toda la atención del chico entre sus brazos. - No creo que pueda permanecer aquí mucho más y no quiero volver al sanatorio. Las cosas que tu padre hace con nosotros… Olvídalo, es mejor si no sabes eso.
DaeHyun alzó la mirada exigiendo explicaciones, estaba cansado de que JunHong se negase hablar sobre las supuestas cosas que su padre le hacía a los adolescentes que atendía.
—¿De verdad quieres saberlo? - Dae asintió. Era inevitable, estaban hablando de su padre y aunque la distancia entre ambos era obvia, todavía sentía la necesidad de saber quién exactamente era su progenitor en realidad. - Si lo digo... Tú mismo vas a querer expulsar a tu padre de tu vida Dae.
—Simplemente di lo que sea que tengas que decir. Si es algo lo suficientemente importante como para que decida apartar a mi padre de mi vida, entonces quizás debo saberlo cuanto antes.
Zelo tomó un poco de aire y respiró profundamente sin saber qué hacer. La persona que se encontraba ante sus ojos le importaba, Dae le había enseñado que todavía había personas buenas en el mundo. Había curado su sed de venganza con palabras de animo y besos inocentes.
—Nos trata de formas que un psicólogo no debería. - cerró los ojos aún sensible por las imágenes en su memoria. - Yo, mis compañeros, no sé a cuantos se lo ha hecho pero una vez que pone la vista sobre un chico, no la quita con facilidad. Tu padre se puede obsesionar con sus pacientes, al punto en el que nos considera de su propiedad. Se pasa las horas vigilando cada movimiento que hacemos.
Las manos de Dae eran las que temblaban ahora en lugar de las de JunHong. Tenía que decírselo a Jin, pero cómo podría hacerlo sin revelar que Zelo estaba en el sótano de su casa desde hace más de un mes.
Incluso si quería dudar acerca de las palabras que ese chico estaba diciendo, no importaba cuánto trataba de convencerse acerca de que este mentía. Porque de alguna manera él sabía que había algo oscuro tras los desconocidos ojos de su padre.
—Seokjin. - el doctor quitó la mirada del periódico y posó la mirada sobre su hijo quien tenía la mano colocada en el hombro de Jungkook de forma despreocupada. - Quita tu mano de ahí, eres un hombre. Estás molestando a Jungkook.
Jin miró a su novio y suspiró obedeciendo el mandato de su padre en silencio para a continuación volver a la cocina. Ninguno de los dos podía evitar el contacto, sobretodo Kook quien de alguna forma siempre terminaba tocando para algo a Seokjin. Ya fuesen sus manos, su cintura… Cualquier cosa.
—Dae me acompañará esta tarde al sanatorio, puedes aprovechar para ayudar en la tarea de limpiar la casa. Siempre estás vagueando en la calle desde que te inscribiste a esa universidad.
—No vagueo. - respondió Jin de forma automática, ganándose una mirada de desagrado por parte de su padre. - De todas formas, ¿por qué tienes que llevar a mi hermano a un sitio así?
El doctor lo miraba por encima de las gafas, sin percibir que Jungkook notaba cada resquicio de ira o asco que desprendían sus pupilas. Apoyado en la puerta de la cocina el pintor no podía evitar sentir un poco de rabia hacia el padre de su pareja por la forma en la que este siempre parecía pretender dañar a Seokjin.
—Dae lo pidió, está interesado en conocer un poco más acerca de mi trabajo. - el tono de voz que usaba el doctor era serio y parecía congelar por completo el ambiente que los rodeaba. - Y tú deberías hacer lo mismo. Algún día tendrás que salir de tu burbuja para conocer la realidad del mundo.
—Conozco el mundo. Puede que ese sea mi mayor problema, las personas que lo habitan son un verdadero asco.
—No lo haces. No conoces ni la mitad de lo que deberías conocer con tu edad. - replicó su padre. - Tú no puedes conocer nada. Llevas años viviendo con tu madre en un pueblo pequeño, nunca has querido ir a la ciudad para establecerte en un sitio con mayores posibilidades. Ni siquiera has estudiado a su tiempo como todos tus amigos. Eres un vago, un inútil y un cobarde. Más te vale empezar a hacer las cosas bien porque no pagaré tus caprichos toda la vida.
Las manos de Jungkook estaban cerradas en un puño mientras observaba a una distancia prudente como los hombros de Seokjin se tensaban, maldiciendo en silencio por no poder abrir su boca para defender a esa persona que cada noche le abría su corazón para dejar salir multitud de inseguridades de entre sus labios. Las palabras del doctor siempre eran duras, nunca había escuchado una sola frase de ánimo de él hacia su hijo.
Había mucha rabia acumulada en el corazón de Jin debido a eso, las personas que lo rodeaban jamás mostraban un cariño real y puro, eso lo llevó a creer que el amor en cualquiera de sus definiciones pertenecía a la ficción. Seokjin no distinguía entre querer a alguien o estar interesado en alguien. La única persona que realmente le importaba era su hermano y Kook estaba centrado en conseguir convertirse en la segunda persona de su vida que pudiera demostrarle que el amor mantiene vivo al ser humano. Incluso en medio de la desgracia o el dolor, un abrazo sincero puede calmar ese desamparo tan duro que mantiene a tu alma aislada.
Quería ver a Jin bien, lo necesitaba observar disfrutando de los besos en lugar de desconfiado ante el motivo de porque los recibía. Un beso no debería ser explicado con detalles pero Seokjin siempre los pedía. No conocía algo distinto al rechazo por parte de todas las personas en las que durante muchos años había intentado poner su amor incondicional. Desde que era un niño lo forzaron a creer que el cariño era algo falso, que había motivos de interés detrás de cada acto.
—Asegúrate de mantener mi casa limpia. - el doctor enrolló el periódico y golpeó varias veces la nuca de Jin haciendo que este soplase molesto. - Que poco aguante tienes niño. Me voy, iré a ver si tu hermano está listo.
—Ya estoy. - la voz de Dae se coló a través de las paredes antes de que entrase en la cocina poniéndose el abrigo.
El señor Kim le sonrió y tras revolverle el cabello salieron de la casa.
Durante unos segundos el silencio lo cubrió todo, hasta que el hijo mayor del doctor tiró todo lo que estaba cocinando por el fregadero en medio de la exasperación y comenzó a respirar con fuerza. Jungkook se acercó con cuidado y lo envolvió en un abrazo desde atrás, la sorpresa duró unos segundos pero finalmente Jin le permitió ese acto de cariño.
—No le hagas caso. No sabe nada de ti. - la voz de Kook era tan calmada que todo el cuerpo de Seokjin tembló ante el sentimiento de calidez.
—Me conoce un poco al menos, por eso sabe como dañarme. - las manos del cocinero se posaron sobre las del pintor y dejó escapar un pequeño sollozo. Por algún motivo cuando Jungkook lo abrazaba así el llanto se volvía mucho más fuerte.
—Solo conoce lo que daña, es totalmente distinto de conocerte a ti. Y hasta que sientas que puedes ser tú mismo, nadie te conocerá. Ni yo, ni él, ni... nadie.
Jin se dio la vuelta aún entre los brazos de Jungkook y posó su frente sobre la del pintor. Estaba comenzando a sentir una unión más fuerte de lo que le gustaría con él, pero no quería dejar de notar esa especie de calor en su estómago. Todo era más fácil cuando tenía al pintor a su lado dispuesto a calmar cada rastro de dolor que cubriera su cuerpo.
—Tus abrazos son diferentes. - dijo avergonzado - No me agobian.
Jungkook sonrió contagiando a Jin. Cuando el pintor sonreía, el cocinero tan solo podía quedarse prendido de sus hoyuelos.
—Eso es porque sabes que tengo un cariño auténtico por ti. - Seokjin bufó con gracia. - Venga Jinie, te quiero. Es todo lo que necesitas saber y precisamente porque lo sabes lo disfrutas.
—Deja de insistir en eso Jungkook. - incluso si la frase era ruda, su tono demostraba jugueteo y diversión. - Vamos a la habitación.
El pintor asintió y besó levemente los labios rosados del chico que se encontraba sumido en un abrazo con él.
—Vamos, quiero pintarte con tonos cálidos hoy.
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Hiiii!!!
Como siempre os digo espero que el capítulo os haya gustado. Personalmente me encanta saber vuestras opiniones.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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