Capítulo 14
“ Las autoridades informan que el paciente del sanatorio ha sido visto por el vecindario. Mantengan la atención en las entradas de sus casas y cierren todas las puertas o ventanas, incluso cuando estén dentro. Aunque afirman que ya no existe riesgo se trata de una persona demente, con impulsos tanto asesinos como suicidas. “
Las miradas de los dos chicos se encontraron por unos segundos antes de separarse, sus cuerpos todavía calientes y llenos de marcas de labios eran el claro testigo de lo que solo unos minutos atrás había ocurrido. Jin se limpió la boca con el dorso de la mano observando como el pintor se ponía los pantalones, no era realmente consciente de cuánto tiempo había transcurrido exactamente desde que entraron en la habitación pero su cuerpo parecía ahora mucho más relajado después de la agradable terapia de piel contra piel que los dos disfrutaron.
Algunas manchas de pintura gris se expandían por el pecho de Jeon, lo que significaba que muy probablemente había aprovechado la soledad de esa casa para dibujar sin camiseta. Seokjin sonrió levemente, mordiendo su labio se permitió observar sin disimulo al chico que ante sus ojos estaba comenzando a vestirse. Había ciertas cosas en Jungkook que le gustaban: su torso no estaba excesivamente marcado pero su figura era realmente perfecta con esa preciosa cintura que atraía constantemente su atención, sus brazos parecían ser realmente fuertes, sus manos siempre eran suaves a pesar de la pintura, aunque lo que más le gustaba era que inevitablemente Kook era masculino. Su rostro conformado por una marcada mandíbula, la piel levemente morena, los labios gruesos, esa mirada dura que lo confundía en cuanto a lo que quería obtener de él... y no podía olvidarse de su cuello. La manzana de Adán destacaba en este cada vez que respiraba o tragaba y sus clavículas eran igualmente notables, a pesar de que no estaba delgado en exceso. Era su prototipo de chico, con una belleza de hombre a pesar de su corta edad. No quería un niño que lo cubriera de amor aterciopelado, Jin estaba enfermo de necesidad por alguien que lo arrojase a la realidad.
El amor es doloroso y por eso buscaba una persona que al igual que él lo supiera, alguien que entendiese que dos pueden sostenerse pero nunca depender el uno del otro. Que la traición existe y a veces ni siquiera tienes que ser un villano cruel para llevarla a cabo. Las personas se desean, se juntan, se desnudan y mantienen relaciones, sin embargo cuando los sentimientos se entrometen todo se va a la mierda. Amar ocasionalmente deriva en inseguridad, quizás el presente implique felicidad pero cuando el desgastado amor se desangre las personas implicadas sufrirán. Ese tipo de amor que destroza cuando se acaba y quema mientras dura, no, Jin no quería algo así. Y estaba feliz de saber que Jungkook no se encariñaría, había demasiado en su cabeza como para dejar un hueco a emociones por otros.
—Bueno... ¿Has cenado? - el ambiente podía parecer incómodo pero lo cierto es que ambos estaban perfectamente bien. La rutina tranquila se había instalado en sus vidas como forma de tranquilizante, les resultaba realmente sencillo convivir sin la necesidad de tener largas conversaciones.
Jungkook, con su torso al aire todavía mientras alcanzaba una camiseta negra repleta de huellas de pintura. Jin, despeinado y con labios rojizos. Volvieron a mirarse, la atracción existía entre ellos, incluso si no se entendieron bien desde el primer instante. Sus heridas interiores tenían algunos puntos en común que los hacían chocar como si estuvieran formadas de imanes con polos opuestos. Se estrellaban el uno contra el otro, y eso era lo que más les gustaba.
Discutir por una tontería y al minuto siguiente besarse hasta que el deseo cubriera todos sus cuerpos, aquello era algo que a Kim le gustaba especialmente de Jeon. La tontería era la clave de todo, porque Seokjin jamás podría sentirse cómodo con una persona que lo dañase de verdad y Jungkook no era el tipo de chico que atacaba, sino más bien ese que se limitaba a discutir por un canal de televisión o el tipo de postre que tomarían. En unas semanas su rutina se había convertido en exactamente eso, ambos necesitados de atención física para tapar las cicatrices emocionales. Ambos demasiado aburridos con lo que los rodeaba como para mantenerse en silencio mientras se ignoraban, era mucho más divertido discutir sobre los colores de las manzanas más sabrosas que simplemente hundirse en los silencios de una convivencia absurda.
—¿Qué me ofreces? - Jungkook le dedicó una de esas sonrisas maleducadas mientras clavaba los ojos en sus labios. De igual forma Jin sonrió sin vergüenza, la confianza era brutal en tan poco tiempo.
—Pide lo que sea.
—No me tientes. - la sonrisa presumida pasó a una simple línea de labios, divertida y sincera. - No sé Jinie, cualquier cosa estará bien. No tengo demasiada hambre. ¿Quieres que avise a tu hermano para que baje a cenar?
Seokjin observó las escaleras de la casa, con todo el tema del chico loco desparecido no lograba usarlas cuando anochecía. Eran tenebrosas, probablemente debido a que la bombilla estaba fundida y nadie la había repuesto todavía. A él no le gustaba nada la oscuridad, un miedo absurdo para muchos si tenían en cuenta su edad... pero tenía sus razones. Sin ver no podía controlar la situación y la idea de perder el control era lo que más lo paralizaba en el mundo. Fobia a que las cosas fuesen inesperadas, a realizar alguna acción sin pensar. Sus miedos parecían simples para otros pero en su cabeza tomaban gran parte de su valor como ser humano.
—Sí, sube y dile que baje. Por favor. - ambos sonrieron por esa palabra, no era típico en Jin usarla - Por favor. Incluso se siente extraño en mi boca... por favor.
—Deberías usarlo más a menudo, no te queda tan mal como crees. Tu personalidad no se caerá por ser abiertamente amable de vez en cuando, Jinie. - inevitablemente sonrió cuando Jin se acercó a besar sus labios. Sabía que sólo lo estaba callando pero ni siquiera le importaba. Jungkook estaba interesado en esa clase de falso amor, de todas formas era el único que tenía en años. Así que mientras Jin le dejaba claro que sólo era sexo, él asentia sin dejar salir de sus labios ninguno de esos pensamientos que reboloteaban por su cabeza. Sin embargo, en su mente con cada beso una escena de película romántica formaba figuras nítidas, un amor que no existía en la realidad y sin embargo era tan claro en su imaginación…
Jungkook subió las escaleras hasta llegar a la habitación que él y Jin compartían, a pesar de que Dae dormía en el cuarto de invitados de la primera planta solía subir allí todas las tardes.
-Dae. - el niño estaba hablando solo por la ventana, Jungkook frunció el ceño y caminó hacia él - Daehyun.
El hermano pequeño de Seokjin salió de su ensoñación y cerró rápidamente la ventana para atender al llamado del pintor. Sonrió como si realmente se sintiera nervioso, mas Jungkook trató de apartar cualquier tipo de sospecha de su cabeza sabiendo que en ocasiones el hermano pequeño de Jin tendía a encerrarse en sus propios pensamientos.
—¿A cenar? - Jungkook asintió a la pregunta y cuando Dae abandonó la estancia, se asomó muy levemente a la ventana. Incluso eso lo ponía nervioso, le gustaba sentir ese aire frío del invierno pero cada vez que pensaba en salir a la calle un nudo se asentaba en su estómago. Podría causar otro accidente, lastimar a más personas si se atrevía a volver a salir de un lugar cerrado. Incluso lo asustaba el pensar en que se hallaba en una casa con más personas, en cualquier momento podría estropearlo todo sin querer.
Aún con esas ideas surcando su cabeza, se aseguró dos veces de cerrar bien la ventana y las persianas. Con el asunto de que un muchacho se había escapado de un sanatorio y ahora andaba por los bosques cercanos a la casa, cualquier detalle contaba para mantener la seguridad dentro de la casa. Jin tendía a sentirse observado con una aterradora frecuencia últimamente, e inevitablemente Jungkook había terminado obteniendo un poco de miedo en consecuencia. La más mínima ventana mal cerrada podría causarles una desgracia, así que el hijo del doctor y él mismo siempre comprobaban que ninguna cerradura se quedase mal asegurada.
Observó en silencio el pasillo, un escalofrío recorrió su espalda a medida que sus pies avanzaban a través de la oscurecida estampa invernal. Las sombras de los árboles se colaban a través de las luces del exterior y llegaban hasta la pared del pasillo debido a las puertas semiabiertas de algunas de las habitaciones. Sentía que algo no estaba del todo bien, que había algo extraño esa noche en la casa, y sin embargo abandonó rápidamente el pensamiento. Apuró su paso por el pasillo y bajó las escaleras, solo estaba somatizando los miedos de Seokjin y dejándose influenciar por la cabeza fantasiosa de este. De repente casi podía entender el miedo repentino de este por moverse solo por la casa, últimamente lo obligaba a acompañarlo hasta a por agua. Tenían que poner esa bombilla. Sí, ellos deberían.
—Por fin, ¿qué hacías ahí arriba?
Kook miró a Jin, este había comenzado a cocinar. Llevaba las mangas del jersey recogidas hasta los codos, mostrando la piel nivea de sus brazos.
- Da igual, ven aquí y ayúdame con esto. El restaurante me cansa bastante.
—¿No tienes ganas de cocinar? - Jungkook lo miró con una leve sonrisa - Podemos obtener algo de ramen de la despensa, me sorprende la cantidad que compra tu padre.
Jin suspiró y asintió, usaría lo que había empezado a preparar como un acompañamiento.
—O puedo cocinar yo, realmente quiero aprender pero soy un desastre. Con práctica…
—Te ayudaré a cocinar otro día, hoy prefiero algo rápido. De veras estoy cansado y el camino hasta aquí bajo la nevada no ha ayudado en nada. - cuando se pasó el dorso de la mano por la frente, Jungkook notó que aún seguía acalorado. Jin se ponía así después del sexo pero solo le duraba unos minutos y ya había pasado un rato desde que acabaron su sesión diaria de relaciones.
—¿Estás resfriado? -preguntó. Jin asintió, haciendo un gesto con sus manos para señalar que no era importante.
—Creo que he podido resfriarme, pero estoy bien. Tan solo algo cansado, nada más.
No parecía cansado, más bien agotado. Sus ojos lagrimeaban y aunque en un primer momento el pintor pensó que podría deberse a la cebolla, ahora la hipótesis de que estaba enfermo tenía mucho más sentido.
—Ve a ducharte, Dae y yo prepararemos el ramen. No quemaremos la casa, incluso yo sé cómo prepararlo. - Jungkook sonrió tratando de mostrarse amable. - Sé cocinar bien, solo necesito práctica con ciertos platos. Hazme caso.
Lo observó dudar por unos instantes, sin embargo el cansancio terminó por ganarle la batalla. Era evidente que necesitaba descansar.
—Jin. - Dae entró en la cocina en ese instante. - Ayúdame a mover el mueble de la televisión, se me han caído las piezas de ajedrez y algunas se han quedado debajo de este. Hay espacio para mi brazo pero han llegado hasta el final, así que no las alcanzo. Tenemos que moverlo para poder jugar después de cenar.
—Yo te ayudo Dae, Jin está enfermo así que tendremos que cuidarlo. ¿Trato hecho?
El menor miró a su hermano alarmado, una de las características de Daehyun era la sobreprotección hacia todo aquello que amaba. Daba igual si alguien merecía o no su preocupación, si Dae quería de veras a esa persona siempre pondría sus manos en el fuego para mantenerla bien y a salvo de cualquier dolor o problema.
—Te estás ganando un gracias, Jungkook. - Jin sonrió, al llegar a casa no se había sentido mal, pero sí poco después de comenzar a cocinar. El cansancio extremo lo azotó sin piedad en algún instante, hasta hacer crecer su dolor de cabeza. - No rompais nada, es la casa de mi padre y estoy seguro de que ama a sus muebles más que a nosotros.
Ambos asintieron, ante la mirada curiosa de Seokjin sonrieron y comenzaron con la labor de apartar el pesado mueble de la televisión. Lo que encontraron bajo este era mucho más peligroso que cualquier jaque mate. Una piedra sucia con una nota pegada a esta por medio de gran cantidad de cinta aislante.
Jin los observó asustado y tomó la piedra de las manos de Jungkook con la intención de comenzar a leer en voz alta. Aquella vez, cuando el cristal del salón se rompió… Quizá…
" Es fácil llamar loco al incomprendido. Asesino a quién solo se defendía. Ellos podían maltratarme diariamente, ¿y yo no podía devolverles todo ese dolor? Yo los soporte durante años doctor, ellos murieron rápido. No estoy loco ni soy cruel. Estaba perdido, lleno de miedo y desesperado porque nadie me creía o escuchaba.
Y ahora es usted el que me intenta meter en la cabeza que lo que hice está mal. Me maldigo cada día por ello pero no pude aguantar, no lograba vivir con ese constante pánico.
Dígame doctor, ¿cómo se siente al saber que ahora es su vida la que corre peligro? ¿que hay alguien vigilando cada uno de sus movimientos entre los árboles? ¿No se defenderá?
Att. Zelo “
-------
Holiiii!!
Hoy tengo la cabeza en ochenta cosas así que si veis fallos en el capítulo no dudéis en avisarme baes.
Espero que os haya gustado.
Un beso,
os amo
Mel
💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro