Capítulo 12
Cuando Seokjin se presentó a la prueba de cocina el encargado lo miró con ojos penetrantes, parecía disgustado acerca del hecho de que finalmente hubiese decidido realizar la prueba para pinche y eso se confirmó cuando lo escuchó resoplar antes de llamar al nuevo chef. Resultaba incluso absurdo que alguien se comportase de esa forma cuando un cartel especificaba en la misma entrada que se buscaban empleados. Aunque lo cierto es que en ocasiones la vida por sÍ misma también era absurda, Jin empezaba a comprenderlo poco a poco.
–El nuevo chef está en la cocina, cubre esto antes de entrar a la prueba. - el hombre posó un documento sobre la barra - Aunque sin un título no creo que tengas demasiado que hacer.
Seokjin asintió, sin contestarle o tan siquiera mirarlo cubrió cada una de las preguntas con las respuestas requeridas en el papel. Lo tomó y caminó hacia la cocina como el encargado había indicado.
En el instante en que cruzó la puerta sus ojos volaron hacia el nuevo chef. Sus manos se movían con rapidez y maestría, cortando alimentos y usando los instrumentos de cocina. Además su tez perfecta le aportaba una gran presencia. Lo observó colocar con cuidado los alimentos en el plato, revisar cada detalle y lamerse los labios satisfecho con el resultado. Su sonrisa brillaba grandiosamente entre fogones y especias, podría jurar que sólo en un par de ocasiones había visto a alguien tan contento con su trabajo. Él también quería eso, quería dedicarse a algo que lo ayudara a sonreír o como mínimo a escapar de la rutina que tanto lo asfixiaba últimamente.
Era un muchacho joven, casi tanto como él, lo cierto es que probablemente no le llevaba más que un par de años a lo mucho.
—Perdona, he venido para realizar la prueba de pinche. - el chef alzó la mirada sin borrar esa amplia sonrisa.
—Oh lo sé, el último chico que vino fue un desastre. - alzó la mano mostrándole varias tiritas alrededor de sus dedos - Casi me quema la mano derecha. - suspiró - Soy Lee Jaehwan, estaré a cargo de tu prueba. ¿Tienes alguna referencia del lugar donde has estudiado?
Ahora era Jin quien suspiraba, realmente el destino parecía empeñado en darle la razón a su madre y eso lo ponía nervioso. No sabía cómo desenvolverse en una clase, jamás lograría concentrarse en la cocina cuando esta sería juzgada. Lo cierto es que Seokjin odiaba las críticas, sinceras o no siempre terminaban por desanimarlo.
—No he estudiado en ninguna academia ni nada similar. - dijo antes de presentarse - Pero tengo referencias de restaurantes, locales de calle y bares tradicionales en los que he cocinado. Agradecería que por una vez alguien les echase un vistazo, a estas alturas me parecen inútiles…
—No te preocupes, lo miraré encantado. - esa gentileza hizo sonreír a Jin - ¿Cómo te llamas?
—Kim Seokjin. - respondió con torpeza poniéndose el mandil y gorro que su posible futuro jefe le había cedido. - Aunque suelen llamarme Jin en general, creó que sólo mis padres usan mi nombre completo.
Observó todos los materiales y alimentos colocados sobre la mesa, por un instante sus ganas de salir corriendo comenzaron a atacar su pecho en forma de ansiedad. Todo parecía una clase, su comida sería evaluada. Si aprobaba obtendría el trabajo pero de lo contrario tan solo ganaría una decepción y muchas noches en vela.
El motivo principal por el que él nunca quiso iniciar una carrera era el miedo, odiaba ser juzgado en función de la capacidad que podía mostrar con palabras en unos fragmentos de papel.
—Bien Jin, mira la receta que está sobre la mesa. - la tomó rápidamente - Quiero ver si somos capaces de trabajar en equipo, con buena sintonía. Yo haré la parte más difícil y tú me ayudarás con lo que más tiempo lleva. Cómo haremos empanadas de origen español tendremos que preparar una masa más flexible que la de la pizza. La preparación es similar. - el chef Jaehwan comprobó el ceño fruncido de Jin. - ¿Crees que voy muy rápido?
-Creí que esto era un restaurante de comida tradicional coreana. - Jin suspiró antes de acercarse para revisar con los ojos la receta. - Estoy un poco confuso ahora.
-Lo es, pero quiero ver nuestra capacidad para hacer algo en equipo y he pensado que una empanada es un plato lo suficientemente simple como para comprobarlo sin demasiados problemas. ¿Hay algún problema?
Seokjin se limitó a negar por un instante. No había ningún problema, salvo que él había creído que se trataría de una prueba con elementos que ya conocía y con los que por lo tanto estaría mucho más cómodo.
-Nunca he hecho empanadas. - confesó.
-Bien, entonces también podré comprobar la forma en la que realizas recetas nuevas. Apuesto a que cuando amplíen la carta tendremos que trabajar con platos nuevos sin demasiado tiempo de antelación para aprenderlos. Solo sigue la receta y mis indicaciones.
Jin lo hizo, a medida que el tiempo pasaba sus manos se movían allí a donde el chef le indicaba mientras comprobaba dos veces la receta para evitar equivocarse.
-¿Es muy difícil? - el chef le preguntó.
El cocinero negó rápidamente, aquel hombre no iba rápido con sus indicaciones pero él jamás había hecho empanada española lo que significaba que no podría mostrar su trabajo al cien por cien durante esa prueba. Y eso lo enfadaba un poco.
—Haré mi mejor esfuerzo incluso si nunca he cocinado algo así. El proceso es fácil, solo debo memorizar bien los ingredientes.
Jaehwan sonrió comenzando a tomar lo necesario, la mirada de Jin lo había puesto nervioso desde el instante en que sus ojos se cruzaron. ¿Le gustaba? Bueno, su vena enamoradiza siempre le había causado problemas en el pasado por lo que se limitaría a hacerle la prueba de forma correcta y objetiva. Quizás más tarde podrían llegar a algo más, tal vez no.
—Exacto, mezclalo bien y después extiende la harina sobre la mesa para comenzar a amasar. Usa tus manos.
—Siempre las uso... quiero decir... en la masa. - respondió Jin, levemente sonrojado por el lugar al que había fluído su mente. Ese lugar de su habitación en la que la noche anterior sus manos habían acariciado el cuerpo de cierto pintor. - Sé cómo hacerlo, tranquilo. Puedes ir preparando el relleno para aprovechar el tiempo.
El chef sonrió mordiéndose el labio inferior, su mente no era sucia generalmente pero el sonrojo de Seokjin lo había llevado a comprender que tal vez sus palabras estuvieran impregnadas de un doble sentido ácido que lejos de asustarlo o molestar le encantaba. Miró a Jin durante unos segundos y levantó la mirada rodando los ojos.
—Cualquiera diría que eres tú quien da las órdenes, sigo siendo el chef y tú…
—Un pinche, lo sé.
—Iba a decir que eres un cocinero haciendo una prueba pero puedes describirlo así si lo prefieres. Iré cortando la cebolla y pimiento. Divide la masa en cuatro y vuelve a amasar bien cada fragmento cuando acabes.
Jin asintió sin atreverse a decir nada. Siempre le sucedía lo mismo, su naturaleza protestona se perdía en la nada cuando alguien con mínimo poder sobre él lo evaluaba. Era un sentimiento que lo consumía, los nervios, la idea de no ser lo suficientemente bueno, de fallar a pesar del esfuerzo. Corea no era un país que valorase precisamente el proceso, lo único que realmente contaba era el resultado. Jin lo había comprobado al verse reflejado en un simple número durante sus años de instituto.
Teniendo en cuenta que nunca antes había realizado un plato así y que sus manos no dejaban de temblar... la prueba sería un desastre. Lo que más tiempo le llevó fue sin duda el proceso de realización de la masa ya que era lo más importante, incluso si era la tarea de un ayudante de cocina. Un solo fallo, demasiada sal o aceite de oliva y todo podría estropearse.
—Vas bien, no te preocupes. - Jin asintió sin escuchar, estaba concentrado en realizar de la mejor forma posible su trabajo.
Notó como el chef volvía a sonreír y encendía la radio, bueno, quizás podría relajarse gracias a la música. Era difícil definir el efecto que las canciones lentas tenían en su mente, incluso las noches de ansiedad intensa podían ser vencidas cuando se dejaba llevar por voces talentosas acompañadas de una instrumentación relajante.
En realidad, siempre acababa escuchando la banda sonora del concierto de Harry Potter, por muy extraño que a las personas les resultase. Esas melodías le recordaban años de imaginación, sonrisas y sueños. Un tiempo mejor en el que se atrevía a pensar que la magia existía, que sólo tenía que intentarlo con un poco más de insistencia para lograrlo. Se sentaba en el sillón de la terraza mientras su madre trabajaba y con su hermano apoyado en su hombro leía durante horas las aventuras que libros como ese le aportaban. Adoraba imaginarse entre los pasillos de piedra de Hogwarts sosteniendo su varita. Slytherin, cuadraba con él incluso si su hermano se empeñaba en considerarlo un Gryffindor en secreto. Aunque quizás después de todo fuese solo un Hufflepuff pretendiendo ser ambicioso.
Esas noches en las que la lluvia golpeaba con fuerza las ventanas mientras se perdía entre palabras. Merlín, también lo hacía soñar despierto. Hasta que alguien le abrió los ojos de golpe y lo tiró a la calle para ver la vida real. Su magia se había extinguido tan repentinamente. De Harry Potter a Oliver Twist en un parpadeo.
Su padre sabía cómo arruinarlo todo. Por eso sus ejemplares de Harry Potter seguían repletos de polvo en el trastero de su casa, con la falsa barita, su capa, las películas, los cromos y todo lo demás que hablase de magia.
—Cuando era niño soñaba con ser mago. - dijo repentinamente. Jaehwan lo miró con curiosidad. - Sé que suena absurdo pero soñaba con serlo. No un ilusionista, sino un mago real. Estaba obsesionado con todas las películas e historias que tocasen el tema de la magia, incluso si lo hacían levemente. Luego crecí, fue ahí cuando me dije a mi mismo que soñar no era para mí, los sueños son para las personas que desde el inicio saben que lo lograrán. Los demás, quienes no tenemos oportunidades, dinero o somos amigos de personas con influencias... acabamos rindiendonos ante la sociedad tarde o temprano. - Jin respiró profundamente. - Y ahora he vuelto a soñar de nuevo jefe. Quiero ver las reacciones de la gente al probar mi comida, alegrarles los días. Por eso estoy aquí, una vez más sintiendo que mis expectativas se disiparán en algún momento. Voy a intentarlo aún así.
—Es bueno saberlo, me gustaría darte este trabajo. - Jin lo miró sorprendido. - Sinceramente, el resto de candidatos eran un desastre. Me han cortado y quemado por ir con demasiada prisa. Contigo estoy satisfecho, tus nervios son evidentes pero has sabido cómo tomar con calma las cosas y ponerle atención a la comida.
Seokjin sonrió como un niño al cual le revuelven el cabello tras haber averiguado la manera de resolver una incógnita. Miró sus manos, estaban dejando de temblar, justo ahora, cuando el veredicto de que el trabajo era suyo le resultaba favorable para extinguir los nervios. Su cuerpo siempre era un manojo de inquietud.
También miró todo lo que lo rodeaba, el lugar en el que trabajaría. Una enorme a la par que limpia cocina, decorada de la mejor forma posible y con electrodomésticos de última generación que nunca había tenido el placer de utilizar. Le quedaba mucho por aprender y estaba entusiasmado con esa idea. Si antes su pecho se hundía en ansiedad ahora se hinchaba a de una felicidad aniñada. Estaba contento, era la única definición que encontraba para esa sonrisa tan constante que le hacía doler los labios.
—Vamos a terminar con esto, ¿quieres que te enseñe? - asintió a la pregunta del chef. - Perfecto, estoy seguro de que en unos días lo tendrás controlado. Ah, Jin, debes saber que tienes un período de prueba de un mes antes de que el contrato sea definitivo. Tengo que evaluar cómo te comportas en situaciones de estrés por la gran cantidad de trabajo y averiguar si congenias con el resto de trabajadores. ¿Lo entiendes verdad?
—Lo hago y prometo no decepcionar.
Después de la prueba de cocina Jin se quedó durante horas observando como Jaehwan cocinaba, quería aprender a usar los complicados electrodomésticos de cocina debido a su negación para todo aquel objeto tecnológico distinto de ordenadores y móviles.
Se sentó en una silla mirándolo moverse de un lado a otro y olisqueando todas las especias que le resultaban desconocidas. A pesar de saber mucho sobre la comida coreana todavía existían ciertas cosas que desconocía. Aún así el chef introducía en sus platos constantemente alimentos de otras partes del mundo con olores únicos que le hacían la boca agua.
—¿Has probado alguna vez la yuca? - le preguntó en determinado momento.
—Lo cierto es que no.
Estaba siendo sincero, lo avergonzaba decir algo así puesto que siendo un cocinero su trabajo dependía de los alimentos y ese día estaba aprendiendo muchas cosas nuevas tan solo viendo a su nuevo jefe cocinar. Al fin comprendía el motivo de las academias especializadas en comidas internacionales, uno podía preparar manjares cuando conocía gran cantidad de alimentos.
El chef llevó una cuchara hasta su boca sin borrar la sonrisa, estaba a punto de alimentar a Jin y le resultaba totalmente natural. Habían establecido un buen vínculo, ambos se entendían bien. Al menos durante el primer día, no habían discutido ni una sola vez. Él hablaba y Seokjin escuchaba atentamente.
El hijo del psicólogo se relamió los labios notando sus mejillas arder cuando la mirada de Jaehwan voló hasta estos.
—Me estás comiendo con la mirada.
—Podría comerte con más cosas.
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Holi
personitas hermosas!!
Como ya sabréis tengo varias fics más a parte de esta activas por lo que sí a veces tardo un poquillo más en subir capítulo es debido a eso pero trataré de actualizar siempre una vez por semana.
Espero que os haya gustado.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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