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Capítulo 1

Las cosas se complicaron de una forma tan precipitada que Jin aún ni siquiera lograba digerir las palabras de su madre mientras su hermano lo miraba con curiosidad. A su alrededor todo parecía ocurrir a cámara lenta a la vez que la mujer que le había dado la vida seguía introduciendo en su maleta verde toda su ropa hasta hacerla casi estallar.

-No lo entiendo - dijo dejando caer su mochila sobre el suelo de la habitación mientras seguía cada movimiento de su madre con la mirada - ¿Qué he hecho yo para merecer un castigo así?

-Deja de dramatizar Seokjin - su madre lo miró, aún con una de sus camisetas de entretiempo en las manos - Te irás a la ciudad y empezarás una carrera como lo han hecho todos tus amigos. Este es un pueblo pequeño y de nada sirve que quieras abrir un negocio, no hay gente con dinero como para salir a cenar por las noches en un restaurante italiano. Baja de donde sea que estés y pon los pies sobre el suelo. Además, es tu padre, hace años que te niegas a visitarlo durante las vacaciones. Os vendrá bien recuperar contacto, tu hermano está encantado con la idea de pasar el invierno con él. ¿Cuál es tu excusa?

-No tengo ninguna maldita excusa, es tan sencillo como que quiero tener un negocio de cocina propio y no me apetece ver a papá. Venga, ni que fuese tan difícil de entender. Ese hombre no es ninguna figura paterna para mí...

-¡Kim Seokjin! Todos los hijos de mis amigas están por empezar el segundo año de sus carreras y tú llevas ya un buen tiempo retrasandolo. Primero era porque no estabas preparado mentalmente para la ciudad, después porque no te gustaba la idea de dejarnos solos a tu hermano y a mi, ahora quieres abrir un restaurante en medio de la nada. - Jin amaba a su madre pero a veces deseaba ponerse tapones en los oídos cuando esta comenzaba a gritar con esa voz chillona suya, tan característica de los momentos en los cuales la paciencia se le acababa.

-Estoy justo delante de ti, no entiendo porque tienes que seguir gritándome . No estoy sordo joder.

Sabía que sus palabras tendrían unas consecuencias pero ni siquiera le importaba, su madre jamás pensaba en sus inquietudes o deseos. Era una mujer deseosa de verlo triunfar pero a él la idea de encerrarse en una oficina mientras sus jefes le daban órdenes... Definitivamente le causaba claustrofobia pensar en algo así.

-No vuelvas a hablarme de esa forma. Eres un niño consentido y siempre lo has sido, no tienes ni una pizca de responsabilidad en tu cabezota. No te atrevas a decirme que no o te juro que saldrás por esa puerta sin ropa ni dinero....

Y ella seguía ladrando como un perro rabioso pero lo cierto es que Jin la había dejado de escuchar hace mucho tiempo. Él no bebía, no salía hasta altas horas de la madrugada, no se metía en peleas como muchos de sus amigos hacían, sin embargo para su madre siempre sería el peor en todo. Ir a vivir a la ciudad no le importaba pero vivir con su padre en la ciudad era una situación totalmente distinta. Su madre jamás se molestó en preguntar el porqué un niño de solo once años empezó a negarse a ver a su propio progenitor. Para ella eran todo cosas de la edad, consecuencias de haberlo consentido demasiado durante la niñez. Pero en realidad él ni siquiera le pedía dinero, tenía su propio trabajo desde hace al menos seis años. Ya fuese en puestos callejeros o bares de la zona, se había esforzado por aprender su oficio y cederle cada centavo del dinero ganado a ella. A veces creía que esta solo lo trataba así por su ya confesada homosexualidad, en cierta forma era igual que su padre. Ni siquiera comprendía el porqué de la separación de ambos, sus actitudes eran tan similares que daba miedo.

-¿Por qué no puedes parecerte un poco más a tu hermano? Él se esfuerza por ser un buen chico.

-Oh claro mamá, debería parecerme a Dae. No te ofendas Daehyun - dijo mirando al chico de trece años que observaba en silencio la escena - No soy así y lo sabes.

-Quizás ese sea el problema. Nunca encontrarás a una buena esposa si sigues con todas esas idioteces que se te han metido en la cabeza...

-Quizás el problema sea que tú y papá no os molestáis en comprender que lo que soy y lo que queréis que sea son cosas muy diferentes. Joder, estamos en el siglo veintiuno pero pareces una mujer de la edad media con todas esas normas sobre ser un hombre de pelo en pecho - la discusión había tomado un rumbo que no le gustaba pero no había mentira en sus palabras - No me sorprende que papá se fuese a buscar fuera de casa lo que tú no le dabas.

La bofetada de su madre llegó tan rápido que ni siquiera le dio tiempo a dar un paso hacia atrás. Después de eso todo ocurrió como un time lapse, Jin bajando las escaleras del viejo edificio mientras su hermano se agarraba a su mano y su madre llorando de forma escandalosa.

-Jinie perdóname - le gritó la mujer un segundo antes de que sus pies tocasen el mojado asfalto y cerrase con fuerza la puerta de la entrada.

-¿Tienes tu maleta? - su hermano Daehyung asintió rápidamente y apretó el agarre en la fría mano de Seokjin - Tranquilo, estaremos bien. Yo cuidaré de ti enano.

El pequeño sonrió cuando Jin le revolvió el cabello. Cualquiera pensaría que siendo hermanos con edades tan diferenciadas su relación sería incómoda sin embargo ellos dos eran el reflejo de quiénes han estado unidos desde el primer momento en que se vieron. El grande de los Kim siempre se había encargado de cuidar a su hermanito, era él quien le ayudaba con los deberes, lo llevaba a clase o le compraba libros. Fue él quien le cambió los pañales, le enseñó a leer y a montar en bicicleta. Sus padres se centraban más en el trabajo.

Los dos caminaron en silencio hacía la parada del autobús, aunque no era demasiado tarde las calles ya estaban oscuras y el hecho de que el invierno estuviese a punto de llegar lograba que la sensación de nocturnidad aumentase. Las gotas de lluvia fina humedecían sus chaquetas y cabello, todo lo que podían escuchar eran las protestas de un par de señoras que criticaban los pocos recursos del pequeño pueblo en el que vivían. Seokjin suspiró y puso su maleta sobre el asiento de hierro de la parada, los niños habían roto los cristales con piedras así que ahora la marquesina no servía para abrigarse del tiempo lluvioso.

-Siéntate sobre mi maleta Dae. - dijo cuando vió a su hermano observar con gesto crispado las gotas de lluvia sobre el banco metalizado - a no ser que quieras mojarte el pantalón .

-Está bien. - Daehyung obedeció la orden de su hermano. No era un chico difícil de tratar, a decir verdad quizás era demasiado fácil en cualquier aspecto. No existía la maldad en su mente todavía inocente a pesar de sus quince años. Su capacidad de socialización había sido lo único complicado para él, Dae sufría de autismo lo cual estaba realmente estigmatizado en Corea pero sobretodo en un lugar tan pequeño como en el que ellos dos vivían. - Jinie , ¿por qué mamá nos ha echado de casa?

"Porque le importa más lo que los demás opinan de nosotros que lo que ella siente como madre" - pensó Jin con la rabia todavía acumulada.

-Quiere que veamos a papá - respondió después de unos segundos - y también está intentando darnos un buen futuro enano. En la ciudad habrá más colegios y podrás encontrar alguno en el que desarrollar tus aptitudes académicas, seguro que incluso haces buenos amigos. Tu coeficiente es muy alto pero debemos buscar lo mejor para que logres aprovecharlo.

Daehyung dejó escapar un sonido de desacuerdo de sus labios haciendo reír a su hermano mayor quien decidió sentarse a su lado, sin que le importase mojarse el pantalón.

-Eso es mentira. - Jin miró a Dae - A mamá no le gusta lo que las viejas dicen de ti, por eso quiere que vayamos a la ciudad con papá. Le da igual si estudias o no, cree que nunca conseguirás trabajo si eres homosexual.

Probablemente eso tendría que haberle dolido pero no lo hacía, conocía a su madre, así que las palabras de Daehyung lejos de sorprenderle le resultaban amables. Esa maldita mujer sabía cómo dañar a las personas cuando algo se escapaba de su control. Y aún así la amaba, su madre lo significaba todo para él. Por eso estaba en esa parada esperando un autobús hasta el puerto, donde tomarían un barco, la isla de Jeju estaba lejos después de todo. Si permaneciendo a tantos kilómetros su madre era feliz simplemente lo haría. Se quedaría con su padre.

-¿Juegas conmigo? - sonrió al notar como su hermano sacaba del bolsillo del abrigo el pequeño ajedrez que desde hace tantísimos años guardaba.

-Sabes que se me da mal, Dae. - contestó, pero aún así tomó las piezas que su hermano le ofrecía - Algún día encontrarás a una persona tan buena como tú en esto. Debe de ser aburrido ganar siempre.

La lluvia parecía aumentar su velocidad por cada segundo que los dos hermanos pasaban bajo la destartalada marquesina esperando el autobús. Las luces difuminadas de los coches en los charcos eran los únicos colores que iluminaban la tristona estampa en la que se habían sumido mientras parloteaban en voz baja, ahora abrazados debido al frío y empapados de pies a cabeza. Daehyung temblaba mientras se ocultaba dentro del abrigo de Jin abrazándolo con fuerza, no le gustaban las tormentas eléctricas.

Cuando llegó el autobús ni siquiera cruzaron miradas antes de correr hacia este. Con un suspiro templado Seokjin sacó la cartera del bolsillo trasero de su pantalón y pagó por los billetes que los llevarían a la primera zona que marcaría el inicio de una nueva etapa en sus vidas. En el momento en que se sentó en uno de los asientos traseros con su hermano posando la cabeza sobre su hombro las emociones comenzaron a escalar desde su corazón hasta la boca de su garganta, creando en su interior una extraña sensación de dolor. Estaba a punto de dejar el lugar que lo había visto crecer, ese pequeño pueblo que tanto amaba. Porque a pesar de la gente que no echaría de menos, todos esos paisajes habían forjado su vida.

Las gotas de lluvia dulce se mezclaron con sus lágrimas saladas en un baile lento y asfixiante.

Era el comienzo de una vida que no quería vivir, ni siquiera podía imaginarse lo que le esperaba en Jeju. Un padre reacio a sus elecciones sexuales que se mantendría psicoanalizandolo a cada sencillo instante, una madrastra a la que la presencia de él y su hermano le resultaría casi un acoso, si es que esta seguía viviendo con su progenitor... Y una casa cercana a un centro psiquiátrico para adolescentes que siempre le había erizado la piel.

Seokjin suspiró de nuevo en alto mientras trataba de tragarse las lágrimas. Todo lo que era, todo lo que quería ser, estaba a punto de escabullirse entre sus manos como lo haría el agua transparente. Por mucho que luchase siempre había grietas inalterables.

-Toma. - Daehyung acarició la mano de su hermano antes de cederle la mitad de un paquete de galletas de chocolate - El chocolate ayuda a segregar dopamina Jin. Come y te sentirás mejor.

Después de una leve sonrisa el chico de los sueños perdidos tomó el paquete de galletas y alcanzó los auriculares, tras cederle uno a su hermano busco alguna canción tan triste como su alma y cerró los ojos. No le interesaba el paisaje, tan solo quería escabullirse de la realidad. Perderse en su propia oscuridad impuesta.

Y entonces susurró la canción : "Ah, the last time we saw you you looked so much older, your famous blue raincoat was torn at the shoulder. You'd been to the station to meet every train, and you came home without Lili Marlene."



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Canción : Famous Blue Raincoat - Leonard Cohen

Espero que os haya gustado este primer capítulo, no dudéis en dejarme vuestras opiniones en la sección de comentarios.

Os amo.

Mel

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