𝙎𝙪𝙧𝙚 𝙩𝙝𝙞𝙣𝙜: I wanna tie the knot
Conducía con confianza y seguridad por las calles de California, saboreando el viento cálido que entraba por las ventanas bajas de su Dodge Challenger. El suave murmullo de la música que salía de las bocinas le acompañaba mientras estaba de camino a su destino.
Mientras avanzaba por la ciudad, sus pensamientos se enfocaban en su viaje de vida, desde los desafíos que enfrentó hasta llegar al éxito que ahora disfrutaba. Lisa recordaba con gratitud los días en que ni siquiera podía permitirse un café, contrastando con su vida actual, donde manejaba un auto de lujo y era dueña de su propia compañía.
A pesar de los estragos causados por la ola de calor de la ciudad. Lisa mantenía su calma habitual. Había transformado su vida de manera significativa y eso le daba una sensación de paz interna que irradiaba en su semblante sereno.
Mientras conducía por las calles de California, no pudo evitar recordar el tumultuoso camino que la llevó hasta donde estaba ahora. Los recuerdos de su pasado se mezclaban con el presente, trayendo a su mente imágenes de su vida anterior.
En aquel entonces, estaba marcada por riesgos y actos delictivos que la pusieron al borde del abismo. Recordó a sus antiguos colegas, quienes fueron condenados a largas sentencias de prisión, algunos hasta treinta años, a edades tan jóvenes como los veinte.
Lisa imaginaba cómo habría sido su vida si no hubiera cambiado su rumbo. Posiblemente, estaría detrás de las rejas, atrapada en un ciclo de decisiones que la habrían alejado de sus sueños y aspiraciones. El peso de ese pensamiento le hizo valorar aún más su presente y todo lo que había logrado.
Ahora, tenía la oportunidad de cuidar su salud de una manera que antes no podía. Podía permitirse una vida sana, tanto física como mentalmente, algo que antes era un lujo inalcanzable. Había aprendido a apreciar cada momento de libertad y a disfrutar de las cosas simples.
Reflexionó sobre su transformación y se sintió agradecida por haber elegido un camino diferente, uno que la llevó a una vida llena de oportunidades y éxitos. Su capacidad para cambiar de rumbo y buscar un futuro mejor la llevó a convertirse en la persona fuerte y exitosa que era hoy.
Lisa reflexionaba sobre su vida actual mientras conducía, y aunque muchas cosas habían cambiado para bien, había algo que brillaba más que cualquier otra cosa en su vida: la presencia de la "It Girl" del momento, una mujer que significaba todo para ella. Para muchos, esta mujer era conocida por su estilo y su influencia en la moda y la cultura popular, pero para Lisa, era mucho más que eso.
Esta mujer era el amor de su vida, una fuente constante de inspiración y admiración. Era intensa en su forma de amar, demostrando una pasión y una profundidad de sentimientos que pocas personas podían igualar. Lisa encontraba en ella no solo una pareja, sino una compañera en todos los aspectos de la vida, alguien que comprendía su alma y la amaba sin reservas.
Su belleza iba más allá de lo físico; era una belleza que emanaba de su interior, de su amabilidad y su sabiduría. Cada momento a su lado era mágico, y la forma en que irradiaba confianza y carisma hacía que Lisa se sintiera afortunada de tenerla en su vida.
Lisa recordaba con una sonrisa la última sesión de fotos que hizo con ella. Fue una experiencia divertida y diferente, algo que ambas disfrutaron a su manera. Jennie le había comentado que era más un favor que otra cosa, pero para Lisa, cualquier momento que pasara con Jennie era especial y lleno de alegría.
Cuando vio la vestimenta que le habían preparado para la sesión, se quedó sorprendida. La elección del atuendo era llamativa y única, algo que definitivamente tenía el sello distintivo de Jennie. Aunque no era su estilo habitual, Lisa decidió aceptar el reto.
La camiseta blanca corta, adornada con estrellas negras en el área de las tetas, era sexy y definitivamente llamativa. Los pantalones negros, con una estrella blanca a cada lado y cadenas colgantes, completaban un look atrevido y original.
Cuando Jennie salió del vestidor, Lisa sintió como si su corazón se detuviera por un instante. La visión de Jennie en su atuendo provocó una reacción intensa y visceral. No esperaba algo tan impactante, y casi pudo desmayarse de la sorpresa.
Jennie lucía una vestimenta a juego con la suya, pero con un toque aún más atrevido. La parte superior era un brasier de látex con una estrella en cada seno, acentuando la figura de Jennie de una manera pornográfica. La elección del material le daba un aspecto futurista y vanguardista, que destacaba su personalidad segura y audaz.
La parte inferior consistía en una simple falda de látex, también con cadenas sobre el borde superior. Este detalle añadía un toque de sofisticación y originalidad al conjunto. Lisa no podía apartar la vista de Jennie, hipnotizada por su belleza y la confianza con la que llevaba el atuendo.
A pesar de lo impactante de la vestimenta, Jennie parecía completamente cómoda y dueña de sí misma. Su presencia imponente hacía que el atuendo luciera como una segunda piel.
Lisa no podía negar lo deliciosa que se veía en ese atrevido atuendo. La visión de esa diosa con el conjunto de látex resaltando su figura la dejó sin aliento, y menos cuando llegó el momento de la primera foto.
Jennie se colocó a horcajadas sobre Lisa, quien estaba acostada en el piso. La pose era provocativa y mostraba la intensa química entre ambas. Lisa sostenía con firmeza la cintura de Jennie, mientras ella inclinaba su espalda hacia adelante, manteniendo una postura sensual.
El precioso cuerpo de Jennie, especialmente su trasero, se veía impresionante desde la perspectiva de Lisa. La confianza de la actriz en esa pose solo aumentaba la admiración que sentía por ella. Podía percibir el calor y si energía de tan cerca, lo que hacía que el momento fuera aún más especial.
Mientras adoptaban la siguiente pose, Lisa no pudo evitar pensar: "Una mierda". No por algo negativo, sino por lo impactante y electrizante que era la situación. Ella se colocó de pie, adoptando una pose sexy y segura, mientras Lisa se arrodillaba frente a ella, rodeando su cintura con los brazos.
La cercanía física y la intimidad de la pose llenaron a Lisa de un sentimiento de asombro y deleite. Estaban demasiado juntas, demasiado sensuales, lo cual hacía que su corazón latiera con fuerza. Podía sentir la firmeza del cuerpo de la castaña contra el suyo, y la energía entre sexual que emanaban.
La sensación de estar rodeando la cintura de Jennie con sus brazos le daba una sensación de control y protección, mientras que, al mismo tiempo, ella misma se sentía sumergida en la fuerza y el magnetismo de esa mujer.
Aunque se sentía un poco abrumada por toda la atención y el ajetreo del equipo de trabajo, también sabía que ella estaría muy feliz de compartir esto con ella.
Y era todo lo que necesitaba.
Al principio, la atención que recibía de la prensa y los fans de la actriz la había abrumado. Estaba acostumbrada a la notoriedad, pero esta nueva dinámica era diferente, con la mirada constante del público sobre su relación. La presión mediática y los comentarios constantes podían volverse abrumadores, especialmente cuando los fotógrafos y reporteros parecían aparecer en cada esquina.
Sin embargo, con el tiempo, Lisa comenzó a adaptarse a la situación. Aprendió a filtrar el ruido externo y a concentrarse en lo que realmente importaba: su relación. Comprendió que, aunque la atención de los medios y los fanáticos era parte de su realidad, no tenía que permitir que eso interfiriera en su vida personal.
Lo más importante para Lisa era su conexión con la actriz, la persona a la que amaba y con la que compartía una relación especial.
Ahora, para ellas, solo eran un equipo, unidas contra el mundo. Juntas, enfrentaban los desafíos de su vida pública y privada, apoyándose mutuamente en todo momento. Lisa se dio cuenta de que, aunque la atención de la prensa y los fans seguiría existiendo, su relación era lo que realmente importaba, y estaban dispuestas a protegerla a toda costa.
Esta nueva perspectiva les permitió disfrutar más de su tiempo juntas y fortalecer su relación. Lisa sabía que, mientras estuvieran juntas y comprometidas entre sí, nada más importaba.
Perdida en sus pensamientos y recuerdos mientras conducía, Lisa llegó finalmente a su destino. La jornada había sido larga, pero el ambiente cálido del atardecer la había tranquilizado y preparaba para un momento especial. Estacionó su auto y se dirigió de inmediato hacia la oficina donde la esperaba Rosé.
Estaba muy emocionada por la oportunidad de volver a ver a Rosé después de un tiempo sin encontrarse. Su amiga había sido una presencia constante y significativa en su vida, y Lisa sentía una profunda gratitud por tenerla a su lado. Había sido su amiga, confidente y consejera, alguien en quien confiar en los momentos difíciles y con quien celebrar los logros.
Más allá de su apoyo, Rosé había sido una pieza clave en su cambio de vida, ayudándola a encontrar un nuevo rumbo y a construir una nueva realidad. Juntas habían compartido experiencias que habían fortalecido su amistad y Lisa sabía que, en gran parte, le debía su crecimiento personal a la influencia positiva de la mujer.
Al llegar a la oficina, Lisa sintió una mezcla de anticipación y alegría. Sabía que ver a Rosé siempre era motivo de celebración, no solo porque la extrañaba, sino porque su compañía era una fuente de inspiración y energía para ella. Estaba ansiosa por ponerse al día con ella.
Al entrar y encontrarse con la mirada de la mujer sentada en el escritorio, Lisa no pudo evitar sonreír para sí misma. Entró y se sentó con calma, sin decir una palabra, adoptando una postura despreocupada. La confianza en su amiga y su larga historia juntas le permitían actuar con naturalidad.
Rosé, con una ceja alzada, le lanzó una mirada inquisitiva. El silencio entre ellas se convirtió en un juego de paciencia, una batalla de miradas que Lisa encontró divertida. Intentaba contener una risa, pero la expresión de Rosé la tenía al borde de soltar una carcajada.
"¿Eres la reencarnación de Richard Ramirez o algo así? ¿Has venido a asesinarme?", bromeó Rosé, provocando finalmente la risa de Lisa.
"Tranquila, solo he venido a meterte en una estafa piramidal", respondió Lisa, devolviendo la broma.
La tailandesa se levantó y se acercó para darle un cálido abrazo a Rosé, quien la recibió con los brazos abiertos. Sentir el abrazo reconfortante de su amiga le hizo recordar cuánto la extrañaba.
"Mucho tiempo sin verte, Patito", dijo Rosé con una cálida sonrisa, usando el apodo cariñoso que le había dado años atrás.
"No has dejado de llamarme así desde hace años, supéralo", respondió Lisa, aunque secretamente le divertía el apelativo.
"¿Cómo van las cosas, Patito?", preguntó entonces, mientras ambas se separaban del abrazo.
"Insoportable como siempre, eh", respondió Lisa con un tono burlón.
"Como siempre", confirmó Rosé, devolviéndole la sonrisa.
Lisa echó un vistazo a la lujosa oficina. "Remodelaste esto", señaló.
"Justo así", respondió Rosé, confirmando la dinámica habitual entre ellas.
"¿Algo nuevo por aquí?", preguntó Lisa, tratando de cambiar de tema, pero Rosé la miró mal, como si pudiera ver a través de su intento de desviar la conversación.
"No te hagas la loca y cuéntame cómo te está yendo, mujer. Escuché que andas enamorada por ahí", insistió Rosé con una sonrisa astuta.
Lisa rodó los ojos. "Chismosa".
"Una cosa es ser chismosa y otra es saber de mi cuñada", bromeó.
"¿Cuñada? Vaya, vamos bien rápido", respondió Lisa, sorprendida por el término, aunque también le sacó una pequeña risa.
"Ya, ya, cuenta", insistió Rosé, impaciente.
Lisa soltó un suspiro y se acomodó en su asiento, sabiendo que no tenía otra opción que responder. Rosé, por su parte, levantó el teléfono de su escritorio. "Larah, trae dos cafés negros a mi oficina, por favor", habló a la otra línea. "¿Dos de azúcar?", miró a Lisa, quien asintió.
"Sí, dos de azúcar en cada uno, gracias", terminó Rosé antes de colgar el teléfono. Luego volvió a mirar a Lisa con expectación. "Sácalo todo".
"Esto se siente como cuando la policía te interroga", comentó Lisa con una sonrisa irónica.
"¿Reviviendo viejos recuerdos?".
"Uy no, qué feos recuerdos", respondió Lisa, pero con una sonrisa que demostraba que estaba en paz con ese pasado.
"Ahora es todo mejor, ¿no es así?", preguntó su amiga, con un tono más suave.
"Mira cómo estamos ahora, ambas", comentó Lisa, señalando su presente juntas.
"¿Llenas de trabajo?", bromeó Rosé, aunque sabían que ambas disfrutaban lo que hacían.
Lisa bufó. "Habla por ti, yo he estado muy relajada".
Rosé se rio ante la respuesta "Yo estaría muriendo en tu lugar; muchos quieren tu cabeza".
"Oh, vamos, eso no es nuevo", respondió Lisa, restándole importancia al comentario.
Fueron interrumpidas por la secretaria de Rosé, quien entró con los dos cafés como lo habían pedido. Al acercarse a Lisa, le sonrió amablemente. "Un gusto verla, señorita Manoban".
"Igualmente, Larah", respondió Lisa con una sonrisa cálida, tomando su café con gratitud. Luego, Larah le dio su café a Rosé y salió de la oficina con un "Con permiso".
"Entonces, medio mundo está celoso de ti", continuó Rosé, retomando la conversación mientras daba un sorbo a su café.
"Solo los tontos", respondió Lisa, encogiéndose de hombros.
"Oh no, créeme. Muchos quieren estar en tu posición", insistió con una mirada cómplice. "Cuéntame de ella".
"Es una reptiliana que bebe sangre de bebés, en realidad", bromeó Lisa, provocando una carcajada en Rosé.
"¿Qué más?", insistió Rosé, dispuesta a seguir con el juego.
"Hace rituales e inhala cocaína como Ozzy Osbourne", continuó Lisa, desatando una nueva ronda de risas.
"Mientras más pasa el tiempo, peores son tus chistes".
Entonces Lisa le sacó el dedo del medio, haciéndola reír de nuevo.
"Ya, en serio. Háblame de tu afamada novia", dijo Rosé, inclinándose hacia adelante, esperando una respuesta sincera.
"Mmm, no sé si debería hablarte de ella o directamente pedirte un consejo", comenzó Lisa, su tono se volvió más serio.
"Uh, ¿problemas en el paraíso?", preguntó con interés.
"Todo lo contrario, pero necesito un consejo", admitió Lisa, tomando un sorbo de su café mientras pensaba en cómo explicarle la situación a su amiga.
"Primero cuéntame y luego vamos al consejo", le sugirió Rosé, preparándose para escuchar atentamente mientras daba otro sorbo de su café. Sabía que, si Lisa necesitaba un consejo, la situación debía ser importante y estaba dispuesta a ofrecerle todo su apoyo y sabiduría como siempre lo había hecho desde que la conoció.
Lisa se acomodó en su silla y suspiró, preparándose para abrirse ante su amiga. "No me hagas sentir culpable por no haber venido hace tiempo".
"Y por no llamar", recriminó Rosé en tono de burla, aunque su mirada era indulgente.
Lisa bufó con resignación. "Lo siento, debí llamarte por lo menos", admitió, consciente de que había descuidado un poco la relación con su amiga.
"Sí, mujer. No me hagas esperar más y cuéntame ya", instó Rosé con una sonrisa, lista para escuchar las novedades.
"Bueno, Jennie es una mujer maravillosa en todo el sentido de la palabra", comenzó Lisa, sus palabras llenas de admiración.
"¿Estás muy enamorada de ella?", preguntó Rosé, captando la profundidad de los sentimientos de Lisa.
Lisa bufó nuevamente y echó su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos mientras su amiga la miraba curiosa, esperando su respuesta.
"Por supuesto que estoy enamorada", admitió Lisa con sinceridad. "Apenas cabe en mi pecho, apenas puedo procesarlo".
"Wow, eso suena como mucho", respondió, impresionada.
"Lo es, es mucho", confirmó Lisa, abriendo los ojos y mirando a Rosé con un brillo especial en la mirada.
Rosé pudo ver la emoción en los ojos de Lisa y comprendió lo profundo que era su amor por Jennie. Sabía que, para Lisa, expresar sus sentimientos abiertamente no era algo común, lo que le indicaba cuán importante era Jennie para ella.
"Cuéntame más, ¿cómo es estar con ella?".
Lisa tomó un momento para reunir sus pensamientos antes de continuar. Sabía que Rosé esperaba una respuesta honesta, y quería compartir su experiencia con ella. "Estar con Jennie es... es como vivir un sueño. Ella es talentosa, segura de sí misma y tiene una forma de ver el mundo que me inspira. Me reta a ser mejor, a crecer como persona".
Rosé escuchaba con atención, reconociendo que Lisa estaba experimentando un amor genuino y profundo. "Parece que estás muy feliz", comentó, contenta por su amiga.
"Lo estoy, realmente lo estoy", afirmó Lisa, una sonrisa sincera en su rostro. "Me ha dado tanto, y cada día siento que aprendo algo nuevo sobre ella y sobre mí misma".
Rosé asintió, satisfecha con la respuesta de su amiga. "Eso es lo que importa. Que encuentres a alguien que te haga sentir así". Sabía que el amor verdadero era difícil de encontrar, y se alegraba de que Lisa hubiera encontrado a alguien tan especial en Jennie.
"Ella es maravillosa, Rosie. No hay más que decir", declaró Lisa con una sonrisa plena.
"Debo admitir que siento alivio de que ya no seas la soltera de las dos", respondió Rosé, una pizca de humor en su tono.
"¿Y eso por qué?", preguntó Lisa con curiosidad.
"Ya no tengo que ir a recogerte a un club a las seis de la mañana como antes", respondió Rosé con un suspiro exagerado, recordando los tiempos en los que Lisa tenía noches más desordenadas.
Porque era muy diferente, vaya que lo era.
Lisa soltó una carcajada ante el recuerdo. "Oh, cariño. Ahora tendrás que irnos a recoger a Jennie y a mí", dijo, dejando a la otra rubia perpleja por un momento.
"¿A ella le gustan los clubes?", preguntó Rosé, intrigada.
"Casi siempre", respondió Lisa con una sonrisita de lado. Su amiga tomó un sorbo de su café antes de continuar.
La verdad es que a la diva no le hacía mucha gracia estar en un club si tenía ganas de tener sexo con la rubia, para nada.
"A mi mujer ya no le gusta que vaya de fiesta, al menos no sin ella".
"Es que te conoce y yo también", molestó, haciendo a la otra mirarla mal.
"Y yo vi esos videos", comentó Rosé, bajando la mirada con los ojos bien abiertos.
Lisa la miró con gracia y diversión. "Eres una metiche, definitivamente".
Rosé soltó una pequeña risa, disfrutando del intercambio. "Oye, no soy metiche, solo estoy al tanto de lo que pasa a mi alrededor", se defendió con una sonrisa.
"Bueno, seguro te mantenías bien al tanto de todo".
"Muy al tanto".
"Nunca cambias, querida", señaló y la otra solo murmuró en aprobación. "Entonces, ya te lo he dicho. Estoy muy feliz con mi novia"
Rosé asintió. "Me alegra que te estés divirtiendo y disfrutando de la vida, Lisa. Mereces ser feliz".
Lisa asintió, agradecida por el apoyo constante de su amiga. "Gracias, Rosie".
"Ya abordamos la parte bonita, ahora vamos a la parte que te atormenta", dijo Rosé con un tono divertido, pero también mostrando interés genuino por conocer los problemas de Lisa.
Era su naturaleza.
"Muy hábil. Tienes que admitir que el chisme te supera por mucho", comentó Lisa, devolviendo el tono lúdico.
"Solo me mantengo informada, es lo que una buena amiga hace", respondió Rosé con una sonrisa burlona.
"Claro, chismosa", contestó Lisa mientras tomaba un sorbo de su café, disfrutando del intercambio de bromas.
"No des muchas vueltas, Patito", le dijo Rosé, subiendo los pies en su escritorio con una actitud relajada.
Lisa rodó los ojos, pero decidió acomodarse, preparándose para abrirse a su amiga. Sabía que Rosé, con su perspicacia habitual, iba a hacer las preguntas necesarias para ayudarla a aclarar su mente.
Sin embargo, Rosé no estaba preparada para lo que Lisa hizo a continuación. La tailandesa sacó una pequeña cajita aterciopelada de color rojo de su bolsillo y la alzó para que Rosé la viera.
"¿Me vas a pedir matrimonio? Porque aún no estoy lista", bromeó, sorprendida por la inesperada aparición de la caja.
Lisa rio ante la respuesta de su amiga y negó con la cabeza. "No, Rosie, no te preocupes. Aún no te pediré matrimonio".
Rosé miró la caja con intriga, comprendiendo que el contenido debía ser algo importante. "¿Entonces qué tienes ahí, patito?".
Lisa tomó una respiración profunda, preparándose para explicar. "Bueno, es algo que he estado pensando mucho últimamente..."
Rosé se acomodó en su asiento, prestando toda su atención a Lisa. "Sigue, estoy escuchando".
"Me he estado preguntando si es el momento adecuado para dar el siguiente paso con Jennie. He pensado mucho en ello y en lo que significa para mí", explicó Lisa mientras observaba la caja en sus manos.
Rosé notó el nerviosismo en su amiga y supo que esto era algo serio. "¿Quieres pedirle matrimonio?".
"Lo he estado considerando, sí", admitió Lisa, finalmente abriendo la cajita para mostrar un hermoso anillo de compromiso. "Y necesito tu consejo. ¿Crees que es el momento adecuado? ¿Crees que ella estará lista?".
Rosé miró el anillo con asombro y, por un momento, no supo qué decir. Sin embargo, comprendió la importancia de la situación para Lisa y, con una sonrisa alentadora, le ofreció su sabiduría. "Lisa, hace un momento acabas de describir a esa mujer como si fuera la persona más valiosa en el mundo. Creo que no tienes por qué tener dudas".
"Pensé que tal era un poco pronto".
"¿Tú estás segura de que quieres compartir tu vida con ella?", esta vez la miró muy, muy seria".
Lisa sintió algo en ese momento, algo le decía que esto era muy, muy serio. Se puso la mano en el pecho. "No imagino un futuro sin ella, no puedo ni quiero ni pensarlo", confesó Lisa, dejando ver lo afectada que estaba por sus sentimientos. Lo que decía era tan real, tan sincero y puro, que reflejaba su amor profundo por Jennie.
Rosé sonrió con ternura y se levantó de su asiento, acercándose a Lisa y tocándole un hombro para darle apoyo. "Si amas a esa mujer, ve y llévale ese anillo ahora mismo", le instó con seguridad.
"¿Así sin más?", preguntó Lisa, dudando un poco.
"¿Qué te detiene?", insistió, queriendo animarla a actuar con valentía.
"Pensé que tal vez hacer algo más elaborado, más romántico", admitió Lisa, considerando las diferentes posibilidades.
Rosé negó con la cabeza y le ofreció su sabiduría. "Por lo que me has contado, puedo apostar que no le importará nada de eso; solo le importará que seas tú, para ella".
Lisa pareció asimilar las palabras de su amiga, aunque todavía tenía dudas. "¿Así sin más?".
"Quítate las dudas haciéndolo", animó Rosé, sabiendo que actuar sería la mejor forma de encontrar la respuesta.
"¿Y si sale mal?", preguntó Lisa, afligida por la posibilidad de un rechazo.
Rosé le devolvió una mirada firme. "Esa mujer te defendió públicamente como una fiera; ahora sé tú la fiera y ve por ella".
Lisa miró la caja y luego volvió a ver a su amiga. "Tienes razón", admitió finalmente, sintiéndose más segura de su decisión.
El apoyo de Rosé le dio a Lisa el empujón que necesitaba. Su amiga la entendía mejor que nadie y, gracias a su consejo, sentía una renovada confianza en su decisión.
Se puso de pie. Sus ojos reflejaban gratitud y admiración, mientras sus labios esbozaban una leve sonrisa. "Gracias por estar siempre para mí, no tengo cómo pagarte". Se acercó y le tomó las manos con firmeza, pero con suavidad, expresando su agradecimiento a través del contacto.
"Has sido mi apoyo en los momentos más oscuros, mi luz cuando todo parecía perdido. Tus consejos, tu presencia, tu amistad... todo eso ha sido inestimable para mí. No hay palabras suficientes para describir cuánto valoro lo que has hecho por mí", continuó. "De verdad, no tengo cómo compensarte por todo lo que has significado en mi vida".
La otra mujer le dio un abrazo fuerte, su calidez envolviéndola como un escudo protector. "Siempre te he dicho que realmente mereces ser feliz, y si puedo ayudarte a hacerlo, siempre lo haré". Sus palabras eran sinceras, cargadas de cariño y preocupación por el bienestar de su amiga.
"Mil gracias, Rosie", respondió, su voz quebrándose ligeramente por la emoción y el peso del momento. Rosie se apartó del abrazo, mirándola con una mezcla de ternura y diversión.
"Déjate de tonterías y ve por tu mujer", dijo dándole un pequeño golpe en la nuca como acostumbraba, haciendo que otra la rubia se quejara mientras se reían.
Entonces, simplemente, Lisa salió de allí. Salió con el estómago revuelto, una mezcla de emoción y ansiedad le recorría el cuerpo. Eran las seis de la tarde y no iba a ver a Jennie hasta dentro de una hora exactamente. Lisa se esforzaba por controlar los nervios que la inundaban mientras pensaba en el próximo encuentro.
Su novia, se encontraba haciendo un casting para una nueva película de A24. Jennie le había pedido que le deseara suerte y le prometió que luego le contaría cómo habían ido las cosas. Sin embargo, Lisa estaba mucho más nerviosa de lo que había admitido. No solo por el casting de Jennie, que era importante, sino porque estaba decidida a dar un paso importante en su relación.
Lisa planeaba pedirle a Jennie que fuera suya para siempre, formalizando su compromiso y sellando su amor con una propuesta. Era algo que había estado pensando durante mucho tiempo, esperando el momento adecuado para dar el siguiente paso en su relación.
¿Por qué estaba nerviosa siquiera? Solo iba a reconfirmar su amor con ella, algo que ya compartían desde hacía tiempo. Pero esta vez, sería oficial y permanente. Aun así, los nervios la invadían porque quería que todo fuera perfecto, que el momento fuera especial y que Jennie sintiera cuán importante era para ella.
Lisa sabía que debía tomar coraje y dejar ese miedo de lado. Había pensado en cómo hacer la propuesta, imaginando las palabras perfectas para expresar todo lo que sentía. Sabía que Jennie significaba el mundo para ella, y quería que este momento fuera inolvidable para ambas.
Ella ya lo había premeditado; la había citado en un restaurante elegante y con un ambiente íntimo, alejado del bullicio de los lugares más concurridos. La cita coincidía con el momento justo después de que Jennie terminara su jornada laboral, cuando todavía se encontraba en un estado de energía residual, algo descompensada por el trajín del día. Jennie, ajena a lo que se avecinaba, simplemente había accedido a encontrarse con su amiga rubia sin sospechar las intenciones ocultas.
Por supuesto, Jennie no tenía ni idea de qué tramaba la rubia. Podía ser una noche más de risas y conversaciones ligeras, de las que usualmente disfrutaban en un restaurante cualquiera, o quizás una visita a algún club para bailar y desconectar del trabajo. Incluso una parada rápida en su Chick-Fil-A favorito habría sido una elección plausible para ambas. Sin embargo, esta vez era diferente, algo especial.
Algo definitivo.
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Cayó el atardecer de una forma muy hermosa y complaciente para el gusto de Lisa. Los colores cálidos y vibrantes del cielo le recordaban los colores vibrantes de New York en verano, una obra maestra de la naturaleza que se desplegaba ante sus ojos. Pero a pesar de la belleza del paisaje, sus pensamientos estaban en otro lugar, en su promesa pendiente.
Lisa esperaba llegar a tiempo antes Jennie, la persona a la que le había prometido llegar comenzara a preocuparse por su ausencia. No quería fallar a su palabra, ya que entendía la importancia de la confianza y la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros.
Debía cumplirle, quería cumplirle. Con toda su alma. Aunque ella realmente no lo supiera.
Lisa ya había hablado con Jennie por teléfono y había llegado a Mosaic Moon, un lujoso y hermoso restaurante conocido por su exquisita comida y sus espectaculares vistas panorámicas. El lugar ofrecía una vista excepcional a hermosas montañas, cabañas pintorescas y un lago sereno desde un balcón.
Al entrar, Lisa fue recibida por el host del restaurante, quien la saludó con cortesía. "¿Tiene una reservación?", preguntó.
"Así es. Soy Lalisa Manoban", respondió Lisa, sintiendo un cosquilleo de emoción por lo que estaba a punto de hacer.
"Muy bien, bienvenida, señora Manoban", dijo el host con una sonrisa amable. "Su acompañante ya ha llegado".
Lisa asintió con un ligero nerviosismo, pero también con determinación. Agradeció al host y siguió su indicación para dirigirse hacia la mesa donde Jennie la esperaba.
Mientras caminaba por el restaurante, observó la elegancia del lugar. Los detalles de la decoración creaban un ambiente cálido y romántico, y la iluminación suave realzaba la belleza del entorno. El murmullo de las conversaciones y el sonido del agua del lago.
Lisa estaba ansiosa y emocionada mientras caminaba hacia la mesa que le correspondía, donde Jennie ya la esperaba. Al llegar, su atención se desvió rápidamente hacia Jennie, quien se levantó para darle un suave beso en los labios. Lisa correspondió al beso, sintiendo cómo los nervios se arremolinaban en su estómago.
Jennie vestía un hermoso traje femenino color azul marino que resaltaba su elegancia y belleza. Lisa, por su parte, llevaba un traje gris similar, lo que creaba una armonía visual entre ambas. Mientras ambas se sentaban, Jennie no perdió tiempo en alagar a Lisa. "Te ves demasiado sexy, mi amor", le dijo con una sonrisa encantadora.
"¿Más que tú? Imposible", respondió Lisa con seguridad, aunque en su interior se sentía un manojo de nervios.
Jennie sonrió ante la respuesta de Lisa y tomó su mano sobre la mesa, entrelazando sus dedos. "Cuéntame, ¿qué hiciste hoy?", preguntó Jennie con naturalidad, intentando iniciar una conversación despreocupada.
Pero Lisa tenía otras cosas en mente y se sentía cada vez más nerviosa. Se preguntaba cómo era posible que se sintiera intimidada por su propia novia, especialmente cuando ambas habían compartido tantos momentos íntimos juntas. Tal vez era la magnitud de lo que estaba a punto de hacer lo que la tenía tan nerviosa.
Trató de concentrarse en la conversación, sabiendo que Jennie no tenía idea de lo que estaba por suceder. "He estado... pensando en muchas cosas, en cómo sorprenderte esta noche", respondió la rubia, tratando de encontrar un equilibrio entre la verdad y mantener el elemento sorpresa.
La castaña sonrió, su curiosidad despertada por las palabras de Lisa. "¿Sorprenderme? Eso suena interesante", dijo, sin sospechar lo que Lisa realmente tenía planeado.
Lisa, tratando de calmar sus nervios, movía su pierna de manera inquieta debajo de la mesa. Sin querer, golpeó su pie contra una de las patas de la mesa, haciendo que Jennie la mirara con una expresión de sorpresa y curiosidad.
"¿Estás bien? No me digas que tomaste Molly antes de venir", bromeó Jennie, con una sonrisa traviesa, queriendo relajarse con la situación.
Lisa suspiró, tratando de recuperar la compostura y reunir el coraje para continuar con su plan. Jennie parecía estar completamente tranquila y radiante en su silla, lo que solo intensificaba la ansiedad de Lisa.
"Nini, si hago esto más largo y lo dejo para después, voy a estar más y más ansiosa", explicó Lisa, siendo honesta sobre sus sentimientos.
Jennie frunció el ceño con confusión, preguntándose a qué se refería Lisa. "¿De qué hablas?", preguntó Jennie antes de tomar un sorbo de su copa de vino, intrigada por el comportamiento nervioso de su pareja.
La más joven extendió su mano, pidiendo la de Jennie sobre ella. Jennie, sin dudar, le dio su mano derecha y Lisa la apretó con firmeza, mirándola a los ojos con sinceridad. "Siento hacer esto tan pronto y no dejarlo para el final, pero entendí que no debo dejar para después lo que quiero hacer, especialmente si estoy segura".
Jennie, todavía más confundida, la miró con preocupación. "¿Qué pasó?".
Tomó una respiración profunda para calmar sus nervios y prepararse para lo que venía a continuación.
Lisa habló con una sinceridad que emanaba del profundo amor que sentía por Jennie. "Sé que eres una mujer que vive y ha vivido toda su vida en base a lo que quiere y a quien quiere ser, eso es algo que aprecio mucho de ti porque no podría imaginarte de otra manera. Amo, adoro verte siendo libre y siendo tú misma. Tu felicidad es algo que complementa la mía".
Mientras se miraban a los ojos, Jennie se dejó envolver por las palabras de Lisa, su corazón latiendo con fuerza ante lo que sentía que estaba a punto de suceder.
"Lis...", comenzó Jennie, su voz reflejando tanto sorpresa como emoción.
"Siempre que la prensa y la gente dice que soy afortunada por tenerte, no puedo hacer nada más que darles la razón", continuó, dejando en claro lo especial que era Jennie para ella.
"¿Por qué?", Jennie preguntó con una mezcla de expectativa y emoción, casi sabiendo lo que vendría a continuación.
"Porque soy afortunada de tener en mi vida a una mujer que lo da todo por su felicidad y que me hace parte de la misma, una mujer que me ha defendido a capa y espada cada vez que ha podido. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, literalmente eres todo, princesa, lo eres todo".
Las palabras de Lisa llenaron a Jennie de emoción. Se sentía abrumada por la sinceridad y el amor que emanaban de Lisa. "¿Y bien?", preguntó Jennie, su voz temblorosa mientras su corazón palpitaba con fuerza.
Lisa soltó la mano de su novia, sacó la cajita aterciopelada del bolsillo, y con una respiración profunda, se puso de rodillas frente a Jennie.
Jennie sintió una oleada de emoción incontrolable. Se cubrió la boca con una mano, conteniendo las lágrimas de felicidad que amenazaban con salir.
"Jennie Kim, ¿me harías el honor de ser mi esposa?", preguntó Lisa con voz firme pero llena de emoción, mientras mostraba el anillo de compromiso a Jennie.
La emoción desbordó a Jennie cuando escuchó la propuesta de Lisa. Jennie intentó responder, pero su voz apenas salía debido a la mezcla de alegría y sorpresa que sentía. Asintió con entusiasmo, una sonrisa radiante iluminando su rostro mientras pequeñas lágrimas de felicidad rodaban por sus mejillas. "Sí, sí, sí, claro que sí", afirmó con vehemencia, su corazón lleno de felicidad.
Lisa, con una sonrisa llena de amor y emoción, deslizó con cuidado el anillo por el dedo anular izquierdo de Jennie. El anillo brillaba bajo las luces suaves del restaurante, simbolizando su compromiso y amor mutuo.
Jennie, incapaz de contenerse, se puso de pie de inmediato y se fundió en un abrazo con Lisa. Apretó a su ahora prometida con fuerza, sintiendo una calidez inmensa y un sentimiento de dicha absoluta.
Las lágrimas de Jennie continuaban cayendo, pero eran lágrimas de alegría, de la felicidad de saber que había dado un paso importante hacia un futuro juntas con Lisa. Lisa, por su parte, abrazó a Jennie con igual fervor, sintiendo cómo su corazón se llenaba de amor y gratitud.
Ambas permanecieron así, abrazadas, disfrutando de la intimidad de su momento especial. El restaurante se había convertido en el escenario de su compromiso, y los susurros y aplausos discretos de los otros comensales llenaron el ambiente de emoción y felicidad.
Finalmente, Jennie se separó lo suficiente para mirar a Lisa a los ojos, sonriendo con adoración. Lisa correspondió la mirada, sabiendo que este era el comienzo de una nueva etapa en su relación.
"Te amo", susurró Jennie, con los ojos aún brillantes por las lágrimas de felicidad.
"Yo también te amo", respondió con ternura.
Ambas compartieron un beso lleno de amor y promesas de un futuro juntas. La velada había tomado un giro inesperado, y ambas se sentían afortunadas de estar juntas en este momento especial, listas para enfrentar todo lo que el futuro les deparara como prometidas.
Al separarse del beso, Lisa rio con felicidad y alivio. El momento era tan especial que las emociones la desbordaban.
"¿De qué te ríes?", preguntó Jennie, con una sonrisa radiante que reflejaba su dicha. Estaba eufórica por el momento, y su alegría era contagiosa.
"Esto me emocionó tanto que olvidé preguntarte cómo te fue en el casting de hoy", dijo Lisa, y ambas rieron mientras juntaban sus frentes, compartiendo un momento íntimo.
Jennie tomó un respiro y respondió con una mirada llena de orgullo y alegría. "Pues, para responder tu pregunta, debo decir que seguirás teniendo una estrella a tu lado".
Fin.
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