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𝘾𝙮𝙣𝙞𝙘𝙞𝙨𝙢: ¿Who that girl with the big strong hands?


Días después, ambas mujeres decidieron abandonar la costa para adentrarse en nuevas experiencias que Jennie había planeado cuidadosamente. A pesar de sentir cierta aprehensión y tal vez un poco de miedo ante lo desconocido, estaba decidida a hacer todo lo posible para complacer a Lisa, para quien haría cualquier cosa que la hiciera feliz.

Su estadía en el yate fue más que una simple escapada; fue una experiencia intensa y emocionante. Se aseguraron de disfrutar cada segundo juntas, aprovechando al máximo cada momento. Se adueñaron de la cubierta del yate, mostrándose ante aquellos que las observaban y compartiendo su amor sin reservas. Cada rincón del yate se llenó con sus gemidos, su pasión y el vínculo que solo ellas dos entendían.

Aunque en un principio las miradas indiscretas pudieron haberlas inquietado, con el tiempo se dieron cuenta de que, al final del día, lo que realmente importaba era la conexión única que compartían. Jennie había superado sus propios límites por amor, y la experiencia en el yate no solo fortaleció su relación con Lisa, sino que también dejó grabados recuerdos imborrables de esos días llenos de sensualidad.


Flashback.

"Abajo, perra", ordenó Lisa con la autoridad sensual que la caracterizaba e hizo que Jennie se apresurara a ponerse de rodillas, cumpliendo al instante con la petición de su amante. La actitud dominante de Lisa aumentaba el lívido de Jennie de una manera que ni ella misma podía explicar. "Límpiame", dijo mientras tomaba su falo por la base, palmeando con firmeza las mejillas de la actriz. Jennie, sumisa y ansiosa por complacer, tomó una respiración profunda, abrió la boca y sacó la lengua, preparándose para la siguiente instrucción.

"Mira qué linda te ves esperando que use esa hermosa boquita", murmuró

Pasó la yema de los dedos por los regordetes labios de Jennie antes de introducir su polla hasta el fondo. Un gemido involuntario escapó de los labios de Jennie al sentir la invasión, su cuerpo arqueándose ligeramente.

Cuando Lisa retiró completamente su miembro, la actriz tomó un respiro profundo y, sin perder tiempo, abrió la boca nuevamente en anticipación de lo que vendría a continuación. Jennie, observándola con intensidad, le indicó: "Aquí, bebé", extendiendo su lengua de manera sugerente.

Con cuidado, Lisa acarició el rostro de Jennie, dejando que sus dedos trazaran suavemente la línea de sus mejillas. Luego, inclinándose hacia adelante, besó la frente de la actriz con ternura. "Me toca a mí, princesa. Ya tuviste mi polla en el fondo de tu sucio coño y pudiste probarte en mí", dijo con una voz que destilaba dulzura pura y sincera.

Pero la expresión suplicante en los ojos de Jennie no pasó desapercibida. "Pero la quiero", murmuró con voz ansiosa.

"¿La quieres, Nini?", preguntó Lisa con gentileza, saboreando cada segundo de la sumisión de la chica.

"Sí, por favor", respondió Jennie con fervor, sus ojos brillando con anhelo.

Lisa le sonrió, alzó la mirada al ventanal tapado y luego la devolvió a la mujer de rodillas.

"Bebé, por favor, ve al sofá y abre las piernas para mí", la ligereza flotando en sus palabras, sumergiendo sus palabras en la seducción compartida que envolvía el ambiente. Jennie, con un puchero, se levantó y obedeció al pie de la letra las instrucciones de Lisa. Se recostó en el gran sofá, agarró la parte baja de sus muslos y los abrió, revelando su maltratado coño repleto de su propio orgasmo y el de Lisa.

"Así me gusta, eres tan buena, bebé, tan obediente", elogió la rubia con una voz ronca, disfrutando de la vista que se presentaba ante ella.

"No nos pueden ver en esta posición", señaló Jennie.

"¿Qué demonios importa?", respondió Lisa, desinhibida y decidida. Se arrodilló en el sofá frente a Jennie, abriendo sus labios vaginales con destreza. Luego, escupió y mezcló los residuos de su propio semen con su saliva, creando una mezcla que goteaba sobre la intimidad de Jennie. La obscenidad de la escena solo aumentaba la excitación entre ambas.

Y ya que era su voluntad, lo que tenía rato deseando, Lisa hundió su boca en aquella humedad, probando su propio semen mezclado con la deliciosa esencia de Jennie. La espalda de la actriz se arqueó de inmediato, y un gemido fuerte escapó de sus labios mientras Lisa exploraba con su lengua casi errática la suave carne entre sus muslos.

La lengua de Lisa murmuraba de gusto mientras saboreaba cada rincón, cada pliegue de la intimidad de Jennie. Deslizó su labio inferior por el clítoris de la actriz, ejerciendo cierta presión, lo que provocó que las piernas de Jennie temblaran y que ella intentara cerrarlas en un reflejo instintivo. Lisa, sin embargo, se lo impidió, dándole una bofetada en los muslos.

Se despegó por unos segundos "Quieta, perra", gruñó y volvió a hundir su boca.

Sus manos abrían lo más que podía aquellas fibrosas piernas y comía ese coño con hambre. Se separaba por ratos para jugar únicamente con su lengua en el clítoris haciéndola gritar.

Cuando las manos de Jennie se enredaron en su cabello, Lisa intensificó la forma en que la complacía oralmente. Alternaba su lengua y sus labios de manera hábil y rápida, moviendo su cabeza con ligereza, pero ejerciendo presión con determinación. Aunque la rubia no podía verla, los ojos de la actriz se fueron a blanco, y sus gritos llenaban el lugar con una melodía deliciosa, indicando el éxtasis que experimentaba.

Pero Lisa quería llevar el placer al límite. Sin detenerse en su estimulación con la boca, deslizó tres de sus largos dedos dentro del ya estirado coño de Jennie. Los curvó con destreza, acariciando la parte más esponjosa con cariño, un cariño que se asemejaba al juego de su lengua con el abultado clítoris de su mujer. Metía y sacaba los dedos con agresividad y firmeza, al tiempo que movía la cabeza de lado a lado rápidamente, intensificando cada sensación.

Jennie, en medio del clímax, se retorcía y temblaba bajo la estimulación dual, sumida en un placer tan abrumador que la hacía perder la noción del tiempo y del espacio. Sus gemidos se volvían más intensos, llenando la sala con la melodía de su éxtasis, mientras su cuerpo respondía con convulsiones ante la arrolladora combinación de la boca y los dedos de Lisa.

Finalmente, en un momento de intensidad máxima, Jennie alcanzó su clímax, dejando escapar un gemido liberador. Su cuerpo se estremeció en un éxtasis desbordante, y Lisa continuó con su juego experto hasta que los espasmos de placer de Jennie se disiparon, dejándola exhausta y satisfecha. La rubia no dejó de mover su cabeza y sus dedos hasta que Jennie, en un suspiro, le pidió que parara debido a la sensibilidad que experimentaba, y así fue.

Las dos mujeres se complementaban de una manera que nadie podía comprender, y el acto sexual era una clara muestra de su conexión profunda. Después de ese íntimo momento, Jennie y Lisa compartieron una mirada cargada de complicidad y cariño. Se entendían mutuamente, tanto en el placer físico como en el emocional. Aunque el exterior pudiera juzgarlas, la conexión entre ellas superaba cualquier barrera, y el amor y el deseo que compartían eran evidentes en cada gesto, en cada mirada cómplice, demostrando que su relación iba más allá de las convenciones sociales.


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Estaban allí, en ese momento en el que Jennie realmente se estaba replanteando su decisión de subirse a un four wheels manejado por la tailandesa. Lisa, con su naturaleza hiperactiva, siempre encontraba maneras emocionantes de vivir cada experiencia al máximo. En este caso, iban a toda velocidad, literalmente a 180 por la playa, desafiando la velocidad y la adrenalina.

Jennie aferró sus brazos alrededor de la cintura de Lisa como si estuviera peleando por su vida, algo que, en el fondo, sabía que no estaba tan lejos de la realidad. El rugido del motor y el viento azotando sus rostros creaban una sinfonía de emociones y sensaciones. A pesar del miedo inicial, Jennie no pudo evitar sentir la emoción y la risa burbujeando en su interior. La experiencia, aunque aterradora, estaba teñida de una emoción única que solo Lisa podía proporcionar. La playa se convertía en un borrón de colores y sonidos mientras avanzaban a toda velocidad, y el abrazo de Jennie a Lisa era su ancla en ese emocionante paseo.

"Joder. ¡Más despacio!", gritó en el oído de Lisa. Esta simplemente se rio y, para aumentar la adrenalina, aceleró aún más, levantando las dos ruedas delanteras y haciendo que ambas se inclinaran hacia atrás. Jennie gritó, agarrándose a Lisa como si fuera una garrapata pegada a un perro.

Calibró durante unos segundos antes de bajar las llantas duramente, Jennie suspiró pesadamente y le golpeó el pecho con su puño. "¡Te dije más despacio!", entonces no le quedó a la tailandesa nada más que acelerar aún más por la pista disponible para correr hasta llegar a la parte más alejada de la playa. Frenó en un lugar apartado y se bajaron.

La cara de Jennie era de pura furia, parecía un tomate tembloroso. Se cruzó de brazos, ahí parada en la nada. Mientras Lisa se quitaba el casco y la mira sonriente.

"Eres una completa imbécil".

"¿Sí? ¿Por qué?"

"Pudiste habernos matado, ¿sabes lo rápido que ibas?"

"Pero sí fue increíble, liberador".

"¿Liberador? ¿Acaso te estás volviendo loca? ¿Qué te metiste?

Lisa se encogió de hombros, soltando una risa nerviosa. "Nada, solo quería sentir la adrenalina corriendo por mis venas. ¿No te parece emocionante?"

Jennie frunció el ceño, incapaz de comprender la audacia de su novia. "Emocionante es no arriesgar nuestras vidas".

"Relájate, Unnie. Estamos bien. Además, deberías agradecerme por darte una experiencia tan única".

"Única no significa que no sea estúpida, Lisa. No puedo creer que seas tan irresponsable. Te dije que estaba aterrada".

Lisa se acercó a Jennie, intentando calmarla con una sonrisa pícara. "Bueno, al menos ahora sabes que soy capaz de llevarte al límite. ¿No es eso lo que te gusta de mí?"

Jennie rodó los ojos, aunque una pequeña sonrisa se asomó en su rostro. "Eres insoportable".

"Pero me amas", respondió Lisa, guiñándole un ojo antes de caminar hacia la orilla del mar. Jennie la siguió, resignada.

Ambas llegaron y se sentaron en la suave arena, las olas acariciando la costa con su constante murmullo. Jennie volteaba a ver el horizonte, perdida en la vastedad del océano, mientras los colores del atardecer pintaban el cielo.

Los ojos de Lisa brillaban hermosos, un reflejo del anaranjado del sol descendente. Puso su brazo alrededor de la cintura de Jennie y le dio un beso en la cabeza, transmitiendo una mezcla de cariño y complicidad. El sonido del mar proporcionaba un fondo relajante para la conversación que continuaba.

"Quizás fui un poco impulsiva", admitió Lisa, mirando hacia el horizonte con una expresión reflexiva. "Pero a veces necesitamos escapar de la monotonía, ¿no crees?", su voz melosa llenando a la otra de comodidad.

Jennie suspiró, apreciando la perspectiva. "Sí, lo entiendo. Pero hay maneras menos riesgosas de hacerlo. No quiero terminar en una situación peligrosa solo por buscar emociones".

Lisa asintió, apretando suavemente a Jennie. "Lo entiendo, lo siento si te preocupé. Trataré de ser más consciente la próxima vez, mi vida", se acercó para darle un dulce beso en los labios que la derritió.

Los ojos de Jennie se mantenían fijos en los de su amor, mientras el atardecer pintaba el cielo con tonos cálidos y la silueta del sol se desvanecía lentamente. Las miradas de ambas mujeres se abrazaban con la misma intensidad y ternura que aquella primera vez que se dieron cuenta de que estaban enamoradas.

"Tienes los ojitos más lindos que he visto, Lisa-yah".

Lisa sonrió dulcemente ante eso. "Tú eres lo más lindo que han visto mis ojitos, Nini".

Era el viento, el atardecer, sus sonrisas, sus bocas uniéndose en un beso, las caricias de sus pieles fundiéndose en una, el olor a mar y sal, lo enredadas que estaban la una de la otra, como se pertenecían. Todas estas cosas hacían de este momento algo tan perfecto y especial. La conexión entre ellas se intensificaba con cada suspiro y cada caricia suave. Era un momento que encapsulaba la esencia misma de su amor, eterno y lleno de magia.


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El momento de la confrontación había llegado. Alison estaba sentada en la larga mesa, rodeada de todos los invitados que se habían reunido para esa importante confrontación. Mientras tanto, Jennie y Lisa regresaron de Puerto Rico completamente relajadas y sin prestar mucha atención a lo que estaba sucediendo a su alrededor. Incluso dedicaron un día entero a organizar las gestiones necesarias para trasladar el yate a una costa en California, asegurándose de guardarlo adecuadamente para la próxima vez que desearan utilizarlo.

Eran las 9 de la mañana y todos esperaban en silencio en aquella sala que llegara Jennie para hablar con ella. Después de varios minutos de tensa espera, finalmente apareció Jennie Kim, la mujer citada que mantenía enojado a su relacionador público y nerviosa a su manager.

Jennie entró con una presencia imponente, vistiendo un traje Tahari de color negro que realzaba su elegancia. Su sedoso cabello caía con gracia por sus hombros, y unos tacones Gianvito Rossi completaban su impecable imagen. Sin embargo, lo que más llamó la atención de los presentes fue la mano de Lisa entrelazada con la suya. Lisa, vestida con su estilo característico, llevaba un saco blanco con un top gris y jeans, irradiando confianza y seguridad.

Ambas mujeres caminaron hacia la mesa principal con actitud relajada, desafiando las expectativas de formalidad que rodeaban la reunión. A pesar de la tensión en la sala, la pareja demostró una conexión fuerte y una determinación palpable para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

"Muy bien, entonces empecemos", comenzó Alison con una sonrisa nerviosa.

"Primero que nada, disculpen, pero, ¿qué hace ella aquí?", preguntó Garrett, el relacionista público de Jennie, al verla entrar con la rubia.

Jennie tomó la palabra con calma y firmeza, "Primero que nada, buenos días a todos". Su voz profunda y femenina resonó en la sala, infundiendo un tono político en el ambiente que dejó a todos un poco perplejos. "He venido el día de hoy junto a mi pareja Lisa Manoban a esta reunión porque creo que es necesario, también trata de ella".

"No pidió autorización, señorita Kim", rugió Garrett de vuelta.

Lisa, sin inmutarse, se acomodó en una silla. "No tengo que pedir permiso para invitar a mi novia, Garrett".

"Claro, como tú haces siempre lo que te da la gana", espetó Garrett, su voz resonando con la intensidad de un cascabel de serpiente.

"¡Muy bien!", intervino Alison. "Empecemos, chicos. Toma asiento, Jennie", la actriz obedeció y se sentó en el asiento al lado de Lisa.

Todos los presentes mostraban caras diferentes, algunos con expresiones de curiosidad, otros de preocupación.

Garrett, como encargado de liderar la reunión, tomó la palabra para abordar el motivo del encuentro. "Buenos días, damas y caballeros. La mañana de hoy nos hemos reunido para discutir y aclarar toda la situación por la que está pasando la señorita Kim y lo que vamos a hacer para el control de crisis que necesitamos", anunció, abriendo una carpeta sobre la mesa. "Desde hace unos días, la señorita Kim ha sido objeto de múltiples críticas debido a su recién revelada relación", pronunció la palabra "relación" entre dientes.

"¿Cuál es tu maldito problema?", respondió Jennie con desdén.

Mi maldito problema es que tienes enojada a toda esta gente que confió en ti como talento, Jennie. Los has decepcionado", continuó Garrett. Jennie estaba a punto de responder con rabia, pero fue interrumpida por Alison.

"A ver, muchachos. Tampoco nos tenemos que poner así. La señorita Jennie tiene derecho a vivir su vida amorosa, y lo que tengamos que resolver lo haremos aquí. No es algo fuera de lo común", intentó sonar calmada, aunque la tensión se podía cortar con un simple hilo. "Por favor, continúa", señaló a Garrett amablemente.

"Como les decía, he organizado cada evento controversial, sus reacciones populares y las posibles soluciones que tenemos a cada cosa", explicó Garrett, mirando a los presentes antes de continuar. "Lo primero que tenemos es el cambio de imagen pública que ha tenido nuestra representada. Cambió su imagen de chica buena, empezó a salir a fiestas, carros de lujo, juntándose con algunas modelos, ya saben", hizo una pausa. Jennie miraba expectante, por si tuviera que atacar y defenderse.

"El cambio de imagen de la señorita fue en parte idea suya. Ella quería poder moverse de aquí para allá como le diera la gana, ir a las fiestas que no fue cuando estaba en la escuela de actuación, darle un cambio a su look, vistiendo lo que ella quisiera. Estuve de acuerdo con mi clienta y lo hicimos juntos, cambiamos su imagen pública a lo que ella quería sin dañar sus relaciones ni su imagen por completo. Hubo comentarios al respecto del cambio, pero la mayoría de la gente lo apoyó; no fue la gran cosa", explicó Garrett.

"Hay que decir que el cambio fue, cuando más, algo bueno para la señorita", añadió Alison.

"Luego de ese acontecimiento, vino la revelación de la relación con la señorita".

"Con Lisa", intervino Jennie.

Garrett la miró de reojo y ella le sacó la lengua. "Con Lisa", dijo a regañadientes. "Debo decir que ella no fue la culpable de que se hiciera pública la identidad de la señorita ni su relación."

"Sí, de hecho...", Lisa aclaró su garganta e interrumpió. "Disculpa que te interrumpa", miró a Garrett. "Creo que Alison y Garrett saben que fue un empleado de mi compañía quien reveló esa información".

"¿Hizo algo al respecto, ¿Hmm?", desafió Garrett con una mirada penetrante.

"Garrett...", murmuró Jennie, tratando de calmar los ánimos.

"No hice un carajo, la verdad", dijo Lisa con calma, manteniendo su postura relajada.

"Ya puede ver la profesionalidad", Garrett rio irónicamente, mostrando un atisbo de desprecio en su expresión.

"Veamos, amiguito", Lisa enderezó su espalda en la silla, mirando fijamente a Garrett.

"Sr. Lawson para usted", replicó Garrett con un tono más serio.

"Amiguito", insistió Lisa con una sonrisa sarcástica. "No puedo despedir a un empleado por revelar mi identidad a un programa de mierda de farándula. Tarde o temprano se iba a saber, la gente lo iba a investigar de todas formas".

"Pueden hacérselo de nuevo con otras cosas, ¿no lo sabe?", desafió Garrett con una ceja levantada.

"No tengo nada que ocultar; pueden revelar cualquier cosa y sé que no va a afectar en nada", afirmó con seguridad.

"No tienes idea de lo que hablas; lo estás arruinando", replicó Garrett con frustración.

"Por favor, calmémonos un poco", intervino Elijah, el productor de la película que Jennie iba a protagonizar para Universal. "Permitamos que el joven continúe y luego discutimos las cosas de lugar".

"Bien, como iba diciendo. La información de la relación se debió a una filtración. No resultó ser algo necesariamente malo; al contrario, nuestra representada obtuvo apoyo masivo de las comunidades más liberales de la sociedad, a pesar de las críticas que recibió, y todos ustedes estuvieron al tanto de todo; no pasó nada malo con ese tema.

"¿Qué me dices del sector más conservador de Hollywood?", preguntó Maxwell, el representante de Universal Studios.

"Oh, vamos, no es como si no la odiaran desde antes por el simple hecho de ser una mujer talentosa y tener éxito", intervino Lisa con una sonrisa desafiante. Las miradas se dirigieron hacia ella, algunos con una sonrisa, otros con expresiones de desaprobación.

"Bien... Como dice la señorita, esos sectores ya satanizaban el trabajo de la señorita Kim desde antes, no vendría siendo un gran problema, entonces...", continuó Garrett, pasando a la siguiente página.

"El siguiente acontecimiento que dio mucho de qué hablar fue la escena de besos que se dieron en el estacionamiento de The Rabbit Hole. Las dos mujeres fueron captadas dándose un beso muy explícito, lo cual no fue un desastre, debo decir".

"Lo que estás queriendo decir es que todo iba bien hasta que se fueron de vacaciones", comentó Olivia divertida, representante de Cartier, marca con la que trabajaba Jennie.

"Ya llegaremos ahí. Primero debo decir que, en cuanto a los contratos de la señorita, las relaciones con los medios y otras actividades, no hubo ninguna repercusión, están todas las cosas en su lugar en ese sentido".

"Ganando como siempre", dijo Alison.

"Hasta el acontecimiento en el hotel en Humacao", enfatizó su molestia en sus palabras. "En las redes sociales la señorita recibió mucho apoyo, pero los medios amarillistas como StarBuzz Magazine mancharon su imagen indudablemente".

"Qué exageración", Jennie rodó los ojos.

"Ninguno de ustedes ni las otras compañías con la que tiene contrato la señorita se vio afectado".

"Ni lo hará", dijo Lisa, Garrett estuvo a punto de decirle algo, pero la mirada de Jennie lo detuvo.

"Entonces llegamos al acontecimiento más importante. Los besos en el yate y los videos de la silueta de las dos teniendo relaciones en el yate".

"Todo un tema, la verdad", volvió a hablar Elijah.

"Antes de entrar en lo que ha pasado y dar a conocer mis propuestas para solucionar cada cosa, me gustaría que las protagonistas expliquen qué ha pasado y por qué lo han hecho", lanzó Garrett con veneno, recibiendo una mirada de reojo por parte de Jennie. "Lo que sucedió es que las personas que estaban en un yate vecino al de ellas grabaron cuando estaban una encima de la otra, luego cuando se besaron y luego cuando fueron a la sala de estar, con los ventanales".

"Benditos ventanales", soltó Lisa con un toque de sarcasmo.

"Señorita Kim, dígale a su pareja que se quede en silencio cuando yo esté hablando", regañó nuevamente Garrett.

"Ya, termine, joven", intervino Maxwell.

"Sus siluetas pudieron verse a través de la cortina, grabaron lo que hacían, lo que hicieron. Sería bueno que explicaran qué pasó y nos dejaran claro a todos los que confiamos en este proyecto acerca de la seriedad que le está poniendo a su trabajo. Adelante", le concedió la palabra a Jennie, quien se puso de pie de inmediato.

"Muy bien", inició Jennie. "Primero que nada, me gustaría disculparme con todos ustedes por el mal rato que han debido pasar al enterarse de los escándalos de los que fuimos protagonistas estos días de vacaciones".

Todos centraron su atención en ella, incluida Lisa, quien conocía a la perfección el discurso que Jennie estaba a punto de dar.

"Sé que algunos creen que he dañado mi carrera o mi reputación, pero no es así. Lo del hotel fue producto de las provocaciones de unos idiotas. Estaban gritando cosas a mi novia, y ella no merece ese trato. Si bien sé que no fue lo mejor y estoy dispuesta a disculparme por ello, entiendan que no puedo permitir que se trate de esa manera a la persona que amo, que me cuida, que me trata como nadie nunca lo ha hecho antes", dijo con el tono más sincero, se notaba que le importaba mucho.

"¿Y quién es esa mujer?", preguntó Elijah, curioso.

"Lalisa Manoban", respondió Jennie.

"¿Quién es Lalisa Manoban?", preguntó Olivia, le siguió el juego.

Jennie miró a su novia, transmitiéndole una mirada llena de aliento.

Lisa se puso de pie con determinación y miró a todos los presentes. "Disculpen si en algún momento los incomodé con mis interrupciones. Quizás no fue la mejor forma de comunicarles que realmente soy una buena influencia en la vida de Jennie", lanzó una mirada especialmente dirigida a Garrett. "Permítanme presentarme adecuadamente. Mi nombre es Lalisa Manoban, tengo 26 años y soy la CEO de Harmony Entertainment. Sí, es cierto que tuve un pasado delictivo. Fumaba marihuana, robé tres autos, vandalicé muchas cosas, le rompí la mandíbula a un tipo una vez y pagué por ello. Sé que mi pasado no puede ser borrado como si no hubiera ocurrido, pero quiero que sepan que he pagado por mis errores y realmente he logrado reformar mi vida. He aprendido a ser mejor; de hecho, ¡fundé una maldita compañía!".

"¿Cómo lograste reformar tu vida, Lisa?", preguntó Olivia con curiosidad.

"Conseguí un trabajo", Jennie intervino con una risa.

"Hablo en serio. ¿Qué hiciste para dejar atrás esa vida delictiva?".

"Estuve inmersa en esa vida porque no sabía qué hacer. No tuve la oportunidad de ir a la universidad, y mis padres murieron en un incendio, quedándome desamparada desde muy joven. Esa era la única vida que conocía".

"¿Y cómo lograste fundar una compañía después de salir de la cárcel?", preguntó Alison.

"Me contactó una amiga que vive en Los Ángeles y empecé a trabajar para su compañía", respondió Lisa.

"¿Cuál es su compañía?", preguntó Maxwell con interés. Él era bien conocido en toda la escena de Los Ángeles.

"Park Melody", respondió Lisa con una sonrisa. "La conoces, ¿verdad?".

"Sí, también conozco a Park", admitió Maxwell. "Entonces, ¿ella te ayudó a reconstruir tu vida?".

"Sí, le debo todo", afirmó Lisa.

"Pero, ¿y la compañía?", preguntó Garrett, todavía escéptico.

"Fui ascendiendo en el departamento de ventas. Chaeyoung me enseñó todo lo que sé, confió en mí para dejarme a cargo de algunas cosas y con el tiempo creé un estado financiero decente y con préstamos bancarios fundé mi propia compañía de eventos", explicó Lisa.

"¿Por qué eventos?", preguntó Elijah.

"Tuve una adolescencia difícil, como mencioné antes, y los eventos musicales siempre fueron un escape para mí".

"¿Y cómo asistías a esos eventos si tenías una vida precaria?", cuestionó Elijah nuevamente.

"Me colaba", admitió Lisa con una sonrisa traviesa.

"Entonces, ¿eres uno de esos casos de superación personal que ponen en la televisión americana basura?", preguntó Maxwell con un toque de humor.

"Sí, pero uno gay", respondió Lisa con una sonrisa, seguida de risas de todos en la sala.

"Nada que Hollywood y los fanáticos del cine no puedan aguantar ver de la mano de esta diva", elogió Olivia, y Lisa asintió agradecida.

"No quiero que crean nunca, que me quiero enganchar de la fama y la influencia de mi Nini. Yo realmente amo demasiado a esa mujer. Me sacaría el corazón y se lo daría si me lo pidiera", agregó Lisa con sinceridad.

"A mí me consta que es así", dijo Alison con una sonrisa reconfortante.

El temple de los presentes cambió notablemente al escuchar las palabras sinceras y apasionadas de Lisa. Sus emociones irradiaban una mezcla de determinación, amor y autenticidad que llenaba la sala de una energía renovada. Los gestos de incredulidad y escepticismo que habían dominado al inicio de la reunión ahora daban paso a expresiones más comprensivas y receptivas.

Las miradas de los asistentes se suavizaban mientras absorbían las vibras positivas que emanaban de Lisa. Sus palabras resonaban en el corazón de cada persona presente, tocando fibras sensibles y despertando una empatía genuina. Incluso aquellos que inicialmente habían albergado dudas ahora mostraban signos de aceptación y respeto hacia la pareja.

"¿Nada más que agregar?", preguntó Garrett, rompiendo el momento emotivo.

"Nada más, espero que puedan aceptarme y verme como la pareja de Jennie, y no como un estorbo para su trabajo", concluyó Lisa con un gesto de determinación.

"Muy bien", dijo Garrett. "Tomemos un breve receso y continuaremos más tarde con los siguientes puntos de la agenda".

Así, todos salieron de la sala de reuniones para disfrutar de un merecido descanso antes de retomar los asuntos pendientes. Mientras se dispersaban por la oficina, algunos intercambiaban comentarios y susurros sobre lo que acababan de presenciar. La sinceridad de Lisa y Jennie había dejado una impresión profunda en muchos de los presentes.

Algunos se sentían más tranquilos después de escuchar las explicaciones detalladas y honestas de las protagonistas. La duda que había estado sembrada en sus mentes se estaba disipando lentamente. Ahora, con una comprensión más clara de la situación y la sinceridad demostrada por Lisa y Jennie, muchos comenzaban a verlas bajo una luz diferente, una en la que la autenticidad y el amor eran más evidentes que cualquier preocupación superficial.


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