𝙀𝙥𝙞𝙡𝙤𝙜𝙪𝙚
LA Insider
Jennie Kim y Lalisa Manoban Se Casan en una Ceremonia Íntima en la Playa El Matador State.
Los Ángeles, 16 de mayo de 2025.
La actriz y modelo Jennie Kim y su pareja, la empresaria Lalisa Manoban, han contraído matrimonio en una ceremonia privada y familiar en la playa El Matador State Beach. Esta noticia llega poco después de que Kim concluyera su papel como Jazzmine en la aclamada película "The Silent" y se retirara de los reflectores, dejando a muchos especulando sobre su repentina desaparición.
Kim compartió la noticia en sus redes sociales, revelando que se ha casado oficialmente con Manoban, su pareja de hace un buen tiempo. La ceremonia fue sencilla pero elegante, contando solo con la presencia de sus familiares y amigos cercanos.
La relación de la pareja ha estado bajo escrutinio público desde que ambas protagonizaron una campaña para la prestigiosa marca de joyería Cartier y fueron la portada de la revista EchoMag. Sin embargo, el público ha mostrado una mayor aceptación de su relación a lo largo del tiempo.
Jennie Kim declaró que planea dedicarse a su matrimonio por un tiempo antes de volver a la pantalla grande. No obstante, aseguró que no abandonará a sus fanáticos y que podrán verla en futuras campañas publicitarias y revistas.
Las reacciones a la noticia de su matrimonio han sido mixtas. Si bien muchos seguidores se mostraron emocionados, otros quedaron sorprendidos y finalmente aceptaron que su amor por Manoban es genuino, con su boda como confirmación de ello.
Desde LA Insider, les deseamos a Jennie Kim y Lalisa Manoban un futuro lleno de felicidad en su nueva etapa como recién casadas.
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Cuando Jennie se sentó sobre Lisa, el contacto de sus cuerpos encendió una chispa entre ellas, una chispa que se había encendido muchas veces antes, pero, que nunca dejaba de ser poderosa. La actriz deslizó sus manos por el pecho de la más joven, deleitándose con la sensación de la piel caliente bajo sus dedos. La rubia, con los ojos fijos en ella, absorbía cada detalle del momento: el brillo de la piel de Jennie, la manera en que sus labios se entreabrían suavemente, el calor que emanaba de ella.
Lisa apretó los músculos de sus brazos, sosteniendo a la actriz con fuerza, pero también con un toque de delicadeza, como si temiera que el momento pudiera desaparecer en cualquier instante. Jennie se movió suavemente sobre ella, esparciendo sus jugos por su pelvis.
Miraba a su esposa con una mezcla de preocupación y deseo. Jennie era consciente de que su mujer siempre se mostraba protectora, especialmente desde que habían descubierto que estaban esperando un hijo.
"Lisa, confía en mí", dijo con una voz suave, tomando el rostro de la rubia entre sus manos y mirándola a los ojos. "Sé lo que hago. Nuestro bebé está seguro".
Lisa asintió, intentando relajarse, aunque aún había un brillo de incertidumbre en sus ojos. Jennie decidió distraer a su esposa con un gesto más apasionado, inclinándose hacia adelante y besándola en los labios con ternura y profundidad.
El beso comenzó con suavidad, pero pronto se volvió más intenso. La castaña podía sentir cómo Lisa empezaba a relajarse y dejarse llevar por el momento. Las manos de la tailandesa, que antes habían estado aferrándose con fuerza a su cintura, ahora se deslizaron con más suavidad por su espalda, explorando su piel desnuda.
Jennie comenzó a mover sus caderas con lentitud, sintiendo la firmeza de la erección de Lisa contra su cuerpo. Ella gimió en el beso, y Jennie sonrió. "Voy a montarte para que te olvides de todo lo que te preocupa", entonces, le agarró la polla y subió un poco para posicionarla en su entrada y bajar lentamente.
La otra mujer gimió fuertemente, respondiendo con una intensidad desenfrenada al deseo que ambas compartían. Se sumieron en un encuentro apasionado y salvaje, donde Jennie montó a su esposa con fuerza, moviéndose rítmicamente sobre aquel falo maravilloso que tanto amaba, buscando satisfacer sus ansias de placer y amor.
La actriz apoyaba sus manos en los senos de Lisa para mantener el equilibrio mientras subía y bajaba sobre ella, sintiendo cada centímetro de esa deliciosa sensación de sus cuerpos unidos. Los gemidos y jadeos llenaban la habitación mientras sus cuerpos se unían con fuerza, llevándolas a ambas a un clímax explosivo y liberador.
El encuentro fue tan intenso que Jennie, exhausta por el esfuerzo, se desplomó sobre Lisa, buscando el consuelo de su presencia y el calor de su cuerpo. La rubia la abrazó con ternura, cuidando de ella con delicadeza, asegurándose de que estuviera cómoda mientras ambas recuperaban el aliento.
Quedó satisfecha y agotada, no pudo evitar quedarse dormida en los brazos de Lisa, confiando en su esposa para cuidarla y protegerla. Su mujer la envolvió con cariño, asegurándose de que estuviera arropada y segura.
Ella se sentía totalmente afortunada de tener a su mujer, sabiendo que ambas se entregaban por completo la una a la otra.
Mientras que, el clima estaba caluroso, pero, agradable en Santa Lucía, brindando un ambiente perfecto para su estadía en el yate que Jennie había comprado para sus vacaciones. Lisa había insistido en aprovechar al máximo su inversión, después de haber pagado casi quince millones de dólares por él. Aunque se preocupaba por la magnitud de la compra, su esposa tenía una visión de disfrutar de los lujos que la vida les ofrecía.
En realidad, Lisa se sentía un poco incómoda con la generosidad de su mujer, sabiendo que la compra había sido un acto de amor y dedicación hacia ambas. Como una forma de corresponder, y en broma al principio, ella decidió tomar una decisión importante en su luna de miel en Lucerna, Suiza. Al regresar a casa, Jennie se sorprendió al enterarse de que su esposa había comprado una casa enorme para ambas.
La propiedad tenía un valor de seis millones setecientos mil dólares, era una inversión significativa, pero también un acto de amor de Lisa hacia su mujer. Contaba con amplias habitaciones, hermosos jardines y todas las comodidades que una pareja podría desear. Ahora tenían un hogar propio, un lugar donde construir su vida juntas y donde su amor podía florecer aún más.
Aunque ya poseían su propia casa cada una, la visión de Lisa para el futuro era aún más ambiciosa. Quería un hogar que verdaderamente representara la unión y el amor compartido entre ambas. Un espacio que reflejara sus sueños y aspiraciones conjuntas, algo que no solo fuera una propiedad, sino un santuario construido desde cero para las dos.
Y su boda... fue más que especial.
La boda fue una ceremonia íntima y emotiva, celebrada en una playa paradisíaca con un ambiente cálido y romántico.
Rosé estuvo presente junto a su esposa, siendo una de las figuras más importantes para Lisa en un día tan, tan importante. Había bendecido esa relación en el momento que conoció a Jennie y se llevaron de maravilla. Les había dado a ambas las llaves de un apartamento en Los Angeles como regalo de bodas, cosa que agradecieron ampliamente. Era con el propósito de que tuvieran más cercanía a la hora de que tuvieran trabajo fuera de Agoura Hills y no se preocuparan por conducir casi tres horas a su hogar.
Si bien no era una necesidad apremiante tener un lugar cerca de la ciudad, la conveniencia que el apartamento les brindaba para las grabaciones de la actriz era innegable. Les permitía tener un refugio cómodo y accesible para descansar entre sus jornadas de trabajo, sin tener que lidiar con largos desplazamientos desde Agoura Hills. La generosidad de Rosé fue un detalle tan considerado que casi hizo que Jennie y Lisa dudaran en aceptarlo. Ambas valoraban enormemente el gesto, pero se sentían abrumadas por la magnitud del regalo.
La pareja había optado por una celebración sencilla y privada, rodeada de un grupo reducido de familiares y amigos cercanos. Entre los asistentes se encontraban los padres de Jennie, quienes, aunque tenían sentimientos encontrados acerca de la relación de su hija, finalmente se sentían felices de verla encontrar estabilidad y felicidad. Sobre todo, por lo persistente que había sido Lisa a su lado a pesar de las adversidades.
Se llevó a cabo en un entorno de ensueño, con el sonido de las olas de fondo y una suave brisa marina acariciando sus rostros mientras se juraban amor eterno. Los votos que intercambiaron fueron emotivos, incluso para quienes tenían el corazón más duro.
Mientras sostenía las manos de Jennie, Lisa la miraba a los ojos con intensidad, tratando de contener las lágrimas de felicidad y amor. Acarició sus manos con ternura, sintiendo el calor y su ligero temblor.
"Si no tuviera estos tatuajes, no sabría si es tu piel o la mía porque me siento parte de ti, eres parte de mí", dijo Lisa con la voz entrecortada por la emoción.
Jennie respondió con igual emoción cuando fue su turno. "Tenerte cerca nunca es suficiente porque siempre te querré más cerca, para siempre", miró a Lisa con una intensidad que expresaba todo lo que sentía en su corazón, deseando estar junto a ella en cada momento y cada paso de sus vidas.
Con estas palabras, ambas se acercaron para darse el más tierno y sincero de los besos, sellando sus promesas y su amor frente a sus seres queridos.
Todos los invitados fueron con ropa blanca fresca y elegante, uniendo el ambiente romántico de la ceremonia con la sensación de pureza y tranquilidad que transmitía el entorno costero. El blanco resplandecía bajo la suave luz del sol, creando un paisaje encantador y armónico en la playa donde Jennie y Lisa sellaron su compromiso. La elección de vestimenta acentuaba la sensación de unión y espiritualidad, reflejando la belleza de su amor y la felicidad compartida por todos los presentes.
El blanco también simbolizaba un nuevo comienzo para la pareja, una página en blanco que ambas estaban listas para escribir juntas.
Un futuro brillante.
La boda terminó con una velada romántica bajo las estrellas, donde Jennie y Lisa compartieron su primer baile como esposas al ritmo de "Make You Feel My Love" de Adele. Fue una noche inolvidable que marcó el comienzo de su vida juntas como una pareja casada, listas para enfrentar todos los desafíos y alegrías que el futuro les deparara.
Y ahora más, que Jennie llevaba en su vientre a su hijo.
Lisa estaba más que emocionada con la noticia del embarazo. Saber que pronto tendrían un hijo juntas era un sueño hecho realidad para ambas. Los dos meses de embarazo eran una etapa crítica, por lo que Lisa se había asegurado de monitorear de cerca a Jennie para mantenerla a salvo y cómoda. Aunque la rubia había dudado sobre sus vacaciones debido a la vulnerabilidad de los primeros meses del embarazo, Jennie la convenció de que unas vacaciones bien planificadas y relajadas les harían bien a las dos y al bebé.
Pasar esos momentos juntas, libres y felices, mientras esperaban la llegada de su hijo, les llenaba de ilusión. Lisa había mostrado una dedicación sin límites hacia su chica, brindándole todo el apoyo necesario para sobrellevar este período de embarazo. Jennie, por su parte, se sentía segura y protegida en los brazos de su esposa.
La noticia de su embarazo fue recibida con lágrimas de alegría y emoción. Lisa no podía dejar de pensar en su luna de miel, cuando habían decidido dejar de lado los anticonceptivos para poder concebir. Aquellas sesiones intensas de sexo sin protección no solo habían fortalecido su relación, sino que también les habían regalado la maravillosa noticia de que serían madres juntas.
La perspectiva de tener un hijo juntas llenaba a Lisa de un profundo sentimiento de amor y gratitud hacia su esposa. Ambas ya estaban soñando con su futuro como madres, planeando cada detalle y preparándose para recibir a su bebé con todo el amor y cariño del mundo.
Después de descansar de esa pequeña sesión de sexo en una de las habitaciones del yate, Lisa y Jennie se dispusieron a relajarse en la parte exterior. Ambas se sentían completamente satisfechas y felices, rodeadas de la belleza del océano.
Se acomodaron en las tumbonas del yate, con la brisa, marina acariciándoles la piel y el sol, brillando suavemente sobre ellas. Lisa había preparado unas refrescantes limonadas para ambas, llenas de hielo para combatir el calor del día. Jennie se recostó, dejando que la abrazara cariñosamente, mientras ambas disfrutaban de la vista de las aguas cristalinas y el horizonte infinito.
Conversaron tranquilamente sobre sus planes para el futuro, pensando en cómo organizarían su vida cuando su hijo llegara al mundo. Estaban emocionadas de planificar todo juntas: desde decorar la habitación del bebé hasta decidir cómo integrarían su nueva familia en su hogar.
De vez en cuando, Lisa se inclinaba para besar suavemente a su esposa en la frente o en los labios, mostrándole cuánto la amaba y cómo estaba agradecida por tenerla en su vida. Jennie, por su parte, le correspondía con tiernas sonrisas y miradas llenas de amor.
Ambas estaban completamente sumergidas en el momento, disfrutando de la calma y la compañía mutua. La vida les sonreía y estaban decididas a aprovechar cada segundo de su tiempo juntas, sabiendo que se avecinaban tiempos aún más emocionantes con la llegada de su hijo.
Jennie había puesto los pies sobre la tierra cuando los medios amenazaron con volver un infierno su relación y manchar su imagen pública. Había enfrentado la presión y el escrutinio con valentía, sin permitir que las críticas afectaran su amor y su felicidad.
Decidió poner fin a las especulaciones y los rumores de una vez por todas. Confirmó y reafirmó su relación, pero no de la forma tradicional y cautelosa que muchos esperaban. Jennie tomó de la mano a Lisa, su hermosa rubia, y la mostró al mundo sin temor.
Mostró a Lisa con orgullo, mostrándole al mundo a quién pertenecía y quién le pertenecía.
Les guste o no, sellaron su destino en un vínculo irrompible, una historia épica de pasión y valentía que seguiría brillando por siempre.
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