III
Algunas personas estaban adornando los árboles y los caminos entre los pequeños negocios de dulces; todos estaban listos para el festival de esa noche e incluso algunos niños jugaban con las cometas tradicionales del pueblo.
Aunque la misma felicidad no reinaba en la casa de los Byun dónde Baekhyun se había rehusado a salir de su habitación ya que estaba muy enfadado. Pensó que lo del día anterior solo había sido un castigo o amenaza por su comportamiento, pero cuando su madre vino con un hanbok de cerezos supo que no estaban bromeando; tendría que salir con el alfa y enlazarse con él.
—¡No iré! —grita cuando su madre toca la puerta en la tarde. —Todos se van a reír de mí, —recoge sus piernas mientras esconde su cabeza entre sus rodillas.
—Baekhyun, no quiero llamar a tu padre, sal de ahí, —dice con mucha paciencia para luego volver a tocar la puerta.
—Si quieres llama al líder, no iré, —sacude su cabeza mientras piensa en lo horrible que sería salir con él en público.
—Eres tan desesperante, —ella aprieta sus labios y sus manos no sabiendo que hacer. —Te daré diez minutos para que te calmes, no seguiré teniendo tanta paciencia, —gruñe sintiendo como sus colmillos quieren salir para sujetar el cuello de su hijo.
—Mala, no me quieres, —alza un poco su cabeza para decirle aquello entre lágrimas gruesas.
—Piensa lo que quieras, —se da la vuelta para irse del pasillo.
El omega dejo de llorar dándose cuenta de que no conseguiría ablandar a su madre como usualmente lo hacía. Estira sus piernas mientras mira al techo de madera; piensa que es cierto que no había sido una buena decisión haberse acostado con casi todo el pueblo, pero sus ansias sexuales siempre habían sido muy elevadas y más en su celos; ninguna planta le hacía efecto.
Ahora, era cierto que quería una marca en su cuello, pero de alguien que le gustará y Park Chanyeol no entraba entre lo que le gustaría en un alfa, sin embargo, era la primera persona en invitarlo a salir aunque haya sido por presión de sus padres...
—Espero hasta que yo accediera, —susurra y luego suspira.
No negaba que había visto antes al alfa y aunque en realidad nadie hablaba mal de él, si que le daban comentarios de lastima y ningún omega lo quería como pareja por más que dijeran que era un buen tipo; no sabía cómo había sido la vida de aquel hombre, pero tampoco deseaba saberlo.
Después de unos cuantos minutos su madre entró sin golpear la puerta, aunque su cabello y su ropa estaban prolijas, su aroma a rosas quemadas dejaban ver qué en cualquier momento estallaría.
—Ve a bañarte, —señala la puerta.
—No iré, —levanta sus hombros y hace una mueca para luego girar su cuello dejando de verla.
—Ya me cansaste, —el olor a cenizas inundaba el cuarto, —tu padre tiene razón, por mimarte demasiado terminamos en esto, —camina a paso largo hasta estar junto a su hijo y luego agarra su cabello para jalarlo.
—Mamá, me duele, ¡Para! —gritaba quejándose y queriendo zafarse aunque sin éxito alguno, ella era más alta y fuerte que él.
—Como te has portado como un mocoso hasta ahora entonces te tratare como tal, —abre la llave para meterlo adentro y comienza a desnudarlo. —Te hemos permitido vivir como quieras y mira en lo que resultó, —ella respira hondo intentando retener lágrimas de enojo y su cara estaba compugnida. —Ahora harás lo que nosotros decidamos.
—Mamá, por favor, prometo comportarme, pero no me hagan esto, —solloza mientras siente como su cuerpo es bañado por el agua fría.
—No te estamos enviando a una horca, solo es una cita con un alfa, es todo, incluso estaremos con ustedes, —levanta sus cejas mientras levanta sus manos para comenzar a poner shampú de aloe y romero en su cabello dorado.
—Pero es que... dime algo, —susurra mientras mira al suelo, —si mi reputación no fuera tan mala... —traga saliva no queriendo recordar el porque estaba en ese problema, —¿Aún querrías enlazarme con él? —ahora levanta su mirada gris hacia ella.
La mujer se quedó en silencio por un momento e incluso dejo de frotar sus dedos sobre el cuero cabelludo de su hijo; solo se podía escuchar el sonido del agua cayendo.
—Eso no es importante ahora, —desvía la mirada y continua bañandolo. —Tu mataste esa posibilidad, ahora tienes que asumir las consecuencias, —frunce el ceño mirando los ojos avergonzados de su hijo.
—Aun así, enlazarme con él es demasiado castigo... Tendré que darle cachorros, se burlaran de ellos por tener a aquel tipo como padre, —se cruza de brazos mientras hace una mueca de disgusto.
—Por lo menos tendrán un maldito padre, no me hagas recordarte todos los abortos que has tenido, —toma la quijada de Baekhyun entre sus dedos para mirarlo fijamente. —¿Eso quieres? Que un día las hierbas ya no funcionen y termines con una panza de quién diablos sabe, eso sí sería vergonzoso para tu cachorro. —Sus ojos eran brillantes por la molestia.
—Lo sé, —susurra bajando la mirada y pensando en que a veces había tenido sustos luego de las hierbas, —pero no puedes obligarme a amarlo.
—No me importa si lo amas o no, con que te muerda es suficiente, —suelta su quijada de forma brusca y toma un pedazo de esponja de mar seca para tallar el cuerpo de su hijo. —Dale cachorros y vive tranquilo, no me interesa si no tienes tu maldito cuento de amor.
—¿Por qué eres tan cruel? —de nuevo comienza a llorar y tapa su rostro.
—Baekhyun, —toma sus mejillas con sus manos, —te amo y por lo mismo haré lo mejor para ti y si por eso me odias, entonces lo aceptaré, —suspira cuando ve el dolor en los ojos de Baekhyun, quería parar, pero sabía que su hijo no aprendería y volvería a lo mismo.
Aunque su madre le decía un montón de cosas sobre que era por su bien, la mente de Baekhyun no lo aceptaba, no aceptaba la idea de tener que pasar su vida entera con aquel hombre. Casi como un autómota se sienta frente a su cajonera de maquillaje y cremas.
La señora Byun pinto delicadamente el rostro suave de su hijo, coloco un bálsamo rosado sobre sus labios y polvos café con brillo en sus párpados, por último trazo una línea negra que rasgo sus ojos, además golpeó sus mejillas con una brocha que llevaba polvo rosado.
—Te ves precioso, —sonríe ella al ver el rostro de su hijo.
—Ujum, podría ponerme un labial rojo o-
—Cariño, por favor, deja que mamá se ocupe, —acaricia las hebras doradas para luego peinarlo.
La señora Byun quería que Baekhyun diera un aura de sutileza; no que se viera como un omega virgen, pero tampoco del otro modo, solo alguien normal y bonito.
Le ayudo a ponerse su hanbok dejando ver la estrechez de su cintura, luego coloco un collar con un dije rojo en su cuello. Sonríe pensando en que a pesar de las decisiones de su hijo, quería lo mejor para él.
—Iré a prepararme, por favor, no hagas nada, —inspira para luego acomodar unos cabellos rebeldes de Baekhyun.
—Estaré aquí esperando a la vergüenza pública, —rueda los ojos y su madre solo resopla dejándolo ahí.
Baekhyun no sabe cuánto tiempo paso, pero sabía que no quería estar dentro de su casa más tiempo, usualmente él solía estar afuera todo el día volviendo a veces en la noche o madrugada, pero ahora con sus padres siendo tan severos sabía que no podría hacer alguna tontería.
Por la ventana de su habitación ve que el ocaso hacía acto de presencia, luego unos golpes en la puerta de la casa; resopla sabiendo que muy probablemente era aquel tipo. Ni siquiera entendía porque él había accedido al plan maquiavélico del líder y sus padres.
Estaba nervioso, sus manos cosquilleaban y su lobo se encontraba un poco inquieto; era la primera vez que salía con un alfa sin que el destino fuera una cama o cualquier lugar para tener sexo.
Después de unos cuantos minutos, su madre volvió a entrar, ahora ella estaba con un peinado bien elaborado, maquillaje tenue y un hermoso hanbok de lirios violetas. Parecía otra persona.
—Cariño, levántate, Chanyeol ya llegó, —dice mientras se coloca un par de aretes.
—Yo le estaba rezando a madre luna para que se olvidará de esto, —cierra sus ojos mientras se levanta con pereza de su cama.
—Eso sería terrible, ven, —le da la mano a lo que Baekhyun la agarra. —Te ves radiante.
—Por algo he sido elegido como el omega del pueblo por tantos años seguidos, —se encoge de hombros y ambos salen de la habitación.
Baekhyun baja las gradas viendo a su padre con su traje típico y junto a él estaba aquel tipo alto; era bastante alto incluso más que su padre, su cabello era un poco largo y estaba atado en una media coleta, un parche tapaba su cuenca vacía; suspira fastidiado cuando baja sus ojos hacia las piernas arqueadas del alfa.
—Buenas tardes, —dice Chanyeol acercándose con su usual cojera dolorosa a Baekhyun para abrir una caja negra frente a los ojos del omega, —espero que te guste, —traga saliva sintiéndose nervioso por la reacción del más pequeño.
—Uhm, —mordisiquea su labio por dentro sabiendo lo que pasaba.
Como costumbre de las manadas, los alfas solían presentarse en la casa de los padres del omega y pedían permiso para cortejar al hijo, luego le daban algún regalo al omega y si él o ella aceptaba entonces el cortejo empezaba.
Chanyeol estaba casi sudando porque veía que Baekhyun estaba simplemente parado viendo la caja, no hacía nada y no había ninguna reacción en su rostro. Traga saliva pensando en que quizá no había sido una buena idea y aunque los padres del omega estuvieran de acuerdo, no quería obligar a nada al chico.
Chanyeol abre la caja dejando ver una gargantilla de oro y pequeñas piedras brillantes, no era algo grueso, quizá solo unos dos centímetros de ancho. Eran cosas comunes del lugar.
—Es bonito, —simplemente susurra viendo el objeto.
—¿Lo deseas? —susurra sintiéndose derrotado al ver que Baekhyun parecía sombrío. —Si quieres puedo marcharme, —susurra pensando en que aunque tratara de esforzarse, no podía obligar a un omega a aceptarlo.
—Uhm yo, —mordisquea su labio inferior pensando en que sentía algo calentando su pecho porque alguien estaba intentando cortejarlo, —no es eso, —baja la mirada mientras rasca su dorso con las uñas de su otra mano.
—Lo siento, no quiero obligarte a nada, —su lobo solo suspiro sabiendo que algo así pasaría, —no te haré infeliz haciéndote estar conmigo, sé que no soy lo que un omega quiere, —inhala profundamente para luego cerrar la caja.
—No, espera, —se siente nervioso cuando ve de reojo las expresiones mortales de sus padres cubiertas por falsas sonrisas, —sí, sí quiero, —susurra.
—¿De verdad? —su ojo se amplía con sorpresa. —¿Me dejas cortejarte?
—Sí, —asiente con la cabeza sintiendo algo amargo en su estómago y ganas de correr para huir de ahí. —Acepto.
—Gracias, —abre la caja mostrando de nuevo la gargantilla, —prometo que si cuando termine el cortejo y no quieres enlazarte, lo respetaré, —murmura cerca de su oreja cuando le coloca la gargantilla, —pero dame una oportunidad al menos ahora, sé que no soy ni de cerca el mejor alfa, pero quiero formar una familia y te daré todo lo que desees. —Se sentía avergonzado de decir eso ya que era como si estuviera rogándole.
—Bien, —es todo lo que dice no queriendo soltar que jamás querría estar cerca de él, que estaba siendo obligado, —gracias, —susurra cuando Chanyeol se aleja luego de ponerle la gargantilla.
—Bien, podemos irnos, —dice el padre saliendo con la señora Byun y los dos jóvenes detrás.
Cuando salen de la casa, Chanyeol intenta tomar la mano delicada de Baekhyun, pero este lo evita alejando su mano. El alfa supone que debe darle su espacio por lo que no lo presionó y simplemente caminaron hacia el festival.
Debían caminar un poco lento ya que para Chanyeol era complicado dar pasos rápidos como los demás, los señores Byun no parecían molestos, pero a Chanyeol le dió vergüenza ver la pequeña mueca en los labios de Baekhyun. Intento caminar un poco más a prisa para no molestarlos a pesar de que le dolía.
Baekhyun estaba caminando un poco apartado de Chanyeol y tenía sus brazos cruzados mientras formaba una expresión aburrida; quería que la noche ya pasara. Sabía que si trataba de huir sus padres iban a castigarlo así que simplemente seguía ahí.
—Lo siento, —susurra Chanyeol ya que a veces tenían que detenerse porque el alfa no podía seguir caminando.
—No te preocupes, —dice amable la omega y luego de un momento siguen su rumbo.
Finalmente llegaron al lugar que estaba decorado con velas de colores, papeles y diversas cosas brillantes; a Chanyeol le gustaba el lugar, no había venido desde hace mucho tiempo. La última vez que vino fue cuando sus padres pelearon porque su papá no había querido llevarlo porque le daba vergüenza así que solo fueron su madre y él disfrutando del lugar.
—¿Quieres algún dulce? —le pregunta a Baekhyun quien seguía con su rostro de amargura.
—No, estoy bien así, —dice sin humor alguno.
—Bueno, —asiente y ve como los señores Byun se alejan un poco hacia un puesto de comida, —¿Damos un paseo? —intenta acercarse a él, pero el otro da unos cuantos pasos a un lado.
—Deberías sentarte, —dice al ver que el otro hace una pequeña mueca de dolor, —no tengo ganas de ir a alguna parte.
—Podemos ir allá, —señala unas bancas cerca de un puesto de fideos negros.
—Bien, —acepta al ver que era un sitio poco iluminado y algo alejado.
Baekhyun se sentía avergonzado al ver caminar al alfa con sus piernas arqueadas; de reojo ve como algunas personas los miran y quiere que algún ave grande se lo lleve de ahí. Solo esperaba no encontrarse con algún conocido.
—¿Deseas un poco de fideos? —pregunta mientras mira como la gargantilla brilla en el cuello pálido del omega.
Aunque no dominaba completo el arte de la joyería ya que no le había llamado por completo la atención, cuando era cachorro su abuelo le enseño lo básico así que uso sus pocos conocimientos para hacer la gargantilla. Ahora, piensa que quizá fue apresurado regalarle esa pieza al omega ya que no lo conocía bien, pero al no ser rechazado de manera tajante como anteriores veces, pensó que quizá finalmente había una esperanza.
—No, estoy bien así, —dice mientras mira la madera de la mesa.
—Bueno, —acepta pensando en que era raro que el omega haya aceptado su cortejo, pero que este tan esquivo, —eres muy hermoso, —susurra y cuando Baekhyun lo mira, el alfa sonríe de forma torpe.
—Uhm, —asiente y vuelve a mirar la madera.
Chanyeol estaba incómodo, era verdad que le dolía caminar ya que su cintura, su cadera y sus rodillas lo mataban, pero aún así hubiera querido dar un paseo con el omega. Levanta la mirada dándose cuenta de que algunas personas los veían con curiosidad, no le afecto ya que estaba acostumbrado a eso desde que era niño. Usualmente las personas lo quedaban mirando con lástima y aunque al principio le molestó ahora ya le daba igual.
—¿Por qué aceptaste el cortejo? —pregunta luego de unos largos minutos de silencio entre los dos, —es decir, pareces de mal humor por estar conmigo, —dice rápidamente al ver que Baekhyun lo mira.
—Solo tengo frío, es todo y no me gustan estos festivales, —se encoge de hombros y mira a otro lado.
—Bueno, —susurra no sabiendo que más decir.
Chanyeol sabía muy bien sobre la reputación de Baekhyun, los alfas que compraban sus armas no detenían sus lenguas cuando hablaban de omegas y había escuchado palabras bastante denigrantes sobre Baekhyun, pero no lo juzga, de hecho aunque no lo quería, pensaba que era lindo y el omega podía hacer con su cuerpo lo que deseara estando soltero.
—Si hice algo indebido, discúlpame, nunca antes había salido con nadie, —dice apenado Chanyeol mientras juguetea con una pequeña moneda entre sus dedos con cicatrices.
—No es eso, —Baekhyun contaba los minutos para irse. —¿Por qué quieres cortejarme? No nos conocemos, —finalmente pregunta ya que aunque él estaba siendo obligado, no sabía la razón del otro.
—Uh, bueno yo, el líder me habló sobre ti y fui a tu casa para que él no me regañe, no esperaba que tus padres me recibieran, —lame sus labios resecos y mira los dedos bien cuidados del omega. —Yo quiero tener una familia, siempre lo he querido y no sé, pensé que podría tener... una oportunidad contigo.
—¿Piensas que por mi reputación podría ser fácil para ti? —enarca una ceja.
—No, no, —sacude su cabeza y mueve sus manos provocando que su moneda se caiga, —lo siento, no fue mi intención que lo interpretaras así, —ve con tristeza como su moneda cae al suelo unos metros más allá.
—¿No irás a verla? —decide que no necesitaba hacer un drama por algo que ya sabía desde antes.
—No, uhm, no puedo agacharme con facilidad, —susurra apenado cuando ve como Baekhyun rueda los ojos.
—Necesito algo de aire, —ventea su rostro con su mano.
—¿Te acompaño? —intenta levantarse cuando ve como Baekhyun se pone de pie.
—No, no eres mi niñera, vuelvo en un momento, —se cruza de brazos para luego darse la vuelta yéndose.
Chanyeol no sabía que hacer y para no molestar al omega decide quedarse; piensa en que podría hacer para contentar al omega y no está muy seguro; no tiene amigos alfas u omegas que le puedan aconsejar y sabía que si le decía a su madre está sospecharía. No quería decirle nada hasta que haya algo seguro.
Paso algún tiempo largo en el que Baekhyun no volvía así que se levantó para buscarlo; no quería que el omega esté en algún peligro, se supone que estaba a su cuidado.
Dio vueltas alrededor del lugar, pero no encontró nada, por momentos tenía que descansar y maldecía a sus piernas por no permitirle llevar una vida normal; se sentía bastante fastidiado.
Cuando vio a los señores Byun de lejos, dio media vuelta antes de que lo vean sin su hijo. Cómo no encontró a Baekhyun en la feria, entonces se alejo buscando entre el bosque hasta que escuchó unas voces y se acercó dándose cuenta de que más allá estaba Baekhyun con un alfa.
—¿Ahora también te coges al inválido? —dice el alfa riéndose. —Tú no perdonas.
—Yo no me dejaría tocar por ese fenómeno, —dice ofendido.
—¿Y qué hacías con él en el festival? —levanta sus cejas mientras lo mira de forma divertida.
—Mis padres que quieren enlazarme con esa cosa, —se encoge de hombros. —Me da tanto asco siquiera estar junto a él.
—Bueno, no es como que tú tengas muchas posibilidades, —vuelve a reírse. —Al menos el tipo está dispuesto a marcarte.
—Pero yo no quiero, —forma un mohín y luego ve como el alfa se acerca más a él, —no voy a dejar que lo hagas, ya me dejaste claro que prefieres a tu prometido, —susurra con una sonrisa ladeada mientras su piel se calienta.
—Sabes que tú eres especial, no como para marcarte, pero bueno, me entiendes, —rueda los ojos y luego toma los labios de Baekhyun en un beso ruidoso.
Unos metros más allá, un par de gotas saladas caían sobre las hojas secas del suelo. Chanyeol se dio la vuelta dispuesto a irse, pero por el temblor en su cuerpo y las lágrimas nublando su ojo terminó tropezando contra unas raíces.
Baekhyun se asustó cuando escuchó el ruido así que se separó del alfa quien ya había estado abriendo su hanbok; luego miro más allá y el aroma de Chanyeol vino a su nariz.
—Mierda, —masculla y se separa, —tengo que irme, —camina alejándose hasta que alcanza al alfa unos metros más allá.
—¿Qué quieres? —susurra Chanyeol cuando Baekhyun toma su mano. —Ese alfa te espera, —limpia su mejilla con su mano.
—No, espera, no pasó nada, no te vayas, mis padres me matarán si lo saben, —dice apresurado intentando que el otro lo escuché.
—No les diré, —dice calmandóse ya que pensaba que no debería afectarle.
—Gracias, gracias, —suspira más tranquilo y luego ve como el otro se detiene.
—Me tengo que ir, por favor ¿Me das mi collar? Ya veo que hay alguien más en tu vida y no quiero seguir molestándote, —pide extendiendo su mano ya que prefería que la gargantilla este empolvandose para siempre en su caja.
—¿Ah? —toca su cuello, —no, no, él no es nada, podemos seguir con el cortejo, —traga saliva nervioso.
—Es una mala idea, escuché todo lo que dijiste, —un nudo se arremolina en su garganta ya que aunque debería estar acostumbrado a los comentarios despectivos sobre él ya que su padre se los decía desde cachorro, realmente dolían, —solo dame la gargantilla para poder irme y puedas seguir con tu alfa.
Baekhyun se queda en silencio dándose cuenta que está vez sus padres no tendrían piedad de él. Quiso seguir argumentando, pero sabe que dijo cosas desagradables sobre el alfa así que había perdido la oportunidad de enlazarse. Después de unos minutos decidió sacarse la gargantilla para ponerla en las manos grandes del alfa.
—Gracias, —lo guarda en su bolsillo, —adiós, —susurra para luego marcharse.
Baekhyun decidió irse cuando Chanyeol se fue, ahora tendría que explicarle a sus padres el porque el alfa se fue. No podía decir alguna mentira en contra de él ya que sus padres podrían ir a reclamarle y entonces el alfa les diría la verdad.
Con los pies pesados y el miedo a flor de piel, se dirigió hasta el festival para ir con sus padres. No sabía que les diría, solo esperaba que no fueran tan severos con él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro