Agonía
La imperecedera agonía, calante, fría, lúgubre. Disfruta despedazando mi débil y corrompido cuerpo, goza, mofándose ante mí congoja. ¡Piedad!, grita mi moribunda alma. Sólo para escuchar una voz bufonearse a grito abierto, recordándome mis múltiples profanaciones. La vida me exige condena, negándome descanso, hundiéndome en este prolongado desconsuelo. Expiro lentamente.
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