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LIBROS

CAPITULO 9:

Seguí corriendo, si hubiera tenido mi permiso de espionaje y mi certificado policial conmigo, hubiera parado a cualquier conductor para agarrar su auto y luego devolvérselo, como en las películas, era divertido hacerlo. Pero no lo había traído. Siempre debía llevar mis papeles conmigo, pero supongo que no pensé en eso. Si lo hacía sin mi permiso resultaría ilegal. Así que simplemente seguí corriendo. Llegue agotada a la escuela, era de noche y estaba solitaria, tenía un aspecto tétrico y tenebroso. Y no había nadie, ya se habían ido. Seguramente estaba exagerando y hoy nada sucedería. Respire agitada, había corrido mucho. Mire a todos lados, burlar la seguridad aquí era fácil.

-Seguramente no pasó nada, dejaste solo a Elliot solo sin razón. ¡Buena esa Danielle! –hable para mí misma y pensé por unos segundos, ¡Claro! Las cámaras de seguridad.

Corrí rápidamente, de nuevo, revise la escuela asegurándome de que no hubiera ningún sospechoso o testigo, aunque, a decir verdad, no creo que hubiera alguien en la escuela a la una de la madrugada. Subí hasta el cuarto de cámaras, ¿Enserio tenia contraseña? ¿Qué? Oh vamos, ¿Por qué para ver los videos se seguridad necesitaba una maldita contraseña? Frustrada di un golpe a la máquina. Una idea apareció en mi cabeza y rápidamente viole el sistema de seguridad, ¡Que tonta! Me había preocupado por nada, ya que me habían enseñado a violar, hackear y curiosear en sistemas. Mi entrenamiento había sido muy completo.

Puse el video en cámara rápido y no note nada raro. Hasta que apareció una cabellera rubia, larga. Se veía desde arriba por lo tanto no pude notar su maldito rostro. ¡¿Cómo ponen cámaras tan arriba?! Incompetentes. ¡Touche! Ahí estaba Aaron junto a la chica rubia. Se dieron un... ¿Beso? Sí, eso, un beso. Y se marcharon. Por otras cámaras pude ver como se marchaban en un auto, le di zoom. Pero no, la placa no se distinguía. ¿Sera el carro de el?

Tome mi teléfono, llamaría a Charles. Quince llamadas pérdidas, Sexy Hamillton. Mi corazón se oprimió al saber que lo había dejado solo. La frustración se hizo aún más presente y di un fuerte golpe a la pared, maldita sea la hora en la que no acepte en auto común que Charles me había ofrecido para empezar. Con un auto todo había sido más fácil. Tome las cintas, como evidencia y marque a Charles.

-Danielle, ¿Paso algo? ¿Tienes evidencia? ¿Hubo otro secuestro?

-No estoy segura de sí fue un secuestro, estoy en la escuela, Aaron, una de las víctimas, falto a la fiesta. En la cámara de seguridad aparece yéndose con una rubia, delgada. Las cámaras están ubicadas desde un ángulo que no permite verle el rostro. Se van en un auto negro. No llegue a tiempo, tuve que irme a pie. Te enviare las cintas por correo, manda a que las analicen. Necesitare un equipo que rodee la ciudad buscando al chico, no podemos perder tiempo, solo tenemos tres días para encontrar su escondite, o tendremos que esperar a la próxima semana.

-Danielle sé que estas afligida, tranquilízate, hiciste lo que pudiste. Aunque te dije que usaras un auto normal en tus primeros días. No importa, ya el domingo te enviaremos un auto equipado con los artefactos de espionaje. Recuerda que eres una de las mejores agentes y que no según lo que vemos, no estamos tratando con un secuestrador profesional.

-Sí, si hubiera sido profesional hubiera tapado las cámaras y se reuniría con la víctima en un lugar más privado y menos sospechoso. Pero... -fui interrumpida por unos pasos, la seguridad, seguramente ya habían escuchado-. Chao Charles, mañana te llamo.

Me asome por la puerta y oí atentamente para saber de donde provenían los pasos, si, la seguridad. Venían subiendo. Piensa rápido Danielle, piensa. No tienes tu permiso, así que fácilmente puedes causar alboroto, a sin que... ¿Qué hago? Ya sé, ¡La ventana! Deje el sistema como lo había encontrado. Me asome levemente y estire un pie hasta tocar la rama del árbol más cercano, di un pequeño salto y me sostuve firmemente. Baje sin problemas, balanceándome por las ramas, hasta llegar al piso. Mi pies se dobló con un movimiento raro.

-Maldito pie –susurre y sentí un raro dolor. Una gota llego a mi nariz, lluvia. Miles de gotitas empezaron a cubrir mi cuerpo. Aun con dolor en el pie Salí corriendo. Tenía que salir de esa escuela. Burle a la seguridad de la puerta, de nuevo y me senté en un calle.

Estaba sola, un poco lejos de casa, mojándome. Sin carro, sin sombrilla, sin solución a mi misión y sin... Elliot.

***

Suspire poniéndome una toalla en la cabeza, anoche había llegado muy tarde, así que decidí bañarme ahorita, en la mañana, bueno, tarde, ya que eran la 1:30 pm. Tenía una camisa extremadamente corta, que daba más arriba de mi ombligo, pero más debajo de mis senos. Un short también corto. Estaba en mi casa, estaba cómoda así. Mande a un agente a llevar las cintas al correo, para que Charles las mirara cuando llegara. Unos doce policías recorrerían la ciudad en busca de Aaron y posiblemente "Aischa". Y unos tres detectives buscaban pistas. Había dado orden de que rodearan la escuela con cámaras escondidas, en todos los ángulos. Desde el estacionamiento hasta los salones y pasillos.

El timbre sonó, abrí los ojos como platos, ¡Había olvidado totalmente que Hamillton vendiera hoy a hacer el trabajo! Subí corriendo las escaleras y me coloque la peluca, la acomode y puse un poco de maquillaje especial. Corrí de nuevo hacia la puerta y sentí una punzada en el pie. Abrí rápidamente la puerta agitada y ahí estaba el, perfecto, como siempre.

-Hamillton, pasa –sonreí.

-Moon –dijo con un tono que no distinguí, entrando. Me miro de arriba abajo-. ¡Wow! Tienen muy buen cuerpo Moon.

-¿Ah? –pregunte y baje mi mirada para verme a mí misma, ¡Dios la mini camisita y el mini short! La vergüenza se apodero de mí e iba a salir corriendo a buscar un suéter, pero el dolor punzante volvió a mi pie y me tambalee. Rápidamente Elliot me agarro.

-Creo que te encanta estar en el piso, si no fuera por mi te hubieras dado más de un golpe –sonrió él y yo seguía avergonzada, asentí levemente y tome mi tobillo- ¿Te duele el pie? Dios, Moon, tienes mala salud. Deberías ir al médico.

-Estoy bien, tranquilo –sonreí y me sostuve de su hombro para enderezarme. Con una mano tape mi panza, cubriéndome. El me paso su suéter y me lo puso. Lo vi sorprendida. Al diablo con todo lo que decían de Elliot, no podía creer todo lo que decían de él. Conmigo era muy caballeroso. Mas conmigo que con Moon, pero últimamente me ayudaba mucho también como Moon.

-No voy a dejar que subas las escaleras corriendo, puedes usar mi suéter –sonreí y el me tomo de la cintura, lo guie hasta la biblioteca de la casa-. Por cierto, que linda tú casa.

-No es mía –dije y me mordí la lengua, no estaba mentalizada a decir que esta era mi casa. El me miro expectante-. Es decir, es de mis padres –reí nerviosa y el sonrió.

-¿Qué paso con los anteojos?

-Nada, los tengo arriba. ¿Empezamos?

-Bueno, ¿Qué libro escogemos? –pregunto, agarrando un montos de libros, como si fuera su casa, agarraba confianza rápido.

-Qué tal si escogemos uno de espías, con acción y algo de drama y...

-¿Espías? Oh vamos Moon, eso es muy irreal. Quiero tocar un tema real, algo que pueda pasar, si quieres acción y drama, podemos usar temas de detectives, son más reales que los espías.

-¡HEY! Los espías claro que existen, son muy eficientes y es muy difícil ser uno, tienes que pasar un millos de pruebas y...

-Creo que estás viendo muchas novelas Moon. Eres muy rara ¿Sabes?

-Sí, lo sé –suspire y calle. Obviamente casi había hablado de más, cuando tome el tema de los espías-. ¿Y si leemos este? Trata sobre el cáncer y...

-No, esos son temas que no me gustan tocar –desvió la mirada y yo lo seguí viendo fijamente.

-Bueno, y si lo hacemos de sobre este, trata sobre una pareja, que se disuelve porque ella le miente, pero tenía muy buenas razones para mentirle –dije cambiando de tema, tenía ganas de meterme, pero no incomodarlo.

-¿Cómo termina? A decir verdad yo no la perdonaría, la mentira es lo más horrible que existe, odiaría a cualquier persona con la me involucraran y ella me mintiera-. Trague saliva fuertemente, escuchándolo decir eso. El me odiaría si se enterara, pero él nunca se va a enterar. Yo simplemente, un día, me iré. No es que me importara demasiado, a decir verdad Elliot despertaba una raras sensaciones en mí, no podía decir que era "amor" pues apenas lo conocía de unos seis días. Pero había una atracción. Sin embargo, en este trabajo, ya estaba acostumbrada a dejar y encontrar gente. Aunque la simple idea de que Elliot tuviera muchas mujeres me carcomía por dentro.

-Pues termina en una fiesta, se vuelven a ver después de mucho y ella lo disculpa.

-Ah, una fiesta... -solté el libro y sorprendida lo mire, su tono había vuelto a ser triste. Como cuando nombre el cáncer.

-¿Qué paso Elliot?

-Nada que te importe.

Abrí los ojos sorprendida, otra vez estaba antipático, pero ¿Sera por la situación de ayer? Tome su rostro entre mis manos e hice que me mirar.

-Elliot sé que no somos amigos, pero tú me ayudaste ayer cuando me desmaye, déjame ayudarte hoy.

-No es nada Moon, solo que... quería que ayer fuera un día muy especial. Invite a una chica, que por cierto tiene tú mismo nombre, a la fiesta de Charlotte y ella... salió corriendo de repente, como si estuviera asustada. Como si ocultara algo. Me dolió que luego no contestara ninguna de mis llamadas. Quede preocupado, pero a ella simplemente no le importo.

-Pero seguramente debió haber tenido una muy buena razón tranquilo.

-Es que no lo entiendes, ella, ella es la primera chica que llama tanto mi atención. Es diferente. Sus ojos revelan todo y a la vez nada. Es más... sus ojos son como los tuyos, es muy extraño –sonreí nerviosa, él estaba notando algunos parecidos. El aparto mi mano de su rostro-. Lo siento, hable de más. Ya tengo que irme, adiós Moon, por cierto, de nuevo, lindo cuerpo. No sé qué haces para que en el instituto te veas tan... diferente, pero lo pensare dos veces antes de volver a decirte plana –rio y yo reí con él, no me molestaba ese comentario.

-Elliot, ¿quieres un libro de detectives? Podemos hacerlo de "No me olvides" de Sienna Anderson –él sonrió y asintió, lo acompañe hasta la puerta, medio cojeando y me despedí de él, intente darle su suéter pero él dijo que me lo quedara que no importaba. Quedamos el miércoles en su casa.

Coloque los libros en su lugar, leer era tan fascinante. Es adentrarse en una historia y vivirla, tal y como si estuvieras en ella. Muchas veces quisiera poder vivir una de las tantas historias de los libros, pero no iba a ser posible. Después de todo, mi vida está programada para ser una agente siempre. No tenía tiempo para más. Pero sin quererlo, Elliot se estaba adentrando cada vez más y más en mi tiempo, en mi mente y, aunque me constara admitirlo, en mi corazón.

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En multimedia Dereck Schell... actor Spencer Boldman

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Bye :)

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