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CAPITULO 6: JUGANDO CON FUEGO
Voltee y lo vi. El verde de sus ojos se fundió con el verde de los míos. Tal como el primer día que lo conocí. Me agradaba estar con Elliot cuando era Danielle Abbadie, me trataba como una princesa. En cambio cuando estaba como Danielle Moon, me trataba pésimo. Aunque eso era bueno, pues podía ver las diferentes personalidades de Elliot y no me engañaba a mí misma, creyendo que era perfecto. Nunca me ha agradado la perfección, creo que las imperfecciones son las que hacen a las personas perfectas. Sabía que Elliot no era la mejor persona del mundo, pero si era un caballero conmigo, ¿Por qué tratarlo mal? Danielle Moon si tenía derecho a odiarlo, pero yo, la verdadera Danielle, no.
-¿Otra vez tú? –dije sonriéndole, mientras seguía caminando, hasta llegar al restaurante.
-Sabía que nos volveríamos a encontrar –afirmo mostrándome sus perlas blancas, definitivamente sonrisa Colgate.
-Oh, ¿entonces eres adivino?
-Digamos que tengo mis dones.
¿Ah sí? Léeme la fortuna entonces.
-Bueno, veo en tu futuro, que mañana por la noche iremos a una fiesta juntos.
-¿Eso es una invitación? –pregunte riendo por lo bajo.
-Exactamente. Es que una amiga del colegio hará una fiesta y definitivamente quiero que me acompañes –una fiesta, mañana, bueno, ¿Por qué no ir? ¡HEY! Ya va, esa era sin duda la fiesta de Charlotte, no, no podía ir. Ni como Moon, ni como yo.
-Me encantaría -¡¿Yo dije eso?! ¡¿Por qué dije eso?! Definitivamente me estaba volviendo loca, no debí haber aceptado, bueno, fácil, simplemente no iría y lo dejaría plantado.
-Paso por ti a las nueve, ¿me das tu dirección?
-¡NO!
-¿Ah? ¿No?
-Es decir, no cariño, yo prefiero que nos encontremos allá, es mejor, sí, eso
No podía darle mi dirección, él pensaba que mi casa, era la casa de Moon. Tonto sea el momento en el que le di mi dirección como Danielle Moon! Yo y mi estúpida teoría sobre los taxis.
No me costaba nada llegar a su casa caminando, NADA. Pero claro, la señorita Danielle prefería que el viniera a su casa. Ufff, a veces me odio. O mejor dicho, odio a Danielle Moon.
-Me parece bien entonces. No me falles. Te acompañaría a comer, pero debo ir a casa de un amigo, lo siento hermosa. Aquí tienes la dirección de la fiesta –dijo dándome la tarjeta, que ya yo tenía, pero igualmente la acepte. De pronto agarro mi celular-. ¿Qué haces?
-Espera –murmuro mientras marcaba un número en mi celular y de repente, su celular comenzó a sonar. Claro, se había auto llamado para guardar mi número, que ingeniosos. Quinta nota mental, ponerle clave al celular-. Ahora tengo tu número. Por cierto, tienes el mismo celular que una amiga... bueno, enemiga o... ¿conocida? Bah, no importa, adiós preciosa.
Me devolvió el celular y se acercó rápidamente a mí, depositando un beso en la comisura de mis labios. Y su amiga-enemiga-conocida, era nada más y nada menos que Danielle Moon. Claro, él me había visto hablar con Charles y llego a pensar que era mi novio.
Entre al restaurante, sintiendo un raro calor acumulándose en mis mejillas luego de ese beso tan cerca de mi boca, oh Dios, me estaba sonrojando, ¿Es en serio? Es la primera vez en toda mi vida que me sonrojo, ¡LA PRIMERA! ¿Qué ocurre? Debo estar enferma, sí, eso, claro o tal vez el hambre que tengo, posiblemente. Aunque es lógico que te sonrojes por tener hambre, bah, seguro ya se me pasara. Suspire mientras me sentaba en una mesa vacía. Realmente me gustaba esta misión, sé que siempre dije que la odiaba, pero el estar cerca de Elliot era tan placentero. El tenía toda la adrenalina que yo buscaba, entre las peleas, su egocentrismo, mi cambio de personalidad. No estaba segura si me agradaba o lo odiaba. Era algo tan... ¿raro? Si, raro.
Gracias al cielo él no me había descubierto y es que, bueno, el maquillaje que usaba como Moon, me hacían ver un poco diferente. Incluyendo la ropa suelta y la maya que usaba en los senos para que se vieran mucho más reducidos, parecía otra. Aunque todavía había un aire de parecido, obviamente. Quizás una persona que me conociera desde hace mucho, si me reconocería o hasta alguien muy detallista lo haría. Pero Elliot parecía no verlo, no sospechaba, no sospechaba y eso me tranquilizaba. No le iba a mentir toda la vida, claro que no, después de todo algún día me tendría que ir de vuelta a Francia y todo mi jueguito se acabaría. Pedí al mesero unos espaguetis a la salsa boloñesa, simple, pero rico. Había llegado justamente a un restaurante de comida italiana, deliciosa.
Cerré los ojos aspirando el aroma de las pizzas recién horneadas y de los espaguetis con diversas salsas. Me hubiera gustado venir aquí con mi padre, él era amante de la comida italiana. Muchas veces me he puesto a pensar como sería mi vida si ellos no hubieran muerto. Probablemente no sería una espía, me hubiera ahorrado muchas apuñaladas y momentos de nerviosismo en los que he estado a punto de morir, fracturas y lesiones. Todo sería más fácil y tan aburrido. Si hubiera tenido elección, ahorita no sería espía, ni detective, ni agente. Había momentos críticos en los que tuve que ver muerte, desespero, lágrimas... sangre, mucha sangre. Si tan solo no hubiera sido agente, todo sería más fácil y... aburrido... muy aburrido, estoy en un punto en mi vida en el cual me he acostumbrado, inconscientemente a los momento críticos y a la adrenalina. Aparte, si no hubiera sido espía, no hubiera conocido a... ¿Elliot? ¿Qué diablos hace Elliot en mis pensamientos? Estas pensando en tu trabajo no es Hamillton, wow, Danielle, debes de estar muy enferma.
Moví la cabeza de lado a lado, tal y como siempre lo hacía. Siempre me perdía en mis pensamientos. Al estar en tanta soledad, me acostumbre a hablar conmigo misma, era la única persona con la que podía hablar, con Charles también pero... el casi nunca estaba.
Suspire mientras comía mi pasta, a lo lejos escuche un "Aischa Piccolo vas a comerlo todo; hubieras pensado antes de pedir ese mega plato" me atragante automáticamente y tome un poco de Coca-Cola. ¿Aischa Piccolo? Oh dios, era la sospechosa número dos, líder de porristas, segundo años de preparatoria. Touche, estaba en el mismo restaurante que yo y aquí si era yo, no era Moon. Me levante automáticamente cuando ella se levantó para ir al baño. La seguí, apresurando el paso. Entre y note que estaba en una de los cubículos, me asegure que el baño no hubiera otra persona y cerré con seguro. Mis manos se posaron a cada lado de mi cadera. Escuche a alguien vomitar en el baño, oh Dios, la niña era bulímica. Pobre, era un problema psicológico terrible. Bueno, ya se consideraba como una enfermedad. Suspire fuertemente y espere a que saliera- al salir se enjuago la boca ante mi atenta mirada y al rato se volteo a verme fijamente.
-¿Qué me ves? –pregunto con superioridad, reí por lo bajo, era una de esas plásticas, igual que todas las que seguían a Hamillton, ¡Basta Danielle! Deja de relacionar todo con él.
-Detective Danielle Abbadie, profesional desde hace aproximadamente siete años, con permiso de arrestar desde los quince y con autorización para interrogar a toda persona que me parezca sospechosa y/o extraña. Le aseguro que es mejor que guarde silencio, un consejo –dije mostrando mi permiso, no revelaba nada de que era espía, simplemente hacía notar que era profesional en detectivismo y crimines policiales. A veces eran muy necesarios.
-¿Qué? ¿Qué hice? Si es por ese brillo labial, juro que lo pague, solo que luego de pagarlo lo cambie sin autorización, por el color rojo. Es que resalta más mis labios, mira –expreso mientras sacaba un brillo labial de su bolso.
-No se adelante señorita Piccolo, no estoy aquí precisamente por su labial. La debo interrogar, como es menos de edad tiene derecho a buscar a un representante, pero no creo que quiera que se forme un alboroto, así que fácilmente podría interrogarla como su amiga, claramente tendría que responder todas mis preguntas, ¿le parece? –ella asintió lentamente. Le explique cuál era el caso, es decir, las desapariciones, evitando mes detalles. Y luego me dedique a preguntar-. Muy bien, ¿Qué hizo la noche del viernes tres de febrero? Fue la noche en la que desapareció la primera víctima.
-Estaba de la fiesta de Jessica, una amiga mía. Lo recuerdo perfectamente porque yo la ayude a realizarla.
-¿Y la noche del diecisiete de febrero? Noche de la desaparición de la segunda víctima.
-Fue el baile de primavera, todos estaban invitados, debían llevar una pareja.
-¿Y la noche del dos de marzo? Noche de desaparición de la tercera víctima.
-Fuimos a la fiesta de Louise, fue una fiesta muy elegante y solo entraban los que estaba en la lista.
-Así que una lista... ¿Me puedes dar los datos de Louise? –la rubia plástica me los dio y opte por anotarlos. Le dije que podía irse, pero antes de que diera un paso al exterior del baño, me dedique a darle unas últimas palabras-. Eres muy hermosa, no debes ser un palillo para encajar en la sociedad, las personas te debes de querer por cómo eres sentimentalmente, no por cómo te veas. Intenta arreglar tu personalidad, en vez de tu físico. Provocarte el vómito no te llevara a ningún lado –ella me miró fijamente y asintió, para luego irse rápido. Sus ojos eran azules muy lindos, pero ningunos eran tan bellos como los de... Elliot. Si, el de nuevo en mi cabeza. Wow sí que estas enferma Danielle.
Entonces, la persona capturaba a su víctima cada dos semanas, la pasada no hubo desaparición, es decir que el viernes, justamente el viernes, en la fiesta de Charlotte, habrá una nueva desaparición. Y ahora estaba debatiéndome entre ir o no ir.
Y sí, mi jueves había terminado, había encontrado información importante, sospechosa numero dos descartada. Faltan número uno y la numero tres. Y bueno, la exalumna, de la cual no estaba muy informada. Suspire profundamente y me recargue en el marco de la puerta, mi comida estaba seguramente fría, tendría que irme caminando a mi casa y Elliot no salía de mi cabeza.
Estaba jugando con fuego y si seguía así, me podría quemar. Sin embargo, ¿Valía la pena quemarme hipotéticamente por Hamillton? Sonreí. Mi celular vibro una llamada entrante...
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En multimedia Raymond Countors.... actor Chad Michael Murray
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