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CAPITULO 26
NUESTRA ESTRELLA:
Lunes por la mañana, cansancio, sueño, fastidio. Ay lunes, ¿Por qué no te pareces a viernes? Sonreí al notar que hablaba como una colegiala, bueno, lo era, pero a la vez no, pero sí, pero... ¡De acuerdo, la situación era complicada! En realidad, todo últimamente era complicado en mi vida y yo sabía perfectamente a que venía esta perfecta complicación, creo que está de más decirlo. Llegue al aula de historia y me senté en uno de los puestos de atrás, donde solíamos sentarnos Elliot y yo. Le guarde el puesto como de costumbre. A los poco segundos la campana sonó y junto a ella, llegaron la mayoría de los alumnos, incluyendo al que yo esperaba.
-Hamillton, por aquí –lo llame, indicándole con la mano que se sentara. Espere una respuesta, pero esta nunca llego... Elliot me miro y luego dirigió la vista al frente, para sentarse junto a una rubia, que no le caía precisamente bien ¿Por qué prefirió sentarse con ella antes que conmigo? Y... ¿Por qué me evito? Creí que habíamos aclarado todo ayer... bah, hombres, ¿Quién los entiende? No le di importancia, debido a que estaba todavía sumamente emocionada por el hecho de que Elliot estuviera enamorado de mí.
También deje pasar que no me haya respondido cuando le pregunte si me podía prestar un lapicero. Pero supe que algo pasaba cuando no se quiso sentar conmigo en la cafetería. Empecé a darle importancia y a hacerme un millón de preguntas a mí misma, de nuevo, sin respuestas. Suspire rendida, Elliot era raro, voluble y por sobretodo, muy bipolar. Seguro algo lo incomodaba y pronto me lo diría o me lo contaría. Opte por dejar de darle importancia. Es difícil que la persona que más quieras te ignore, pero es aún más difícil tener que fingir que no te importa.
El día transcurrió normal, bueno, entre comillas, no era normal no hablar con Elliot en todo el día, pero bah, digamos que fue normal. Y apenas sonó la campana de salida, me propuse a pensar en una plana de disculpas, como yo verdadera. Había sido muy mala con Elliot, había jugado con él y dejado solo en muchas ocasiones. Ahora sabía lo que se sentía que la persona que más quieres huya de ti y no se sentía nada bien. Aparte, ahora sabía que Elliot estaba enamorado de mí, quería hablarle, tenía que ofrecerle una disculpa y darle algunas explicaciones. Quería que Elliot se sintiera tan querido por mí, como yo me sentía querida por él. Pero unas simples palabras no arreglaría nada, muchas personas creen que con un lo siento todo se arregla, pero no es así, yo no podía estar por ahí rompiéndole el corazón a Elliot y luego creyendo que todo estaría bien en el momento que le pidiera disculpas. Lo confundía y él no se merecía todos mis engaños. Unos pensamientos pasaron por mi cabeza... ¿Qué tal si nunca más lo busco? ¿Qué tal si dejo que me siga evitando como Moon? ¿Qué tal si intento olvidar todo lo vivido? Algo así como... ¿Renunciar a Elliot? Eso sería lo mejor para ambos, así no seguiría jugando con él, y él podría ser feliz con alguien que no le mienta pero... no. No podía, no quería, no iba a renunciar a Elliot. Sé que seguir queriéndolo no tendría lógica pero... el corazón tiene razones que la propia razón ignora. Me cambie, quite mi peluca y mis anteojos. Elliot estaba enamorado de mí y yo le merecía una buena disculpa. Subí a mi auto que estaba todavía a dos cuadras de la escuela y partí hacia el centro comercial, sabía perfectamente que comprar ahí.
***
-Y ahora, cuéntame cosas de ti –quise cambiar de tema-. Bueno, me gustan los gatos, me agrada estar desnudo en mi casa, creo que sería muy divertido si todos pudiéramos estar desnudos en todos lados, es decir, uno se siente tan libre –reí y él se unió a mi risa.
-Mi hermana y yo discutimos por teléfono porque no me quiere devolver a mi gata ¡Es mi gato! Pero ella lo necesita más, después de todo está sola en Holmes Chapel dirigiendo gran parte de la empresa de papa. Así que eso ya no importa mucho.
Tal vez no pueda hacer que Elliot y yo tengamos un "felices para siempre", tal vez no pueda ofrecerle la mejor disculpa del mundo, pero podía darle algo que sabía que le iba a encartar. Y aparte, lo ayudaría a salir de esa constante soledad.
Apreté fuerte la mediana caja con agujeros y un gran lazo, hacia mí. Un maullido salió de su interior y sonreí, al saber que le encantaría. Me arme de valor y toque el timbre, unas dos veces, debo decir que mi mano fue un poco temblorosa y estaba totalmente temblorosa y estaba totalmente nerviosa, pero también estaba muy decidida, debía pedirle disculpas y eso haría, sin duda.
Y en menos de un minuto, mis pensamientos se dispersaron, debido a que un conocido chico alto, blanco y de castaño cabello abrió la puerta. Si bien, este podría ser el momento en el pierda a Elliot definitivamente o el momento en que lo gane de nuevo.
-Ah... Hola... ¿Qué quieres? –pregunto tan seca, dura y fríamente que me dolió en lo más profundo de mi corazón.
.Em... Yo... -tartamudee y me abofetee mentalmente-. Quería, bueno, sí, quería pedirte disculpas.
-¿Eso es todo? Ah... -dijo mientras intentaba cerrar la puerta, yo fui más rápida y me cole dentro de su casa- ¿Qué te pasa? ¿Crees que puedes venir a mi casa, entrar como si nada y pedir disculpas, luego de no haber confiado en mí y haberme lastimado? –esa pregunta fue un balde de agua fría para mí, en cierto, diciéndolo así, yo sonaba como la persona más cínica del mundo.
-Elliot, ¿Escucha si? Ese es tu problema, que nunca escuchas. Elliot, eres la primera persona con la cual hablo de mis padres, eres el único que ha escuchado un te quiero de mi boca, eres la única persona a la que he dejado entrar a mi corazón, exponiendo así mis debilidades. Y ¿Crees que no confió en ti? Sé que una disculpa no arregla nada, sé que me comporte horrible y que tú no lo merecías. Pero, ¿Sabes? Todas las personas cometes errores y eso es porque somos justamente, personas. Soy una persona Elliot, cometo errores, pero estoy aquí, tratando de arreglar mi error. No busques perfección en mí, porque nunca la encontraras. Soy totalmente imperfecta. Suelo sonrojarme con facilidad, soy muy analizadora, me pierdo en mis pensamientos, soy mandona, soy irónica y en ocasiones cínica. Soy todo eso Elliot, soy imperfecta, pero te quiero, te quiero como no he querido a nadie más. Te quiero con tus virtudes y tus defectos y ahora te pido, si de verdad me quieres, acepta mis defectos, porque son más que virtudes –Elliot me vio fijamente y yo suspire-. Solo quiero que me disculpes, ¿Si?
-No puedo estar mucho tiempo enojado contigo, princesa, lo sabes. Pero, estoy cansado de huida, de las escapatorias y de los misterios.
-Ya no habrán mas huidas, lo prometo. Y a su tiempo conocerás mi casa y más cosas sobre mí, solo te pido paciencia, ¿Si? –dije, pero era obvio, no acabarían los misterios.
-De acuerdo –suspiro-. Y... ¿Qué tienes ahí? –señalo la caja.
-Toma, es para ti –sonreí ampliamente y le pase la caja, en la abrió y me deslumbro con ese brillo en los ojos, que volvía a aparecer. Tomo a la gatita en sus manos y sonrió. Parecía un niño.
-Oh, Danielle, tu, ¿Me compraste un gato? –Pregunto, pero la respuesta era obvia, mordí mi labio emocionado, por su expresión-. Es... ¡Maravilloso! Eres la mejor, no saber cuánto extrañaba tener a alguien más en casa aparte de mí mismo –dejo la gatita en el piso y me alzo en sus brazos y presiono suavemente sus labios contra los míos-. Cometes errores, es cierto, pero eso no te hace imperfecta, tienes un hermoso corazón.
Me sentí tan emocionada en ese momento, Elliot me había disculpado. ¡Lo había hecho! Era un amor, era un ángel caído del cielo. ¿Cómo podía perdonar tan fácilmente? Es que, no lo había dejado solo cuando decía algo importante una vez, ni dos, ¡Sino tres! Había hecho que él se expusiera a mí, contándome sus secretos y sabiendo todo de él, pero sí que el supiera nada de mí. Sabía tan poco de mí, que perfectamente pudiera pensar que soy una secuestradora, ladrona, explotadora, etc. Pero no... el eligió confiar en mí, aun cuando yo no confiaba lo suficiente en él. Elliot, sin duda, era perfecto.
Empezó a enseñarle la casa a su gatita, a la cual, le puso Dusty. Yo simplemente lo seguía. La llevo a su habitación y la puso en una almohada, donde la pequeña gatita se durmió.
-A mi padre le gustaban mucho los gatos –dijo melancólicamente, pero esa expresión fue sustituida por una sonrisa-. Es una ternura, gracias Danielle.
-No tienes por qué agradecerme, es más, Dusty es la que me debería agradecer por haberle dado un dueño tan bueno –tome su mano y me apegue a él, apoyando mi cabeza de su brazo.
-Alguien está más dulce de lo normal.
Sonreí, no solía ser dulce, no cariñosa, simplemente porque nunca tenía con quien serlo, sin embargo, estando con Elliot era totalmente diferente, el sacaba lo mejor de mí. Salimos de la habitación y nos dirigimos al sofá, pero antes de sentarnos, mire hacia la ventana.
-Elliot, mira que lindas están las estrellas.
-Ven –me jalo a su jardín, el cual era hermoso y extremadamente grande. Al salir, vi que frente nuestro había un camino hecho de piedras, que se dividía mas adelante en tres caminos, el del medio llevaba una sillas de madera, muy rusticas, cubiertas de enredaderas por el espaldar, estas estaban entre unos árboles que tenían flores moradas, muy peculiares y un poco alejado de ahí, se encontraban varios rosales, un poco descuidados. El camino de la derecha llevaba a una fuente iluminada, enorme y hermosa. El de la izquierda, llevaba a una piscina. Elliot me llevo al camino de la derecha y seguimos de largo a la fuente, hasta llegar al césped, donde se acostó.
-De acá se ven mejor las estrellas –dijo, mientras yo me acostaba junto a él, apoyando mi cabeza en su pecho.
-Sí, son hermosas.
-¿Ves esa estrella? La que brilla más que todas y parece más grande –señalo al cielo.
-¿La que esta como a dos metros de la luna? –el asintió-. Si la veo.
-Sera nuestra estrella –me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
-Entonces cada vez que la veas, piensas en mí, ¿Si?
-Danielle, siempre pensare en ti, aun cuando no vea la estrella.
-Elliot, dándose el caso, ¿Pensarías en mi aunque un día me vaya de aquí sin una explicación y nunca más me veas?
-Danielle, pensaría en ti aun cuando el cielo se nuble o quedara ciego y no pueda ver nuestra estrella, pensaría en ti aunque tuviera amnesia y olvidara todo, porque tu serias lo único que recordaría, pensaría en ti aunque un día te vayas y no sepa nada mas de ti, yo... yo pensaría en ti, aun cuando tú me olvides.
-Elliot, yo nunca te olvidare –me sonrió y yo le sonreí. Me apego más a él y yo puse mi brazo en su abdomen, abrazándolo.
-Igual, sé que no te iras, ¿Cierto?
-Te quiero Elliot –lo abrace aún más, fue la única respuesta que pude formular. Yo no quería seguirle mintiendo, pero debía.
-Lo tomare como un no.
Mordí mi labio, yo pensare en Elliot siempre, sin importar la distancia que en algún momento nos separa. Suspire y esquive los pensamientos del futuro, concentrándome en el presente, en el que solo estábamos Elliot y yo y nuestra estrella, que brillaba con un resplandor inigualable, pero nada brillaba más que lo hermosos ojos de Elliot, los cuales no quería dejar de ver, nunca.
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