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BAJO EL ATARDECER

CAPITULO 17:

La brisa mañanera acariciaba mi rostro y el viento jugaba travieso con mi cabello. Yo me encaminaba al parque, donde vería al dueño de mis pensamientos. La adrenalina subía y bajaba junto con el nerviosismo. Sonreí para mí misma al sentir esas suaves cosquillas en mi estómago. Tener un millos de emociones mezcladas, cada vez que vería a Elliot, ya era algo común para mí.

Tenía puesto un short, una camisa de tirantes de muchos colores y abajo un traje de baño morado. Un estilo simple. Pero lindo, totalmente playero.

Llegue al parque y mi mirada quedo perdida entre las personas, cada persona era tan única y diferente, pero a la vez, éramos todos tan iguales... es decir, es verdad, teníamos diferentes físicos y personalidades, diferentes creencias y status sociales. Unos eran ricos, otros pobres; unos gordos, otros flacos. Sin embargo, las "etiquetas" por decirlo así, gordos, flacos, feos, lindos, no importaban. Todos teníamos sueños, pensamientos y un corazón, con el cual sentimos. Todos teníamos sentimientos y todos, absolutamente todos, teníamos una persona destinada a nosotros.

Sentí unas manos tapar mis ojos, obstruyéndome la vista. Me asuste y pensé en actuar violentamente, prepare mi puño y estaba dispuesta a atacar, cuando me detuve, al sentir una voz en mi oído.

-Hola princesa.

-Hola, sexy Hamillton –el rio levemente y aparto sus manos de mis ojos. Voltee a verlo y mi mirada se volvió a perder, pero esta vez, en sus ojos. Todas las personas teníamos otra persona destinada a nosotros... ¿Elliot será mi persona? ¿Yo sería la persona de Elliot?

-¿Nos vamos? –pregunto besando mi mejilla.

-Si, a menos de que te quieras quedar aquí parado –ambos reímos y el tomo mi mano. Nos encaminamos hacia el carro, el abrió la puerta para mí, tal como lo había hecho con Moon, solo que a mí, como Danielle Abbadie, me miraba diferente.

-Siento todavía haber cancelado ayer, en serio –dijo mientras manejaba.

-No te preocupes Elliot, no soy precisamente una chica celosa –sonreí. Si... claro... no era celosa, para nada, por favor ¿yo celosa? Nunca.

-Danielle! Danielle! –me llamo Elliot. Voltee a verlo rápidamente-. ¿Escuchaste lo que te dije?

-Emm, sí. No, mentira, no, en que suelo perderme en mis pensamientos. ¿Decías?

-No importa tontita, no tiene importancia –dijo riendo.

-Y... ¿A qué playa iremos?

-A una que queda a las afueras de Londres, es muy linda –sonrió y yo sonreí con el-. ¿Sabes? Hoy va a ser un gran día.

-¿Cómo sabes que ser un gran día? –pegunte.

-Lo sé porque estarás tú en el –automáticamente, el tono rojizo vino a mis mejillas, el volteo su mirada del frente, para dirigirse a mí y sonrió al ver mi sonrojo. Su mano se separó del volante y tomo mi mano-. Te ves muy adorable cuando re sonrojas –reí, eso ya lo sabía, me lo había dicho como Moon.

El resto del camino lo pasamos riendo, bromeando, escuchando canciones. Elliot era muy agradable, vaya que lo era. A decir verdad, nunca en mi vida había reído tanto en tan poco tiempo. Al llegar, ambos nos bajamos del carro y cerré los ojos. El olor tan reconocible del agua marina llego a mis fosas nasales. Mis pies hundiéndose en la arena, el sonido de las olas chocar contra la orilla, la brisa jugando con mi cabello. En ese momento, sentí toda la paz invadiéndome, toda la paz que nunca pude sentir y, que de un día a otro, sentía gracias a un chico totalmente ajeno a mi vida. No, ya no era ajeno, él ya estaba involucrado en mi vida. Abrí los ojos, él no estaba involucrado en mi vida, ya que no sabía nada de ella. Elliot no sabía quién era yo, no sabía qué hacía, no sabía de donde venía. Él no sabía nada de mí. Me sentí mal, al darme cuenta que él me había contado su secreto más preciado y yo no le podía contar ni cual era mi profesión.

-¿De nuevo perdida en tus pensamientos? –pregunto ubicándose jun to a mí.

-No, solo que tenía tiempo sin venir a la playa –voltee a verlo y vi que solo traía un short. Se había quitado la camisa y debo decir, tiene un cuerpo muy trabajado. Cada musculo perfectamente detallado- ¿Vas a gimnasio?

-Algunas veces, ¿Por qué? –rio levemente.

-Debo admitir que tienes excelente cuerpo –dije sin pensar, en verdad solía ser así de atrevida y salida, pero con él no podía serlo tan libremente, como con otros hombres. Es que el... es diferente, es bello, en único... simplemente es Elliot Hamillton.

-Gracias diría lo mismo, pero si no te sacas la ropa –sonrió coqueto y golpee un poco su hombro. Me dispuse a quitar mi camisa y luego quitar mi short-. Bueno, ahora sí, ¡Tienes un excelente cuerpo!

-Gracias diría lo mismo, pero ya no creo que tengas un buen cuerpo –reí levemente, mientras me cruzaba de brazos y me adelante un poco, dejando a Elliot atrás.

-¿Ah no? –Pregunto atrás de mí, yo negué con la cabeza-. ¿Segura?

-Segurísima –mentí, obviamente el chico tenía un cuerpo que parecía tallado por los dioses.

-Bueno, yo sí creo que tienes un excelente cuerpo. ¿Pero sabes donde se vería mejor? –pregunto tomándome de la cintura y hablándome al oído. El simple sonido de su voz hizo que me estremeciera-. ¡En el agua! –exclamo para luego cargarme por atrás y llevarme corriendo al agua.

-¡No Elliot! ¡No! –suplique riendo, pero al final, terminamos juntos en el agua-. ¡Tonto!

-Tenía razón, te vez excelente en el agua. A decir verdad, te ves excelentes en todos lados –afirmo mientras reía. Yo le sí un golpecito en el hombro, para luego empezar a reír junto a el-. ¿Sigues creyendo que no tengo un buen cuerpo?

-No tonto, te ves bien. Eres muy lindo, pero tu cabello mojado te hacen parecer Tarzan –reí y el toco su cabello.

-¡Oye! No es cierto, mi cabello así me hace ver sexy –dijo acomodándose el cabello mientras yo reía.

-Si Elliot, ya todos nos dimos cuenta de que te amas.

-Y que soy sexy –agrego y yo reí de nuevo.

-Ummm, no lo sé – se dio la vuelta de brazos cruzados y me dio la espalda-. Si tonto, eres sexy.

-¡Ja! Al final todos caen ante mí –exclamo volteando a verme de nuevo.

- ¿Sabes? Creo que ya no me gustas tanto –dije mientras me iba nadando hacia la orilla. Reí para mis adentros cuando sentí a Elliot seguirme.

-Tonta, yo puedo ser solo tuyo –dijo riendo, mientras me tomaba por atrás. Cuando estaba a punto de salir de agua, haciendo que ambos cayéramos. El encima de mí y yo apoyada sobre la cálida arena. Su cara quedo a centímetros de la mía, tal y como había pasado con Moon. Mi nariz rozaba la suya y sentía su respiración sobre la mía. Nos acercamos lentamente, cuando...

-¡Fotos! ¡Fotos! ¿Quién quiere tomarse una foto con este clima playero? –preguntaba un señor, con una cámara colgada en el cuello.

-¡Yo quiero una foto! Vamos Danielle –se levantó de la arena rápidamente y me levanto a mí. Parecía un niño pequeño-. Señor, aquí.

-Claro chicos, posen –dijo el hombre, mientras Elliot buscaba dinero para dárselo.

-Ya va, estoy toda llena de arena, déjenme sacudirme –murmure mientras me sacudía-. Listo.

-Todavía tienes algo de arena aquí –susurro Elliot, mientras se acercaba a mí, para luego tocar mi pulgar con su mejilla. Nuestros ojos se conectaron, de nuevo, nuestros cuerpos a centímetros de distancia, su cara cerca de la mía. Nos acercamos más, cuando... sentimos un flash que nos sobresaltó.

-¡Fue una foto muy linda! –dijo el señor mientras sacaba la foto, era una de esas cámaras que imprimen fotos instantáneas.

-Esa no era, queremos otra –pedí yo y Elliot tomo mi cintura, me apego a él y ambos sonreímos para la foto.

-Tomen –nos entregó la foto, mientras sonreía.

-Déjeme pagarle la segunda –intervino Elliot.

-No importa, la primera que se tomaron es regalada –sonrió mientras recibía las fotos-. Hacen linda pareja, ¿Sabían?

-Somos solo amigos –sonrió Elliot, sin soltarme de la cintura.

-Oh, siendo así, harían una buena pareja –dio una pintoresca sonrisa el fotógrafo, para luego irse. Elliot volteo a verme.

-Ese señor tiene mucha razón –rozo su nariz con la mía, para luego tomar mi mano -¿Comemos?

-¿Trajiste comida?

-Unos sándwich, ¡Exquisitos! Si puedo presumir –ambos reímos y el saco una canasta de su auto. Abrió la canasta y ambos nos sentamos en el piso, abrimos la canasta y empezamos a almorzar-. Dime cosas de ti, no nos conocemos mucho.

-Bueno, tengo diecisiete años, soy de Francia. Adoro leer, me encantan los casos criminológicos, policiales, etc. Y bueno, no sé qué más decirte –no mentí en absolutamente nada y eso hizo que me sintiera un poco mejor.

-¿Eres de Francia? También una amiga mía es de allá, que coincidencia –dijo comiendo su sándwich, el veía los parecidos, pero no se daba cuenta de nada.

-Y ahora, cuéntame cosas de ti –quise cambiar de tema-. Bueno, me gustan los gatos, me agrada estar desnudo en mi casa, creo que sería muy divertido si todos pudiéramos estar desnudos en todos lados, es decir, uno se siente tan libre –reí y él se unió a mi risa-. Tengo una hermana, se llama Scarlett, pero nunca la veo, ella se quedó en Holmes Chapel, de ahí vengo. Y me encanta cantar, lo adoro.

-¿Te gusta cantar? Cántame algo.

-¿Qué te canto? –sonrió.

-No sé, lo que quieras –dije y el empezó a entonar las melodías de Isn't she lovely.

Isn't she lovey, isn't she wonderfull, isn't she precios, less tan one minute old, I never though love we'd be making one as lovely as she, But isn't che lovely made from love.

-Elliot, cantas hermoso –susurre acercándome más a él, que me veía fijamente-. Tienes mucho talento, aprovéchalo.

-Me alegra que te guste –sonrió y se acercó más a mí, puso su mano en mi mejilla y, cuando estábamos de nuevo muy cerca, se escuchó la típica música del carrito de los helados, me levante rápidamente y tome la mano de Elliot, haciendo que también se levantara.

-¡Helados! –exclame corriendo hacia los helados, siendo perseguida por Elliot. El me compro mi helado y uno para él. Luego jugamos un rato voleibol de playa, nos metimos al mar, bromeamos, reímos, hice que cantara para mí, cante junto a él, no cantaba tan lindo como el, pero nos divertimos mucho. Ya el sol se estaba metiendo y el atardecer estaba a punto de llegar. Yo estaba sentada en la arena, ya tenía puesta mi ropa. Elliot tenía la cabeza apoyada en mis piernas y yo acariciaba sus cabello. Yo había pedido hacer eso.

-Elliot, ¿Por qué te emocionaste tanto con tomarnos una foto?

-Porque las personas se van, se despiden y en muchas ocasiones, olvidan. Ahora, nunca te voy a olvidar, porque tenemos un recuerdo, sola y únicamente de nosotros dos. Un recuerdo que nadie más tendrá, tal y como si solo quedara en nuestra mente, pero sin riesgo de olvidar-. Murmuro y solo me pude quedar perdida en la perfectas facciones de su rostro -¿Puedo quedarme con la primera foto? Por favor.

-Tranquilo, puedes quedarte con ella, la otra también salió linda.

-Sí, todas las fotos en las que tu aparezcas, serán lindas –sonrió.

-Elliot, esta fue tan perfecto, es decir, la playa, el helado, todo el día en sí. Fue muy divertido –le dije el subió su mirada, para encontrarse con la mía. Me sonrió como un niño pequeño y yo le sonreí.

-Me alegra que te haya gustado –sonrió poniéndose de pie. Hice un puchero que él no percibió, quería seguir tocando su cabello. Me levante justo a el-. Sabes, sé que nos conocemos poco, pero... no sé, siento que te conozco de antes. En cuanto vi tu mirada, supe que eras diferente. Tienes algo tan distinto a las demás. Tu manera tan despreocupada de perderte en tus pensamientos, ese misterio que tienes en cada una de tus palabras. Eres tan... tan perfecta.

-La perfección no existe...

-Si la perfección no existe, entonces tu estas a un paso de ella. El punto es que... te conozco muy poco para amarte, obviamente, pero te conozco lo suficiente para saber que estoy sintiendo cosas por ti, cosas que nunca había sentido –dijo Elliot, mientras tomaba mi mano. Él estaba sintiendo cosas por mí. No me amaba, no me juraba amor eterno, pero sentía cosas por mí, las mismas cosas que yo sentía por e. ¿Acaso el también sentía ese hormigueo instantáneo y ese nerviosismo cada vez que me veía? ¿Era eso? Lo vi fijamente y le dedique una sonrisa tímida. No podía decirle que yo también sentía cosas por él, no podía seguir metiéndolo en mi engaño, yo me iría y el seguiría siendo solo parte de mi misión. Aunque a única parte verdadera de la misión, era él. Yo era una agente internacional, una espía, pero eso no quitaba que también era una persona. Una persona que respiraba y caminaba, que debía comer y dormir, era una persona que veía y escuchaba, una persona que... sentía. Y a veces olvidaba el hecho de que yo si sentía y sentía algo diferente desde que llegue aquí y lo vi. Todavía no amor, pero tampoco era una simple atracción. Era un término entre el amor y la atracción. Era una sensación que... no se puede explicar.

-Elliot yo...

-No tienes que decir nada –susurro mientras tomaba mi mano y se acercaba a mí lentamente. De nuevo nuestras narices se rozaron y, finalmente, nos acercamos más. Su boca y mi boca, unidas en un perfecto y maravilloso beso. Sus manos se posaron en mi cintura, pegándome a él. Yo ubique las mías en su cuello. Era todo tan perfecto. La brisa, la arena, el mar, el sonido de las olas. Un recuerdo que era solo nuestro y de nadie más. Sus labios, los míos, Elliot y yo, juntos, bajo el atardecer

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En multimedia Scarlett Hamillton, actriz Malesa Jow

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