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CAMBIOS
CAPITULO 16:
Me aproxime a la puerta. No me había quitado la peluca, ni el maquillaje, así que podía abrir la puerta, después de todo, esta casa era de Danielle Moon. Abrí la puerta y me quede sorprendida con lo que vi, era Hamillton, Elliot Hamillton, el chico que hace unos momentos insultaba y acosaba mentalmente. Con una mano sostenía una caja de pizza, y con la otra un cartel el cual tenía escrito "sorry" y un chocolate gigante. Mordí mi labio mientras sonreía. Él no había ido a ver a una chica, me había ido a ver a mí. Bueno si era una chica, y no era yo, sino Moon, pero, ¡Era para disculparse! No podía evitar mostrar mi felicidad.
-Pizza con chocolate, buena combinación, Hamillton –murmure graciosa-.pasa, deja la pizza y vete –Elliot abrió los ojos desconcertado-. Es broma tonto, entra.
-Uff... ya me había desilusionado, tengo hambre –dijo sobándose la pansa, mientras entraba y dejaba la pizza en la cocina. Ambos reímos-. ¿Y bien?
-¿Y bien qué? –pregunte sacando dos vasos y coca cola.
-¿Me disculpas? –pregunto apenado. Elliot podía ser tan dulce a veces-. Te escuche hablando con el director, se lo que sucedió. En serio siento que hayas sacado cero y que yo me haya llevado toda la calificación. Hablare con la profesora, a ver si llegamos a un acuerdo. Pero de veras siento mucho haberte tratado así, no tenía derecho, fui muy tonto y tú, sin embargo, me ayúdate. Fui un imbécil y...
-¡Tranquilo! Si te disculpo, pero solo porque tengo hambre y trajiste pizza –ambos reímos-. Déjame buscar lo platos.
Me acerque a la repisa e intente agarrar los platos, estaban un poco arriba, por lo que me costó. Me puse de puntitas, cuando sentí un cuerpo atrás de mí y una mano en mi cintura empujándome a un lado. Una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo con ese simple tacto. Sin duda, él me ponía los nervios de punta... me hacía sentir cosas tan inexplicables, raras y nuevas para mí. Su perfume varonil llego a mi nariz, tal como el día en el que baile con él en la fiesta. Cerré los ojos aspirando su aroma.
-Enana, toma –dijo Elliot, sacándome de mi trance, él se había colocado en esa posición para alcanzar los platos. Mis mejillas ya tomaban un color rojizo ¿Desde cuándo me sonrojaba tan fácilmente?
-¡No soy enana! Es que tú eres demasiado alto –exclame intentando disimular mi sonrojo y nerviosismo.
-Yo puedo ser alto, pero tú eres una enana.
-¡Mentira! –contraataque comportándome como una niña pequeña, ambos reímos por mi tono.
-Tonta, sabes que es verdad –el agarro dos porciones de pizza y sirvió una en cada plato-. Buen provecho.
-Gracias y el chocolate en mío.
-¿Tuyo? ¡Yo lo compre!
-¡Pero los compraste para mí! ¡Eres pésimo en esto de las disculpas! Reconsiderare la idea de si disculparte o no.
-¡Ya! ¡Es todo tuyo! –exclamo y yo me dedique a reír. Él se unió a mi risa y empezamos a comer.
-Oye Elliot... ¿Puedo hacerte una pregunta?
-Pregunta lo que quieras.
-Bueno... ¿Por qué te preocupo tanto el hecho de que no entregáramos el trabajo? Es decir, sé que podías reprobar, pero luego podías recuperar. Sin embargo, te pusiste como un loco, ¿Por qué? –pregunte, su semblante cambio drásticamente.
-Veras... yo... es que... -titubeo y note que se trataba de algo que lo afectaba-. Te diré la verdadera razón, serás la segunda persona en todo el mundo que lo sepa, es un tema que verdaderamente, no me gusta tocar, pero...
-Si no quieres hablar de ello, no te sientas obligado, no tienes por qué decírmelo.
-Tranquila... quiero hacerlo. Te debo una explicación y en este tiempo, en el que te conozco, me has demostrado que puedo confiar en ti. Aparte, la primera persona a la que le confié mi secreto, tenía la misma mirada, que tú tienes en este momento, compresiva y segura. A decir verdad, hasta sus ojos se parecen –murmuro viéndome a los ojos-. Pero eso no viene al caso. De un tiempo para acá, mis calificaciones han sido mucho mejores, me esforzaba cada día y cada hora para poder sacar una nota sobresaliente. Literatura nunca fue una de mis mejores materias, no puede llevarla al mismo nivel que las otras. Siempre debía llevar buenas notas a mi casa, mi mama se preocupaba mucho cuando sacaba malas calificaciones, se echaba la culpa ella, porque no me ponía la suficiente atención. Eso no era así, ella hacia todo lo que podía por mí. Pero se nublaba con esa idea, sintiéndose culpable y decayendo. En otras circunstancias eso no sería grave, pero el casi está en que mi madre... tiene cáncer.
Tome si mano por encima de la mesa instantáneamente, me encantaba que el confiara también en Moon. A pocos días de conocer a Elliot, me sentí dudosa, ya que a él le agradaba Danielle Abbadie, pero no Moon; tal vez parecíamos diferentes, pero por dentro éramos las mismas. Moon no existía, Moon simplemente era yo. Y el saber que a Elliot no le agradaba una parte de mí, me hacía sentir insegura, ya que posiblemente solo le importaba el físico y yo no le agradaba en realidad. Pero no era así, él me había contado su secreto como Moon. Claro, se lo explico con más detalle a Abbadie, pero el que me lo haya confesado, era más que suficiente. Me acerque a su silla y lo abrace, el escondió su cabeza en mi pecho y correspondió el abrazo. Sabía que estaba conteniendo las lágrimas.
-Tonto ella se mejorara, ya lo veras. No puedes guardarte tus sentimientos, en estos momentos necesitabas apoyo. Sé que a veces la soledad es la mejor compañera, pero solo temporalmente –lo abrace aún más, para luego soltarlo y sentarme.
-Lo siento Moon, me puse sentimental.
-¡No seas tonto! Está bien, puedes confiar en mí. Pero eso sí, si no acabas rápido tu pizza me la como yo –su sonrisa volvió y ambos volvimos a comer.
-Me alegra haber venido hoy. No quería perderte, eres una excelente persona –sonrió-. Entonces, ¿Volvemos a ser amigos?
-Claro, ¿Qué esperabas? ¿Qué te iba a dejar pasar a mi casa, comerte MI pizza y tomarte mi coca cola, para que seas un desconocido? –pregunte burlona.
-Tonta, no es tu pizza, es nuestra pizza –dijo y ambos reímos.
Al terminar de comer, nos levantamos de la mesa, recogimos todo y nos dirigimos al sofá. Él se sentó en una esquina y yo un poco cerca de la otra. Me senté en posición de indio, con mi cuerpo en dirección a él.
-En verdad me impresiona que estés aquí, es decir, deberías estar en una fiesta o saliendo con amigos, pero estas aquí. ¿Acaso al gran Elliot Hamillton no lo invitaron a nada este viernes? –pregunte, para sacar un tema. Lo que no pensé en ese momento, es que saldría el tema de Danielle. No quería que saliera ese tema, estaba cansada de mentirle.
-En verdad, había un par de fiestas, pero yo iba a salir con una chica hoy. Le tuve que cancelar, creo que era mejor venir a disculparme.
-Ops, siento que por mi culpa no puedas ver a ti chica.
-No importa, merecías unas disculpas, ¿Y qué mejor forma de pedir disculpas que traerte una pizza?
-Tonto te comiste casi toda la pizza tú.
-¿Yo? ¡Tú fuiste la que comiste como una morsa! –Exclamo y ambos reímos. Si llegabas a conocer a Elliot, podía ser muy divertido.
-Lo siento por no ser como las plásticas que te persiguen. "comeré solo ensalada porque todo lo demás tiene muchos carbohidratos" ni siquiera sabes lo que son carbohidratos –me burle de las chicas que siempre lo perseguían. El continúo riendo.
-No son plásticas, solo un poco tontas. Pero bueno, prefiero las chicas que les gusta comer, para ser hermosas no tienen que ser anoréxicas, ni muy flacas, simplemente ser ella mismas. Como lo es Danielle.
-¿Danielle? –pregunte, el tema ya había salido.
-Es una chica que conocí... la que vería hoy. Por cierto, tiene tu nombre, que coincidencia –dijo, si supiera que no es con incidencia, suspire-. Ella es... tan diferente, es decir, tienes que verla. Tiene un rostro angelical, parece tan delicada y frágil, pero a la vez no lo es. Puedes mantener una conversación abierta con ella. Sabe escuchar y tiene una hermosa sonrisa. La conocí hace poco, pero es como si la conociera de antes. Y sus ojos... sus ojos tienen un misterio único. A decir verdad, en ese último aspecto se parece a ti.
Me sonroje a mil, ¿mil? ¡Tres mil! Vamos Danielle relájate. Me estaba empezando a preocupar que Elliot estuviera notando las cosas que teníamos en común. Tenía que andarme con cuidado. Le sonreí. Oculte mi sonrojo con mis manos, simulando un bostezo.
-Bueno, veo que tienes sueño, mejor me voy. Adiós Moon, la pase bien contigo.
-Yo también la pase bien contigo Hamillton, siento que hayas dejado a tu cita por mí.
-No importa Moon –dijo levantándose y dirigiéndose a la puerta, lo seguí-. Creo que la veré mañana. No sé. Bueno, en fin, gracias por disculparme. Nos vemos el lunes.
Le sonreí y me despedí de el con la mano. Cerré la puerta y suspire. Este se me estaba yendo de las manos. Empezaba a sentir cosas muy extrañas, que nunca había experimentado. Mi celular sonó. Corrí llevándome todo por el medio hasta llegar a mi celular.
-Hola hermosa, discúlpame por cancelar hoy, tenía que disculparme con una compañera. Espero que no te hayas enojado. Quisiera verte mañana ¿Te parece si te llevo a la playa?
-¡Hola Elliot! No me enoje, gracias por ser sincero conmigo. Me encantaría ir a la playa contigo.
-Perfecto, dame tu dirección para pasarte a recoger.
-¿Te parece si nos vemos en el parque? –pregunte, no podía darle la dirección de Moon.
-Perfecto, hasta mañana.
-Hasta mañana –sonreí y subí apresurada las escaleras, hasta llegar a mi armario. ¿Qué me podría? Tenía que estar preciosa. ¡Mañana a Elliot de nuevo!
Me senté en la cama. ¿Qué me ocurría? Esa una agente calculadora y callada toda mi vida había sido discreta y sobre todo muy solitaria, ya que eso es lo único que conocía. Y, de un día a otro, parecía una niña pequeña, me emocionaba y me sonrojaba por todo, era impaciente y buscaba compañía. Así no era yo, no acostumbraba a ser tan risueña. Estaba cambiando, sin notarlo, me estaba convirtiendo en un apersona diferente y... eso me gustaba. Aquí no tenía que ser como me indicaba, no seguir ordenes, simplemente ser yo. ¿Desde cuándo me volví así? Bueno... grandes personas, hacer grandes cambios. En este caso, Elliot era esa gran persona.
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