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MOMENTOS
CAPITULO 13:
Después de despejar mi mente de Eliott y enfocarme en mi misión. Y bueno, Piccolo había ido, Claret también, pero Paulett no estaba en la lista. ¡Rayos! Pero era obvio que no estuviera en la lista, después de todo, ella era lo que todos clasificarían como una "nerd". Aparte que era becada, no tenía tanto dinero como para estar en esa escuela. Y todos los de la fiesta parecían ser muy populares. Contando que estaba Eliott, Alan, André, Dereck, Raymond y las chicas. También Aarón, Jacob y... ¿Adam Brooks? Él fue la tercera víctima. Su nombre estaba en la lista, pero no había asistido... bueno, era de esperarse.
Pasó la noche y ya estaba en la escuela, de nuevo. Tenía sueño y estaba un poco malhumorada, aunque haya visto la lista, aun no tenía nada. Por lo menos ya había descartado a Aischa Piccolo y casi descarto a Aischa Claret, pero todavía era sospechosa. Paulett era la que debía vigilar más de cerca, ya que era mi sospechosa número uno. Y la ex alumna no me importaba mucho, ella estaba casi descartada.
Hoy era miércoles, veía a Eliott en dos clases y eso me ponía, extrañamente feliz. Aunque ya no era extraño, pues Elliot me atraía y mucho. Pero era muy poco tiempo para que sintiera algo más que cariño hacia él. Sin embargo, sabía que él estaba interesado en mí, como Danielle Abbadie, pero como Danielle Moon no. Ayer habíamos dado un paso de "amistad" pero hasta le costaba decirlo, quizás apenas seamos conocidos. O quizás si podamos ser amigos.
El trabajo de literatura era para mañana, aunque no tuviéramos literatura teníamos que entregarlo, a primera hora. Hoy debía ir a casa de Elliot a terminarlo. Ya había leído el libro, era muy bueno. Se llamaba Nomeolvides.
El día paso normal, las clases con Elliot no tuvieron nada de emocionante, es decir, ni me volteo a ver y yo tampoco lo vi mucho. Historia fue muy graciosa, ya que la profesora, Aish, tenía una falsa extremadamente corta y una blusa con mucho escote. Los alumnos se le quedaron viendo sin disimulo. Dejo de ser cómico en el momento en que Elliot también se le quedaba viendo y le sonreía mutuamente. ¡BRUJA DEJA A MI HOMBRE! Es... pera, yo... ¿Yo pensé eso?
Por fin sonó el timbre, que indicaba que debíamos salir de clases, espere en el estacionamiento y él se acercó a mí al cabo de unos minutos.
-Moon –saludo y sonrió.
-Hamillton –respondí a su saludo y también le sonreí.
-Podemos ir a almorzar a Nando's y luego terminamos el trabajo, ¿Te parece?
-¡Todo el mundo habla de Nando's! no sé qué es, en mi país no hay de eso.
-¿En Italia no hay Nando's? –pregunto extrañado y yo hice una mueca con la cara que el no percato. Cierto, yo había dicho que venía de Venecia.
-Em... si, pero, es que, yo estuve poco tiempo en Italia, viví casi toda mi vida en Francia y ahí no hay de eso –dije y sonreí nerviosa. El me creyó y abrió la puerta del auto para que yo entrara.
-Entonces, vamos a que conozcas Nando's –sonrió-. ¿Acaso te vas a quedar ahí? Sube.
El rio y yo reí apenada, subí y el cerro mi puerta. Luego se subió el.
-Sigo sin entender porque usas anteojos.
-Yo sigo sin entender porque te molesta tanto que los use.
-No me molesta, sino que son innecesarios. No tengo nada en contra de los anteojos, pero siento que escondes algo detrás de los anteojos.
-Eres un obsesivo con que oculto algo, ¡No oculta nada! Soy una chica normal y corriente, con unos anteojos que no necesito, pero uso porque me gustan.
-Si tú dices –sonrió de nuevo, ¿Qué acaso no se cansaba de sonreír? Pobre, debe ser horrible callar todo su dolor en una sonrisa-. Y ¿Qué usas?
-¿Ah? –pregunte dudosa-. ¿A qué te refieres?
-Oh vamos Moon, es imposible que un día te vea con un escote que te hacia ver voluptuosa y al otro día con una camisa que te hacer ver, bueno, ¿Cómo una niñita? –dijo dudoso las últimas palabras.
-¿Los hombres solo se fijan en eso? –pregunte, él era detallista, extremadamente detallista. No sé cómo no se da cuenta que Danielle y Moon son la misma persona.
-Tal vez sí, pero yo no me fijo es eso. Bueno, tal vez sí. Pero solo te hago esos comentarios porque quiero saber la razón por la que haces todo eso. Aparte que te vez menos aterradora cuando te sonrojas.- ¿Sonrojarme? ¿Yo? Toque mis mejillas apresuradamente. Estas ardían. ¿Desde cuándo Danielle Abbadie se sonrojaba por pequeñeces? Muchos hombres hacían comentarios de mi cuerpo, no era una modelo, no era extremadamente delgada, sin embargo era linda y los hombres solían alagarme con frecuencia, nunca me fijaba en sus cumplidos, pero Elliot me hacía sentir diferente-. Es más, cuando te sonrojas te ves tan adorable como una amiga -¡Dios! ¡Dios! ¡Dios! ¿Con amiga se refería a mí? Bueno, como Danielle Abbadie. Sexta nota mental, nunca más sonrojarme.
-¿En serio? .pregunte y el asintió.
Llegamos a Nando's y descubrí que era exactamente rico. Reímos un buen rato, nos estábamos llevando mejor. Pero el sentía atraído por Moon, no era la misma atracción que con Danielle Abbadie. Se notaba por cómo veía a ambas, tan distintamente. Si se enterara que somos la misma. Luego de comer, nos dirigimos a su casa. Llegamos a una extremadamente, grande, inmensa, enorme, monumental etc. Mansión. Abrí los ojos, casi tanto como mi boca y él se rio.
-¿Qué sucede? Cierra la boca o te entraran moscas –lo vi apenada de nuevo y obedecí.
-Es inmensa, ¿Esta es tu casa? ¿En serio? Es grandísima –pregunte y reí al verme como una niñita. Esta casa era enorme. Bueno, aunque yo también conocía lugares así de monumentales. Es decir, no me llaman una de las mejores agentes por nada, ya había conocido muchas casas hermosas. Desde la casa de presidentes hasta palacios de reyes. Reí aún más al recordar esas mansiones.
-Si boba, entra.
Obedecí y entre, Elliot y yo nos estábamos tomando cariño, pero seguíamos tratándonos de Moon y Hamillton. O de idiota y boba.
-Bueno, empecemos. Aquí está el libro, ¿Leíste el que te deje?
-Sí, es muy interesante. Es increíble como una persona puede buscar cada pista y unirlas, para descubrir un caso –dijo maravillado, mientras tomábamos asiento en un sofá, debo decir, muy elegante.
Apenas entre a la casa pude sentir un aire de soledad mezclado con melancolía. Esta casa solo era habitada por él, ya que su mama seguía en el hospital. Un escalofrió recorrió mi cuerpo, debía ser terrible para él.
-Sí, es fabuloso. Aparte, el hecho de que el detective se enamorara de la víctima, aunque sabe que es prohibido y se involucra aún más en el caso, porque más que algo de trabajo, se convirtió en algo personal. Él se arriesga a que lo despidan y trata de evitarlo. Pero era obvia atracción que había entre ellos, no se podía evitar –dijo maravillado viendo el libro. Lo vi fijamente, me sentí muy identificada, demasiado para ser exacto. Menos por el hecho de que él no le miente, ni se tiene que disfrazar, y son asesinatos, no drogas ni secuestro y... por el simple hecho de que yo no estoy enamorada de Elliot.
-Sí, es... muy bueno. Adoro ese libro. Sin embargo, no entiendo, ¿Si te gustan los detectives porque los temas de espías no?
-Porque los detectives existen, los espías no.
-¿Cómo sabes qué no? –pregunte alzando una ceja, viendo expectante.
-Todo el mundo lo sabe Moon. Es obvio, ¿O acaso tú crees en espías? –pregunto riendo fuertemente.
-¡Pues si! Claro que existen .exclame molesta, y el siguió riendo.
-Bueno, centrémonos en el libro. El resumen ya lo tengo hecho, me atrapo tanto cuando lo termine de leer que quise hacerlo –dijo mostrándome una hoja, con su letra impregnada. Tome la hoja y leí rápidamente, asentí, dándole mi aprobación.
-Es un buen resumen –dije y luego le hice márgenes y le puse un poco de color.
-Y la parte que más te gusto, ¿Cuál fue?
-Probablemente cuando revelan todo el misterio, es decir, tenía mucha intriga. Aunque también está la parte donde los aceptan lo que sienten –sonreí. La tarde paso en eso. Escribimos, reímos, disfrutamos bastante a decir verdad. El hizo palomitas y terminamos de hacer el trabajo.
-Creo que terminamos, fue un gran trabajo –sonreí terminando de pegarle una imagen a la portada.
-Sí, es bueno hacer trabajos contigo, es decir, siempre me tocaba con alguna chica hueca y yo terminaba haciendo todo el trabajo. Pero eres realmente inteligente –reí un poco, sintiendo como la sangre subía a mis mejillas-. ¡Te estas sonrojando de nuevo!
-¡Claro que no! Lo dices para apenarme –reí lanzándole palomitas y el lanzándome a mí. Al final tuvimos que recoger el desastre.
-Disculpa un momento debo hacer una llamada –dijo con una sonrisa. Asentí recostándome en el sofá. Él se fue un poco más lejos y me dio la espalda. Marco unos números en el celular y se recostó en la pared. Lo vi fijamente, ¿A quién llamaría? Un sentimiento, parecido al que había tenido hace poco abordo mi cuerpo, esa rabia momentánea y un dolor pequeño, al pensar que llamaba a otra que no era yo. Sentí una vibración en mi bolso trasero y una música empezó a sonar. ¡Demonios! Mi celular sonaba, justo en ese instante... ¡Elliot me estaba llamando! ¡En su cara plásticas, me llamaba a mí! ¡A Danielle Abbadie! Abrí los ojos viendo la magnitud de la situación, corte la llamada rápidamente antes de que el oyera la música. El automáticamente hizo un movimiento con la mano, protestando. Le quite el volumen al celular. Llamo una dos, tres, cuatro, cinco veces más. No había respuesta. Ahorita era Danielle Moon.
-No contesta –dijo con un deje de tristeza. Rápidamente, cambio su rostro triste y sonrió-. ¿Y cómo está tu pie?
-Está bien, mira –sonreí levantándome y saltando como loca, en ese momento, tuve un pequeño dolor y mi pie se dobló. Elliot me agarro de la cintura, justo como la primera vez, pero esta vez caímos para atrás. El sofá amortiguo nuestra caída. Yo quede debajo de él y el sofá debajo de mí.
Nuestros rostros quedaron realmente cerca, tenía muchas ganas de unir nuestros labios. Pero él no pensaba lo mismo, después de todo aquí era Moon, no Danielle. Él se levantó rápidamente.
-Lo siento Moon –murmuro y rio de nuevo. El no veía algo más que una amistad con Moon, ni algo menos. Éramos amigos, si, lo éramos. Sonreí con nostalgia, el me considera su amiga, y yo le mentía todo el tiempo.
-No te preocupes, fue mi culpa por tontear con mi pie así.
-Prométeme que mañana iras al médico –dijo viéndome preocupado.
-Si Elliot, lo prometo –sonreí-. Bueno me voy, yo me llevo el trabajo ¿Si?
-Está bien, llévatelo. ¿Te llevo a tu casa?
Asentí y me fue a dejar a mi casa, tenía el trabajo en las manos y él estaba manejando. Reíamos a cada rato y simplemente, gozábamos. Llegamos y le sonreí, se despidió de mí y entre a casa. Apenas llegue, espere unos minutos y llame a Elliot, como Danielle. Sonreí cuando me atendió con su voz lenta y gruesa.
-¡Elliot! Vi tus llamadas, lo siento. No tenía el teléfono conmigo.
-Tranquila linda, ¿Cómo estás?
Y así seguimos hablando, dos horas prácticamente, amaba hablar con él.
-Danielle, ¿Quieres ir conmigo a cenar el viernes?
-Me encantaría –sonreí, ¿Qué podría tener de malo una cita?, obviamente, en mi posición mucho. Luego nos despedimos y tranque el teléfono. Me tire en mi cama y suspire. Otro suspire que se me escapa por Eliott.
Y empecé a recordar todo lo que había hecho hoy, todos los momentos que había pasado con Eliott.
Hay momentos que se aprovechan, momentos que se recuerdan, momentos que se deben olvidar, momentos que te sacan una sonrisa, momentos de tristeza, momentos de egoísmo, momentos de generosidad, momentos lindos, momentos feos, momentos que deberían repetirse, momentos de errores, momentos que nos enseñan y por último, los momentos perfectos... como los momentos con Eliott.
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