Ya habían pasado unos meses, cuando empecé a cuidar de cierta persona. No me pregunten el porque, ya que variare mi respuesta dependiendo de quien eres.

En realidad, ni siquiera yo se el motivo, tal vez será por la mirada vacía que tiene al caer por falta de cuidados básicos o cuando lo veo divagar en sus memorias; es curioso, porque a veces siento que me observa, pero cuando miro en su dirección, no está observándome. 

Me pregunto tantas cosas sobre él, y aunque lo conozco desde los 15, siento que en realidad no se nada, puedo identificar gestos, pero siempre me pregunto que estará pasando por su cabeza. 

Hoy cayó enfermo, no me sorprende la verdad, es bastante enfermizo. Lo que me sorprendió fue que siempre se esconde en el mismo lugar, con la misma excusa cada vez. 

La primera vez que lo encontré, él estaba hecho un bulto en su cama con varios pañuelos a su alrededor, aunque no fue agradable al principio, porque me apunto con una pistola, de igual manera termino cayendo al piso por la fiebre. 

Creo que desde ese día, empecé ir a ese lugar a cuidarlo mientras él caía enfermo. Los primeros dos meses solo no me observaba o me decía comentarios mordaces para que me alejara, no le gustaban los toques o tomar su medicina, siempre lo he comparado con un niño pequeño en ese aspecto. 

La rutina es siempre la misma, y en caso de que algún día me llegue a olvidar, describiré lo que hago generalmente. 

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No vayas con nadie al lugar, no le gustan los intrusos; ni siquiera si es un medico, porque luego no aceptará las medicinas. 

Se cuidadoso, cuando se cubre la cabeza con las mantas, es porque está teniendo alucinaciones y quiere protegerse de su mente. Cualquier sonido fuerte lo espantará, y créeme, no quieres verlo llorar. 

Siempre que te equivoques en ese paso, tararea una canción simple de tres notas, aunque el no te diga nada, te lo esta agradeciendo; puedes complementar esto, arrodillándote frente a la cama, para que no te vea como una amenaza. 

Cuando él tenga fiebre, pon un paño frío sobre su cabeza, asegúrate de hacer su cabello hacia atrás, tal vez al principio tengas problemas porque se pone inquieto, pero en caso de que te supere, enróllalo con las mantas como oruga. 

Asegúrate de siempre traer pañuelos contigo, la mayoría de sus resfríos hacen que tienda a moquear, el intentará esconderse debajo de las mantas para sonarse la nariz —porque al parecer le da vergüenza—, pero siempre luego debes regañarlo, porque hacerlo de esa forma, no lo ayudará a mejorar. 

Cuando este enojado porque le diste un dulce con un medicamento dentro, déjalo estar, te dará la espalda, pero no dejes que te afecte, la clave es ser fuerte. Él se hará que no existes o que la pared es mas interesante, pero siempre termina rindiéndose. 

Asea la habitación mientras duerme, y te preguntarás ¿Por qué? Bueno, cuando ordenas mientras él esta despierto, él usa mas pañuelos de los necesarios a propósito, me hace recoger cada uno de ellos, mientras se ríe con una sonrisa tonta, es linda, pero no ayuda con la limpieza. 

Recuerda que es importante tener ordenado el cuarto, porque el resfriado ira empeorando si no lo haces. Si vas a mover cosas, señálale lo que cambiaste de lugar, así cuando tú no estés, sabrá donde están las cosas. 

Trata de dejarles las cosas a mano, porque es muy terco. Es capaz de ir con 40 de fiebre a buscar un vaso de agua, aunque este demasiado lejos. Ni siquiera llega a la puerta, porque se cae por la fiebre. 

Siempre que lo encuentres en ese estado, cárgalo hasta su cama, algunas de las ventajas de que tenga fiebre, es sobre que se vuelve mas dócil y toma sus medicamentos, aunque no te soltará hasta quedarse dormido. 

A veces, lo escucharás susurrándote, cosas ininteligibles o pedidos quedos, aunque no termines de descifrar lo que dice, la mayoría de veces pide cariños en el pelo o que te acuestes a su lado, le gusta que pongas tu mano en su frente y dormir en tu pecho. 

Así como hay pedidos tiernos, también hay algunos mas tristes, cuando la fiebre no baja, te pide que le sostengas la mano, y si te mueves un poco, te ruega que no lo abandones. No lo hagas, si solo fue un descuido, explícale que no te irás, sostén su mano y afírmale que estas ahí para él. 

Cuando escuches que esta gritando desconsoladamente, tararéale la canción que deje debajo de su almohada, deja que toque tu cabello y pueda olerte, eso lo suele calmar. 

Si al bajar la fiebre se vuelve hostil, dale su espacio y sal de la habitación, no son muchas las veces que recuerda lo que dice en sus delirios, pero cuando se trata de ese tipo de acción, no te hablará hasta que sea el turno de sus medicinas. 

Pase lo que pase, no mires sus cicatrices, cuando cambies las vendas, no digas nada, limítate a hacer tu trabajo. 

No cumplas todos sus antojos, puede que te sea difícil porque te intenta convencer con una mirada de cachorro, mis fuerzas para ti. 

A veces, se descompensa en las misiones, si eso pasa, llévalo a enfermería y repórtate con Mori, siempre en ese orden, o él jefe se enterara sobre la situación e ira en persona. 

Regula su alimentación, no suele comer bien, y es importante que mientras él este débil, le des cosas que le sumen, nada de chatarra. 

Nota: No intentes cocinarle a diario cuando deje de estar enfermo, no lo comerá al ser demasiado orgulloso, solo asegúrate que al menos dos días a la semana, le hagas tragar a la fuerza, créeme, si no tendrá mas recaídas. 

Aún no sé, el como él empezó a bajar la guardia conmigo, lo tengo en mi regazo abrazando mi cintura, mientras escribo esto, intento que la tapa de la agenda no golpee su cabeza, usando mis dedos para revolverle el pelo con suavidad. 

Si tuviera que decir lo que mas me cuesta al cuidarlo, es ayudarlo a entrar a la ducha. Él la odia, y cuando se mete por su voluntad, termina quedándose demasiado tiempo y aprovecha para sumergirse, vigílalo. 

Aunque no ha intentado sumergirse de nuevo, no desde que empecé a limpiar su cabello, él usaba un shampoo de oferta para su cabello, por lo que antes lo tenía áspero y opaco. Desde que me ocupo de enjuagarle el pelo, usa uno mas apropiado para él, aunque cuando lo seco, parece una melena de león. 

En realidad, cuidarlo se ha vuelto mi habito mas frecuente y duradero hasta ahora, temó confesar que lo quiero, después de tanto, me importa. No quiero dejar de cuidarlo, sin embargo, sé que es egoísta pensar asi. 

Así que, disfrutaré de su compañía hasta que él pueda estar por su cuenta, recuerda siempre saludarlo por mi. 

No olvides que te quiero, Osamu.