O5
"Señor Jimin, necesito que se calme, su aroma es hostigante y muy fuerte para mí. No sé lo que ha pasado con el príncipe Jeon y el señor Kim, pero necesito que calme un poco su aroma, por favor." Ari había llegado a su aposento en el preciso momento en que el príncipe Jeon salió.
Jimin no despegó sus manos de la sabana hasta que sintió el peso de la chica al otro extremo de la cama y le había insistido que los alfas habían dejado la habitación.
Había pasado todo el día en la habitación del Omega, acompañandolo en su lectura, pues había preferido que Ari le llevara libros, quería evitar a toda costa la presencia de los Alfas que había conocido. Había algo que no le encajaba por completo...Los ruidos extraños y la mezcla de aromas encendió una llama de curiosidad en él. Era imposible que dos Alfas estuvieran enlazados y que el hombre con el que iba a enlazarse lo estaba ya.
Además de la pizca de misterio que le generaban estos detalles, había algo en Jimin que no le agradaba de Kim Taehyung. Jimin no tenía la experiencia para afirmar, pero estaba casi seguro de que aquel alfa no era el Alfa amable que parecía ser a primera vista.
Jimin odiaba juzgar a primera vista, pero su instinto le pedía alejarse de él.
En cambio, cuando pensaba en la voz del príncipe Jeon, su instinto le rogaba buscarlo un poco. Tal vez para saciar su curiosidad o algo más que aún no sabía definir por completo.
Había sido una primera interacción...demasiado curiosa.
Jimin no estaba tan preocupado por esto. Disfrutaba de la libertad que le estaban dando y la reina parecía estar feliz con el hecho de que se sintiera cómodo en el palacio. Ari había llegado a contarle sobre lo feliz que estaba la reina con él. Los rumores habían corrido de una esquina del palacio a otra.
"¿Cómo...cómo es Kim Taehyung?" Pregunta Jimin. Ari se tensa por un momento, pero logra fingirlo. Agradece que el futuro príncipe no pueda ver su rostro en ese momento. Estaba ajustando su corsé para la cena con la familia real. "Supongo que si tienes permitido hablar de él, ¿verdad?"
"Eh, si señor."
"Entonces, cuéntame, por favor. Necesito saber lo que sepas."
"Es un Alfa, supongo que lo notó, señor." Jimin asintió.
"Amigo de la infancia del señor Jeon. Su madre atendió a la reina, era su acompañante. La madre del príncipe Jeon permitió que jugaran juntos, pues la madre del guardia Kim no podía cuidarlo. Naturalmente, el alfa se presentó y se volvió el guardia del príncipe Jeon. Son mejores amigos, muy íntimos. Es un alfa agradable con la gente que le importa. Reconoce a todo el personal por su aroma, tiene el mejor aroma en todo el reino. Nunca se despega del príncipe, incluso en el descanso..."
Los detalles no se escapaban para el Omega. Jimin no quería buscar maldad dónde lo había, así que pensó que la cercanía se debía a que habían pasado toda su vida juntos. Tal vez era normal que sus aromas estuvieran prácticamente unidos. Debía tener una buena relación con el mejor amigo de su futuro Alfa.
Aunque era extraño lo del descanso, entendía que era un reino distinto al que él pertenecía. Las tradiciones y la misma seguridad debían ser naturalmente distintos.
La mujer comenzó a peinar su cabello. "No es un mal hombre. El señor Taehyung quiere lo mejor para el príncipe. Todos lo queremos. Él traerá paz al reino."
"¿Paz?"
¿No se supone que ya lo estaban?
"Estamos en guerra constantemente. El rey no ha cumplido lo que ha prometido. Están enfurecidos. Desean revocar el reinado."
Jimin frunce el ceño. "¿A qué te refieres?, pensé que todo estaba bien. Aquí actúan tan calmados..."
La mujer suelta el peine y Jimin gira para mirarla a los ojos. Ella tiene los ojos horrorizados. Sus manos tiemblan sosteniendo el objeto, Jimin no le da importancia por el momento, hasta que las siguientes palabras lo aturden.
"El príncipe está intentando solucionar el problema que su padre está dejando. El pueblo sabe que algo ocurrirá pronto, pero aún no confían en el príncipe, siempre está fuera del palacio porque habla con el pueblo sobre los futuros cambios."
Ari toca su hombro con delicadeza. "...Los omegas tendremos mejores cosas. El pueblo tendrá más oportunidades. Todo se solucionará pronto. No se preocupe."
"¿Por qué me estás contando esto?, ¿Y si decido decirle al rey o dejar el palacio y contar los rumores?" Jimin creía que la lealtad hacia el rey era algo supremo que se debía cumplir con sangre y lágrimas. Él pensaba que las cosas iban bien en el reino, como había aprendido por su cuenta. No sabía que estaba metiéndose en un gran lío al entrar. No sabía si habría alguna revolución. Esperaba que no fuera así. Intenta mantenerse tranquilo, la situación estaba siendo extraña, había sido engañado. ¿Confiar en las palabras de una mujer que no hacía parte de la familia real era seguro?, aún no lo sabía.
"No estoy asegurando que habrá levantamiento del pueblo o de alguien más. Y si fuera así, el rey ya lo está deduciendo. No hay problema con que usted sepa. Sé que podrá ser parte del cambio. No parece tan cruel como otros que han pasado por el reino. La reina lo sabe. Por eso..."
"No llevo ni una semana aquí para que confíes en mí." Jimin necesitaba más información, ya había sido atado al reino y volver a casa no era opción alguna.
"Confío en usted, señor. En la cena sabrá porqué."
Jimin deseó vomitar en ese momento.
Buscaba la libertad. No encontrarse con un futuro conflicto.
Tenía un mal presentimiento.
"Bien. Es hora de la cena. Lo acompañaré hasta la puerta y podrá entrar sólo. Siéntese en el mismo lugar en que lo hizo. ¿Está bien?"
El Omega rubio asintió y limpió sus lágrimas. Su madre estaría riendo en su cara.
"Todo saldrá bien, señor."
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