O3
Ari lo despertó temprano con la excusa de que debía conocer el palacio con la reina, aya que ella misma se encargaría de presentarlo. Le mandó un abrigo para abrigarse del frío que hacía en el palacio y ahora Ari lo ayudaba a vestirse.
Su corsé, como siempre, estaba haciendo presión en su cintura. En casa no estaba tan acostumbrado a usarlo.
Estaba algo resfriado por haber pasado la noche en un camisón, pero no estaba dispuesto a decirle a la chica, ya que no conocía aún la medicina que implementan en el reino y temía verse en peligro por no estar acostumbrado a ella.
Después del paseo con la reina, estaba dispuesto a conocer lo que le era posible del reino. Si su futuro esposo era el príncipe y futuro rey, debía aprender lo suficiente para ayudarlo a gobernar. Si es que lo dejaba gobernar.
En el fondo, tenía el presentimiento que sería un mal alfa y sólo lo usaría para tener sus descendientes.
Mientras Ari le acomoda el traje, no puede evitar pensar en el futuro que le depara. Todo iba bien, la reina había sido amable con él, la gente, aunque no le hablaba (a excepción de Ari), lo trató con cordialidad la noche anterior. Así que sentía que por el momento, no debía temer en lo absoluto.
Su aroma está siendo esparcido por la habitación, es algo ácido. Ari se preocupa y lo despierta de su ensoñación.
"¿Está bien, señor Jimin?" Le pregunta con la mirada clavada en sus ojos. Jimin es lindo, teme que su belleza se marchite con su futuro Alfa.
Como a ella le sucedió hace un tiempo.
"Sí. Sólo tengo muchas cosas que hacer. Tengo que aprender del reino, quiero conocer las afueras del palacio, pero siento que es mi deber como futuro esposo del príncipe Jeon. Además de que me carcome la idea de no saber cómo es mi esposo, ¿desde hace cuánto trabaja en el palacio?, ¿sabe algo de mi esposo?"
Sus palabras hacen callar a la mujer. Juró lealtad y silencio cuando comenzó a trabajar en el palacio. Su parte moral le aseguraba que decir la verdad era lo ideal, pero tenía una familia sobre sus hombros. Si perdía el trabajo, estaba jodida.
Suspiró. Los ojos azules del Omega se posaron en ella con curiosidad.
"Por ahora no puedo decirle, señor. Sé muy pocas cosas del príncipe, pero no es mi deber decírselo. Pronto podrá conocerlo."
Los labios de Jimin se cierran en una fina línea.
Había misterio detrás del hombre con el que se iba a casar. ¿Y si resultaba ser un hombre desastroso?
Temía que fuera un alfa que le hiciera daño, como los alfas con los que ha llegado a relacionarse. Su enlace sería permanente y aún así, no tenía idea alguna de cómo era el alfa.
"Está bien. Gracias, Ari."
"Lo siento, Jimin. No puedo hacerlo."
"Lo entiendo, no te preocupes."
"Podríamos ir después de la caminata con la reina a la biblioteca. Si no te resulta incómodo, me gustaría hacerte preguntas sobre el reino. Me gustaría saber del reino y no tengo a nadie más."
La Omega asiente.
"Bien, señor. Ahora debemos ir a la sala principal. La reina lo está esperando allí."
Ambos se levantan del sofá y Jimin va junto a la criada. Al salir de la alcoba, dos guardias, uno alfa y uno beta, van detrás de ellos.
El aroma del alfa le resulta intimidante.
Espera que el aroma de su futuro alfa no le incomode.
La reina lo recibe con una sonrisa y un beso en su mejilla.
"Me gustaría saber de ti, mientras caminamos alrededor. Tengo que saber sobre el Omega que se casará con mi hijo." Ella ríe y Jimin asiente.
Sólo debe preguntar...Debe abrir los labios y formular una simple pregunta.
Comienzan a caminar y la mujer le habla de las maravillas del palacio. Hay casi cuatrocientas habitaciones. Su alcoba está junto a la de su futuro esposo y es una de las más grandes. El primer piso está conformado por distintas salas y unas cuantas habitaciones. La biblioteca principal se encuentra allí y es tan alta que se une con el segundo piso. Las baldosas son francesas y tienen un extraño decorado de flores. Hay salas de entretenimiento y unas habitaciones extrañas que la reina omite. No pregunta por ellas.
La reina le comenta sobre habitaciones ocultas que espera mostrarle a futuro, cuando se case con su hijo, que omite por el momento.
Tienen cuatro guardias detrás de ellos que los siguen por cada rincón del palacio.
Las escaleras, que Jimin ya conocía, pero que aún no se había tomado el tiempo de admirar, estaban decoradas por el escudo de la familia real. Eran blancas, pero el escudo estaba reteñido de los símbolos.
Terminaron de recorrer el palacio cuando sus piernas se cansaron y se sentaron a tomar el té.
Las cosas habían salido bien. La reina lo amaba y aunque no hablara mucho de él, no lo presionaba.
El estado de ánimo de la reina cambió cuando Jimin decidió preguntar sobre el príncipe Jeon.
"¿Cómo es el príncipe?" Decidió preguntar. Los ojos de la mujer parpadearon lento.
"Si te refieres al físico es atractivo. Te aseguro que es una cabeza y media más alto que tú." Ríe. Jimin sabía que su estatura no era su fuerte.
Niega con la cabeza. "No. Me refiero a su carácter, si tengo que casarme con él, me gustaría conocerlo. No sé siquiera si aceptó a esto. No sé nada de él, excepto de lo que cuentan las personas del exterior."
Ella muerde una galleta frunce el ceño.
"Es complicado, cariño. Pero estoy segura que lo amarás, es un buen alfa. Sensible, fuerte. Te protegerá y a sus futuros cachorros. Estoy seguro de eso."
La palabra cachorros le causó un revoltijo en el estomago.
Está para tener los cachorros del alfa.
Lo sabe.
"Está bien, gracias."
Comen en silencio. La reina deja la habitación cuando parece ser tarde para una reunión de la que parece apurada.
Ari aparece en la puerta, cuando la reina se va.
"Vamos a mi alcoba, me voy a cambiar y podríamos ir a la biblioteca, no iré a cenar hoy. Está por anochecer."
La mujer asiente.
Llegan a su alcoba, Jimin se deshace de sus prendas y las tira por el suelo en el momento en que Ari cerró la puerta detrás suyo. Deja escapar unas lágrimas.
Libertad.
En el poco tiempo que lleva, ha tenido más libertad que la que ha tenido durante toda su vida. No culpa a su padre, le dio lo que pudo, pero le sorprende poder caminar por los pasillos cuando desee sin que su madre lo regañe por colarse en las afueras de su habitación.
Cuando su piel siente el frío, comienza a titiritar.
Piensa si es peligroso estar con un camisón en la biblioteca cuando sigue siendo de día, pero no le presta atención a esto.
Se pone el abrigo sobre el camisón. (Abrigo que la reina le ha regalado).
Camina apurado, con Ari, e ignora el hecho de que los guardias no los están siguiendo.
La biblioteca es linda.
La había visto desde afuera, pero es diferente entrar a ella.
Parece un mundo nuevo, es emocionante pensar en la cantidad de libros que hay en el lugar y en la oportunidad de poder leerlos todos. Se acomoda en uno de los muebles del lugar y se acurruca con un libro sobre la historia del reino.
Ari está sentada frente suyo.
Lee el primer libro en tres horas y la mujer parece agotada de las preguntas que le hace cuando hace una pausa en el libro. Hace referencia a otros eventos.
Cuando Jimin va a tomar el segundo libro y nota el cansancio de la mujer, le dice sonriendo. "Puedes irte. Me quedaré un poco más. Escribiré las preguntas que tenga y mañana puedo hacer unas. Si deseas, claro. Muchas gracias, Ari."
Ella asiente y sonríe. Se despide de la mujer y toma un libro.
Cuando toca el mueble, se acurruca en el abrigo y cierra los ojos.
Un descanso no suena tan malo.
Despierta con la vela apagada del lugar.
Está a oscuras y busca la puerta para dirigirse a su alcoba.
Mañana se encargaría de leer.
Encuentra la puerta, la abre y choca con un cuerpo más alto y claramente más fuerte que él.
Su cuerpo tiembla.
Es un Alfa, su aroma choca con su rostro y retrocede.
"¿Qué hace un cachorro sólo, a estas horas?"
La luz de la luna se cuela por el palacio y Jimin percibe una macabra sonrisa.
Sus piernas tiemblan y luego todo se torna negro.
estoy con una gripe fuerte, pero no lo suficiente como para impedirme escribir jajadj, nos leemos el próximo sábado, espero que con dos capítulos más
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