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O2

El carruaje en el que Jimin iba, tomaba breves pausas en el viaje, lo que le permitía bajar un momento a admirar el paisaje del reino.  

Llegó cuatro días después de lo acordado, pasó las noches en vela, pensando en el reino y, tal vez en su futuro esposo.

Espera que al menos sea un hombre decente y lo respete en lo mínimo. Sabe su función como Omega del príncipe y futuro rey y está preparado para lo que puede llevar eso.

Está seguro que, como el reino es distinto en cuanto a los derechos de los Omegas, no tendría algún inconveniente con encontrar una decisión para tener una relación con su futuro Alfa. Incluso, piensa que podrían llegar a enamorarse.

Había leído muchas historias dónde los principes se enamoraban de sus omegas comprometidos y tenían una buena relación.

En el fondo, esperaba que fuera el caso.

No quería pensar en la idea de un amante, como lo tenía su madre.

Cuando era pequeño y su padre le leía historias de principes, se imaginaba que uno de ellos vendría por él y tendrían una vida juntos, solía pensar que los matrimonios se hacían por amor y que encontraría un alfa con el que tendría una familia agradable.

Solía gustarle la idea de tener una marca en su cuello y al menos, dos cachorros corriendo por su hogar, con un alfa protegiéndolo.

Cuando cumplió diecisiete años —la edad en la que se presentan alfas y omegas—, descubrió que vivía en una fantasía y que su alfa y vida deseada, eran inexistentes.

Llegaron primos cercanos y hermanos de su padre a proponerle matrimonio. Eran hombres mayores, dispuestos a marcarlo a cambio de dinero y terrenos.

Su madre estaba emocionada con la idea de que se casara, pero más con la idea de tener mas poder.

En cambio, su padre había decidido no entrometerse, siempre y cuando no cruzaran el límite. En secreto, cuando todos se iban y dejaban los regalos en su casa, le aseguraba a Jimin que no permitiría que se casara con alguien así. Iba a prometerlo a toda costa.

Cuando su primo intentó marcarlo a la fuerza, fue suficiente para su padre y detuvo todos los cortejos. Se alejó de cualquier contacto con alfas, exceptuando su familia. Desarrolló un problema con la exposición de los aromas de alfas y su voz de mando.

Sus hermanos estuvieron dispuestos a asesinar a su primo, pero fueron detenidos por su madre.

Ahí fue cuando su hermano mayor desapareció.

Ninguno de sus hijos tenía una buena relación con su madre.

En el momento en que Jimin se despidió de su familia, prometió a su hermano que seguiría en comunicación con él y si todo iba bien, lo invitaría al palacio.

Primero que todo, debía casarse.

Retomando el presente, se encuentra recostado su cabeza sobre el vidrio del carruaje, cuando el carruaje se detiene frente a un gran y largo palacio blanco, adornado de un jardín de distintas flores. Junto al jardín hay un lago frente al palacio. Hay unos cisnes bañándose en el.

Sonríe al fijarse en ellos.

Inhala y exhala lento y suave.

No sabe lo que pasará cuando ponga los pies en el suelo del lugar, pero la decisión estaba tomada.

Había llegado para casarse con el príncipe de Agatha y debía afrontarlo.

El conductor del carruaje le abre la puerta y toma su mano delicada, para bajar. La brisa golpea su rostro y su cuerpo comienza a temblar, es un lugar frío. Le sorprende que aún no haya nieve.

Hay un hombre en la entrada del palacio, vistiendo un traje pulcro y fino. Se dirige hacia él, después de agradecerle al conductor del carruaje.

El hombre, que parece un alfa, le da una sonrisa simple y cordial. Su voz es gruesa y fuerte. Jimin no estaba acostumbrado a esto. Al aroma de un alfa fuera de su familia, con una presencia tan imponente. Su cuerpo tiembla aún más.

"Bienvenido,honorable Park Jimin." Inclina la cabeza. "Lo hemos esperado."

"Gracias." Intenta imponer su voz sobre la del alfa, pero le resulta imposible. La diferencia es notoria, tiene miedo.

"Lo guiaré a su alcoba, allí hay una sirvienta esperándolo y sus maletas serán instaladas por nuestros trabajadores en un santiamén. En la noche tendrá la cena con la reina, ella le explicará el resto de los detalles." Le da una mirada de reojo y el cuerpo de Jimin tiembla. No le gusta la idea de tener la mirada de un alfa sobre él. Es desagradable. Su acento es marcado. Imponente. 

"Un placer."

Después de la conversación, permanecen en silencio. El corsé le está incomodando un poco, así que se concentra en la incomodidad que le genera. Se promete conocer el palacio cuando se encuentre en un mejor estado. De lo poco en lo que se fija, es en la grandeza y la belleza interior del lugar.

El palacio tiene más calor que el exterior, agradece por ello. Aunque sigue haciendo algo de frío.

Llegan a la alcoba en el segundo piso del palacio, ubicada al fondo. Jimin se sorprende por su grandeza. Está seguro que es más de la mitad de la mitad de grande que su hogar.

Hay una bella mujer de cabello rubio que está frente a las grandes puertas.

"Este es su lugar, señor Park. Nos vemos pronto. Y buena suerte, puede llamarme Kim Younghoon."

Bien.

Estaba feliz, porque la presencia del alfa lo estaba abrumando.

"Un placer." La mujer hace una reverencia, sus ojos son cafés, su cabello es largo y tiene una marca en el cuello. Se ve dolorosa y grande. Está ensangrentada y no parece una marca sana. Hace una mueca, pero no le comenta a la chica, cuyas mejillas se encuentran coloradas al sentir la mirada del Omega. "Le estaré sirviendo a partir de ahora. Cualquier cosa que necesite, estaré a su disposición. Pronto tiene la cena con la reina, así que podríamos encargarnos de eso por el momento. Me llamo Ari, pero puede llamarme como le plazca."

"El placer es mío, Ari. No hacen falta tantas formalidades, no estoy muy acostumbrado a ellas."

Ella sonríe.

Parece agradable.

Jimin decide confiar por el momento.

En las siguientes dos horas, se encargan de arreglarlo. El corsé está menos incomodo que antes y eso le hace liberar un poco la tensión acomulada. Debe ganarse el aprecio de la reina a toda costa, debe asegurarse de que las cosas salgan bien.

La chica le hace conversación durante el tiempo en que se preparan y Jimin se siente feliz. Parece una buena amiga con la que puede conversar.

Terminan de vestirlo y parecen las seis de la tarde. Jimin está entusiasmado, pero en el fondo está por tirarse por la ventana de su alcoba. "Todo saldrá bien." Se dice a sí mismo.

La chica lo despide. "No sé si tienes una buena o mala suerte, Jimin. Usa el abrigo que te di, hace frío." Le dice antes de irse y dejarlo con el guardia, quien, sin ninguna palabra, comienza a guiarlo a la sala de comidas.

Las palabras de la mujer le generan curiosidad, pero no pregunta.

Para su suerte, el guardia es un Beta. Se sentía seguro.

Ambos llegan y le abren la puerta al Omega.

Es recibido por una mujer de ojos azules y cabello largo. "Un placer tenerte aquí, Jimin. Me han hablado muy bien de ti. Siéntate por favor. Disculpa la presencia del guardia, estamos en un pequeño conflicto en el que por cierto, mi hijo y esposo se encuentran solucionando y debemos mantener alta protección. " Su voz es dulce.

Jimin se sienta frente a ella. La mesa de madera es larga y está llena de comida, es extraño. En casa tenía lo justo.

Se encoje en su asiento y observa comer a la mujer.

Tiene una marca preciosa, es grande e imponente. Hecha por un alfa puro. Los reyes tenían ese tipo de marca.

Era una marca de enlace diferente a la que le había visto a Ari.

Está cubierta por una extraña manta. Parece piel de algún animal. Ella nota su mirada curiosa sobre ella.

"Es por el frío. Además de que es una tradición, la familia real suele llevarla. Su alfa la caza por los Omegas y sus descendientes."

"...Puedes comer lo que desees, si no hay nada que te guste, podemos deshacernos de eso y pedirle al cocinero lo que desees. Está bien." Lujo. Era extraño. "La ceremonia la organizaremos cuando lleguen mi esposo y mi hijo. Solucionaron el problema que te comentaba, pero aún así hay que prevenir hasta que lleguen. Me llegó la carta, llegan en dos días. Ya no tendrás a los guardas detrás todo el tiempo. Lamento que tu bienvenida sea así."

"Está bien. No tengo problema." La mujer asiente. Jimin toma sus cubiertos. Ignora la mirada de algunos guardias sobre él. ¿Tiene algo en el rostro?

"¡Oh!, aún no me he presentado. Soy Jeon Bo bae. Puedes llamarme por mi nombre, después de todo, pronto serás el esposo de mi hijo." Sus mejillas se sonrojan ante la última oración. "Mañana podemos caminar por el jardín. Me gustaría conocerte. ¿Te parece?"

Asiente en silencio. Juega con los dedos de sus manos.

"Sé que pronto podremos hablar mejor. Entiendo tu timidez." Termina su plato y bebe vino de la copa.

La verdad es que nunca había sido alguien hablador cuando se trataba de personas nuevas. Incluso en casa era callado. La reina sonríe y termina la copa de vino. La cena finaliza con ella despidiéndose, siendo seguida por dos guardias de seguridad.

Él deja el lugar y el mismo guardia lo acompaña hasta la alcoba. Ari sigue allí, sentada en su sofá.

"Puedes descansar..No sé como sea eso, pero no debes quedarte más tiempo aquí. Todo está bien. Tengo un par de guardias fuera, cuidandome."

Ella asiente y se despide.

Jimin se deshace de sus prendas y su camisón es lo único que utiliza en la noche.



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