AGAPE: ETERNALLY
🌿 Disclaimer: Antes de leer agradecimientos especiales a NoralisSaraiGonzlezL
🌿Gracias a ella y a las hermosas chicas de Apobanpo Borahae surgió este shot que puede se convierta en mi favorito por todo lo que implica.
🌿Canción hermosa para hacer la lectura más confortable: Letter (versión solista) de nuestro ángel Park Jimin.
🌿🌿🌿
¿Seguiremos siendo los mismos?
Al igual que cuando nos conocimos
Si tú y yo estamos juntos
Incluso el desierto puede convertirse en un mar
Como solíamos ser
🌿🌿🌿
Seúl, 17 de abril del 2022
¿Podría ser más doloroso de lo que es ahora?
¿Por qué siento que me he perdido en medio de mi propia tormenta y no encuentro la forma de escapar?
No importa cuánto me repitiera a mí misma de que estaría bien. Simplemente ya no creo en esas mentiras que construimos para confortarnos por dentro. Recientemente cumplí veintidós y el mundo no puede sonar más insípido. Como esta lluvia fría que me cala debajo del impermeable.
Nada parece suficiente y sé que debería estar agradecida. Soy saludable, mis padres siguen vivos, recientemente he terminado la universidad y tengo un trabajo. Debería ser feliz, pero ni siquiera conozco cómo se debe sentir eso.
Cuando somos pequeños le atribuimos muchas expectativas a la felicidad. Creemos en finales idílicos y a veces exageramos lo que realmente nos deparará el mañana. Dicen que la ansiedad es exceso de futuro, pues si es cierto, yo siempre he estado asfixiada por un quizás que no aparece.
Sé que muchos me tildarán de cobarde otros me lanzarán las piedras invisibles del desprecio con otra mirada condescendiente, pero he tomado mi decisión. Hoy le daré fin a todo lo que me recluye dentro de esta especie de jaula de cristal. Romperé el hilo que alguien más se encargó de enrollar en mi cuello.
Ese que llaman destino y que yo observo con aburrimiento. Me libraré de todo aquello que me aniquila y afea, seré una nota perdida entre este mundo agitado donde el metro se vuelve a detener. Para mi buena suerte, ser una más de la multitud asegura que nadie me detenga. No he dejado cartas ni mucho menos explicaciones. Unos le llamaran muerte, yo le nombraré liberación.
Las luces de la estación tres en Gangnam-Gu cambian de dirección. Un grupo de pasajeros abandona la plataforma y otro más nutrido procede a competir con los restos de la humedad que queda en la superficie. Sonrío. Solo faltan unos centímetros contando que estoy al borde del andén.
El monstruoso metro parpadea con los mismos tonos azules y rojos. Es un bello espectáculo y para mí será el último. Doy un paso, luego otro y escucho en la distancia como alguien grita. Nada importa. El dolor se convierte en una ráfaga de luz y luego no quedan sonidos o respuestas para condenar al tiempo.
En alguna parte de este mundo alguien llamado Alice Lee, Ice para sus más cercanos, ha dejado de existir.
🌿🌿🌿
Ahora seré yo quien te sostenga
Cuando quieras llorar
Para que no te caigas
🌿🌿🌿
Seúl, septiembre del 2022
Ha pasado tiempo, no estoy segura cuánto pero jamás creí que disfrutaría estar desconectada de todo y todos. La gran noticia, no he muerto aun, no me he librado de este cuerpo decadente que envejecerá como las hojas de los árboles y volverá a convertirse en parte del polvo cósmico del que fue hecho el universo.
Aun no puedo hablar gracias a la mascarilla de oxígeno y la incómoda cánula en mi tráquea. Solo abrí los ojos ayer para encontrarme con el rostro anegado de lágrimas y ojeras de mi madre y aquella dulce voz en mi cabeza volvió a cobijarme cuando estaba a punto de renunciar.
¿Era normal escuchar voces cuando se estaba muerto?
¿Acaso la vida después de la muerte existía y unos seres de luminosa tez cuidaban de nosotros con sus melodiosas voces?
Ya no confiaba para nada en mi rocambolesca manera de pensar. Seguía siendo yo. La Alice desaliñada de siempre que no entendía a la humanidad y odiaba ser parte de ella siendo consciente del desastroso final que podría asumir en mi existencia, pero algo había cambiado.
No solo el hecho de haber sufrido un politrauma, tener cuatro costillas rotas, una conmoción cerebral grado tres o una pierna hecha trizas…Justo antes de ver las últimas luces en el metro aquella tarde, una especie de sombra me había acompañado entre susurros hasta el lugar que yo nombraría el “intermedio.”
No me creía eso del cielo, el infierno o el purgatorio, así que bauticé el sitio como el intermedio y para mí consistía en un basto campo florido de lilas cuyo fondo era un agreste mar. No estaba vestida de blanco y la sombra tampoco. Solo éramos nosotros y muchos libros para rellenar las vidas a las que debería tener derecho.
Sinceramente mi abuela estaría orgullosa. Cuando tenía diez años todos pensaron que en un futuro me dedicaría a escribir. Creaba mundos con mucha habilidad y en cierto sentido yo también creí en lo possible de ese sueño. La vida me fue demostrando que no existimos solo de idealizaciones y terminé presa de la convencionalidad.
Una en la que tienes fecha de caducidad para estudiar, ser independiente y luego encontrar a alguien para formar una familia. Por qué debía ser tan monocromática cuando existía un caleidoscopio dentro de mí, por qué ya escribir no me satisfacía y los argumentos se mezclaban como aburridas representaciones de un mundo de papel que no comprendía.
Esas habían sido las razones principales para acabar con aquel sufrimiento. No me molestaba la soledad, a decir verdad era mi mejor amiga y sorprendentemente no era del todo consciente de hasta qué punto habíamos forjado nuestra hermandad hasta que aquella sombra emergió frente a mis ojos y con su melodiosa voz susurró: No te rindas ahora.
Tendría que haber sonreído como si se tratara de un sueño. ¿Por qué todo el mundo se empeñaba en salvarme cuando ni yo misma creo en mí?
Parecía que aquel espectro podía tener acceso a mis pensamientos y me quedé a cuadros cuando unas alas doradas se desplegaron delante de mí solo para colocarle a la sombra una forma más material. Unos ojos del mismo color de una primavera repleta de campos verdes encontraron los míos.
Fue entonces cuando pude ver las lágrimas de cristal enmarcar un rostro de armoniosas facciones y labios voluptuosos.
Solo por el simple hecho de que existes. Hoy no permitiré que te rindas, Ice.
Por ridículo que suene fue la primera vez que lloré en muchos años. Lloré de una manera que ni siquiera conocía. Como si las cicatrices en mi alma solo se agrietaban entre las alas de aquel ser que se empeñaba en sostenerme.
Hoy estoy segura de que todo fue producto de mi imaginación. No creo en ángeles ni demonios, ni en vida después de la muerte, pero sigo respirando. Mis células se rehúsan a que mi consciencia se esfume. El flujo de energía vital se mueve y ralentiza mi corazón y aquella voz susurrante me retiene cada vez que deseo marcharme.
Hemos construido un lugar propio. A veces le cuento mis sueños, cómo he redescubierto esos mundos perdidos en mi subconsciente. Cómo he vuelto admirar la belleza en las formas delicadas y etéreas de un ser al que aún no le coloco nombre.
Son las 12:00 A.M de un día que dejó de ser importante. Han pasado dos meses más y soy dada de alta. Mis padres agradecen más de la cuenta al pobre doctor que le tocó cargar con mi recuperación. A partir de hoy también continuaré con la terapia aunque en realidad no le encuentre sentido.
Mi madre no me dejará sola y por eso ha traído un diván a mi habitación. Tiene miedo que lo intente de nuevo y no los culpo. Si no fuera por la recalcitrante voz en mi cabeza, quizás lo hubiera intentado de veras.
“Bienvenida de vuelta, Ice, cómo te sientes.”
Repite otra vez con esa cadencia musical y yo hago una mueca mientras me cepillo los dientes.
“Si me dijeras tu nombre sería más fácil tener esta especie de intercambio. Los demás solo creerán que estoy loca, peor aún si saben que estás ahí.”
Escuché su risa. Es un sonido tan hermoso que produce ganas de reír y llorar al mismo tiempo. Como una delicada melodía de piano o el arpa de un afamado artista.
“Las Potestades no tienen nombre a menos que…”
Se hace el silencio y yo frunzo el ceño. Mi cabello ha crecido demasiado en estos meses y me cuesta ver por el abundante flequillo. Decido cortarlo con las tijeras mientras espero su respuesta.
“A menos que vayamos en contra del código. Ten buenas noches Alice, y no cortes tanto tu flequillo, ya eres hermosa tal cual tu generosa alma.”
La tijera se queda a medio camino entre mi mano y el cabello. Tiemblo presa de una extraña emoción y le echo la culpa a los meses en coma el percibir como él ha besado mi mejilla antes de marcharse a nuestro sitio especial. Estoy segura que es “él” por la forma en la que nos hemos conocido. Esa noche, escribo en mi antiguo diario. Esa noche tengo un pequeño rayo de esperanza al que aferrarme.
Espero que esto dure para siempre
Cuando estaba perdido en el frío invierno
Viniste a mí como un cálido día de primavera
🌿🌿🌿
Seúl, 4 de febrero de 2023
Faltan solo días para mi cumpleaños y estoy super ansiosa. Llego a los veintitrés sin saber cómo. Odio la edad biológica y la edad mental cuando realmente cargo con un alma de siglos atrás, hoy más que nunca porque he vuelto al trabajo y mi madre se ha empeñando en que la acompañe a la exposición de arte moderno que se hará en Dongdaemun.
—Ya estás preciosa nena. Deja de hacerle muecas al espejo.
Arrugo el entrecejo. Odio usar vestido y sandalias de tacón. Me siento una payasa envuelta en una especie de disfraz cuando usualmente prefiero los sneakers y pantalones de mezclilla holgados.
—Lo que tú digas. Solo recuerda que socializar no es lo mío.
Mi madre niega antes de rectificar la cinta que ha colocado en mi cabello. El flequillo solo lo ha retocado una profesional cuando fuimos al salón horas atrás. Ahora parezco persona pero realmente esa del espejo no se parece nada a mí.
—Listo, ahora sí está lista mi muñeca. Vamos que papá nos echará la bronca por llegar tarde.
Asiento con una sonrisa antes de tomar mi bolso de mano y encaminarme a la puerta principal de nuestro departamento. Por alguna razón tengo que mirar atrás. Niego con la cabeza.
No es posible, hace meses que no hablamos. Él no ha vuelto a visitarme desde que he comenzado a escribir mi primera novela. Es como si todo el dolor y el cansancio se vertieran en los libros y de esa manera no tuviera la necesidad de alentarme con su mágica voz.
Sin embargo, hay instantes como este, en los que siento su presencia o como si alguien me abrazara en las noches de insomnio y besara mi frente solo para dejarme libre en una tierra donde las tormentas se han convertido en escasos eventos meteorológicos para ser sustituidas por sosegados días de primavera.
—¿Alice?
Pregunta mi madre pues he quedado otra vez en la Luna. Sonrío y me disculpo solo para alcanzar la puerta del pasajero del coche. No consulto las redes sociales. He dejado de hacerlo por ser esa una de las fuentes primarias de mi ansiedad. Mi terapeuta, el señor Min, tiene toda la razón…El futuro va a estar bien, solo debo vivir un día a la vez.
El vehículo en el que viajamos se detiene y las luces sobre Dongdaemun pregonan la última exposición del artista plástico Kim Taehyung. Críticos de arte como el afamado Kim Namjoon, celebridades del mundo de la moda como el influencer Jung Hoseok, el cantante de electro pop Jeon Jungkook o el dueño de Kim’s Restaurant Fest, Kim Seok Jin encabezan la lista de celebridades a las que tendríamos acceso gracias al trabajo de mi madre como publicista y a mi nuevo puesto dentro del departamento de marketing de DreamGlow Entertainment.
—Será una noche inolvidable. Lo siento en la piel.
Mi madre enfatizó recolocándose los delicados mechones que sobresalían del recogido al estilo francés en lo alto de su cabeza. Yo suspiré antes de perderme mentalmente para deambular entre la multitud. Los salones repletos de personas y maquetas parecían más un laberinto que un evento.
Después de varios saludos de rigor a las personas con las que trabajaba me dediqué a seguir el programa que amablemente se podía localizar en cada una de las mesillas auxiliares con forma de columna que habían dispuesto a uno y otro lado de la estancia.
El tema escogido por el artista era la cultura greco romana así que el título Dionysus Party no podía haber sido más adecuado. Una de las especialidades que más había logrado reconocimiento en el amplio currículo de Kim Taehyung era la escultura y por eso no me quedaba duda que la sesión dedicada a esas piezas se robaría la atención de la multitud, incluyéndome.
No tuve que andar mucho más cuando la imponente figura de un ángel de alas doradas llenó mi campo visual. La forma en la que habían tallado la piedra era casi imperceptible, más que una pieza parecía la recreación exacta de un ser que si le dabas la oportunidad en cualquier momento tomaría vida y se personificaría en este espacio.
Estaba ensimismada observando aquellas formas delicadas que vagamente se me hacían conocidas cuando un leve roce en mi hombro izquierdo casi me hizo dar un salto en el lugar.
—Disculpa… ¿Te asusté?
Decididamente estaba experimentando un demoledor deja vu o quizás ya necesitaba ir de regreso a terapia. Aunque ni el propio doctor Min encontraría lógico que yo asociara aquella dulce voz que por meses no había escuchado con la del chico que estaba a solo unos centímetros de mi presencia.
—Pero que maleducado has salido Chim. ¿Por qué no te presentas con la señorita Lee en lugar de asustarla?
El hombre que acababa de llegar no era otro que Kim Kibum, mi jefe en DreamGlow Entertainment y el mecenas del artista que encabezaba la expo en cuestión. Por su parte el chico de la voz con semejante parecido a la de mis ensoñaciones sonrió hasta que su ojos se convirtieron en dos tiernas medias lunas.
—Es cierto, sigo siendo torpe cuando se trata del contacto social. Park Jimin, pero prefiero que me llamen Chim o Jiminnie, la mayoría de las veces.
Una mano delicada llena de pequeños anillos plateados me fue ofrecida y por alguna extraña razón tuve que pensar en la escultura del ángel de alas doradas que nos servía de marco en aquel particular encuentro. Como si el ángel en la piedra y esta persona compartieran una especie de conexión.
Deja de pensar babosadas. Me regañé mentalmente y con timidez acepté su mano solo para darle un ligero apretón y mirar en cualquier dirección que no lo incluyera a él.
—Siendo así te encargo que le enseñes a Jimin la exposición. Es de Busan y acaba de instalarse en Seúl. Será nuestro nuevo jefe de marketing así que aprovechen la oportunidad de conocerse como los futuros líderes de la campaña publicitaria que cubrirá el catorce de febrero.
Creo que a Key, como solíamos llamar a Kibum en la oficina, se le daba de perlas eliminar la paz mental de las personas con sus certeros comentarios. Tragué duro solo para convencerme que seguía en esta dimensión cuando mi jefe se alejó agitando la mano como si tal cosa, dejándome a sola con un curioso Park Jimin que contemplaba la escultura como quien ve a un semejante, y en serio la situación no podía ser más rara. Su parecido con aquel ángel solo me inquietaba y estaba a punto de inventarme una insulsa excusa cuando su voz me volvió atrapar.
—No necesitas pensarlo tanto Ice. Sigo siendo yo, solo que en la cárcel de carne y hueso que es el ser humano.
Juro que no me desmayé solo porque la adrenalina en mi torrente sanguíneo lo impidió. No había una sonrisa, no había un rastro de duda o siquiera un ínfimo indicio de que ser una equivocación y fue como si el resto de las personas alrededor desaparecieran para reconocer en los ojos color primavera de Park Jimin la mirada de aquel ser que de cierta manera me había ayudado a seguir adelante.
—¿Nosotros? ¿Es que acaso?
—Alice querida, no sabía que estabas en compañía de alguien ¿Quién es el apuesto joven?
Para colmo de males mi madre hacía acto de presencia solo para conseguir que el incendio en mis mejillas adquiriera mayores proporciones. El chico que se había presentado como Park Jimin y que solo apodaba como “él” le correspondió el efusivo saludo y con un gesto despreocupado se retiró el cabello rojizo que le enmarcaba la frente solo reforzando el atractivo que ya estaba haciendo estragos en mi madre.
—Somos amigos por Internet y recién nos vemos cara a cara. ¿No le parece increíble?
¡Amigos por Internet! Internet astral o qué rayos era eso. No podía creerlo y mientras mi madre se dejaba seducir por él yo contaba las ineficaces armas con las cuales podría aclarar mi mente. ¿Lo ángeles existen? ¿Por qué este chico parecía saber más de mi misma en lo últimos meses que cualquier otra persona y por otra parte cómo era posible que estuviera sucediendo algo así?
“Las potestades no tienen nombre a menos que…”
Parecía que el click en mi memoria había sido oído por él porque sus ojos se iluminaron de una manera extraña en el segundo que llegué a aquella realización. Por romántico que sonara, Jimin no era del todo humano. Era la criatura que me había rescatado ese día en el metro y la razón por la que continúe escuchando sus consejos susurrados o recibiendo aquellos abrazos que ahora sabía llevaba su nombre.
—Creo que Alice necesita un poco de aire. Te has puesto pálida de un momento a otro ¿Quieres que te acompañe afuera?
Mi madre volvió a servir de interruptor. Sinceramente no supe cómo hacer aquello hasta que ya me encontraba negando para tomar la muñeca firme de él y arrastrarle al balcón de la segunda planta de Dongdaemun. Allí las luces de la ciudad y el cristal de las paredes reflejaban un pequeño universo en sus orbes. Unos que solo creí posible en el mundo de los sueños o quizás nunca estuve ahí. A esas alturas no sabía qué pensar.
—Ice, antes de que me grites por no haberme comunicado en meses, quiero que sepas que no he dejado de pensar en ti. Nunca lo he hecho desde que me fuiste asignada…y puede…puede que no comprendas siquiera la mitad de lo que estoy tratando de confiarte pero para nosotros es difícil aceptar la humanidad. Yo he renunciado a la mitad de mi castigo solo porque tú me necesitas y… nunca he sido más feliz que en esas ocasiones en que estuvimos juntos en el Limbo. No sé cómo le denominan los humanos a este sentimiento. De hecho yo no sabía lo que era eso antes de ese día que decidiste ignorarme y terminar frente a esa cosa que llaman metro. Nunca tuve que batallar tanto por un alma y en serio no me arrepiento. Convertirme en tu Guardián ha sido la mayor de las bendiciones. Me preguntaste una vez si podía decirte mi nombre. En aquel entonces solo era una Potestad encargada del destino de su protegida. Hoy solo guardo la mitad de mi condena. Hoy necesito que mi Alice me enseñe lo bella y efímera que puede ser la humanidad.
Juro que no encontraba cómo mantenerme en pie mientras las lágrimas me abrazaban las mejillas. Era una especie de sueño mítico donde ese ser que llamaban ángel de la guarda se hacía realidad. Un amanecer en medio de la penumbra, una tormenta de ojos tan grises como los míos o simplemente el hecho de que las oportunidades hablaban de agradecimiento.
Yo estaba perdida en aquel invierno eterno, yo apostaba todo por morir de una vez. Nunca pensé que la muerte fuera otra puerta, una detrás de la que estaba el amor incondicional de mi propio ser de luz.
🌿🌿🌿
Quiero que seas más feliz
Cada vez que tropezaba y caía
Tú que extendiste tu mano hacia mí
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Notas:
*Ágape: Es el término griego para describir un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el que el amante tiene en cuenta sólo el bien del ser amado.
*Potestades: son entidades angélicas que forman parte, junto a las Dominaciones y las Virtudes, de la segunda jerarquía angélica. Las potestades permanecen en nuestro plano finito de realidad, y se encargan de mantener el equilibrio cósmico, las leyes físicas. Se les ha denominado por ello "custodias de las fronteras", en tanto que vigilan los márgenes del mundo espiritual con el mundo físico.
*Limbo: popularmente se entiende como un sitio «al que las almas van».
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