Cristal y sus tres hermanos menores vivían en paz en el enorme castillo de Lutterhalf, residencia de los reyes de dicho pueblo, quienes escondían un gran secreto.

Su vida había sido bañada de riquezas y más poder con el pasar de los años, por lo que cuando la mina del pueblo, la cual se encargaba de proporcionar una vida digna a los gobernantes, se agotó, la desesperación llenó sus cuatro paredes.

Solo había una manera de cambiar el rumbo de su vida de una llena de pobreza y vergüenza, por una esplendorosa y rica, como siempre debió ser. La hija mayor será coronada dentro de poco, y solo un compromiso con un rey poderoso, salvaría sus bolsillos. Entregar a la primogénita a una vida cargada de sufrimiento y obligaciones no estaba en sus planes de los grandes monarcas, sin embargo, no había otra opción.

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