➳ extra IV
Serafine escuchaba con atención a su entrenadora, dentro de unos minutos tendrían que jugar el último partido que definiría si su secundaria pasaría a las nacionales.
Estaba nerviosa, a pesar de quejarse de aquel deporte, le había tomado mucho cariño y no quería decepcionar su equipo.
- Bien chicas –hablo Yoko- Es momento de demostrar de lo que somos capaces.
Algunas asintieron y otras gritaron en respuesta.
La pelirroja salió del vestidor acompañada de su equipo y entrenadora, al llegar a la cancha prepararon todo mientras veían como las gradas de la cancha se iban llenando de público.
- ¿Nerviosa, Seki? –se burló el líbero del otro equipo.
Serafine alzó una ceja interrogante, no la recordaba de nada a aquella chica de pelo negro como para que la hablara con tanta confianza, además de interferir en su camino a los baños.
- ¿Y tú eres...? –preguntó fingiendo interés.
- Púdrete Seki –gruño y la golpeó en el hombro al pasar- Limpiaré el suelo contigo.
- Como digas –bostezó y la miró burlona- Oh, ya te recuerdo.
La azabache se giró mirándola con el ceño fruncido, esperando a que hable.
- ¿Tú no eres la imbécil a la que le partí la nariz? –sonrió altanera- Me da risa que creas que puedes "ganarme" en un simple partido de vóley... Por cierto ¿Cómo te va en tu nueva secundaria?
- Te mataré –ladró enojada.
Nyoko se acercó dispuesta a golpearla, pero una mano en su hombro la detuvo abruptamente por la fuerza ejercida en su piel.
- Eres ruidosa, apártate –dijo el peliblanco empujándola a un costado.
- ¡Sera!
- Adiós –dijo la pelirroja y se dio vuelta para ignorar a aquel grupo.
Los hermanos Haitani la miraron ofendidos, Ran corrió a su lado y la abrazó por los hombros para evitar que se aleje.
- Vinimos a verte jugar y así nos pagas –señaló Mocchi.
- Nunca se los pedí –dijo aparentando que no le interesaba.
Aun que Serafine estaba feliz de ver a los chicos de Tenjiku, hace una semana que habían salido de la correccional y ya los extrañaba.
- Trajimos bebidas para luego del partido –se unió Kakucho.
- Izana tuvo la idea de venir a verte –comentó Mucho.
El mencionado se tensó en su lugar y pateó suavemente al soplón para volver a retomar su camino hacia la cancha.
- De acuerdo –sonrió burlona- Andando, dentro de poco empezará.
El grupo siguió a la pelirroja hacia el interior de la cancha, ella les dijo que debían subir hacia las gradas, más el par de hermanos se negó y la acompañaron hasta la banca. Mientras, la generación S62 se sentaba en primera fila para ver a la chica, ocasionando que el público se pusiera nervioso y se alejara por las intimidantes presencias de esos ex pandilleros.
- Seki ¿Quiénes son ellos? –preguntó su entrenadora seria.
- Sus novios –respondieron los Haitani.
- Mis novios –siguió el juego.
Ran sonrió y enredó su trenza alrededor de su dedo, a su vez, Rindou sentó obligatoriamente a Serafine en la banca y comenzó a peinarla, el chico no sabía si hacerle una trenza o una coleta alta, más prefirió hacerle un moño apretado en lo alto de su cabeza, dejando unos cuantos mechones sueltos; a su criterio, la Seki debía estar cómoda mientras jugaba pero también debía ser la más linda del lugar.
- Ugh –soltó Yoko- Vayan a posicionarse, en cinco minutos empieza.
- Gracias Rin-san –sonrió la ojirosa- Creo que deberían ir con los demás.
- Ni lo sueñes –se negó Ran.
Los hermanos se voltearon y, sin saber de dónde o cómo, se colocaron una chaqueta con los colores y nombre del equipo, además de ponerse lentes de sol, y Rindou complementó su atuendo con una gorra.
- Okey... -alargó la última vocal y se alejó para posicionarse en la cancha.
Al comenzar el partido, se podía oír las indicaciones de Ran desde la banca, aun cuando no sabía nada de vóley, ocasionando que a la entrenadora le entraran ganas de golpearlo.
Rindou solo observaba y de vez en cuando apoyaba a su hermano, además de darle toallas y agua a las jugadoras, sienod completamente encantador a los ojos de todas las chicas.
Y a lo lejos, se veía como en las gradas la generación S62 alentaba a la pelirroja. Mocchi hacía sonar fuertemente una trompeta de plástico, Mucho tocaba un tambor del grupo musical, Madarame movía desinteresadamente una banderita con el nombre y colores del equipo, Kakucho tenía una gorra del equipo y aplaudía de vez en cuanto para alentar, e Izana solo se cruzó de brazos y piernas a ver el partido tranquilamente mientras tenía una gorra igual a la del ojirubí.
Y Serafine no podía estar más que feliz de verlos ahí apoyándola, los apreciaba demasiado y ganaría ese partido para ellos.
Spoiler: si ganaron y Serafine se burló en la cara de Nyoko.
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