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꒰ ͜͡➸ Capítulo 7

Al día siguiente de haberse encontrado con el presidente de la ToMan, los adolescentes se dirigieron a clases en sus respectivas secundarias.

Raiden y Takemichi mantenían una conversación aburrida en el salón de clases cuando unos ruidos que provenían del pasillo llamaron su atención. Poco después, dos cabelleras rubias se asomaron por la puerta.

- Oh... aquí están -dijo Mikey logrando sorprenderlos- Takemicchi, Den-kun... vayamos a jugar.

Los dos se miraron igual de confundidos y lo comenzaron a seguir, para ver a varios estudiantes de tercer año tirados en el suelo.

- ¿Qué es todo esto? -se atrevió a preguntar el pelirrojo.

- ¿Te refieres a toda esta basura? -dijo el de tatuaje- Ellos me hicieron enojar, así que los noquee. Todos hagan una línea justo aquí boca abajo.

- ¿P-para qué haces eso, Draken-kun?

- Para esto -sonrió.

Los dos líderes comenzaron a caminar sobre las espaldas de esos estudiantes mientras conversaban sobre darle una paliza a otros pandilleros que se pasaban de listos, mientras los otros dos siguieron su camino por el costado.

Al llegar a la entrada Mikey intentaba llevárselos a dar un paseo pero la voz de una pelinaranja interrumpió la atmósfera.

- ¡Esperen!

- ¡¿Hina/Tachibana-san?! -dijeron al unísono.

- Lo siento Hina, hoy estaré ocupado... -intentó disculparse su novio.

Sin embargo, la adolescente ignoró lo dicho por su pareja y abofeteó al rubio más bajo, dejando en shock a todos los presentes.

- Vámonos, Takemichi-kun -lo tomó de la mano para alejarlo- No tienes que hacer lo que ellos te digan, yo te protegeré.

- Oi, te voy a matar perra -Draken impidió que la pareja se fuese tomando de la muñeca a la chica- ¿Cacheteas a alguien y solo dices "nos vemos luego"? No me hagas reír.

- ¿Qué parte de esto es una broma? -respondió- Entrar a la escuela y forzar a alguien que vaya con ustedes, no es algo que un amigo haría. Hace tiempo que Takemichi-kun vuelve con heridas, si es culpa de ustedes, no los perdonaré.

El Hanagaki agarró el hombro del más alto para que este soltara a su novia, él estaba determinado a no huir más y que ya nadie lo proteja.

- Déjala ir -susurró y volvió a repetir, pero más fuerte- ¡Quiero que la dejes ir, idiota! ¡No voy a perderla otra vez!

¿Perderla otra vez? Que yo sepa nunca terminaron -pensó Raiden viendo la escena- Definitivamente hablaré con Takemichi después de que esto termine.

- Ah... y yo que pensó que podrías ser mi amigo, que mal -dijo el rubio más bajo- Dime... ¿cómo quieres morir?

Lo siento Takemichi, pero ya no me meto en esto, fue un gusto ser tu mejor amigo -pensó el pelirrojo mientras rezaba por el alma del rubio.

- ¿Ahora por qué quieren golpear a Hanagaki? -susurró una voz femenina en su oído.

- ¿¡Serafine!? -gritó sorprendido de ver a su hermana ahí y más con un zumo de piña- ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clases?

- Debería -respondió encogiéndose de hombros- Pero el rascacielos lindo y el chico tierno me secuestraron.

- ¿Cómo fue eso? -preguntó con una gotita en su cien.

- Pues sí, el chiquito entró en clases interrumpiendo al profesor y me dijo que fuésemos a jugar -sonrió malévola- Y quién soy yo para negarme al pedido de un muchacho guapo.

- ¡Oigan, ustedes dos, apresúrense! -les gritó Draken.

- A mí nadie me da órdenes, tótem inútil -respondió con una vena en el cuello- Solo mis papás lo hacen.

- Pobre de tu mamá que tuvo que parirte, tomate asqueroso -sonrió cínicamente al ver que la hizo enojar.

Serafine Seki y Ken Ryuguji mantenían una relación de enemigos sin siquiera quererlo y a la más mínima interacción se dicen groserías.

- Vamos hermana, no le hagas caso -la tomó de la mano.

- No me toques -se soltó del agarre y siguieron al trío de rubios.

Los cinco adolescentes caminaron hasta unas bicicletas que robaron para montarse en ellas, donde el pelirrojo conducía llevando a Draken y el rubio de copete llevaba al otro rubio.

- ¿Tú donde irás? -le preguntó Takemichi.

- En skate -respondió desinteresadamente y mostrando su patineta.

- ¿Acaso sabes andar? -preguntó el de tatuaje con un tono burlón- Pensé que eras una inútil.

- Lamentablemente no soy perfecta -limpió un lágrima imaginaria- No puedo subirme correctamente sin un soporte.

Dicho esto, lo tomó de la trenza jalándolo hacia atrás, la ojirosa había hecho eso a propósito para subirse a su patineta.

- Ay perdón, es que eras lo único cercano -rió cuando lo vio enojado- Perro castroso.

- Maldita bruja -siguió.

- ¡Dejen de pelear! -ordenaron el pelirrojo y el rubio de chaqueta negra.

- ¡Él/ella comenzó! -se apuntaron y miraron con enojo al otro.

- Dejen de comportarse como niños -suspiró con cansancio Mikey.

- Exclamó el adulto -susurró la Seki y por primera vez el rubio de trenza la apoyó.

Ahora sí, los cinco anduvieron por un largo rato hasta detenerse cerca de un río. En el camino, descubrieron que el líder de la Tokyo Manji tenía un hermano mayor por diez años, que lamentablemente falleció; además descubrieron la razón por la cual él se interesó en el rubio y los hermanos.

"Tú me recuerdas a mi hermano Takemicchi, él era un chico imprudente que siempre retaba a chicos más fuertes que él a pelear"

"Rafi-chan no dudó un segundo en pararse frente a Kenchin con tal de proteger a su hermano; y Den-kun jamás se apartó del lado de su hermana, aunque fue un cobarde por querer irse rápidamente, pero aún así permaneció quieto sin abandonarla"

Fueron las palabras de Manjiro.

Cuando se bajaron de sus vehículos, Mikey comenzó a hablar sobre la época de pandillas en la cual su hermano fue partícipe, alegando que no merecían ser llamados patéticos.

- Es por eso que voy a crear una era para delincuentes -sonrió mirando al horizonte- Quiero que ustedes me acompañen en esta aventura.

Raiden se emocionó al escucharlo, siempre quiso formar parte de una pandilla y más de la ToMan. A Serafine le emocionó la idea de poder pelear. Y Takemichi pensaba en lo mucho que se había acercado a Manjiro Sano, ahora su misión iba en progreso.

- Tenemos muchos chicos que son buenos peleando -habló Draken- Pero no hay muchos chicos que se enfrente a cualquiera por proteger a los que quieren. Piensen acerca de eso.

Los dos líderes se alejaron cuando finalizaron la charla, dejando a tres adolescentes con sus propios pensamientos.

El Hanagaki sabía que Mikey no era mal chico, por lo que algo lo hizo cambiar en el futuro, pero ¿qué fue ese "algo"? Ahora era su misión evitar que su nuevo amigo cambie. Asimismo, los dos pelirrojos se miraron y asintieron sin decir una palabra para seguir con su plan.

- Oi, Hanagaki -lo abrazó por el cuello mientras caminaban, así evitaba que escapara.

- ¿Qué ocurre Seki?

- Tenemos que hablar Takemichi -siguió su hermano- Te lo diré sin rodeos ¿quién eres?

El rubio se paralizó provocando que los otros dos lo miraran serio, y debía admitir, los hermanos Seki daban miedo cuando colocaban su expresión seria y frívola.

- ¿A-ah? -tartamudeó sin saber qué hacer- Dejen de decir idioteces... soy yo, su amigo, Takemi...

- Eso nos queda claro -interrumpió la ojirosa- Tu cuerpo es el mismo, pero tu mentalidad es completamente diferente.

- Hay días en los que actúas como un puberto idiota -comentó Raiden- Pero hay veces en los que eres un adulto amigable y maduro. Por eso ¿quién eres realmente? Te conocemos mejor que nadie, eres nuestro mejor amigo Takemichi, y sabes que no vale de nada mentirnos porque tarde o temprano lo descubriremos.

- Pero queremos que seas tú quien nos lo digas.

Takemichi había olvidado lo terrorífico que era la inteligencia de los hermanos, era más que obvio que se darían cuentan de su cambio de actitud. Sin embargo, estaba inseguro sobre si decirles o no, no desconfiaba de ellos, pero algo dentro suyo le impedía soltarse por completo.

- Hey -llamó suavemente la chica al verlo agachar su cabeza- Sabes que nosotros somos una tumba ¿no es así?

- Eso mismo -le sonrió el otro ojiceleste- Takemichi, somos hermanos aunque no compartamos sangre, puedes contar con nosotros.

- Gracias chicos -soltó unas lágrimas abrazándolos- Aún no es tiempo, pero cuando esté listo se los contaré.

- No me abraces, me das asco -lo empujó la ojirosa- Sigamos caminando, mamá te ha invitado a cenar ¿vienes, Hanagaki?

Los tres amigos sonriendo siguieron su camino hasta la morada de los Seki, donde una gran cena los esperaba, haciendo que el rubio se sintiera acompañado y amado por la familia de los pelirrojos.

Empero, Takemichi no podía quitarse de la cabeza al adolescente de lentes que pasó junto a ellos por el sendero, jurando que lo conocía de algún lado.


Nota: buenas buenasss ¿cómo andan?

Espero que les vaya gustado la historia ¡no se olviden de votar y comentar! ¡besitos, mil besitos!

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