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꒰ ͜͡➸ Capítulo 6

Debido a un pequeño (gran) conflicto que tuvo la mayor de los Seki con una excompañera de clase de la secundaria Mizo, Serafine tuvo que cambiarse de escuela. En resumen, la chica rompió sus zapatos y los embarró con quien sabe qué, y la ojirosa le quitó a la fuerza los zapatos de los pies, golpeándola en el proceso.

"Anteriormente la maldita me lanzó el bolso por la ventana del cuarto piso, también rompió mi teléfono y mis cuadernos fueron rasgados. Le dije que la próxima vez que se meta conmigo le iría mal, no me hizo caso y la golpee hasta romperle la nariz ¿Quién se cree la perra de hacer lo que quiere sin saber el esfuerzo que pusieron mis padres para comprarme esas cosas?" –fueron sus palabras al director- "Quise ir por las buenas y ella no cooperó, lástima. Y si buscan una disculpa tampoco la tendrán, porque no me arrepiento, y mi mamá me enseñó a no inclinar mi cabeza a cualquiera"

Por lo cual ahora debe despedirse de su hermanito para tomar caminos separados.

- Nos vemos –chocaron puños- A la salida pasaré por ti.

- Es vergonzoso que mi hermana me vaya a buscar –confesó con un sonrojo.

- ¿Me importa?

- E-esta vez... –titubeó por los nervios, tenía que evitar que ella lo viera a la salida de la secundaria.

Raiden había sido elegido para una batalla de apuestas dirigido por Kiyomasa, sabía que a su hermana le molestaba verlo golpeado, pero Serafine nunca pudo hacer nada ya que él siempre buscaba la manera de distraerla y que no buscara venganza.

- Habla carajo.

- ¡No quiero que me busques! –soltó cerrando sus ojos.

-De acuerdo –mintió, la Seki en tan solo unos segundos averiguó las intenciones de su hermano. No dejaré pasar esta oportunidad de golpear al idiota de Kiyo... ¿cuál era su nombre? Bueno, no importa –pensó alejándose de su hermano- Pagará por cada herida que les hizo a los chicos.

Raiden la miró sorprendido, no podía creer lo rápido que aceptó, aunque sospechaba de las intenciones de su hermana. La ojirosa tranquila ingresó a su secundaria con toda tranquilidad para comenzar sus clases.

Luego, en otro sitio, a la hora de salida, el pelirrojo se encontraba parado en medio de un tipo de ring que contaba con más de treinta personas como espectadores. Sus amigos no pudieron evitar que el pequeño Seki combatiera y ahora ellos deben ver cómo lo machacaban.

- ¡Kojima de la secundaria Sakura vs Raiden de la secundaria Mizo! -anunciaron.

El ojiceleste tenía miedo, no le gustaba pelear pero siempre terminaba haciendo lo mismo que sus amigos.

- ¡Muy bien, te partiré en tres pedazos! -le gritó su oponente, provocando que tragara saliva.

Antes de que empezara la pelea, el viajero del tiempo interrumpió, proponiendo un nuevo combate entre "el rey y su esclavo". El Seki no podía creer que su mejor amigo estuviera interfiriendo con tal de defenderlo, a pesar de que las probabilidades de que salga vivo eran nulas, ahí estaba Takemichi Hanagaki, el héroe que lo salvó hace nueve años.

- No te arrepientas luego -dijo el fumador para luego golpearlo en el estómago.

La batalla comenzó en donde el rubio era golpeado diversas veces y su oponente estaba intacto. Sus amigos gritaban asustados por el espectáculo y el pelirrojo sentía culpa por el estado de su mejor amigo. Sin embargo, a Takemichi no le importaban los puñetazos y patadas que recibía, porque no se iba a rendir.

- Aun no... -susurró con sangre escurriendo por su rostro recibiendo otro puño en la cara.

- ¡Es suficiente Takemichi! -le gritó Raiden con lágrimas en sus ojos- ¡Tú de verdad vas a morir!

- Aun no... Esto no puede curar mi corazón de la experiencia de estos 12 años...

- ¿De qué demonios estás hablando? -preguntó Makoto.

- ¡Es suficiente, ya has demostrado suficiente determinación! -rugió Akkun.

- ¡No me voy a rendir! -respondió el rubio- ¡Tengo una razón para no rendirme!

Raiden no comprendía sus palabras ¿12 años? ¿razón para no rendirse? ¿huir? Su mente intentaba crear múltiples escenarios donde esas palabras tomaran sentido, pero no encontraba nada, y solo en una única situación esas preguntas eran respondidas pero le era imposible imaginar tal cosa.

- Kiyomasa... la única manera de que me puedes ganar es matándome -sonrió- Porque definitivamente yo no perderé.

- Traigan mi bate -se enojó el de cicatriz- Voy a matarte a ti y a la mierdecilla roja.

- ¡Qué gran espectáculo! -interrumpió una voz femenina- Y yo en clases perdiéndomelo.

Todos los espectadores giraron su cabeza al inicio de las escaleras para observar la cabellera roja de la Seki. Tardó en llegar ya que no conocía el lugar en donde estaba su hermano, pero al fin lo alcanzó y se alivió de verlo en una sola pieza sin heridas, aunque se angustió al ver al rubio al borde del colapso.

- Nee-san -murmuró sorprendido.

Serafine bajó lentamente las escaleras hasta posicionarse frente a Kiyomasa. Los jóvenes no dudaron en hacerse a un lado al ver el aura impotente y autoritario que desprendía la chica.

- Tú, bastardo maricon, me tienes los ovarios llenos -sonrió cínicamente.

Al terminar de decir aquello, giró sobre su eje en una vuelta para elevar su pie derecho e impactarlo fuertemente en la mandíbula de su ahora oponente.

Cada varón del lugar estaba impresionado, el cuerpo de Kiyomasa voló tres metros hacia atrás dejándolo inconsciente, y probablemente, con una mandíbula rota.

- ¡¿Serafine?! -habló asombrado su hermano. No podía creer que su hermana golpeara así como si nada a alguien.

- Estos idiotas arruinaron la corona -se hizo presente otro personaje- ¿Seguro que están trabajando bien?

- Oe, Hanagaki -se acercó la chica al rubio- ¿Sabes quién es ese chico alto y lindo?

- N-no -respondió tembloroso, ahora la Seki le daba miedo, no conocía esa fase de ella.

- Él es Ryuguji Ken, conocido como Draken, es el vicecomandante de la Tokyo Manji Gang –le respondió Akkun.

- ¿Y el otro rubio tierno? -preguntó al verlo comerse un doroyaki.

- Ni idea.

De repente, los jóvenes se inclinaron en muestra de respeto para saludar juntos con un "Buen día, presidente".

- No puede ser... -susurró el Seki al reconocerlo.

- Maldición Den-Den ¿Me dirás quién es? -cuestionó impaciente, no le gustaba esperar.

- Es el comandante de la Tokyo Manji... Manjiro Sano -respondió aún aturdido de verlo a tan solo unos pasos- Se hace llamar "El invencible Mikey"

- Ah... como el ratón -comentó la ojirosa.

Mientras ellos hablaban en susurros, el tal Mikey se acercó al rubio golpeado, dejando a la pelirroja de un lado por un rato.

- ¿Acaso no conoce el espacio personal? -murmuró cuando vio al más bajo acercar su cara al rostro de su amigo.

- ¿Cuál es tu nombre? -preguntó el Sano pretendiendo no haberla escuchado.

- Hanagaki Takemichi -respondió en el suelo.

- Ya veo, Takemicchi.

- Nosotros no tenemos nada que ver en esto, si encontramos a Hanagaki muerto sabremos por qué -tomó de la mano a su hermano y se estaban por alejar cuando el rubio de trenza la tomó por el hombro para detenerla.

- Mikey no ha dicho que se pueden ir.

- ¿Y tú quién demonios te crees como para ponerme la mano encima? -preguntó con una vena en la frente- Suéltame, rascacielos inútil -y de un manotazo quitó la mano del más alto.

- ¿Te piensan que por ser mujer no te golpearé? -le preguntó el de chaqueta de rombos- ¿Acaso sabes quién soy?

- Inténtalo si puedes, como si por ser mujer fuera débil -le plantó cara- Y me importa una mierda tu pandillita, o quien seas tú o ellos, pero varios de los miembros de su banda atacaron a mis amigos y lo peor es que hirieron a mi hermano, eso no lo tolerare, por lo que no me importa enfrentarme a cien monos con uniforme con tal de defenderlos.

- N-nee-san detente, es suficiente -interrumpió, el menor tenía miedo, estaba desafiando al segundo al mando de la ToMan y podían dañarla- De verdad lo sentimos, Draken-san. Ya no molestaremos más...

- No te disculpes Raiden, no has hecho nada malo -le habló seria y calmada para luego hablarle al rubio de media coleta- Tú, chico tierno, dile a tu perro que se aparte o no dudaré en romperle una costilla para sacarlo de mi camino.

- ¿Cuáles son sus nombres chicos fuego? -Mikey se acercó a los Seki pisando la cabeza de Kiyomasa.

Ella se sorprendió al verlo tan cerca de su cara, por lo que, para bromear, se agachó y juntó la nariz de ella con la de él para responder.

- No suelo decirles mi nombre a desconocidos, pero solo te lo diré porque me pareces guapo -sonrió al ver lo sonrojado que estaba el comandante de la ToMan- Me llamo Serafine Seki.

- ¿Y tú? -Manjiro se separó de ella para dirigirse a su hermano.

- R-raiden S-seki -tartamudeó, no entendía cómo su hermana estaba tan tranquila teniendo en frente a los líderes de la Tokyo Manji.

- Desde ahora somos amigos, Rafi-chan y Den-kun -el Sano sonrió satisfecho y luego se dirigió hacia Kiyomasa para patearle la costilla tres veces y luego dos veces más en la cara.

- ¿Amigos? -preguntaron al unísono sin obtener una respuesta.

- Ahora -se volteó para ver a su segundo al mando- ¿Nos vamos, Kenchin? Las peleas clandestinas son un asco.

- No arruinen la reputación de ToMan -siguió Draken- No se queden ahí soñando despiertos, váyanse.

Antes de alejarse por completo, el comandante se volteó a ver a esos tres individuos que llamaron por completo su atención.

- Takemicchi, Rafi-chan, Den-kun -sonrió a ojitos cerrados- Nos vemos luego.

Cuando el sol se ocultó, el grupo de la secundaria Mizo se quedó en el mismo lugar.

- Que manera más rara tiene de conseguir amigos -comentó la Seki.

Makoto y Yamagishi comenzaron a alagarlos por llamar la atención del líder de la Tokyo Manji, pero de los tres, la única que estaba tranquila era Serafine, mientras que los dos mejores amigos entraban en pánico imaginándose escenarios sobre ser el juguete de un monstruo.

- Son unos idiotas ¿no? -llegó Akkun al lado de la pelirroja y el rubio- Pero ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escuché a esos dos hablando idioteces.

Los tres se mantenían en un banco mientras los demás jugaban a imitar la situación anterior.

- Takemichi, Seki-chan -siguió hablando- Honestamente, iba a apuñalar a Kiyomasa por mí mismo.

En ese instante Serafine se congeló y sus manos comenzaron a sudar, desde que aceptó su nueva vida había dejado de pensar en todo aquello que se basara en muerte, pero ahora escuchó como su amigo planeaba matar a alguien.

- Porque si no pasaríamos todas nuestras vidas como esclavos. Debía deshacerme de Kiyomasa, era lo mejor ¿no creen? –se levantó- Takemichi, es gracias a que te paraste firme contra Kiyomasa allá y, Seki-chan por dejarlo inconsciente, que somos libres de ser esclavos. Estuvieron geniales, gracias.

La Seki no contesto e impactó su puño fuertemente en la cara de Akkun dejándolo varios metros lejos, cerca de donde estaban el resto de chicos.

- ¿Seki? -habló Takemichi- ¿Por qué hiciste eso?

- Jamás ¿me oyeron? -dijo la ojirosa cuando todos la vieron sorprendidos y algo temerosos- ¡Jamás piensen en matar a alguien! ¡No tienen idea de lo que es mancharse las manos con la sangre de otro!

Sus amigos vieron las lágrimas que soltaba. La pelirroja conoce mejor que nadie que una vez que matas no hay vuelta atrás, tenía miedo que ellos se hundan.

- Júrenme... -sollozó- Júrenme que jamás pensarán en hacer algo así... júrenme que sus manos y consciencias estarán limpias hasta el día en que mueran como malditos ancianos... que vivirán felizmente como un puto ciudadano normal...

El grupo de varones la miró comprendiendo el temor. Por lo que todos se acercaron y la rodearon en un gran abrazo dejándola en el centro.

- Lo juramos –dijeron entre risas causando tranquilidad en la ojirosa.

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