꒰ ͜͡➸ Capítulo 4
Hace menos de un mes había nacido el segundo hijo de los Seki, quien fue llamado Raiden. Sus nuevos padres han hecho lo posible para que Serafine se acerque a su hermano o tan siquiera que le hable, pero no hubo avances.
Serafine Seki, quien ya cumplió un año de vida, no ha sido capaz de formular ni una sola palabra, tal vez uno o dos balbuceos, tampoco ha llorado.
En esta nueva vida, estos padres la han tratado con todo el cariño del mundo, jamás se han enojado por algo relacionado a ella, la aman. Esa era su nueva familia, llena de calidez y cariño, pero mientras más amor recibía, más se atormentaba con sus antiguos recuerdos.
"No me hablen con palabras tan dulces y cálidas porque no les creeré ni los amaré"
"No se acerquen y olvídenme"
"Si no hablo ni hago nada, ellos perderán el interés en mí y así podré desaparecer en silencio"
Esos eran los pensamientos de la pelirroja cada vez que los veía intentar algo relacionado a ella.
- ¡Upa! –Kazuma la tomó sorpresivamente entre sus brazos y le besó su cabecita, haciendo que se sonrojara- Tan linda mi princesa... Ahora que estamos solos ¿te gustaría tener una conversación privada sin la furia de tu madre?
Ella se mantuvo callada y solo lo miró a los ojos, no entendía por qué, pero le agradaba la manera a la cual él se refiere a Hana, le parecía... tierno.
- Mi sol –se sentaron en la amplia cama matrimonial y él la acomodó entre sus piernas para quedar cara a cara- Soy pésimo intentando descifrar bebés y no sé qué ocurre –le entregó un peluche de oso y ella comenzó a jugar con este mientras lo escuchaba- Ahora que nació Raiden, mi deseo es que te lleves bien con tu hermanito y no lo ignores, no importa la relación que tengas con nosotros, quiero que Raiden se sienta amado por su hermana mayor ¿Harías eso por mí, bebé?
La menor en su mente procesaba sus palabras. Estos padres la han tratado con todo el cariño del mundo, jamás se han enojado por algo relacionado a ella, nunca renunciaron a la indiferencia de ella y la aman. Esa era su nueva familia, llena de calidez y cariño, pero mientras más amor recibía, más se atormentaba con sus antiguos recuerdos ¿cómo podría ser una buena hermana si no tiene ni idea de qué hacer? ¿o siquiera ser una hija?
- Mamá y papá te aman mucho, lo sabes ¿no? También los abuelos y tus tíos, hasta puedo asegurar que tu hermanito también lo hace... todos te aman Serafine.
Ella escondió su cabeza en el pecho de su progenitor al escucharlo, quería llorar y desahogarse.
No quiere apegarse a esta relación fraternal que puede romperse fácilmente y más cuando esas palabras se las han dicho incontables veces, sin embargo, ahora ¿por qué las palabras de su padre sonaban más fuertes que otras ocasiones? ¿por qué tiene tantas ganas de llorar por esas palabras tan cálidas?
- ¡Llegamos! –se escuchó desde la entrada.
- ¡Estamos en la habitación! –respondió el ojirosa.
La menor de los Seki no sacó su cara del pecho de su padre, sentía que si los veía se rompería en ese instante.
- ¿Qué hacen acostados a estas horas? –regañó Hana acercándose a la cama para recostarse a un lado de su esposo, con Raiden en sus brazos.
- Estábamos pasando tiempo de padre a hija ¿no es así, Serafine?
La mencionada no se movió.
- Hana, me preocupa que no hable –dijo el Seki.
Serafine sintió culpa en su cuerpo, pero ¿por qué? Si supuestamente no quería relacionarse con ellos.
- No importa si no hablas mi niña –tomó la palabra la mujer adulta- Papá y mamá te esperarán, no importa cuánto demores.
La menor con un sonrojo y ojos cristalizados miró su madre para luego posar su vista en su hermanito quien la miraba con unos enormes ojos azules al igual que los de Hana.
Raiden, en respuesta, le sonrió.
Y Serafine al ver esa mirada llena de inocencia y cariño no pudo evitar llorar desconsoladamente en los brazos de su padre, soltando cada preocupación.
- Mamá y papá están contigo Serafine, no hay nada que temer –le dijo su padre dándole palmadas en la espalda.
- Mami... Papi... Den... -habló por primera vez mientras lloraba.
- ¡Habló! ¡Dijo sus primeras palabras! –gritó su padre mientras la alzaba en sus brazos- ¡Mi preciosa niña ha hablado!
- ¡No llores Kazuma!
Ella comenzó a reír abiertamente, sus emociones salieron todas juntas y por fin decidió aceptar su nueva vida.
Todo lo que me atormentaba ha terminado –pensó abrazando a su hermanito- Con el amor y cariño de mis padres y la sonrisa de Raiden... tal vez esta vez, pueda ser feliz.
Nota: buenas buenas ¿cómo andan?
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