꒰ ͜͡➸ Capítulo 3
El alma de lo fue Nava David se encontraba en un limbo. Sentía que flotaba en un gran océano rodeada de algas que acariciaban su cuerpo delicadamente, como si buscaran que ella descansara. Se sentía en paz, pero de un momento a otro su mente comenzó a divagar por todos sus antiguos recuerdos y quería llorar por todas las mierdas que tuvo que sufrir por culpa de su progenitor.
¿Qué pecado cometió para cargar con tal infierno? ¿Acaso nacer mujer es suficiente excusa para herirla? El único deseo de ella fue que su padre la tratara bien, por lo menos recibir un alago o alguna felicitación; que su madre le prepara un chocolate caliente o le deseara buenas noches.
Pero no pudo vivir nada de eso, la única muestra de cariño que obtuvo fue en su lecho de muerte cuando sus compañeros pedían al cielo que no los dejara, y ya de nada sirve, si su vida acabó.
De pronto, una suave brisa le hizo cerrar sus ojos marrones y relajarse, para luego sentir cómo murmullos de varias personas se oían a lo lejos.
¿Qué rayos...? -pensó cuando sintió un jalón.
Su alma ya no se encontraba en un océano tranquilo, sino que en un lugar cerrado y viscoso al cual alguien la quiere sacar a los empujones. Nava no entendía nada.
- ¡Vamos amor! ¡Tú puedes! -esa fue la voz de un hombre.
- ¡Cierra la maldita boca Kazuma! ¡Es tu culpa que yo tenga a este ser dentro mío! -y esa la voz de una mujer adolorida
- ¡Vamos señora Seki, puje! ¡Ya se le ve la cabeza!
De repente, un llanto se oyó y la mente de Nava se paralizó ¿un bebé? ¿era ella quien lloraba? ¿no se supone que está muerta?
En menos de cinco minutos dejó de estar en ese lugar apretado y comenzó a sentir como unas manos la tomaban para dejarla en un lugar suave.
La chica seguía sin entender. Hace no menos de veinte minutos que murió y ahora se encontraba en los brazos de una señora castaña junto a un hombre pelirrojo y ¿por qué a su vista eran tan grandes?
- Es tan linda -sollozó el señor- No puedo creer que sea nuestra.
- Deja de llorar Kazuma -reprendió cansada la mujer- Pero si, es tan linda.
- ¿Puedo ponerle nombre? -pidió el tal Kazuma con carita de perro- Prometiste que si nacía mujer y con pelo rojo yo sería quien eligiera su nombre.
¿Nacer? ¿Quiere decir que la que fue Nava Davis ahora era otra vez bebé?
Ah... reencarnación -pensó mirándolos y con algo de miedo- Leí una vez en un libro sobre esto. Es cuando un alma se trasfiere a otro cuerpo luego de que el anterior muera, pero ¿por qué a mí? ¿acaso no tuve suficiente con mi anterior vida? Y lo peor de todo, nací siendo mujer...
- Una promesa es una promesa -respondió la castaña.
- Yeiii -celebró el pelirrojo- Se llamará...Serafine... Serafine Seki.
- ¿De dónde sacaste ese nombre? No es de origen japonés.
- Es hebreo, significa "fuego ardiente" -sonrió el hombre y besó la cabeza de su pequeña hija- Un nombre perfecto para nuestra princesa de cabellos de fuego.
- Señores Seki, es momento de bañar a la bebé, permítanos -avisó una enfermera.
- Pronto estarás con mamá y papá, mi sol -le habló su ahora madre y con una sonrisa radiante- Eres el mejor regalo de Navidad que nos han entregado.
Con su nuevo nombre, Serafine no comprendía por qué ese matrimonio estaba tan feliz con su llegada ¿qué no están decepcionados?
Luego de una hora, la bebé ya estaba limpia y con su ropita de invierno perfecta para recién nacidos. En su pequeña cabeza se mentalizaba sobre la idea de vivir una nueva vida.
En ese poco lapso de tiempo descubrió algunas cosas: sus padres se llaman Hana y Kazuma Seki; vive en Japón; nació en Noche Vieja, supone que debe ser porque falleció justo ese día; y es la primera hija del matrimonio.
Ahora, su madre le estaba dando pecho para alimentarla y su padre le hacía mimos en la cabeza, seguía sin comprender por qué tanto afecto por su parte, será que ¿así son los verdaderos padres? De todos modos, ella no se podía fiar de ellos, capaz y en unos años más se cansan de ella y la dejan o la golpean por cometer un error.
- Mi niña bonita tiene un gran apetito -sonrio Hana.
- Boop -soltó a su nueva madre de la vergüenza, no se había dado cuenta de todo lo que había estado comiendo.
Serafine estaba confundida, ese matrimonio la veían con tanto amor que no sabía cómo sentirse. Recibía mimos y en ningún momento se oyó una queja sobre ella.
¿Cómo debía vivir de ahora en adelante?
Nota: buenas buenasss ¿cómo andan?
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