꒰ ͜͡➸ Capítulo 24
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Navidad. Un día para celebrar se había convertido en una misión para impedir un asesinato. Y Serafine, por obligación, le habían impedido participar de aquella pelea secreta, pero eso no evitaría que ella se involucre de alguna manera.
Su plan era que Takemichi y Raiden serían los que persuadirían a Hakkai, mientras los restantes acabarían con Taiju. Y ella debería quedarse fuera de la iglesia mientras sus amigos y hermano peleaban, estando atenta a cualquier movimiento de los líderes del tercer escuadrón y en caso de emergencia, intervendría.
- ¡Baji Keisuke! -lo llamó.
El pelinegro se acercó a ella bajo la atenta mirada de los demás, todos estaban con uniforme menos Serafine, quien tenía en sus manos una banda blanca.
- Quiero que portes esta cinta con orgullo y defiendas a tus compañeros. Haz honor a los principios de la ToMan -le dijo atando la banda alrededor de su cuerpo.
Baji le sonrió mostrando sus colmillos y de una reverencia de noventa grados habló.
- ¡Tokyo Manji Gang, vice capitán del sexto escuadrón, Baji Keisuke! -gritó- ¡Sin importar que, correré a directo hacia cualquier obstáculo con tal de defender a mis amigos!
- Bien hecho gatito -acarició su cabeza y le habló en su oído para que nadie más que él escuchara- Kisaki y Hanma creen que me quedaré en casa, pero tanto tú como yo sabemos que no lo haré, yo cuidaré sus espaldas desde fuera.
El de colmillos la miró serio y asintió en silencio comprendiendo su punto. Si sus enemigos la creían fuera de juego, era obvio que cometerían un error.
Tras esa advertencia, Kazutora se sumó a Baji y abrigaron bien a la chica, asegurándose que su protegida no pasara frio.
- ¡No soy una niña! -se quejó sonrojada por la atención.
- No, pero actúas como una -respondió Kazutora con una sonrisa mientras se alejaba con su amigo.
Todos los varones de aquel disfuncional grupo avanzaron hasta la iglesia mientras ella se paseaba por las afueras del edificio para confirmar que todo estuviera correcto. Confiaba en que sus amigos la llamarían en caso de que ocurriera algo imprevisto.
No le quedó de otra que suspirar mientras escalaba lentamente por una de las paredes de la iglesia, se sentó en la azotea con un leve dolor en su brazo derecho mientras balanceaba sus piernas y sus ojos rosas miraban la nieve que caía lentamente sobre su sombrilla de flores.
La azotea era un gran lugar para vigilar todo el perímetro.
Un pequeño sonido llamó su atención por completo, la puerta trasera fue abierta dejando ver a Kisaki y Hanma, el ultimo estaba herido dando señales de que peleó con alguien.
- Vaya vaya -susurró complacida- Mordiste el anzuelo, Kisaki Tetta.
No los detendría, dejaría que ellos piensen que ganaron para luego hundirlos de la mejor manera.
Estaba a punto de bajar para auxiliar a aquel trio de vice capitanes, pero varias vibraciones debajo suyo la detuvieron por completo.
Lo siento mis niños -pensó- Sé que saldrán de esto ustedes tres, pero Den-Den y Hanagaki me necesitan más.
Sus pies corrieron por el techo hasta donde se hallaba una puerta al lateral del edificio, usando algunos métodos bajó despacio e ingresó rápidamente.
Justo vio cómo un banco volaba por los cielos hacia sus amigos. Su hermano y mejor amigo tenían golpes en sus rostros, Hakkai estaba arrodillado, Taiju sin camiseta con una herida superficial en la espalda y Yuzuha estaba completamente lastimada sosteniendo un cuchillo.
Debía detenerla, si ella era la responsable de que el Shiba mayor falleciera, entonces todos sus planes se arruinarían. Pero la figura de Mitsuya sosteniendo el filo del cuchillo impidió que ella realizara alguna acción.
- Esto no es algo para proteger a otros.
- ¡¿Mitsuya-kun?! -gritó el dúo de mejores amigos.
- Déjalo, Yuzuha -le sonrió- Estás cortando mi mano.
- Mitsuya... ¿por qué estás aquí? -cuestionó la castaña con lágrimas en los ojos.
El cuerpo de la Shiba no aguantó más y se desplomó sobre el pelimorado.
- Sera-chan, cuida a Yuzuha por mí -pidió viéndola.
Tras decir eso toda la atención se fijó en la pelirroja, nadie había notado su presencia hasta ese momento.
- Entendido -respondió.
Serafine se acercó rápidamente hasta el cuerpo de Yuzuha para sostenerla por la cintura mientras pasaba el brazo de la contraria por su cuello. Caminó lentamente abrazando a su mayor mientras Raiden y Takemichi la seguían por detrás. La Seki acostó lentamente el cuerpo herido en una banca y con su chaqueta la abrigó, además de comenzar a curar las heridas con un pañuelo que tenía.
- Bien, entonces ahora somos tú y yo -le dijo Mitsuya a Taiju- Hijo de puta.
- ¿Ah? ¿Hablas en serio? ¿Qué pasó con la tregua? -preguntó el mencionado con una sonrisa- No me digas que eres de la escoria que rompe sus propias promesas.
- Cállate -ordenó enojado- Te voy a decir algo más que obvio e importante que eso... Nunca golpees a tu hermana menor, no importa que tan mal se comporte, perdónala con una sonrisa ¡De eso es lo que se trata ser un hermano mayo, hijo de puta!
- ¡Pártele la cara, Mitsuya! -alentó la ojirosa enojada.
La Seki odiaba a Taiju, le repugnaba saber que dejó en ese estado a su hermana menor. Se supone que la relación entre hermanos debe ser fuente de seguridad mutua, de afecto, cercanía y complicidad; si eres su hermano mayor tienes que guiarlo y acompañarlo en todo, cuidarlo de todo mal y apoyar sus decisiones, ser su pilar y confidente, protegerlo a costa de tu propia vida si es necesario. Eso hace un hermano mayor.
Ella acariciaba la cabellera de la castaña quien se encontraba inconsciente, la admiraba y respetaba demasiado, era una heroína para la Seki.
A su lado, su hermano la observaba intentando descifrar sus pensamientos.
- ¿Qué haces aquí, nee-san? -decidió preguntarle- Se supone que deberías estar en casa descansando.
- No me fiaba de Kisaki -respondió mirando la batalla que se desataba entre Mitsuya y Taiju- Sospeché que nos traicionaría, pero no pensé que incitaría a Yuzuha-senpai a hacer esta mierda.
- A la mierda, Mitsuya-kun -susurró Takemichi ajeno a la conversación- ¡Se está equiparando con ese monstruo golpe a golpe!
- ¿Qué mierda estás mirando, Takemichi? -preguntaron a sus espaldas.
El trio que se enfrentó a Hanma se acercó hacia sus capitanes son una sonrisa en su cara.
- ¡¿Están bien?! -preguntó el ojiazul.
- Si, no grites, me duele la cabeza -se quejó Baji.
- Kisaki y Hanma se pusieron en nuestra contra, nos atacaron y Mitsuya nos salvó -dijo Kazutora.
- ¿Me pueden explicar como ustedes tres no pudieron contra el inútil de Hanma? -soltó la ojirosa.
- Nos tomó por sorpresa -respondió Chifuyu apenado.
- Pero ¿qué hace Mitsuya aquí? -preguntó desorientado Takemichi.
- Yo lo llamé -habló Raiden- Así que Kisaki no pudo engañarnos.
- ¡Idiota, arruinaste la tregua!
- El acuerdo de paz no tiene nada que ver con nosotros, nuestro objetivo es mantener a los Black Dragons fuera de ToMan ¿cierto? -se defendió el pelirrojo- Mitsuya-kun es el único que hizo el acuerdo de paz, todo el mundo entenderá si él rompe su propio acuerdo.
Serafine suspiró orgullosa de su hermano y extendió su mano izquierda para impedir que Baji avanzara, el pelinegro quería ir en busca de su amigo par ayudarlo.
- No interfieras -habló calmada- Es la batalla de Mitsuya, tengo otra tarea para ustedes dos.
- ¿Huh? -murmuraron Kazutora y Baji sin entender.
- Quiero que se queden en la puerta de entrada, presiento que tendremos compañía -sonrió maliciosamente- Pueden divertirse golpeando a todo aquel que tenga uniforme de los Black Dragons ¿entendido, Kazu, Keisuke?
Los dos sonrieron entusiastas y corrieron hacia la entrada para salir al exterior y cumplir con aquella orden.
Mientras tanto, el cuarteto observaba la feroz pelea donde los dos contrincantes ya estaban cansados.
- Eres un bastardo duro -elogió Taiju- Me esto cansando, así que ya va siendo hora de que terminemos esto. Cierto ¿Inui?
- El golpe final.
- ¡Seishu! -gritaron los hermanos al ver a su primo golpear en la cabeza a Mitsuya.
- ¡Taka-chan! -llamó a su amigo corriendo en su auxilio.
- Bueno ¿mi información fue de ayuda? ¿valió los cien mil? -bromeó Koko sacando su lengua.
- ¡¿Ahora qué Takemichi?! ¡Taka-chan está...!
- Claro que lo está, golpeé lo más fuerte que pude -dijo el ojiverde apuntando con el fierro.
- ¡Ese es mi Inui! -el décimo presidente de los Black Dragons rio fuertemente- ¡Ahora golpeemos al resto hasta la muerte!
Los tres amigos de ToMan tenían una mirada enojada, corrieron hasta el trio de los Black Dragons gritando.
- ¡¿Qué mierda acabas de hacer, hijo de puta?!
- ¡Adelante mierdecillas! -provocó Taiju.
Serafine se levantó dejando lentamente la cabeza de Yuzuha sobre su bufanda que hacía el papel de almohada, suspiró rendida, parecía que debía apoyarlos en la batalla.
- ¡Esperen, chicos! -ordenó el pelimorado poniéndose de pie con dificultad.
- Estás hecho mierda, Mitsuya -dijo Serafine sosteniéndolo.
Con cuidado lo sentó en una banca, su cabeza estaba sangrando y los incontables golpes que recibió lo dejaron en mal estado.
- Ustedes cuatro, cálmense y escuchen con cuidado.
- Bien -aceptó Takemichi.
- ¿Ahora que hice? -resopló la pelirroja.
- La situación parece inútil, Taiju es una completa bestia y los otros dos probablemente sean jodidamente fuertes -comenzó el capitán del segundo escuadrón- En comparación a ellos, Chifuyu está hecho mierda, Sera-chan tiene un brazo quebrado, Takemichi y Raiden, ustedes son los únicos de nosotros que aún están en condiciones para pelear.
- No me subestimes Mitsuya -le habló Serafine- Puedo pelear, no se necesitan los brazos para luchar cuando tienes piernas, no podré ganarle a Shiba pero si herirlo para darle ventaja a Hanagaki. El que no está en condiciones para pelear eres tú, debes descansar, nosotros nos encargaremos de esto.
- No podemos perder sino algo peor le pasará a Yuzuha -dijo- Incluso podría ser asesinada.
- ¡No te preocupes, Mikey-kun y los otros vendrán a ayudar! -celebró Takemichi- Así que nosotros solo tenemos que aguantar hasta eso, una vez que estén aquí ¡todo se solucionará!
- ¿Llamaste a Mikey? -cuestionó Takashi.
- ¿No lo llamaste tú? -devolvió confundido.
Los hermanos Seki se golpearon la frente por la idiotez de su amigo. Los dos vieron como Takemichi se deprimía en el suelo perdiendo las esperanzas.
- Levántate, Takemichi -pidió Raiden extendiéndole la mano.
- También estoy decepcionado -habló Chifuyu- Pero no tenemos otra opción más que encargarnos de esto.
- No hay manera de que podamos encargarnos de esto -susurró sollozando- ¿Me tengo que enfrentar a esos tres solo?
- No seas imbécil -regañó Serafine- Somos cuatro y ellos tres, podemos dividirnos.
- Yo puedo encargarme de mi primo -sugirió Raiden- Chifuyu de Koko y tú de Taiju.
- ¿Y yo? -preguntaron al unísono Mitsuya y la Seki.
- Ustedes se quedarán atrás, están heridos.
- Ni lo sueñes Den-Den, yo ayudare a Hanagaki para debilitar a Shiba -sentenció- Hakkai, tu irás con nosotros.
- ¿Huh? -soltó si entender.
- Así podrás salvar a Yuzuha -se unió el pelimorado- Sé que Taiju asusta como el demonio y que no eres capaz de pelear, pero aún así te las arreglaste para proteger a Yuzuha todo este tiempo ¡No te preocupes, sé que tienes lo necesario para derrotar a Taiju!
El grito de un rubio llamó la atención de los miembros de ToMan.
- ¡Perdón por quejare demasiado, eso fue realmente patético de mi parte! -dijo Takemichi golpeándose las mejillas.
- No te culpo con esta situación -apoyó Mitsuya.
El cuarteto junto a Hakkai se colocó en posición de pelea, seguirían el plan del pelirrojo.
- ¡Vamos!
Serafine corrió en busca de Taiju mientras Takemichi y Hakkai se quedaron conversando.
- ¡Ven a mi perra! -alentó el Shiba mayor.
La pelirroja se deslizó por el suelo esquivando el puñetazo del peliceleste, pasó por debajo de las piernas del hombre y con su pie derecho pateó la rodilla de Taiju, haciendo que se inclinara un poco hasta el suelo.
- Que lindo te ves debajo mío -repitió la burla del primer encuentro.
La batalla recién comienza -pensó ella.
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