꒰ ͜͡➸ Capítulo 14
- Aquí viene el avioncitooooo -acercó la cuchara a su boca.
- No seas molesta -corrió la cara con un pequeño sonrojo.
Era 10 de agosto, una semana luego de aquella casi tragedia, y Serafine había ido a visitar a Draken luego de que los doctores autorizaran las visitas.
- No solo te preparé comida sino que también me la rechazas -se mostró indignada.
- No te la rechazo -la miró cansado- Solo no quiero que me la des en la boca, puedo hacerlo solo.
- Rechazas mis buenos servicios.
- No sigas.
- ¡Draken-kun! -entraron dos personas por la puerta- ¡Vinimos a verte!
- ¿Quiénes son? -preguntó ella.
- ¡No finjas que no nos conoces nee-san!
- ¿No se están dejando llevar un poco?
La Seki dejó de prestarles atención para meterse a la boca una paleta de sus favoritas, giró su cuerpo en aquel sillón para ver el paisaje mientras oía las quejas de su hermano y mejor amigo hacia el más algo.
De pronto un golpe en su nuca la hizo voltear a verlos.
- ¿Qué te ocurre Ryuguji? -tomó la bolsa que la había golpeado- ¿Ropa? ¿Me estás diciendo pobre?
- No idiota -suspiró y miró al trio- Takemicchi, esto es de Mikey, me dijo que te lo diera.
- ¿Un toppuku? -dijo confundido.
- Es el toppuku que utilizó cuando se unió a ToMan -comentó serio- Es algo tan preciado para los miembros de ToMan como sus propias vidas.
- ¿Por qué me estás dando algo como esto?
- Me dijo que te diga "si es que lo usas o no, depende de ti, pero de cualquier forma, me gustaría que lo tengas" -le sonrió para mirar a los hermanos- Raiden, ese toppuku es el primero que utilicé, cuídalo.
- Draken-kun -lo miró sorprendido- ¡Lo cuidaré con mi vida!
- Serafine, ese es el primero de Pachin -le dio una sonrisa triste- Dijo "Es la única que lo puede portar con honor y orgullo, sé que ella no lo manchará como lo hice yo"
- Es un tonto -habló con un sonrojo.
- Gracias Draken-kun -siguió su hermano- Son unos grandes zapatos para llenar, pero prometemos hacer lo mejor para llevarlos con orgullo, así como ustedes lo hicieron.
El pelirrojo se reverenció haciendo que su hermana copiara su acción.
- Ahora nos retiramos, debemos ayudar en casa -palmeo el hombro del herido cuando se puso recta- Y comete el almuerzo, no prepare comida en vano.
Antes de que ellos dieran un paso más, Draken tomó la muñeca de cada uno.
- Gracias -los miró seriamente.
- Dale la gracias a nuestro capitán Hanagaki -dijo el menor- Sin las advertencias de él, nosotros no hubiéramos actuado.
- Él es el héroe -siguió su hermana.
Los hermanos caminaron hacia la salida dispuestos a irse.
- ¡Hoy iré a la casa de Hina! -gritó el ojiazul en código.
- Salúdala de mi parte -la ojirosa agitó la mano dándole a entender que comprendieron el mensaje.
Volverá al futuro -pensaron los Seki- Como terminó su misión debe asegurarse de que el cambio en 2017 sea positivo.
Takemichi regresó al presente, se extrañó al verse en aquella tienda de CD's, y más cuando en su teléfono no había rastro de la muerte de Hinata Tachibana, tampoco tenía agendado el número telefonico de Naoto, hasta pensó que era un sueño de no ser por la marca en su mano izquierda producida por el cuchillo de Kiyomasa.
- Debo llamar a Raiden o a Serafine -murmuró buscando cualquiera de uno de esos números.
Sin embargo, no pudo cumplir su acción ya que un recordatorio lo distrajo. Una cita en la peluquería de su viejo amigo Akkun era el causante.
Sin esperar más, el pelinegro se aventuró hacia aquel salón con todas las ganas de hablar con su amigo. Grande fue su sorpresa al verlo junto a una Serafine jugando con su teléfono.
- ¡Seki-chan! -la llamó llorando.
- ¿Qué te ocurre Hanagaki? -lo miro extrañada.
- No grites y entra -apresuró Akkun- Espera a que termine de limpiar.
Serafine miraba detenidamente al pelinegro, por las expresiones en su cara pudo concluir que Takemichi había vuelto, eso explicaba las lágrimas y el alivio en su rostro.
- ¿De qué trabajas Seki-chan? -decidió preguntarle entusiasmado.
- Profesora en una primaria -respondió sencilla- Les doy gimnasia a los niños, ya sabes, esas actividades físicas que a nadie le interesa.
- ¿Y Raiden?
- Está estudiando en el extranjero -dijo sin mucho ánimo.
A la Seki no le gustaba mucho esa idea por el simple hecho de que su hermano estaba lejos de ella, en caso de emergencia tardaría demasiado en dar con él.
- ¿Lo logré? -preguntó Takemichi en un susurro.
- Claro que si -le acarició el cabello.
Ella sabía el objetivo de su mejor amigo, por lo que esos doce años estuvo pendiente a Hinata y descubrió que ella se encontraba con vida. Pero a pesar de que la pelinaranja estaba viva, desde hace dos días comenzó con un mal presentimiento, se sentí nerviosa y ansiosa todas las noches, y todo comenzó cuando su hermano no contestó los mensajes.
Serafine quiere pensar que estaba paranoica, pero aquellos años de su anterior vida le decían que confiara en su instinto.
El sonido de un celular los sacó de sus pensamientos.
- Debo irme -avisó Takemichi cuando terminó la llamada.
- Ve a verla héroe -le sonrió su amiga.
El Hanagaki no perdió tiempo y se alejó de aquel local.
- Y-yo tengo que cerrar Seki-chan -le habló Akkun nervioso.
Ella lo miró con una ceja levantada por el cambio drástico, pues hace unos minutos Sendou quería cortarle el cabello a ella y a Takemichi.
El ambiente se había tornado tenso, Serafine lo seguía mirando intentando descifrando sus intenciones, se le hacía completamente raro ese comportamiento nervioso en su amigo.
Aun así, con todas las dudas en su cabeza, ella lo abrazó y le deseó buenas noches, confiaba en él, por lo que se retiró en silencio dispuesta a ir a cenar con sus padres.
- ¿Mamá? -llamo entrando a su antigua casa- ¿Papá?
Cuando ella llegó a la morada de los Seki se sintió ansiosa, las luces de su casa estaban encendidas, pero no había un solo ruido dentro. Se suponía que sus padres la estaban esperando para cenar pero no habían salido a recibirla como de costumbre.
Con un nudo en su garganta recorrió rápidamente cada habitación de su casa buscando a sus progenitores, pero no había rastro de ellos, era como si se hubieran esfumado.
Su desesperación aumentaba, cada pertenencia de Hana y Kazuma seguía en su sitio por lo que descartaba que se hubieran escapado.
- ¿Secuestro...?
El sonido de su teléfono la asustó y atendió aquella llamada inmediatamente.
- ¡Mami!
- Incorrecto -respondieron de otro lado.
Es un hombre -pensó al escucharla- Suena distorsionada por lo que deben estar utilizando algún programa, además puedo oírlo nervioso, hasta puedo jurar que lo están obligando a hacer esta llamada.
- ¿Dónde están? -su tono era frío, uno que no utilizaba desde hace doce años.
- ¿Tus padres? -bromeó un tanto titubeante- ¿O tu hermano?
Tras decirle esa pregunta ella comenzó a sudar frio y sus manos tiritaban.
- ¿Qué es lo que buscas?
- Si los quieres ver, debes ir a la dirección que te pasaré por correo en menos de quince minutos -no la dejó responder y cortó.
Serafine no gastó más segundos y corrió con celular en mano hacia aquella dirección mientras pensaba en miles de escenarios sobre la situación de su familia.
No tenemos vínculo con alguna mafia, me separé de Mikey desde que dejé la pandilla -pensaba jadeando- Ni mamá ni papá, menos Raiden, se relacionan con criminales o tratos sucios, me he encargado de eso... Raiden estaba estudiando en Corea ¿cómo demonios terminó enredado en esto? ¿por qué a ellos?
Sus piernas no pararon de correr y no se detuvieron hasta llegar aquel parque donde había dos autos blancos estacionados.
Sin pensar se acercó al primero.
- ¡¿Hinata?!
- ¿Sera-chan? -la pelinaraja estaba sorprendida.
- ¿Dónde están mis padres? ¿Dónde está Raiden? -preguntó desesperada.
- N-no lo sé... Estoy esperando a Takemichi-kun, desde hace varios meses que no veo a tus padres o a Riaden-kun.
Serafine se alejó de ella y comenzó a recorrer el sitio buscando alguna pista sobre el paradero de su familia.
Un sonido en un maletero la distrajo, provenía del otro auto.
No dudó y comenzó a golpearlo con sus nudillos, estos sangraban y le dolía como nunca, pero no se detuvo hasta ver como este se abrió dejando ver la silueta de sus padres amarrados y con una cinta en su boca.
- ¡Papá, mamá! -los sacó de ese lugar rápidamente.
Sus manos temblaban mientras desataba aquellas sogas y quitaba suavemente esa cinta gris que les privaba el habla.
- Debes irte hija, aléjate de nosotros -la voz de Kazuma era inestable, tenía miedo y se podía sentir desde kilómetros.
- No los dejaré.
- ¡Sera-chan! -Hinata la llamó al ver toda la situación.
- Ayúdame -pidió.
- Deben alejarse de nosotros -Hana temblaba, no podía formular otra oración que no fuese esa.
Sin prestarles atención, las dos chicas tomaron a los adultos para llevarlos dentro del auto de la Tachibana, los llevarían a un hospital para buscar alguna herida.
- ¿Sabes conducir Hinata? Y-yo no siento mis manos, no-no creo poder conducir.
- Si -se subió en el asiento de piloto.
Serafine rodeó el vehículo, pero antes de subirse visualizó una camioneta negra acercarse rápidamente a su posición.
La ojirosa iba a abrir la puerta trasera para sacar a sus padres, pero esta se abrió de un empujón provocando que ella caiga al suelo por la fuerza del golpe.
La camioneta se estrelló y solo vio cómo su madre la había salvado con una sonrisa en el rostro.
- ¡HINA! -un grito desgarrador se oyó detrás.
La Seki no podía moverse aun cuando vio a Takemichi acercarse hacia esos dos vehículos arruinados.
Había visto cómo sus padres eran aplastados.
- Mami... papi... -sollozó levantándose- Por favor, que sea una broma...
Pero su noche no terminaba ahí, no cuando miró hacia el piloto de la camioneta y a su acompañante.
- ¡Raiden! -vociferó corriendo hacia el copiloto, no le interesaba Takemichi o Akkun, solo su hermano menor.
El pelirrojo se encontraba igual que sus padres, amarrado y con una cinta en la boca, Raiden estaba sentado con el cinturón de seguridad apretándolo imposibilitando su salida.
Takemichi miró a sus amigos, los dos estaban completamente heridos con su cuerpo aplastado, sus cabezas no dejaban de sangrar.
- Akkun ¿por qué estás aquí? -preguntó el ojiazul tembloroso.
- Un día me convertí en esto ¿sabes?
El Hanagaki y la Seki lo escuchaban con lágrimas en los ojos, con diferencia que esta última intentaba a toda costa sacar a su hermanito de ese aprieto, pero era imposible, su cuerpo estaba completamente aplastado.
- Ahora soy un de los hombres de Kisaki... Todos los miembros de ToMan ahora son hombres de Kisaki...
- ¿Cómo mierda terminaste así? -habló ella- ¡¿Cómo mierda un barbero terminó siendo parte de la mafia?! ¡Habla Akkun!
- Lo siento Seki-chan -lloró el mencionado- No quería que tu familia se involucrara... pero fueron órdenes, eran ellos o mi esposa e hijo...
- ¡Te pregunté cómo terminaste involucrado!
- Necesitaba el dinero y ellos eran la mejor opción...
- ¿¡Por qué!? -la pelirroja soltaba incontables lágrimas- ¿¡Es por esa deuda que tenías?! ¡¿Por qué les pediste dinero si yo te había ofrecido ayudarte?! ¡Pudiste hacer las cosas bien pero decidiste irte por el camino fácil, maldito traidor! ¡Te odio Akkun, te maldigo a ti y a todos los bastardos que hicieron esto posible!
- Nee-san -ella dejó de prestarle atención a los demás para solo escuchar a su hermano.
- Aquí estoy, Den-Den -se secó las lágrimas y le sonrió- Tu hermana mayor está aquí, yo te sacaré de esto asique no te preocupes, déjaselo a tu nee-san.
- Te amo Serafine -Raiden sabía que moriría, pero no quería irse sin antes decirle eso a su apreciada hermana.
- Deja de decir cosas tan tristes -lo regaño y siguió haciendo fuerza para sacarlo de ahí- Nos iremos a casa para ver un maratón de las películas de "El Padrino" que tanto te gustan, aunque a mí me parecen nefastas, comeremos ramen instantáneo y beberemos soda de naranja como antes... Asique no te despidas, no te atrevas a morir antes que yo.
Serafine era un mar rojo, sus lágrimas se mezclaban con la sangre de su hermano y suya. Su respiración era errática y no escuchaba nada más que a Raiden y su propio corazón que bombeaba rápidamente.
- Gracias por ser mi hermana.
- ¿Qué...?
Sintió un empujón en su pecho que la lanzó unos dos metros lejos del auto.
Su hermano estaba ahí, aun cuando estaba completamente herido, le estaba sonriendo como aquella vez en la cama de sus padres cuando él apenas tenía meses de nacido.
- ¡RIDEN! -se desgarró la garganta cuando esa camioneta estallo prendiéndose fuego- ¡MAMÁ! ¡PAPÁ!
El cuerpo de la pelirroja cayó al suelo apoyándose en sus rodillas, estas dolían al igual que sus manos y garganta.
- ¡No me dejen! ¡Por favor, quédense conmigo! ¡Tenemos que ir a cenar! ¡Saben que no me gusta esperar, asique vamos rápido! ¡Ken los espera!
Serafine se quedó en el mismo sitio gritando durante casi una hora hasta que llegaron los paramédicos para sedarla, ni siquiera prestó atención a su mejor amigo o a Hinata
Ya no le interesaba nada, no cuando sus pilares se habían ido.
- ¡Noticias urgentes! –se oía en los noticieros de todo el país- ¡En la madrugada se han encontrado incontables cadáveres colgados en lo alto de varios edificios, entre ellos se logrado identificar a Kisaki Tetta, el segundo al mando de la ToMan! ¡Aún se desconoce quien fue el autor de estos hechos...!
- Que aburridos –ella apagó la TV- Lo extraño, pero no puedo ver a la cara a Ken, no después de que sabe lo que hice.
Habían pasado diez días de aquel trágico accidente, había perdido no solo al amor de su vida sino que también a su mejor amigo, además de no saber el paradero de Serafine. Y el misterio más grande era quien había sido el causante de la muerte de Kisaki.
Para buscar pistas y con ayuda de Naoto, Takemichi decidió hablar con Draken, quien actualmente se halla en su taller mecánico.
- ¡Draken-kun! -saludó feliz.
- ¿Takemicchi? -lo miró sorprendido, pero después le sonrió- Tanto tiempo sin verte, me alegro de que estés bien.
- Mucho gusto, soy Tachibana Naoto -se presentó.
- Es gracias a él que te pude encontrar -aclaró.
Los tres se sentaron en unos pequeños sillones de aquel taller, dispuesto a conversar.
- Y ¿qué es lo que quieres?
- ¿Cómo es que ToMan se convirtió en esto?
- El estado actual de ToMan es todo mi culpa -frunció el ceño- Porque no pude "detenerlo".
- ¿"Detenerlo"?
- ToMan ¿huh? -se mostró nostálgico- Era agradable cuando éramos niños, corríamos alrededor con un grupo cada vez más grande, metiéndonos en peleas y pateando traseros. Cada día era como un festival... ToMan era todo para mí. Si tuviera la oportunidad de rehacer mi ida, escogería hacerlo todo otra vez de la misma manera, no me arrepiento de nada.
Draken-kun sigue siendo Draken-kun -pensó el ojiazul- No ha cambiado nada.
- No me arrepiento de nada, ni de matarlo -dijo causando que el ambiente se tornara tenso.
- ¿A quién mataste? -decidió preguntar Naoto.
- A Kisaki -mintió.
- ¡¿Qué?! ¡¿Te refieres a ese Kisaki?! ¿¡El de las noticias?!
Draken se levantó y se acercó a Naoto entregando sus manos para que lo esposara. El policía entendió y lo capturó, luego se aseguraría de hacer una investigación más profunda, pues no le creía del todo.
- ¿Por qué te arresta?
- Takemichi, debes irte de Tokyo –ignoró su pregunta.
- ¿Qué?
- Ya intentaron matarte ¿o no? Esa es la razón por la que me visitaste, matar a alguien es como matar una mosca para Kisaki.
- ¿Pero por qué? ¿Por qué están intentando matarme? ¿Qué tenían que ver los padres de Serafine o Raiden? No comprendo -sollozó Takemichi.
- Kisaki admiraba a Mikey -bajó la mirada- Pero en un abrir y cerrar de ojos, esa admiración se convirtió en odio... Kisaki quiere eliminar todas las cosas que Mikey aprecia.
- P-pero ¿y Hana-san...Kazuma-san... y Raiden?
- Los padres de Sera eran como unos padres para todos -sonrió triste- Serafine y Raiden se encargaron de que los conozcamos y ellos nos abrieron las puertas de la mejor manera, su hogar era un refugio para la ToMan, más para Mikey quien los quería muchísimo... Y Raiden era como el hermano menor de Mikey.
- Naoto, no puedo creer que Draken haya asesinado a todos esos hombres y a Kisaki...
- No fue Ryuguji quien los asesinó -aclaró- Él solo está encubriendo al verdadero culpable.
- ¿Qué quieres decir?
- Investigamos a Ryuguji, es imposible que fuese él quien los asesinara, las cámaras de seguridad cercanas al taller muestran que él ha estado toda la noche dentro del local a la hora de los homicidios -lo miro seriamente y frunció los labios.
El dúo se quedó en silencio sin saber el motivo de aquella mentira por parte de Draken.
Takemichi tenía muchas cosas en su cabeza y no sabía por cual empezar. Pero algo tenía en claro, él debía volverse el líder de la Tokyo Manji para detener a Kisaki y así ser capaz de proteger a Draken, Mikey, Hina y a sus mejores amigos.
Debe atacar a la raíz de los problemas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro